6 abr 2008

Marcha por ingrid


Miles de personas marcharon este domingo en varias ciudades de Francia para pedir la liberación de Ingrid.
En la foto, (de Reuters) Carla Bruni, primera dama de Francia, y el alcalde de París, Bertrand Delanoë.
¿Dónde está Ingrid?
PILAR LOZANO, reportera.
El País, -San José del Guaviare, (Colombia) - 07/04/2008;
El pasado 4 de febrero, el ex senador Luis Eladio Pérez se encontró, en un cruce de caminos, con Ingrid Betancourt. Él iba de regreso a casa después de un largo cautiverio y pudo hablar con ella unos pocos minutos. La vio muy demacrada. Ocurrió a pocas "jornadas" de La Paz, punto de cruce en una vasta zona del departamento del Guaviare donde aún impera la ley de las FARC. Desde ese día no hay certeza alguna de lo que ha podido ocurrir a la ex candidata presidencial, secuestrada hace seis años.
Los rumores son muchos y las certezas pocas. El rosario de suposiciones se originó el día de la libertad de Luis Eladio. Manuel Mancera, un cura que anda por estas selvas hace más de 20 años, estaba diciendo misa en La Paz cuando los helicópteros llegaron a por Luis Eladio y tres compañeros más de cautiverio. Cuando terminó el oficio se le acercó un guerrillero y le dijo: "Padre, ore por Ingrid y por nosotros". ¿Por qué?, le preguntó el sacerdote. "Está muy mal", fue la respuesta.
El cura, que tiene un espacio de oración en una emisora regional, convocó a sus oyentes a unirse a la plegaria. El mensaje llegó a oídos de una cadena de radio importante y el sacerdote se convirtió en personaje nacional.
Hace apenas una semana aseguró que las FARC lo habían citado en un caserío muy cerca de San José. "Pensé en Ingrid y me arriesgué", dice. En El Capricho, a mitad de camino, alguien se le acercó y le contó que una noche había llegado Ingrid rodeada de 200 guerrilleros. Iban, le dijeron, en busca de ayuda médica al puesto de salud. Se atrevió a pensar que las FARC estaban buscando un camino para entregar a su rehén y habló en los principales medios del país. Sus declaraciones, unidas a los rumores recogidos por el defensor del pueblo, Volmar Pérez, alentaron la misión médica francesa que espera una señal de las FARC para auxiliar a Betancourt.
¿Está aún Ingrid en el Guaviare, este departamento de 50.000 kilómetros cuadrados que empezó a ser colonizado en 1968? Mientras el Ejército corría también detrás de los rumores, Ingrid pudo ser trasladada justo al otro lado del departamento. La posibilidad de que haya estado a sólo una hora de San José, donde existe una de las más importantes bases antinarcóticos del país, parece imposible. Y si se conoce al menos uno de los puestos de salud de los caseríos, la idea de que hayan acudido allí en busca de ayuda médica para la secuestrada suena ridícula. En La Paz, por ejemplo, no hay medicamentos para leishmaniasis ni hepatitis, males que se aseguraba tenía Ingrid.
Hoy, como reconoce el cura Mancera, nadie puede decir dónde y cómo está Ingrid. Por las trochas y los ríos de la selva se puede salir hacia el sur o al este, hacia la frontera con Venezuela.
Editorial de El Tiempo, 07 de Abril de 2008 -
La fuerza de un rumor
¿Hasta dónde tienen fundamento las versiones sobre Íngrid Betancourt, que han generado tanto
revuelo?
No deja de ser sorprendente la fuerza que ha cogido, entre los políticos locales e internacionales y entre los colombianos del común -no sin amplia ayuda de los medios de comunicación-, la idea de que Íngrid Betancourt estaría, poco más o menos, al borde de la muerte. Al punto de que el presidente francés, Nicolás Sarkozy, decidió enviar un avión ambulancia a Bogotá; Lorenzo Delloye, hijo de Íngrid, anunció en una conferencia de prensa en París que su madre camina hacia la muerte, y el gobierno colombiano prometió despejar el área adonde, presuntamente, llegaría la misión francesa para atenderla a ella y otros secuestrados. Y estas no son sino algunas de las múltiples manifestaciones que informaciones sobre el grave estado de la ex candidata presidencial han generado. Hasta en la marcha del pasado viernes, la gente coreaba "Íngrid, aguanta".
Pero pasan los días y se apilan los indicios que sugieren que todo no pasa de ser un rumor que no se verificó debidamente. Quizá sea cierto, pues es lógico presumir que íngrid no está bien de salud, pero no hay una comprobación sólida independiente.
Hay no pocas sospechas de que los franceses enviaron un avión sin aeropuerto de destino pues, al parecer, ni siquiera tenían el contacto con las Farc para ello -para no hablar de su aceptación-. (¿Otra audacia mediática de Sarkozy, para responder al poderoso clamor galo en favor de Íngrid, mientras su popularidad sigue cayendo en las encuestas?) El Comité Internacional de la Cruz Roja dice desde Ginebra no tener contactos con las Farc para el envío de una misión médica. Al parecer, muerto 'Raúl Reyes', los tenues nexos del mundo exterior con lo profundo de la selva se han roto, mientras fuentes militares colombianas sugieren que ni los comandantes de esa guerrilla se estarían comunicando por radio entre sí. Piedad Córdoba y Hugo Chávez, los únicos quizá con los contactos y la influencia necesarios, están, por ahora, 'quietos'.
Lo que se daba como un hecho la semana pasada -que Íngrid Betancourt se encontraría en estado crítico de salud- y motivó, desde una curiosa salida del Defensor del Pueblo y un decreto presidencial de urgencia hasta docenas de reportes en los medios nacionales e internacionales, es cada día más objeto de especulación.
¿Quién tiene la evidencia sobre el estado de salud de la secuestrada? En el Guaviare, no aparecen más que rumores que nadie ha podido confirmar. No deja de ser raro que guerrilleros la lleven a remotos puestos de salud que deben tener menos medicinas que un enfermero de las Farc, y donde se arriesgan a ser detectados. Se sabe que está enferma, ciertamente; pero cuál es su exacta situación, es una pregunta que parece que solo la especulación se apresuró a contestar. Y tomó la fuerza arrolladora de una bola de nieve.
Un rumor que puede servirle a casi todo el mundo. A las Farc, para chantajear con la urgencia del despeje; al Gobierno colombiano, para seguir desprestigiándolas y adoptar medidas de emergencia, como su anuncio de considerar que el acuerdo humanitario empezaría con la primera liberación (léase, la de Íngrid). Al gobierno francés, para demostrar que está haciendo algo... Y el efecto es llevar al límite la angustia de los familiares.
El solo hecho de que Íngrid y sus compañeros lleven seis y más años secuestrados es ya motivo de urgencia, sin contar con que hay sobradas razones para preocuparse seriamente por su salud. Pero flaco favor le hace a las posibilidades del intercambio humanitario una versión no corroborada convertida en emotiva noticia nacional e internacional, y que hasta ahora es solo eso: un rumor.
editorial@eltiempo.com.co

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