¡Maman y dan de topes!, primero el rating personal y despues....,
La opinión de Federico Reyes Heroles.
El costo de la foto /Federico Reyes Heroles
Publicado en Reforma (www.reforma.com, )19 de agosto.
¡Basta!, grita la gente. ¿Basta de qué? Basta de esta incapacidad de las autoridades para simplemente reunirse a hablar, de coordinarse. Cómo puede ser que la democracia nos trajera esto, se preguntan muchos. La añoranza del autoritarismo merodea. Por cierto, aquello no era el paraíso pero las deficiencias -corrupción, complicidad, etcétera- caminaban desnudas frente a los ciudadanos. Hoy se disfrazan de falsa ideología, de purismo democrático. No que la democracia era la panacea, no pregonaban que lograríamos un mejor gobierno. Farsantes. Mentirosos.
Antes, dicen -lo que quiera decir antes-, tenían las cosas bajo control, ahora es un desgarriate, un desorden. La violencia callejera aumenta, el secuestro nos invade, las calles son territorio del desastre. ¿Democracia? ¿Para qué? Los principales responsables del descrédito de la democracia -ahí están las cifras- son sus beneficiarios. Beneficiarios del acceso al poder, beneficiarios de la pluralidad, beneficiarios del presupuesto, de la nómina. Viven de la democracia. Maman y dan de topes. Ahora resulta que justifican su patética actuación por el ejercicio de la diferencia, de una "visión del mundo", cuando en realidad son pleitos de quinta. No me siento a la mesa a menos que sea "cumbre" (dice Marcelo Ebrard). Nuestros principios nos impiden colaborar con el "ilegítimo". Con su miopía y vanidad están sembrando la semilla autoritaria.
Azules, tricolores, amarillos se reparten los municipios. Qué bueno, viva la pluralidad. Pero esa pluralidad no es razón para no compartir información, para no coordinar policías, para no colaborar en acciones conjuntas. Se les ha olvidado que su principal responsabilidad es para con los ciudadanos no con los colores de su camiseta. Cómo va a ser que me saque la foto, eso iría contra mis principios. No importa que los asesinatos continúen, que los plagios sofoquen las conciencias de millones. Primero va mi "rating" personal, por cierto, cómo van las encuestas. Pero en las propias encuestas ya viene la factura. Seguridad, señores, eso es lo que pedimos, gritan las cifras.
¿Qué impacto tendrá esto en las elecciones del 2009 o las del 2012? El sentido común, pero también las cifras enseñan que el ciudadano premia a los eficaces. La ceguera consiste en pensar que el fracaso del capitán beneficia a quienes quieren sucederlo. Falso. Heredar un naufragio no es buen negocio para nadie. La competencia por el poder se da de todas formas, en una buena condición, con rumbo claro y el velamen lleno o haciendo agua. De hecho los que ambicionan llegar deberían querer un mejor escenario, en seguridad, en energéticos, fiscal, en lo que sea. Pero no es así, el fracaso de Calderón en seguridad no le da mayores ventajas a AMLO -por cierto cada vez más remotas- o a Ebrard. Si el PRD de verdad quiere ser una opción electoral fuerte más vale que arregle su desastre interno, que dejen de ser los campeones de las clausuras, que la inseguridad en la capital disminuya para que el jefe de Gobierno sea campeón. Pero Ebrard no lo logrará si no se coordina con los gobernadores aledaños y por supuesto con las autoridades federales.
Los incentivos de las democracias no deben de ser al fracaso del adversario, negativas, sino al éxito propio y de los adversarios. Fox quiso acabar con el PRI, era su obsesión. Después decidió eliminar a AMLO. Resultado: el PAN estuvo a nada de perder la Presidencia. El PRI se dedicó seis años a bloquear a Fox y esa estrategia lo llevó a su peor derrota histórica. Los seguidores de AMLO están ofuscados con el presidente Calderón y todo indica que regresarán al triste tercer lugar, 20 puntos por debajo del PAN y del PRI. ¡Vaya éxito! Si siguen con el jueguito de la ilegitimidad del Presidente, de tomar las calles un día sí y otro también, de torpedear toda reforma, terminarán entregando el poder. No lo digo yo sino las necias cifras. Síganle. Ya sólo faltan 11 meses para la elección y la caída no se detiene.
De dónde viene el desánimo por la democracia, la respuesta es clara. Proviene de esa vocación perversa y suicida de algunos políticos encumbrados que nos perjudica a todos. Fox se tardó tres años en aceptar la foto con la dirigencia priista y lo único que logró fue retrasar los acuerdos. Su infinita vanidad le costó muy caro a México. María Elena Morera lo ha puesto muy claro, no nos den la foto, pero reúnanse, abóquense al problema, gobiernen. No es un capricho de México Unido contra la Delincuencia sino un mandato de ley. El deterioro de la seguridad en el área metropolitana es el peor negocio para las ambiciones expresas del jefe de Gobierno. Su flamante secretario de Seguridad ha dicho que se reunirá con quien sea necesario. Pero el titubeo de su jefe le hace el trabajo más difícil. El deterioro de la seguridad en la capital también es un pésimo negocio para el Presidente y para el PAN. La eficacia federal pasa por la enorme vitrina de la capital.
Pero más allá de cálculos partidarios, el deterioro de la seguridad es terrible para los verdaderos demócratas. La cultura autoritaria asocia seguridad con mano dura. La democracia es atractiva hasta que no toca los bolsillos o la seguridad personal. En ese momento los ciudadanos -allí están los estudios de Przeworski de NYU- por más educados que sean empiezan a pensar en otras opciones, las duras. La generación de la alternancia -municipal, estatal y federal-, los señores legisladores, todos pueden pasar a la historia -gracias a su vanidad e ineficacia- por haber resucitado el ánimo autoritario. Habrá factura con nombres y apellidos. El costo de la foto quedará registrado en los anales de la estolidez.
Publicado en Reforma (www.reforma.com, )19 de agosto.
¡Basta!, grita la gente. ¿Basta de qué? Basta de esta incapacidad de las autoridades para simplemente reunirse a hablar, de coordinarse. Cómo puede ser que la democracia nos trajera esto, se preguntan muchos. La añoranza del autoritarismo merodea. Por cierto, aquello no era el paraíso pero las deficiencias -corrupción, complicidad, etcétera- caminaban desnudas frente a los ciudadanos. Hoy se disfrazan de falsa ideología, de purismo democrático. No que la democracia era la panacea, no pregonaban que lograríamos un mejor gobierno. Farsantes. Mentirosos.
Antes, dicen -lo que quiera decir antes-, tenían las cosas bajo control, ahora es un desgarriate, un desorden. La violencia callejera aumenta, el secuestro nos invade, las calles son territorio del desastre. ¿Democracia? ¿Para qué? Los principales responsables del descrédito de la democracia -ahí están las cifras- son sus beneficiarios. Beneficiarios del acceso al poder, beneficiarios de la pluralidad, beneficiarios del presupuesto, de la nómina. Viven de la democracia. Maman y dan de topes. Ahora resulta que justifican su patética actuación por el ejercicio de la diferencia, de una "visión del mundo", cuando en realidad son pleitos de quinta. No me siento a la mesa a menos que sea "cumbre" (dice Marcelo Ebrard). Nuestros principios nos impiden colaborar con el "ilegítimo". Con su miopía y vanidad están sembrando la semilla autoritaria.
Azules, tricolores, amarillos se reparten los municipios. Qué bueno, viva la pluralidad. Pero esa pluralidad no es razón para no compartir información, para no coordinar policías, para no colaborar en acciones conjuntas. Se les ha olvidado que su principal responsabilidad es para con los ciudadanos no con los colores de su camiseta. Cómo va a ser que me saque la foto, eso iría contra mis principios. No importa que los asesinatos continúen, que los plagios sofoquen las conciencias de millones. Primero va mi "rating" personal, por cierto, cómo van las encuestas. Pero en las propias encuestas ya viene la factura. Seguridad, señores, eso es lo que pedimos, gritan las cifras.
¿Qué impacto tendrá esto en las elecciones del 2009 o las del 2012? El sentido común, pero también las cifras enseñan que el ciudadano premia a los eficaces. La ceguera consiste en pensar que el fracaso del capitán beneficia a quienes quieren sucederlo. Falso. Heredar un naufragio no es buen negocio para nadie. La competencia por el poder se da de todas formas, en una buena condición, con rumbo claro y el velamen lleno o haciendo agua. De hecho los que ambicionan llegar deberían querer un mejor escenario, en seguridad, en energéticos, fiscal, en lo que sea. Pero no es así, el fracaso de Calderón en seguridad no le da mayores ventajas a AMLO -por cierto cada vez más remotas- o a Ebrard. Si el PRD de verdad quiere ser una opción electoral fuerte más vale que arregle su desastre interno, que dejen de ser los campeones de las clausuras, que la inseguridad en la capital disminuya para que el jefe de Gobierno sea campeón. Pero Ebrard no lo logrará si no se coordina con los gobernadores aledaños y por supuesto con las autoridades federales.
Los incentivos de las democracias no deben de ser al fracaso del adversario, negativas, sino al éxito propio y de los adversarios. Fox quiso acabar con el PRI, era su obsesión. Después decidió eliminar a AMLO. Resultado: el PAN estuvo a nada de perder la Presidencia. El PRI se dedicó seis años a bloquear a Fox y esa estrategia lo llevó a su peor derrota histórica. Los seguidores de AMLO están ofuscados con el presidente Calderón y todo indica que regresarán al triste tercer lugar, 20 puntos por debajo del PAN y del PRI. ¡Vaya éxito! Si siguen con el jueguito de la ilegitimidad del Presidente, de tomar las calles un día sí y otro también, de torpedear toda reforma, terminarán entregando el poder. No lo digo yo sino las necias cifras. Síganle. Ya sólo faltan 11 meses para la elección y la caída no se detiene.
De dónde viene el desánimo por la democracia, la respuesta es clara. Proviene de esa vocación perversa y suicida de algunos políticos encumbrados que nos perjudica a todos. Fox se tardó tres años en aceptar la foto con la dirigencia priista y lo único que logró fue retrasar los acuerdos. Su infinita vanidad le costó muy caro a México. María Elena Morera lo ha puesto muy claro, no nos den la foto, pero reúnanse, abóquense al problema, gobiernen. No es un capricho de México Unido contra la Delincuencia sino un mandato de ley. El deterioro de la seguridad en el área metropolitana es el peor negocio para las ambiciones expresas del jefe de Gobierno. Su flamante secretario de Seguridad ha dicho que se reunirá con quien sea necesario. Pero el titubeo de su jefe le hace el trabajo más difícil. El deterioro de la seguridad en la capital también es un pésimo negocio para el Presidente y para el PAN. La eficacia federal pasa por la enorme vitrina de la capital.
Pero más allá de cálculos partidarios, el deterioro de la seguridad es terrible para los verdaderos demócratas. La cultura autoritaria asocia seguridad con mano dura. La democracia es atractiva hasta que no toca los bolsillos o la seguridad personal. En ese momento los ciudadanos -allí están los estudios de Przeworski de NYU- por más educados que sean empiezan a pensar en otras opciones, las duras. La generación de la alternancia -municipal, estatal y federal-, los señores legisladores, todos pueden pasar a la historia -gracias a su vanidad e ineficacia- por haber resucitado el ánimo autoritario. Habrá factura con nombres y apellidos. El costo de la foto quedará registrado en los anales de la estolidez.
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