Comando Jaramillista Morelense 23 de Mayo
COMUNICADO 16
…El pueblo, y más las futuras generaciones, no podrán vivir esclavos y será entonces cuando de nueva cuenta nos pondremos en marcha, y aunque estemos lejos los unos de los otros no nos perderemos de vista y llegado el momento nos volveremos a reunir. Guarden sus fusiles, cada cual donde lo pueda volver a tomar...
(Rubén Jaramillo, 1918).
A los pueblos de Morelos.
A los pueblos de México.
A los pueblos del Mundo.
Al tratar de imponer a toda costa la Alianza por la Calidad de la Educación (ACE), la mafia derechista en el poder removió al México profundo, dando paso a un nuevo oleaje de protestas y movilizaciones populares en defensa de los derechos laborales y sindicales del magisterio nacional, así como en defensa del derecho social a la educación de todos los mexicanos.
El rechazo al proyecto neoliberal educativo, pactado cupularmente entre el gobierno federal y la dirección del SNTE, surgió antes de que dicho proyecto acabara de anclar en la práctica educativa nacional. Y surgió, incluso, desde sectores sindicales aparentemente aletargados, generando la ira del gabinete federal espurio, que no dudó en recurrir a la fuerza del ejército y de los cuerpos policiacos, en un intento por evitar el fracaso de su proyecto y enviar un mensaje intimidatorio a los maestros y, de paso, a otros movimientos sociales y políticos democráticos del país, como lo mostró claramente la brutal represión militar y policiaca de que fueron objeto el magisterio morelense y la población civil de Xoxocotla, Mor., durante los primeros días de octubre.
Pero ni la represiva e ilegal intromisión del ejército en la vida civil, ni la violenta actuación de las policías federal y estatal, ni la desvergonzada práctica corruptora de la cúpula del SNTE lograron contener este ciclo de protestas sociales renacidas en la tierra de Zapata y Jaramillo; ciclo que hoy se extiende a nuevas entidades del país, potenciando el descontento, la organización y la experiencia de lucha social, política y sindical de los trabajadores y el pueblo.
De ahí que miles de maestros, padres de familia y ciudadanos, hayan decidido tomar calles y plazas en Oaxaca, Guerrero, Michoacán, Puebla, Querétaro, Morelos, Cd. Juárez y otros puntos del país, y hayan decidido elevar su protesta en la capital de la República, a fin de detener este nuevo ataque al magisterio y al carácter público, laico y gratuito de la educación, que ahora se pretende subordinar por completo a las necesidades del gran capital e, incluso, degradarla a simple mercancía.
Con la imposición de la ACE se pretende coronar la ofensiva emprendida, desde hace 25 años por los gobiernos neoliberales, contra el cuerpo docente y contra el derecho social a la educación. Ofensiva que ha pretendido privatizar la educación y modificar el perfil, y la función social, del trabajador docente, mediante la instrumentación de criterios y prácticas lesivas, entre las que destaca la supresión en curso de las normales rurales, que por ello se mantienen en esforzada resistencia.
Los maestros saben que la ACE es un proyecto punitivo y excluyente, porque pretende castigar y marginar todavía más a quienes menos oportunidades tienen, a través de instrumentos académicos, estandarizados y homogenizantes, cuyo único fin es el de fomentar el colonialismo interno, así como la competencia y el individualismo propios de la fracasada modernidad capitalista.
Los maestros siguen resistiendo y por eso ahora nuevos sectores sindicales y sociales se incorporan a la lucha contra la ACE, contra la reforma a la ley de ISSSTE, y por la democratización del SNTE, a pesar de la represión y de la grotesca campaña mediática, de satanización y desprestigio, que juntos el gobierno federal y el duopolio televisivo han orquestado en su contra, tratando de difundir la ridícula idea que la lucha del magisterio tiene como fondo el libre tráfico de plazas, cuando dicha práctica es privativa de la dirección del sindicato.
Por eso los maestros de Morelos, y de todo el país, están en condiciones y obligados a seguir avanzando en la lucha por el cumplimiento de sus justas demandas, pues la crisis financiera mundial y la recesión económica de los EE.UU., han evidenciado el agotamiento del modelo de acumulación neoliberal, así como la vulnerabilidad política de los Estados y gobiernos que impuso dicho modelo, abriendo la posibilidad de que la política neoliberal sea derrotada y se produzcan cambios profundos en nuestro país.
No por nada el gobierno mafioso de Felipe Calderón se vio obligado a recular en su proyecto privatizador, frente a las exigencias del Movimiento Nacional en Defensa del Petróleo (MNDP), a pesar del pacifismo bien intencionado y calculado de sus dirigentes. Pero la retirada gubernamental resultó engañosa, porque los legisladores del PAN y del PRI, en complicidad con algunos legisladores del PRD, se reservaron la posibilidad de concesionar lotes extensos de nuestro territorio, para su explotación a manos de particulares, poniendo en riesgo nuestra soberanía; como lo denunció certeramente Andrés Manuel López Obrador, desmarcándose de la izquierda institucional colaboracionista.
Desde luego, las exigencias del MNDP surtieron efecto porque fueron planteadas, en las calles y plazas del país, en el marco de una crisis de legitimidad política del gobierno federal, así como de una crisis económica, alimentaria, energética y de seguridad que ha profundizado la desigualdad, la corrupción y la violencia, a niveles nunca antes vistos, creando condiciones que podrían propiciar nuevos estallido sociales, pacíficos y violentos, en nuestro país.
Estas condiciones tienden a favorecer la lucha de las diversas agrupaciones campesinas, sociales y sindicales del país para incidir en la política presupuestaria y acelerar la desarticulación del modelo neoliberal; pero se requiere que la acción política no se reduzca a la sustitución de un modelo de acumulación capitalista por otro, ni a la renovación y fortalecimiento del Estado de la Avaricia.
La acción política debe acotar y subordinar al capital (sin perder de vista que la meta es suprimirlo), a la par de ir creando un modo digno y justo de producir y reproducir nuestra existencia humana, a través de proyectos comunitarios, autonómicos y autogestivos, que -ciertamente- apenas servirán para paliar nuestras necesidades básicas, pero nos permitirán ir construyendo nuevas relaciones políticas, hasta consolidar un nuevo poder del pueblo y para el pueblo.
Pero no olvidemos que los varones del capital jamás se quedan con los brazos cruzados ante la posibilidad de perder sus privilegios. Y que, con todos los recursos a su alcance, reorganizan y capacitan a sus huestes -ahora bajo los dictados de la Iniciativa Mérida- para reprimir a los movimientos sociales y políticos, y evitar su crecimiento y articulación.
Esta realidad nos ha obligado, desde hace tiempo, a impulsar la organización de la autodefensa popular, a detectar y combatir la infiltración policiaca y, al mismo tiempo, a desarrollar capacidad militar para difundir nuestras propuestas o para frenar la impunidad gubernamental y devolver algunos de los golpes que los señores del poder han asestado al pueblo por medio de sus cuerpos policiacos, fuerzas armadas y grupos paramilitares al desaparecer, asesinar, torturar o encarcelar a luchadores sociales o a militantes de organizaciones revolucionarias armadas.
Asumimos que la revolución social profunda no se reduce a la organización de un acto único, excepcional y violento, del cual resurge la patria, liberada repentinamente de todas sus cadenas; la revolución social es una actividad práctica transformadora y permanente, que va quitando cadenas y superando cautiverios, y cuyo espacio propio es el de la cotidianidad y el de la construcción de relaciones verdaderamente humanas; la revolución social es una actividad libre, consciente y voluntaria que no promueve la guerra que se puede evitar, pero que no elude cobardemente la guerra inevitable.
Por ello llamamos a fortalecer la resistencia y la lucha social y magisterial, así como la lucha popular por la realización práctica y cotidiana de un nuevo proyecto de nación: elevando nuestro nivel de organización y de conciencia, reorientando nuestra práctica cotidiana con base en los principios y las metas revolucionarias, impulsando la articulación fraterna y solidaria entre individuos, organizaciones y movimientos sociales diversos, y elaborando estrategias que nos permitan recuperar y defender las conquistas históricas y sociales del pueblo mexicano.
COMANDO JARAMILLISTA MORELENSE 23 DE MAYO
CJM-23M
¡¡¡CONTRA EL NEOLIBERALISMO, EL PODER POPULAR!!!
¡¡¡POR EL SOCIALISMO: VIVIR, LUCHAR, VENCER!!!
¡¡¡SER PUEBLO, HACER PUEBLO, ESTAR CON EL PUEBLO!!!
TENDENCIA DEMOCRÁTICA REVOLUCIONARIA - EJÉRCITO DEL PUEBLO
TDR-EP
Campamento Revolucionario, estado de Morelos, a 24 de octubre de 2008.
COMUNICADO 16
…El pueblo, y más las futuras generaciones, no podrán vivir esclavos y será entonces cuando de nueva cuenta nos pondremos en marcha, y aunque estemos lejos los unos de los otros no nos perderemos de vista y llegado el momento nos volveremos a reunir. Guarden sus fusiles, cada cual donde lo pueda volver a tomar...
(Rubén Jaramillo, 1918).
A los pueblos de Morelos.
A los pueblos de México.
A los pueblos del Mundo.
Al tratar de imponer a toda costa la Alianza por la Calidad de la Educación (ACE), la mafia derechista en el poder removió al México profundo, dando paso a un nuevo oleaje de protestas y movilizaciones populares en defensa de los derechos laborales y sindicales del magisterio nacional, así como en defensa del derecho social a la educación de todos los mexicanos.
El rechazo al proyecto neoliberal educativo, pactado cupularmente entre el gobierno federal y la dirección del SNTE, surgió antes de que dicho proyecto acabara de anclar en la práctica educativa nacional. Y surgió, incluso, desde sectores sindicales aparentemente aletargados, generando la ira del gabinete federal espurio, que no dudó en recurrir a la fuerza del ejército y de los cuerpos policiacos, en un intento por evitar el fracaso de su proyecto y enviar un mensaje intimidatorio a los maestros y, de paso, a otros movimientos sociales y políticos democráticos del país, como lo mostró claramente la brutal represión militar y policiaca de que fueron objeto el magisterio morelense y la población civil de Xoxocotla, Mor., durante los primeros días de octubre.
Pero ni la represiva e ilegal intromisión del ejército en la vida civil, ni la violenta actuación de las policías federal y estatal, ni la desvergonzada práctica corruptora de la cúpula del SNTE lograron contener este ciclo de protestas sociales renacidas en la tierra de Zapata y Jaramillo; ciclo que hoy se extiende a nuevas entidades del país, potenciando el descontento, la organización y la experiencia de lucha social, política y sindical de los trabajadores y el pueblo.
De ahí que miles de maestros, padres de familia y ciudadanos, hayan decidido tomar calles y plazas en Oaxaca, Guerrero, Michoacán, Puebla, Querétaro, Morelos, Cd. Juárez y otros puntos del país, y hayan decidido elevar su protesta en la capital de la República, a fin de detener este nuevo ataque al magisterio y al carácter público, laico y gratuito de la educación, que ahora se pretende subordinar por completo a las necesidades del gran capital e, incluso, degradarla a simple mercancía.
Con la imposición de la ACE se pretende coronar la ofensiva emprendida, desde hace 25 años por los gobiernos neoliberales, contra el cuerpo docente y contra el derecho social a la educación. Ofensiva que ha pretendido privatizar la educación y modificar el perfil, y la función social, del trabajador docente, mediante la instrumentación de criterios y prácticas lesivas, entre las que destaca la supresión en curso de las normales rurales, que por ello se mantienen en esforzada resistencia.
Los maestros saben que la ACE es un proyecto punitivo y excluyente, porque pretende castigar y marginar todavía más a quienes menos oportunidades tienen, a través de instrumentos académicos, estandarizados y homogenizantes, cuyo único fin es el de fomentar el colonialismo interno, así como la competencia y el individualismo propios de la fracasada modernidad capitalista.
Los maestros siguen resistiendo y por eso ahora nuevos sectores sindicales y sociales se incorporan a la lucha contra la ACE, contra la reforma a la ley de ISSSTE, y por la democratización del SNTE, a pesar de la represión y de la grotesca campaña mediática, de satanización y desprestigio, que juntos el gobierno federal y el duopolio televisivo han orquestado en su contra, tratando de difundir la ridícula idea que la lucha del magisterio tiene como fondo el libre tráfico de plazas, cuando dicha práctica es privativa de la dirección del sindicato.
Por eso los maestros de Morelos, y de todo el país, están en condiciones y obligados a seguir avanzando en la lucha por el cumplimiento de sus justas demandas, pues la crisis financiera mundial y la recesión económica de los EE.UU., han evidenciado el agotamiento del modelo de acumulación neoliberal, así como la vulnerabilidad política de los Estados y gobiernos que impuso dicho modelo, abriendo la posibilidad de que la política neoliberal sea derrotada y se produzcan cambios profundos en nuestro país.
No por nada el gobierno mafioso de Felipe Calderón se vio obligado a recular en su proyecto privatizador, frente a las exigencias del Movimiento Nacional en Defensa del Petróleo (MNDP), a pesar del pacifismo bien intencionado y calculado de sus dirigentes. Pero la retirada gubernamental resultó engañosa, porque los legisladores del PAN y del PRI, en complicidad con algunos legisladores del PRD, se reservaron la posibilidad de concesionar lotes extensos de nuestro territorio, para su explotación a manos de particulares, poniendo en riesgo nuestra soberanía; como lo denunció certeramente Andrés Manuel López Obrador, desmarcándose de la izquierda institucional colaboracionista.
Desde luego, las exigencias del MNDP surtieron efecto porque fueron planteadas, en las calles y plazas del país, en el marco de una crisis de legitimidad política del gobierno federal, así como de una crisis económica, alimentaria, energética y de seguridad que ha profundizado la desigualdad, la corrupción y la violencia, a niveles nunca antes vistos, creando condiciones que podrían propiciar nuevos estallido sociales, pacíficos y violentos, en nuestro país.
Estas condiciones tienden a favorecer la lucha de las diversas agrupaciones campesinas, sociales y sindicales del país para incidir en la política presupuestaria y acelerar la desarticulación del modelo neoliberal; pero se requiere que la acción política no se reduzca a la sustitución de un modelo de acumulación capitalista por otro, ni a la renovación y fortalecimiento del Estado de la Avaricia.
La acción política debe acotar y subordinar al capital (sin perder de vista que la meta es suprimirlo), a la par de ir creando un modo digno y justo de producir y reproducir nuestra existencia humana, a través de proyectos comunitarios, autonómicos y autogestivos, que -ciertamente- apenas servirán para paliar nuestras necesidades básicas, pero nos permitirán ir construyendo nuevas relaciones políticas, hasta consolidar un nuevo poder del pueblo y para el pueblo.
Pero no olvidemos que los varones del capital jamás se quedan con los brazos cruzados ante la posibilidad de perder sus privilegios. Y que, con todos los recursos a su alcance, reorganizan y capacitan a sus huestes -ahora bajo los dictados de la Iniciativa Mérida- para reprimir a los movimientos sociales y políticos, y evitar su crecimiento y articulación.
Esta realidad nos ha obligado, desde hace tiempo, a impulsar la organización de la autodefensa popular, a detectar y combatir la infiltración policiaca y, al mismo tiempo, a desarrollar capacidad militar para difundir nuestras propuestas o para frenar la impunidad gubernamental y devolver algunos de los golpes que los señores del poder han asestado al pueblo por medio de sus cuerpos policiacos, fuerzas armadas y grupos paramilitares al desaparecer, asesinar, torturar o encarcelar a luchadores sociales o a militantes de organizaciones revolucionarias armadas.
Asumimos que la revolución social profunda no se reduce a la organización de un acto único, excepcional y violento, del cual resurge la patria, liberada repentinamente de todas sus cadenas; la revolución social es una actividad práctica transformadora y permanente, que va quitando cadenas y superando cautiverios, y cuyo espacio propio es el de la cotidianidad y el de la construcción de relaciones verdaderamente humanas; la revolución social es una actividad libre, consciente y voluntaria que no promueve la guerra que se puede evitar, pero que no elude cobardemente la guerra inevitable.
Por ello llamamos a fortalecer la resistencia y la lucha social y magisterial, así como la lucha popular por la realización práctica y cotidiana de un nuevo proyecto de nación: elevando nuestro nivel de organización y de conciencia, reorientando nuestra práctica cotidiana con base en los principios y las metas revolucionarias, impulsando la articulación fraterna y solidaria entre individuos, organizaciones y movimientos sociales diversos, y elaborando estrategias que nos permitan recuperar y defender las conquistas históricas y sociales del pueblo mexicano.
COMANDO JARAMILLISTA MORELENSE 23 DE MAYO
CJM-23M
¡¡¡CONTRA EL NEOLIBERALISMO, EL PODER POPULAR!!!
¡¡¡POR EL SOCIALISMO: VIVIR, LUCHAR, VENCER!!!
¡¡¡SER PUEBLO, HACER PUEBLO, ESTAR CON EL PUEBLO!!!
TENDENCIA DEMOCRÁTICA REVOLUCIONARIA - EJÉRCITO DEL PUEBLO
TDR-EP
Campamento Revolucionario, estado de Morelos, a 24 de octubre de 2008.
Fuente: Cedema.org
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