27 ene 2010

El equilibrio es Gómez Mont

Columna Estrictamente Personal/Raymundo Riva Palacio
Ruptura en el Olimpo (II y última)
Ejecentral.com, 27 de enero de  2010;
El quiebre en el equipo político del presidente Felipe Calderón es profundo. Lo peor, que se puede agravar. El secretario de Gobernación Fernando Gómez Mont dejó abierta la posibilidad de su renuncia si se hacía la alianza entre el PAN y la izquierda en Oaxaca, lo que llevó a que el líder del PAN, César Nava, a extremar la cautela y adelantar que esa decisión será hasta dentro de un mes, sin que haya nada seguro. Lo que se dio es un parche temporal, como se vienen dando las reparaciones artesanales en el corazón político presidencial, que late a un ritmo de 2012 revoluciones por día.
La sucesión presidencial ya arribó al calderonismo por una puerta sorpresiva, el realineamiento de secretarios dentro del gabinete. Una parte está en el precandidato natural, Ernesto Cordero, secretario de Hacienda, y otra parte se está sumando detrás de la coordinadora de la bancada del PAN en el Congreso, Josefina Vázquez Mota, que no está en el ánimo de Los Pinos. Otros jugadores dudan, rectifican o esperan una mejor coyuntura.
Vázquez Mota es una figura a seguir. Es a quien preferirían los empresarios, quien mejor relación tiene con ellos y sin posibilidades reales en el corto plazo de que Cordero pueda hacerle sombra. Su mejor aliado para ello, el secretario de Economía, Gerardo Ruiz Mateos, no termina de ser mal visto por el sector. Vázquez Mota ha resultado una gran alambrista. Hasta el año pasado contaba con dos apoyos fundamentales en el gabinete: Agustín Carstens, secretario de Hacienda, y Eduardo Medina Mora. A su salida, parecía haber quedado despojada de apoyos. Sin embargo, rápidamente se hizo de nuevos respaldos en esos niveles, algunos inesperados, de acuerdo con funcionarios que conocen el detalle de las alianzas y los reacomodos.
Según esos funcionarios, uno de ellos es el secretario de Comunicaciones, Juan Molinar. Dijeron que tras ver que la tragedia de la guardería ABC de Hermosillo lo iba a perseguir -por haber sido durante su gestión al frente del IMSS la renovación de su permiso de operación-, tomó partido. No por Cordero, sino por su par en el cuarto de guerra durante la campaña presidencial, Vázquez Mota. A su causa, agregaron, sumó al secretario, el de Educación, Alonso Lujambio.
Su percepción, hasta diciembre pasado, era que Lujambio, quien fue integrado al gabinete con la intención de que se constituyera en una opción adicional para 2012, no creció lo que esperaba el Presidente, sino que se fue desdibujando. Decían que Lujambio le había entregado la Secretaría de Educación Pública a su ex secretaria Vázquez Mota, puesto que se había quedado con el mismo equipo de subsecretarios y los nuevos coordinadores habían sido puestos por ella. Sin embargo, en enero cambió.
Lujambio relevó al subsecretario Miguel Székely y del director de la Unidad de Planeación, Jorge Santibáñez, muy cercanos a Vázquez Mota. Székely fue remplazado por Miguel Ángel Martínez Espinosa, quien era secretario de Educación en Jalisco y que forma parte del grupo político del ex gobernador del estado y presidente de la Cámara, Francisco Ramírez Acuña, que está enfrentado con Vázquez Mota en San Lázaro. Santibáñez, quien fue el ariete de Vázquez Mota en la campaña negativa contra la maestra Elba Esther Gordillo, fue sustituido por Francisco Ciscomani, uno de los dos únicos funcionarios que llegaron con Lujambio a la SEP.
La interpretación en los adversarios de Vázquez Mota es que Lujambio, muy cercano a Molinar desde hace años, optó por no jugar el 2012 con la diputada e intentar, una vez más, construir su candidatura presidencial. Este es su año, el del Bicentenario, donde el único proyecto visible que tiene el gobierno federal es el que el secretario de Educación ha puesto en marcha desde esta semana con 155 programas de televisión para discutir México a través de estos dos siglos. Lujambio va a tener que remar muy fuerte y a establecer alianzas dentro del gabinete y del partido, que están repartidas en este momento entre dos precandidatos.
Cordero, el nuevo secretario de Hacienda, era junto con el finado Juan Camilo Mouriño el único del grupo más compacto de Calderón, que gozaba de su plena confianza. A la muerte del principal asesor político del Presidente a fines de 2008, nadie más subió al nivel de Cordero, con quien comenta todo tipo de temas y respeta su opinión, con quien hace vida social familiar los domingos, y a quien le encarga tareas por fuera de sus atribuciones que le son de prioridad. Detrás de Cordero está todo el grupo afín a Mouriño, entre los cuales se encuentra el grupo operador en Los Pinos.
El respaldo es total. Incluso, la construcción de su candidatura la lleva la responsable de imagen de la Presidencia, Alejandra Sota, quien contrató cinco empresas para que vayan posicionándolo ante la opinión pública. Cordero tiene en apariencia un cargo que sólo le generará negativos, pero si en efecto la economía se recupera lo suficiente este año como para empezar a repercutir positivamente en el bolsillo de los mexicanos durante 2011, la apuesta de Calderón por convertirlo en “el secretario del crecimiento”, podrá tener una buena asidera electoral.
En este momento, el realineamiento claro dentro del gabinete se da entre Cordero y Vázquez Mota, y Javier Lozano, secretario deTrabajo, midiendo sus posibilidades. Lozano es, junto con Gómez Mont y después de Cordero, a quien el Presidente más respeta profesionalmente. Carece de buen ambiente en el gabinete, porque siempre luce como el más preparado en todos los temas, fuera de su área, donde pide opiniones el Presidente. Lozano tendrá que esperar que los punteros sufran descalabros, y si no es así, buscar la candidatura por el gobierno del Distrito Federal.
El equilibrio en esta lucha aún sorda lo da el secretario de Gobernación, quien por razones personales ha decidido que la Presidencia no se encuentra en su futuro. Pero el equilibrio se ha debilitado esta semana por el tema de las alianzas. Su amago de renuncia obedece a un compromiso con el gobernador Ulises Ruiz a cambio de su apoyo al aumento de impuestos; si se incumple, el secretario de Gobernación se queda sin palabra y se vuelve un interlocutor fallido. El Presidente no lo puede perder. Un realineamiento en el gabinete es suficiente. Ahora son dos grupos en pugna, y puede venir uno más con Lujambio. Calderón necesita a su árbitro, si quiere que el Olimpo se mantenga unido y con posibilidades de llevar a la victoria a su abanderado en 2012.
rrivapalacio@ejecentral.com.mx

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