4 feb 2010

El Gitano Joaquín Cortés

Joaquín Cortés: “Soy la vanguardia”
Rosario Manzanos, reportera
Revista Proceso # 1735, 31 de enero de 2010
Ha bailado en todo el mundo, y un número recurrente lo obsesiona: el “20” de su trayectoria como bailarín y coreógrafo. Y es que, a decir suyo, en 20 años (la mitad de su vida) ha revolucionado el flamenco hasta universalizarlo y conseguir que todos los creadores lo imiten. Una palabra lo obsesiona también: el “yo”. Y desde su yo gitano Joaquín Cortés despliega en entrevista al personaje que bailará esta semana ensu espectáculo Calé ante el público mexicano que, asegura, saldrá encantado.
El astro gitano de la danza flamenca-contemporánea Joaquín Cortés dice que ya viene siendo hora de que surja otra figura de su talla para que el flamenco siga evolucionando, porque él, como cualquier mortal, “tiene fecha de caducidad”.
Cortés, quien se presentará en la Ciudad de México el 3 de febrero en el Auditorio Nacional con el espectáculo Calé (Gitano), se define como “un visionario” que a pesar de las enormes críticas lanzadas por los puristas ha colocado su estilo de flamenco en todo el mundo, y afirma que hasta sus detractores siguen literalmente sus pasos.
El bailarín, coreógrafo y productor nacido en 1969 en Córdoba, España, asegura a Proceso que no se ha comercializado y explica los vericuetos que sigue en su pasión por bailar y crear espectáculos.
–¿De dónde sale el baile, del corazón o del entrenamiento?
–Sale primero del alma y después de la dedicación de muchas horas al trabajo, muchos años de prepararte técnicamente, estudiando, y luego me imagino que tiene que haber un gran talento natural, porque si no, no podrías inventarte una historia.
–Para muchos de los que se dedican al flamenco ortodoxo, el suyo rebasa la ortodoxia y se encuentra mezclado con la danza contemporánea…
–O con el ballet clásico. Yo creo que hay una escuela española de danza en mi país que se crea con Joaquín Cortés. Está basada en una fusión de estilos que incluye el ballet, la danza contemporánea, el flamenco, que es mi cultura, y la danza española.
–¿Podría hablarme un poco de su formación artística?
–Ha sido a través de prepararme en España con profesionales, y mucho también ha sido de ver a las grandes compañías de contemporáneo, de ver cómo funcionan, sobre todo de estudiar en la academia en España un poquito de contemporáneo y un mucho de ballet, danza española, bailes regionales de mi país y el flamenco, porque es mi cultura.
“En el ballet me formé con grandes profesores que han venido a España y he tenido la suerte de que me dieran clases maestros de todo el mundo.”
–¿Esa influencia fue determinante en definir la manera en la que usted quería moverse?
–Por supuesto, como cuando uno de pequeño aprende a hablar otros idiomas y a la hora de comunicarse lo hace de una manera más universal. Pues es lo mismo conmigo. Tuve la suerte de cultivarme de pequeño con muchas danzas, y a la hora de crecer pude crearme un estilo personal. Me baso en esa formación de todo lo que he estudiado.
–¿Cómo se salta de intérprete a creador?
–Con la necesidad de hacer algo diferente a lo establecido, dejar lo ortodoxo e inventarte algo nuevo, con mucho contenido. Y decir “aquí estoy”. No se trata de una moda pasajera, que monto algo y se acaba, sino que monto obras que le han dado la vuelta al mundo en los últimos veintitantos años. Y además hice la obra española más vista en el mundo, que es Pasión gitana.
–¿Quién le ayuda a hacer el guión de sus espectáculos?
–Todo lo he diseñado yo, todo. Yo soy autodidacta, me invento una idea y una historia y la plasmo. Diseño la producción, todo, todo.
–¿En qué se inspira?
–En la vida en sí, en viajar por el mundo, en gente en la calle. A la hora de inspirarme pueden ser muchas cosas, la soledad, la vida que me rodea.
–El ya fallecido Mario Maya, el gran bailaor de flamenco, decía que usted era un gran bailarín pero que para su punto de vista lo comercial se lo comía. Usted se volvió una estrella que gana mucho dinero...
–Yo discrepo y no puedo debatir con ese señor porque ya no está aquí. Pero yo no creo que si un buen bailarín se hace comercial ya no valga, sobre todo cuando mis obras le han dado la vuelta al mundo. Es el criterio de una persona que ya no está, sobre el de miles de personas alrededor del mundo. En estos años he creado historias que han recorrido el planeta. Es muy difícil decir algo al respecto, Maya es un hombre que ya no está y que me escuchará disentir con él tal vez en la otra vida.
“Porque el buen bailarín está ahí porque es la base, lo creativo está ahí, y yo entiendo que cuando uno se convierte en la referencia en la danza española y se convierte en el bailarín español más famoso del mundo, hay ciertos compañeros que dicen, ‘ya se hizo comercial, ya dejó su carrera de bailarín para hacerse presente en los medios’, lo cual no es cierto, porque yo sigo creando obras y sigo estando ahí, y en el día a día me sigo preocupando por seguir creciendo como persona y como artista."
–¿Cuál es el entrenamiento que lleva?
- Muy duro. Acabo de terminar en Madrid 27 conciertos seguidos con ensayos, más luego, como soy el que dirige, también estoy dirigiéndolo todo, a músicos, a bailarines. Somos más de 40 los que estaremos en México. No sólo son las horas del concierto con el público en vivo, sino que diariamente hay dos o tres horas de limpiar el trabajo, porque uno con los años se vuelve más perfeccionista y quiere que todo salga bien. Ya no te conformas con decir: “¡Huy!, qué bien, la gente está contenta y aplaudiendo de pie”. Muchas veces ha habido espectáculos donde me digo: “Yo hoy me siento que no lo he hecho bien. Me siento mal conmigo mismo porque no me he sentido a la altura”. Creo que por deformación profesional uno sigue ahí, luchando e intentado hacer las cosas lo mejor posible por el bien también del espectador, que al final es el que tiene la razón porque es el que paga y nosotros dependemos de ellos.
“Yo soy gitano”
–¿Cómo hace para no agotarse?
–Yo creo que no te agotas porque se tiene muchísima energía, porque te gusta mucho lo que haces, entonces se nota. Cuando alguien trabaja en algo que no le gusta, pues como que está como estancado, pero cuando haces lo que quieres y encima, gracias a Dios, te va bien, vas por todo el mundo y ganas dinero, pues estás encantado y no paras a pensar en la cantidad de horas, en la cantidad de años que llevas en esto.
–Los espectáculos que usted crea están sostenidos en usted nada más…
–No entiendo.
–Que la gente paga por ver bailar a Joaquín Cortés. Usted es la estrella del espectáculo. El gran bailarín es usted.
–De alguna manera ya me he habituado a eso. Como te decía, es una situación con la que vengo viviendo desde hace 20 años. Sales, haces una obra y es una revolución en el flamenco y en la danza, y todo mundo empieza a hablar de ti.
“Pero cuando llevas 20 años, ya es un tour de force, porque el público mismo te exige más, quiere más de ti. Ya no le parece bien que salgas a bailar dos horas, sino que quisieran que estuvieras cuatro, y entonces pues soy humano, no soy un muñeco ni un robot, vamos, me canso. Pero uno se acostumbra a esa presión y en general aprendes a convivir con ella.”
–¿El flamenco se ha convertido en una forma de baile universal?
–Sí. Yo creo que el flamenco, que es mi cultura porque yo soy gitano, de alguna manera con el tiempo en estos 20 años se ha ido internacionalizado cada vez más. Tal vez mis compañeros habían llegado a algunas partes del mundo, pero ahora hemos llegado a países donde nunca se había visto.
“Claro que la danza española se ha internacionalizado. Hay academias en todos los países, en todo el mundo. Te vas a Asia y hay academias, te vas a Europa y hay más; te vas a Australia, también; en Latinoamérica también, en fin, en África también. Esto significa que un arte que nace en Andalucía, en el sur de España, y forma parte de la cultura gitana, puede convertirse en algo universal.”
–¿Cómo se actualiza el flamenco más allá de García Lorca, de los lunares, las cuevas? ¿Cómo se lo hace un lenguaje actual, contemporáneo?
–Eso es lo que vengo haciendo yo desde hace mucho tiempo, y por eso creo que, independientemente de que pueda tener mucha gente a mi favor, a lo mejor cuando comencé mi primera obra tenía muchos detractores, mucha gente que estaba en contra de Joaquín Cortés y de popularizar el flamenco en el mundo, como hizo Pavarotti con la ópera, y llegar con ella a todo el mundo. Y más allá de lo que hayan dicho esos detractores, yo he sido un visionario, me he adelantado a mi tiempo y te lo digo así, porque casi todas las compañías de mi país imitan a Joaquín Cortés de una manera o de otra.
“Lo que yo hacía hace 20 años era más que criticado y ahora lo hacen todos. Quiero decir que tú me hablas, con todo respeto, de gente maravillosa como García Lorca, del Camborio, de la liturgia flamenca, que habla de mi cultura, de mi estirpe. En el flamenco te puedo decir que en cuestión de danza y música el legado a través de mi estilo propio y personal puede elevarse mucho más y a un nivel altísimo.
–¿Cómo se recibe esta manera de pensar en Granada, entre los gitanos?
–Hombre, yo creo que lo reciben muy bien, porque te digo que hace 20 años criticaban y llegaban a odiarme, y ahora pues a veces personas propias a ese sector purista cerrado y arcaico las ves haciendo trabajos muy contemporáneos. Lo que de mí criticaban lo están haciendo ahora... pero esto es como todo, cuando uno tiene éxito todo mundo quiere copiar ese éxito o quiere vivir de ese éxito, porque es el camino a seguir.
“Tú presentas una obra nueva y tú ves qué compañías y coreógrafos la van a ver, pero como un punto de referencia, para ver por dónde va la tendencia. Tal parece que están esperando a que hagas un montaje nuevo para seguir por ahí, y eso, pues, yo creo que en ese sentido me siento orgulloso, porque como que voy marcando hoy en día, hoy por hoy, hasta que se demuestre lo contrario, que yo soy la vanguardia.
“Hasta que alguien aparezca, y ojalá aparezca pronto, porque no creo que a mí me queden muchos años, y sobre todo porque ya tengo una edad, ya tengo una carrera, 20 años como bailarín, y soy mortal y más tarde o más temprano tengo fecha de caducidad. Pero me refiero a que ojalá Dios quiera que aparezca pronto alguien –un hombre o una mujer– con esa visión que tenía yo hace 20 años, que no creía que estaba todo inventado y que se podían hacer cosas nuevas.”
–¿Cómo inicia un proyecto?
–He montado siete obras, las he iniciado solo en una cafetería tomándome un café y escribiendo en una servilleta de papel con un bolígrafo. Escribo mis ideas y de ahí han nacido los proyectos, y es curioso porque nunca los guardo, no guardo nada, soy un desastre en esa parte. Sería lindo tener ahora los trazos, los apuntes de Pasión gitana.
La creación
–Muchos grupos recurren a la anécdota para sus puestas en escena.
–Es verdad que mucha gente me pide que haga una obra clásica, un drama griego o algo de Lorca, Bodas de sangre, o Carmen. El problema es que ya se han hecho tantas versiones estupendas de Carmen, muchas de Merimée, de Bizet; se han tocado tantas historias, Medea, Fedra, y ahora qué voy a hacer yo con la de Carmen, que seguramente siendo de Cortés sería diferente. ¿Me merece el trabajo de hacer un guión, un argumento? Yo he preferido al día de hoy darle danza pura y música pura al espectador, claro que con un hilo conductor de danza y música y no un guión literario.
“Imagínate ir ahora a montar la Cenicienta y hacerla en versión flamenca fusión. Podría ser original, diferente, cachonda, y con esto quiero decir divertida, diferente, pero hasta qué punto me convencería a mí mismo. En cambio, Calé es una obra que realmente es una retrospectiva de los 20 años de mi carrera. En el ecuador de mi vida, que es ahora que tengo 40 años, quería hacer un balance desde toda mi obra. He intentado como robar la esencia de cada una de ellas y actualizarla con una nueva coreografía, con una música nueva que tú puedas recordarla, aunque sea diferente. En fin, hacer un balance en mi vida profesional como creativo.
“No me digas que a ti te gustaría ver algo así. Para mí no es más divertido hacer algo que han hecho antes, y si no voy a hacer una Carmen como la que hizo Antonio Gades, que era maravillosa, qué caso tiene. Eso de competir por hacer la mejor versión es horrible. No me gusta ese tipo de objetivo artístico.
“Tu demuestras quién eres con lo que haces, con tu legado artístico; yo, con mi legado artístico que es mío, nace de mí y no tiene nada que ver con nadie.”
–¿Usted ha creado su propio vocabulario?
–He inventado pasos, zapateos, ha salido natural de esa preparación que tuve, le doy gracias a Dios y al esfuerzo de mi formación. Con ello me inventé la posibilidad de moverme de otra manera. Es como un chef que se inventa platos. Está todo el día tan metido en la cocina, que al final se inventa platillos nuevos.
“Tengo mi estilo y de repente me dicen que vieron secuencias de movimiento parecidas a las mías y, bueno, vale, hay cosas reconocibles, los movimientos y pasos que ya imitan los compañeros y que son míos.
–¿Qué hay del vestuario? ¿Lo diseña usted?
–Un poco, pero ahí sí me alegro muchísimo de haber tenido creadores como Giorgio Armani, Jean-Paul Gaultier, Domenico Dolce y Stefano Gabbana, Narciso Rodríguez, que son gente que de alguna manera que igual que yo siento una admiración por ellos, ellos han querido colaborar conmigo. En eso también me siento un adelantado en mi tiempo, porque en la primera obra que yo monté fui criticado por usar un diseñador de moda para el vestuario. Y ahora es rara la compañía que no se vista con diseñadores, aunque no sean tan famosos como Giorgo Armani.
“Mira, me he adelantado en eso y en todo el concepto de la puesta en escena, en la iluminación de concepto, como un rock and roll más revolucionario. Cambié tantos conceptos que creo que ahora con el tiempo lo que he hecho es enriquecer el flamenco.
“Porque la cultura lo incluye todo, la moda, el cine, la publicidad, todo va unido, y todo lo que se incluya, por muy mala fusión que se haga, tiene que dar algo bueno o cuando menos diferente. Ese ha sido y es mi norte, buscar la calidad, asumir que no todo está inventado y dicho, y que hay cosas nuevas por hacerse y todo en beneficio de la propia cultura.
–Cuando no baila, ¿qué hace?
–Rara vez descanso. Casi siempre estoy viajando. Me quedo un poco tiempo tranquilo con amigos, con familia, pero casi nunca sucede, casi siempre estoy metido en muchas historias, te metes en proyectos infinitos. Nunca dejo de bailar de una o de otra manera.
“Ven a ver Calé, estoy seguro que te va a encantar, ven y ve lo que he tratado de hacer en esta ocasión. Y si no te convence, me dices por qué.”

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