6 abr 2010

Vergonzoso papel del procurador Bazbaz

Columna Razones/Jorge Fernández Menéndez
Excélsior, 6 de abril de 2010;
Una investigación vergonzosa
¿Alguien en la Procuraduría General de Justicia del Estado de México tiene idea del olor que despide un cuerpo a nueve días de su muerte? Una simple búsqueda en Google nos aproxima a ello: “Las células en descomposición por la acción ya sea de las enzimas, ya sea de las bacterias, desprenden, como hemos dicho, sustancias que actúan también en el proceso, como por ejemplo, metano y sulfuro de hidrógeno. Algunas de estas sustancias y gases son verdoso-azuladas, de modo que confieren este color al cadáver, además de hincharle. El proceso empieza en el abdomen, cerca del intestino. La lengua puede salir de la boca, y fluido de los pulmones es expulsado también por la boca y los orificios nasales. Esta imagen poco agradable se agrava con el olor debido a los gases liberados en la descomposición: el sulfuro de hidrógeno antes mencionado, con un olor característico al de un huevo en mal estado, el metano. Se llega a este estadio de la descomposición tras los cuatro a seis días después de la muerte, en países con temperaturas moderadas-altas, alcanzándose mucho más rápidamente en los trópicos y ocurriendo más lentamente en países con clima frío o seco… Un cuerpo se descompone casi dos veces más rápido en el aire que cuando el cuerpo está en el agua, y la descomposición en contacto con el aire es a su vez unas cuatro veces más rápida que cuando el cuerpo está bajo tierra.”
¿Cómo puede decirnos la Procuraduría del Estado de México que la niña Paulette Gebara Farah llevaba por lo menos seis días muerta cuando fue encontrada el pasado miércoles en su recámara, supuestamente envuelta en unas cobijas y ubicada entre el colchón, la base de la cama y una pared?, ¿cómo pueden decirnos que en ese mismo lugar donde se revisó el cuarto hasta con perros, donde se ofrecieron entrevistas para la televisión con la madre de la pequeña, donde durmió gente durante varios de esos días, todo el tiempo hubo allí un cadáver sin que hubiera sido encontrado durante la revisión del cuarto, sin que nadie percibiera los olores característicos de un cuerpo en descomposición, sin que nadie notara que allí, entre la cama y la pared, estaban los restos de Paulette?
La investigación sobre el caso Paulette que ha hecho la Procuraduría del Estado de México es sencillamente lamentable, basada en filtraciones que, recordando la tristemente célebre historia de Pablo Chapa Bezanilla, son la mejor forma de impactar en la opinión pública con una serie de información no verificable, para distraerla y desviar la investigación. Y si no es así habría que preocuparse aún más: ¿cómo pueden estar durante días unos investigadores y peritos en un cuarto donde hay un cadáver, sin poder encontrarlo? Si no fue así, y el departamento como se ha dicho estaba bajo resguardo de las fuerzas de la Procuraduría, ¿cómo pudo haber entrado alguien a sembrar el cadáver de la niña en su recámara sin que nadie lo viera?, ¿se trata de simple ineficiencia o existe algún otro tipo de complicidad?
Porque no puede haber tantos errores en un caso que tendría que ser hasta sencillo de resolver: una niña desaparece en su cuarto; existe constancia de que no salió del edificio porque así lo atestiguan las cámaras de seguridad y existe, por el contrario, la convicción de que allí siempre estuvo, testimonio aportado por las mismas cámaras. Durante días se hace un extraordinario despliegue policial, dentro y fuera de su departamento, así como publicitario, para encontrar a Paulette pero, pocos días después nos dicen que, en realidad, los investigadores siempre supieron que era una desaparición interna, que no había sido ni sustraída ni secuestrada. Todo el mundo, desde peritos hasta medios, visitan la recámara de la pequeña y entrevistan a sus familiares. Y repentinamente la Procuraduría arraiga como sospechosos a los padres y a las nanas.
Más repentinamente aún, divulgan, y ponen a declarar a una sicóloga, que la madre de la niña tiene serios desequilibrios sicológicos, pero no lo deducen después de un estudio siquiátrico sino por “como actuó en una entrevista de televisión” (nunca se ponga en manos de esa sicóloga).
Y así como los arraigaron, los liberan a todos y de la misma forma en que el viernes dijeron que Paulette había sido asfixiada, ahora comenzaron a filtrar que en realidad se podría tratar de un accidente.
¿Si no pudieron oler un cuerpo en descomposición durante nueve días en una recámara de unos pocos metros cuadrados, por qué habría que creerles que todo se debió a la mala suerte?

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