6 abr 2010

Los errores de Bazbaz

Columna Archivos del poder/Martín Moreno
Excélsior, 6 de abril de 2010;
Paulette: asesino identificado; los errores de Bazbaz
En cuestión de horas, será presentado el presunto autor material de la muerte de Paulette Gebara Farah. Aunque no pertenece a la familia de la niña, sí está íntimamente ligado con ésta.
Información proporcionada a esta columna revela también que, desde ayer, se tiene la identificación y el nombre del posible responsable del crimen.
Hoy, se busca a Roberto Ayala, instructor de gimnasio de Lizette Farah.
Sin embargo, cualquiera que sea el veredicto sobre la muerte de Paulette, las investigaciones de la Procuraduría General de Justicia del Estado de México (PGJEM) y, en particular, la actuación de su titular, Alberto Bazbaz, quedarán marcadas en la historia criminalística como erráticas, irresponsables y hasta cómplices.
¿Por qué? Debido a una serie de yerros que un titubeante y confuso Bazbaz permitió en torno a este doloroso caso y que evidenció el poco profesionalismo y la atolondrada actuación de los agentes de la PGJEM.
1) La habitación de Paulette debió considerarse, desde el inicio, como escena del crimen. Empero, quedó resguardada… ¡cinco días después!, denunció el ex director de Servicios Periciales del Edomex, Nicolás Martínez. “De ese lugar pudieron tomarse huellas dactilares, cabello, sangre y otros indicios, pero a la recámara entraron familiares y hasta medios de comunicación para entrevistar a la mamá (Lizette)”.
2) Guillermo Gutiérrez, presidente de la Fundación de Investigaciones de Niños Robados y Desaparecidos, estuvo en el condominio de los Gebara Farah y se percató de dos graves irregularidades: había huellas de zapatos de agentes, mezcladas en la habitación de Paulette, con lo cual se impedía identificar a las originales, y se permitió también la entrada de judiciales al baño para que realizaran sus necesidades fisiológicas. Sí, era el baño de Paulette.
3) “Se descuidaron otros aspectos, y habla de la precariedad que hubo para preservar la escena del delito”, denunció Rodrigo Zenteno, analista en seguridad pública de la UNAM. Y más: “No es posible que los perros no la detectaran (al cuerpo de la menor); lo que pasa es que no han de haber metido a los perros”.
4) La PGJEM permitió que Amanda de la Rosa Moreno, La China, amiga de Lizette —la cual habría sido detenida en Xalapa—, durmiera… ¡cuatro días en la cama de la niña asesinada, a pesar de que aún se realizaban diligencias! Fue una complicidad irresponsable.
La errática actuación de Bazbaz y sus agentes ha sido manifiesta. Ayer, en entrevista televisiva, dijo que el caso lo resolverán los científicos. “Hay que darles tiempo”, señaló, nervioso. ¿Y las pesquisas previas?
Hasta un novato sabe que las primeras 48 horas son cruciales para resolver un caso… si se quiere hacerlo. Ya pasaron… ¡15 días!, y Bazbaz sólo ha vendido humo.
La PGJEM indujo la presunta culpabilidad de Lizette, tachándola de “fría y calculadora”. ¿Eso la convierte en asesina de su hija? Y más: la arraigó en calidad de indiciada, bajo investigación por homicidio, para liberarla tres días después.
Sobre el arraigo, el procurador mexiquense aseguró que se dio, “no porque los papás fueran presuntos responsables”. ¿Y por qué se dictó esa medida precautoria? Hoy queda claro que la orden fue precipitada.
“No es tan útil el polígrafo”, señaló Bazbaz. Entonces, ¿por qué se le practicó a los padres de Paulette y a las nanas?
¿Qué pasó con el análisis sicológico del papá de Paulette?, se le preguntó a Bazbaz. “No nos han llegado los resultados”, respondió. Vaya ineficacia.
“No importa cómo sea la mamá ni cómo haya sido la relación con su esposo. Lo importante es el núcleo científico”, señaló Bazbaz. Si ya se comenzaron a desechar elementos clave en el entorno en el que vivía Paulette, ello resulta más que preocupante.
Sea cual sea el resultado, la investigación quedó manchada.
ARCHIVO CONFIDENCIAL…Impactante, y valioso como testimonio periodístico, el encuentro-entrevista entre IsmaelEl MayoZambada y Julio Scherer García, por mucho, el periodista mexicano más importante, respetado y reconocido de los últimos 40 años. “Si me fusilan, nada cambia… El narco está en la sociedad, arraigado como la corrupción… Inventaron que yo planeaba matar al Presidente”, dice Zambada. Por cierto: Héctor Aguilar Camín crucificó a don Julio por su trabajo eminentemente periodístico. Obvio: fue Scherer quien ventiló, en su estupendo libro La terca memoria, cómo Aguilar Camín se benefició financieramente por su relación con Carlos Salinas de Gortari. La herida no cierra.

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