7 dic 2010

Desaseo en la propuesta a Ministra

Desaseo /Federico Reyes Heroles
Reforma, 7 de diciembre de 2010;
Las normas son imperfectas. Imposible que el legislador conciba todas las maquinaciones humanas. De un delincuente sabemos que buscará cómo violentar la norma. De alguien que se dice un demócrata no. De él suponemos que se apegue no sólo a lo escrito sino al espíritu del legislador. La historia siempre tendrá reservadas algunas sorpresas y complicaciones que ningún legislador puede prever. Para ser ejemplar en el cumplimiento de la ley un gobernante debe cumplir con los tiempos y las formas, pero eso no basta. Además debe mostrar que sus acciones se apegan a la intención del legislador. Hay entonces formas elegantes de acatar la norma y formas desaseadas. El desaseo desnuda a quien lo aplica.
La Corte está diseñada para operar con 11 ministros. Las salas en que se divide trabajan con cinco ministros. El número non es clave para desempatar las discusiones. A mediados de septiembre sorpresivamente murió el ministro José de Jesús Gudiño. Sobra decir que se trató de una circunstancia que alteró el funcionamiento de la Corte. Desde entonces la Corte cojea y todos lo sabemos. De acuerdo con el Artículo 96 de la Constitución la facultad para remediar dicha carencia recae en el Ejecutivo. Sólo él puede remediar el vacío al enviar una terna al Senado. Sin embargo transcurrieron tres meses sin que Calderón tuviera a bien hacer una propuesta. Tres meses son mucho tiempo, sobre todo para la Primera Sala en la cual se dieron, como lo declaró el Ministro Zaldívar, 15 empates.
Pero no sólo se trata de un grosero desdén presidencial por el trabajo cotidiano del máximo órgano de impartición de justicia del país. Para agravar las cosas el relevo en la presidencia de la Corte debe darse en las próximas semanas, días. Son los propios ministros los que escogen a su presidente. No es lo mismo escoger entre 10 que entre 11. El cabildeo entre los ministros se lleva meses, por no decir años. Los ministros necesitan conocerse, forjarse una idea de sus pares, de los equilibrios deseables, de los caracteres, para poder tomar una decisión adecuada. En enero deberá haber nuevo presidente. Fin de la discusión. La norma para la designación de ministros tiene varios vacíos. En una muy reciente tesis de grado en derecho del ITAM, José Omar Hernández Salgado muestra algunas de esas carencias. No sabemos si el Senado tiene 30 días naturales o laborales para hacer la selección, tampoco si una nueva terna supone sustituir a todos sus miembros o con uno basta.
En esas complicaciones andamos -la muerte sorpresiva de un ministro, el relevo en la presidencia de la Corte, la indefinición normativa- cuando, a última hora, Calderón envía una terna que a muchos sorprende y molesta. De entrada se trata de tres mujeres, lo cual, antes que halagarlas, las ofende. Pareciera que sólo así una mujer puede llegar a la Corte. Falso. Las otras ministras -Salmerón de Tamayo, Cué, Chávez Padrón, León Orantes, Moreno, Adato, Sánchez Cordero y Luna Ramos- han llegado compitiendo con varones. Además los currículos de las tres han generado desconcierto por no ser del nivel esperado. Se habla también de una terna de una persona, quien además tiene un mal antecedente en la Corte. Pero la confusión podría ser aún más grave.
La Corte no es un órgano de representación popular, no es el Congreso, no necesita ser un mosaico del país. Con ese criterio erróneo la mitad de los ministros debieran ser mujeres, un ministro debiera ser indígena y habría que darles voz a los trabajadores o a las minorías sexuales. Se puede ser morado o lila, pero a la Corte se llega por capacidad profesional y técnica, por experiencia y punto. Si bien es cierto que en Estados Unidos la designación manda señales de pluralidad, no se sobrepone el criterio de calidad profesional. La confusión de criterios sería un escándalo. ¿Qué pretende Calderón? Imponer una mujer por razones de "cuota". ¿Se trata acaso de una "acción afirmativa" que se sobrepone a la solidez profesional?
Podría darse el caso de que el Senado rechace la terna. ¡Vaya mérito de Calderón! El Ejecutivo debe entonces presentar una nueva, pero la norma tampoco establece el plazo. Algunos ministros han visto en la propuesta una acción tardía y equívoca, pues de las decenas de nombres que se barajaron era difícil encontrar una terna tan deficiente. ¿Qué necesidad? Ni siquiera se llega a la discusión de si se trata de perfiles conservadores o progresistas, el asunto es bastante más pedestre. En el margen de la ley Calderón pudo haber enviado tres candidatos conservadores pero de calidad. No es el caso. La propuesta es simplemente ofensiva para la Corte.
Tres meses, tres mujeres, tres currículos cuestionados, todo en el último cuarto de hora, a días de la selección del nuevo presidente. Qué falta de cuidado, de respeto, de elegancia. De nada sirve ser abogado, de nada sirve haber sido opositor de estirpe, de nada sirve vociferar a favor del respeto a la ley, cuando se procede con desaseo.

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