El narcoterrorismo impone su leyLuciano Campos Garza
Revista Proceso # 1788, 6 de febrero de 2011;
El acelerado incremento de la violencia del narcotráfico en Nuevo León dejó paralizado al gobierno de Rodrigo Medina, afirman analistas consultados por este semanario. No sabe qué hacer ni tiene la capacidad de responder, afirman. Y la delincuencia se pasea a sus anchas sembrando la entidad de granadas o de cadáveres. Los especialistas no dudan en llamar a ese fenómeno terrorismo y explican que los delincuentes quieren amedrentar porque una sociedad atemorizada es más fácil de dominar.
MONTERREY, NL.- El narcoterrorismo ya está instalado en Nuevo León. Su huella se observa todos los días: coches-bomba; cuerpos decapitados, descuartizados o colgados en la vía pública; granadas lanzadas contra patrullas y cuarteles… En contraparte, el gobierno del priista Rodrigo Medina se agazapa, se achica, se desquicia, rebasado e incapaz de restaurar el orden.
Y si no se recupera pronto la seguridad, Nuevo León puede volverse, como Tamaulipas, un estado sin gobierno; el noreste de México se convertirá en una región fallida, dominada por la delincuencia, advierten analistas y expertos consultados por Proceso.
El criminólogo Ramiro Ramírez Pérez señala que las fuerzas de la delincuencia ya rebasaron a las del orden. Por simple incapacidad técnica, asegura, las policías de Nuevo León no pueden combatir a los cárteles que se disputan el territorio de la entidad.
Los criminales tienen más y mejores armas y no hay uniformados suficientes para enfrentarlos. El gobernador no tiene capacidad de fuego para sostener un combate y las fuerzas del estado están rebasadas, afirma el doctor en derecho con especialidad en criminología por la Universidad Complutense de Madrid.
Frente a esa ausencia de ley, dice, los criminales recurren a tácticas de terrorismo para infundir miedo a la población. Intimidada, la sociedad es más fácil de manipular.
“A una persona que matan (los criminales) no la desaparecen, la dejan exhibida. No sólo buscan impactar a los grupos rivales, sino a la ciudadanía, porque una comunidad envuelta en pánico es más fácil de tomar y de agredir. Son expresiones de narcoterrorismo no sólo para desestabilizar al gobierno sino para sumir a la comunidad en un miedo permanente”, apunta.
Y el fenómeno crece en la medida en que el estado sólo es un ente de reacción, dice el catedrático de la Universidad Autónoma de Nuevo León, y agrega que no se observa un trabajo institucional de prevención; el problema no es exclusivo de la policía; también, indica, falta mucho trabajo de educación familiar intramuros.
“Esto no se resuelve a balazos ni con policías. Mientras no se combatan directamente las causas jamás se controlarán los efectos. El narco es un síntoma, no la enfermedad. El problema empieza en la familia que ha perdido los valores”, asegura.
Sin perspectivas
El pasado ha sido el mes más cruento en la historia de Nuevo León. En esos primeros 31 días de 2011 se acumularon 98 ejecuciones, más que las 75 de todo 2008 y las 97 de 2009.
La socióloga María Antonieta Gutiérrez Falcón, profesora de la Universidad de Monterrey (Udem), explica la violencia del narcotráfico por la cada vez mayor participación en actividades ilícitas de jóvenes que carecen de oportunidades laborales.
“La violencia actual se explica, en gran medida, por la falta de trabajo. Lo que estructuraba a los humanos era eso, la actividad productiva. Una situación sin empleo, la imposibilidad de movilidad social y el nulo acceso a bienes materiales propician un ambiente para que los socialmente excluidos busquen cauces ilegales para satisfacer sus necesidades básicas”, afirma Gutiérrez.
A los jóvenes les falta visión de largo plazo. La especialista señala que las generaciones nuevas no postergan el disfrute de su esfuerzo, como se hacía en el pasado reciente. Ahora quieren satisfacciones instantáneas, muchas veces con el supuesto de que morirán jóvenes y por eso deben gozar de la vida mientras dura.
“Se involucran temprano en el crimen porque no ven expectativas de nada, de estudio, de trabajo ni de vida. Piensan que si van a vivir un año, o seis meses, quieren vivir bien. Se ve que los involucrados que salen en los periódicos son menores de 40 años y esto demuestra que el Estado no tiene capacidad para solucionar los problemas que tenemos como sociedad en cuestiones de seguridad y trabajo.”
El empleo, como factor integrador, está perdido. Por ello las circunstancias orillan a los jóvenes a participar en actividades delictivas para sobrevivir, considera la candidata a doctora por la Universidad Complutense.
Gutiérrez Falcón apunta que en el caso de Nuevo León la violencia se potencia porque aquí hay ausencia de poder.
“El gobierno estatal no se ha mostrado proactivo. Se advierte un vacío de poder porque los gobernantes no se hacen presentes, no ofrecen propuestas ni generan alternativas. Parece que buscan ayuda de la Federación. Pero se necesita una solución integral porque esto nos lleva a una situación que a mediano y largo plazos nos va a ser muy costosa económica y socialmente”.
Para explicar el escenario de terrorismo que hay en Nuevo León, la catedrática de la Udem alude también a la intimidación para provocar inacción:
“Quienes hacen esto no pueden estar en sus cinco sentidos. Se involucran en drogas y se sienten con valentía para hacer cosas que un ser humano normal no haría. La delincuencia quiere dar una lección pública, replegando al Ejército y la policía, para que no haya control sobre ellos. Quieren asustar”, dice.
Enumera los incidentes recientes: detonación de granadas, quema de patrullas, ataques a edificios públicos. “Estamos en una situación en la que empiezan a aflorar grupos terroristas. Se han ido asociando las diferentes formas de delincuencia, como extorsiones, secuestros, robos, narco. Se va haciendo un tejido insano que evidencia un estado de putrefacción social”.
Hacia la región fallida
Luis Farías, presidente del partido estatal Cruzada Ciudadana, señala que el gobierno de Nuevo León no está listo para enfrentar a la criminalidad porque sus instituciones no están diseñadas para actuar en estado de guerra.
“Aunque el gobierno del estado nos diga que tiene estrategia, ésta no se ve y parece rebasado por la situación. Es un gobierno creado para tiempos de paz y no está preparado para enfrentar esto. Si no reconoce que necesitamos ayuda federal estaremos perdidos”, asegura.
El también regidor de Monterrey advierte que el gobierno federal debería estar preocupado por los granadazos y tableteos de ametralladoras en Nuevo León, porque los cárteles están asediando las ciudades más importantes del país.
“A escala federal debe tomarse conciencia de lo que afectaría al resto de la República si en materia de seguridad se pierde Monterrey. Si se pierde esta plaza se pierde el control del resto del país. Ahí en Guadalajara ya sufren bloqueos y ataques directos contra las autoridades”, dice.
Los municipios rurales de Nuevo León están abandonados y el de Rodrigo Medina se acerca al estado fallido y a la quiebra, porque no hay movilidad económica, estima.
Tamaulipas es una muestra, agrega. El mandatario Egidio Torre se ha convertido en el gobernador de la capital, Ciudad Victoria, porque teme ir a otras plazas. En Nuevo León podría pasar lo mismo con Medina de la Cruz, que podría convertirse en gobernador de Monterrey si no se contiene la ingobernabilidad en los municipios rurales, de los que está alejado.
“Si cae Monterrey, el siguiente punto de la delincuencia sería el Distrito Federal porque ya vemos una ataque completo sobre Guadalajara; si controlan las tres principales ciudades ya no tendríamos una solución de rescate, llegaríamos a un punto de no retorno.”
Farías urge al estado a detener la impunidad para que los penales de Nuevo León dejen de ser edificios con puertas revolventes, donde los delincuentes entran y salen y donde ellos mandan desde adentro y desde afuera.
Es necesario, recalca, que el gobierno reconozca que aquí no hay un estado de derecho y que actualmente impera la ley de la jungla, con manifestaciones de terror cada vez más impresionantes.
“No hay otra palabra para calificar lo que está ocurriendo. Ya se han sentado precedentes en materia de criminalidad, en formas inéditas, como nunca lo habíamos visto. El terrorismo ya se manifiesta con estallidos de coches-bomba”, dice.
El PAN no ve terroristas
Mauricio Fernández Garza, alcalde panista de San Pedro, rechaza catalogar los recientes sucesos como expresiones de terrorismo. Considera que lo que se observa es un recrudecimiento en la guerra del narcotráfico que tiene, como episodio más reciente, el de una ofensiva de varios cárteles contra Los Zetas.
“Esto es una franca confrontación contra Los Zetas. Quieren erradicarlos de aquí. Me imagino que son el cártel de Sinaloa y del Golfo que están combatiendo a Los Zetas. Es una guerra declarada”, afirma.
Frente al problema del narcotráfico en Nuevo León “que está del tamaño del mundo”, el gobierno estatal poco puede hacer, señala el alcalde. Como la confrontación entre agrupaciones implica delincuencia organizada, son el Ejército y la Marina los que han asumido el protagonismo en la contienda.
“El Poder Judicial dista mucho de lo que debería ser; mientras no tengamos impartición de justicia, el problema no lo vamos a resolver en Nuevo León ni en ningún estado de la República”, señala Fernández Garza.
A su vez Sandra Pámanes Ortiz, dirigente estatal del PAN, asegura que los nuevoleoneses están en la indefensión ante la delincuencia organizada y es el gobierno federal el que ha venido a rescatarlos.
“La actuación del gobernador Medina ha sido nula, no hay plan para dar seguridad a los ciudadanos. Crece el delito del fuero común, perdemos la tranquilidad. No hay liderazgo. Medina ha enviado por delante a un vocero y ya ni tenemos un gobernador que dé la cara.”
El problema que se vive ahora se incubó en el gobierno pasado, el de Natividad González, dice la dirigente, cuando Medina de la Cruz era secretario general de Gobierno.
Aunque reconoce que los actuales niveles de violencia apuntan en esa dirección, Pámanes Ortiz se opone a darle a los delincuentes el nombre de terroristas.
Y ve el futuro con incertidumbre: “Ni el gobernador tiene claro a dónde vamos. La sociedad tiene que trabajar unida para sacar adelante al estado”.
Cambios en el gabinete
Finalmente, la noche del jueves 3, el gobernador Rodrigo Medina tomó medidas para tratar de combatir el problema de la inseguridad, entre otros asuntos, y anunció una reestructuración casi completa de su gabinete.
En cuanto a justicia, el procurador Alejandro Garza y Garza fue sustituido por Adrián de la Garza Santos, hasta ahora director de la Agencia Estatal de Investigaciones.
Y de la Secretaría de Seguridad Pública se va Luis Carlos Treviño Berchelmann y entra al relevo el general de división Jaime Castañeda Bravo, egresado de la Escuela Superior de Guerra con una maestría en seguridad y defensa nacional.
Es el tercer cambio en esta área después de que en marzo del año pasado Treviño sustituyó a Carlos Jáuregui.
En el sexenio anterior, el de González Parás, Treviño Berchelmann era el procurador general de Justicia y Alejandro Garza era subprocurador.
Ego sum qui sum; analista político, un soñador enamorado de la vida y aficionado a la poesía.
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