30 nov 2011

El Charro inmortal, Jorge Negrete

Jorge Negrete: El Charro Inmortal/ Gustavo Arturo de Alba
Hoy es miércoles 30 de Noviembre de 2011. En un día como el de hoy, pero de 1911 nace el célebre cantante mexicano Jorge Negrete, hoy un homenaje en el teatro que lleva su nombre.  Por cierto anoche-, en pleno monumento a la Revolución se proyecto una pelicula de él; despues hubo canciones de su hija y nieto Lorenzo Negrete. 
Había que aguantar el frío, pero valió la pena. El muchacho canta como su abuelo.
Son ya 54 años los que han transcurrido desde el 5 de diciembre de 1953, cuando muriera en el Hospital “Cedros del Líbano” de Los Angeles, California, el charro inmortal: Jorge Negrete y todavía no se ve, en el panorama artístico, quién lo pueda venir a sustituir u opacar en el ánimo del público mexicano, pues junto con Pedro Infante forma la gran pareja de ídolos nacionales de la llamada “edad de oro del cine mexicano”.
Jorge Negrete nació el 30 de noviembre de 1911, en la ciudad de Guanajuato. Fue alumno del Colegio Militar de donde salió con el grado de Teniente y –muy seguramente- con la costumbre de plantar siempre muy bien sus pies en el suelo, manteniendo erguida su cabeza, así como la mirada firme, lo cual le hacía tener o mostrar un gesto de arrogancia viril, tan del agrado de las mujeres, quienes se sentían atraídas por un hombre que denotaba un gran machismo.
Se inició como cantante de ópera, desarrollando espléndidamente su voz de barítono. Pero como la ópera suele dar prestigio y muy poco dinero para comer, Jorge tuvo que ponerse a cantar canciones de corte romántico, más accesibles para el gran público, encontrando cabida en la XEW, a principios de los años treinta, lo cual le permitió ganar dinero y fama.
Debutó en el cine nacional en 1937 con la película “La Madrina del Diablo”, dirigida por Ramón peón y teniendo de coprotagonista a María Fernanda Ibáñez, la única hija de Sara García, que muriera en plena juventud. Al año siguiente filmó otra siete películas, pero fue tan escaso el éxito de las mismas que el ídolo se decepcionó del cine, retirándose del medio, regresando a la radio y a las presentaciones personales en centros nocturnos y giras por el país.
En 1941 el director Joselito Rodríguez lo convenció de regresar al cine, para hacer el papel de Salvador Pérez Gómez “El Ametralladora” en “¡Ay Jalisco No Te Rajes!” El triunfo fue rotundo, convirtiéndolo en una gran estrella esta película, que es una de las que más fácilmente viene a la memoria de los espectadores, cuando se trata de mencionar las cinco películas que prefiere de las protagonizadas por Jorge Negrete, en donde también estarán “Dos Tipos de Cuidado” y “El Peñón de las Animas”, quedando sólo por mencionar las otras dos, siendo intercambiables conforme el gusto de los interrogados. Lo cierto es que a partir de “¡Ay jalisco No Te Rajes!”, el encumbramiento de Negrete fue permanente, siendo este reforzado a partir de su muerte, por la constante repetición de sus películas en la televisión mexicana.
Jorge Negreto vino a desplazar a la figura aséptica y un tanto de lentejuelas del charo al estilo del poco agraciado de Tito Guizar, en “Allá en el Rancho Grande”, con su charro de vestimenta hollywoodiana, sobrio en el beber, casto, pacifico y en ocasiones taimado, que seguía siendo fiel a la figura patriarcal del patrón, porque en la Arcadia Nacional de nuestro cine no había pasado la Revolución. Tampoco en la “Hacienda” de Negrete sentó sus reales el movimiento social, pero Jorge convirtió a su charro en borracho, parrandero, pendenciero, jugador y enamorado, tal y como vendría a definirlo el corrido de “Juan Charrasqueado” de Ernesto Cortázar.
Dentro de la triada machista del cine nacional, integrada por Negerte, Pedro Amendáriz y Pedro Infante, sería Jorge el macho adinerado, buen tipo, petulante, agresivo y rencoroso, cuya jactancia se derivaba, antes que nada, de su pretendida elevada posición social, que le permitía manejarse con altanería y soberbia, frente a la humildad y nobleza del representado por Infante. Pedro Armendáriz sería, antes que nada, el macho violento, hierático y sobe todo aquel que sabía levantarse por sí mismo de una situación difícil, siendo, efectivamente, el único que la Revolución, realmente, pasó y se quedó en sus dominios, por lo que Armendáriz queda ubicado entre los dos polos representados por Negrete e Infante en el cine nacional.
Negrete sirvió fielmente a la exaltación del “macho bravío, valiente entre los valientes”, que impuso como modelo del mexicano el cine de la década de los cuarenta, en el siglo pasado, al son de: “Yo soy mexicano/ y a orgullo lo tengo/ nací despreciando la vida y la muerte/ y si echo bravatas…/ también las sostengo”.
Pero más allá del posible juicio condenatorio, desde una perspectiva sociológica actual, a su imagen cinematográfica, queda la certeza de que Jorge Negrete sigue contando, a 54 años de su muerte, con la admiración y cariño del público mexicano, que todavía lo tiene en el pedestal de los grandes ídolos.

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