29 dic 2011

Fuerza Aérea Mexicana aprieta seguridad en el aire

La Fuerza Aérea Mexicana aprieta seguridad en el aire
Los helicópteros que transportan al Presidente y funcionarios deberán volar a diez mil pies de altura y pedir permiso para cambiar ruta
Nota de Ivonne Melgar
1 El accidente aéreo del 11-11 modificó las reglas de vuelo de la flotilla de helicópteros adscrita al Presidente Felipe Calderón
Excélsior, CIUDAD DE MÉXICO, 29 de diciembre.- El accidente aéreo del 11 de noviembre de 2011 (11/11) modificó las reglas de vuelo de la flotilla de helicópteros adscrita al presidente Felipe Calderón y funcionarios del gabinete presidencial.
De entrada, la Fuerza Aérea Mexicana (FAM) estableció que las unidades Súper Puma que trasladan al Ejecutivo federal y a sus colaboradores y acompañantes, deberán volar a diez mil pies.
El helicóptero en el que murió el secretario de Gobernación, José Franciso Blake Mora, así como tres funcionarios y cuatro militares de la tripulación, iba a siete mil pies de altura cuando se estrelló contra un árbol, en el cerro Ayaqueme, en Ayotzingo, municipio de Chalco, Estado de México.
El reporte oficial señala que se trató de un accidente atribuible a las condiciones de escasa visibilidad para los pilotos.
A fin de evitar el riesgo de que las unidades se accidenten por la orografía de sus trayectos, a partir de la tragedia del viernes 11 de noviembre de este 2011, la instrucción para los elementos de la FAM es mantenerse a una altura de diez mil pies.
Aunque las investigaciones de la tragedia han descartado hasta ahora la hipótesis de un atentado, los cambios en la seguridad de las aeronaves incluyeron el reforzamiento de la vigilancia, por parte de personal del Ejército, durante los lapsos en que se encuentran estacionadas.
De acuerdo con testimonios de los uniformados que conforman las tripulaciones de los Súper Puma presidenciales, en el accidente del 11 de noviembre todo parece indicar que hubo exceso de confianza por parte del conductor, el teniente coronel de la FAM Felipe Bacio Cortés, quien ante las condiciones climáticas optó por modificar la ruta de vuelo.
Con 20 años de experiencia, el piloto militar había acumulado cuatro mil horas de vuelo y se le calificaba como uno de los mejores en la tarea aérea al servicio de las giras presidenciales.
Entre los elementos de la tripulación de las unidades áereas al servicio del Ejecutivo federal existe la idea de que lo sucedido el día 11 de noviembre fue un accidente relacionado con las condiciones climáticas y la decisión del piloto de modificar el trayecto, por lo que suponen que éste evaluó que la ruta alterna era un terreno dominable.
Si bien la tragedia en la que murió Blake Mora mostró el margen de acción independiente de los conductores para establecer cambios en sus vuelos, de acuerdo con el personal consultado, también reveló que la tripulación no tiene la facultad para definir si existen o no las condiciones adecuadas para pilotear, ya que esta decisión se encuentra en manos de personal en tierra.
La valoración de los pilotos, copilotos y mecánicos sobre lo sucedido en el Súper Puma que trasladaba al secretario de Gobernación es que no existen signos para sustentar las líneas de investigación vinculadas a fallas mecánicas, manipulaciones previas y deliberadas de la unidad, ni ráfagas en pleno vuelo.
Con los servicios de mantenimiento correspondientes, en tiempo y forma, el helicóptero presidencial Súper Puma (Eurocopter AS 332, matrícula XC UHM) salió de Campo Marte, en la Ciudad de México, y había recorrido 20 millas cuando, de acuerdo con las investigaciones, chocó contra un montículo que precipitó su caída.
Además del secretario murieron tres funcionarios de Gobernación: Felipe Zamora Castro, subsecretario de Asuntos Jurídicos y Derechos Humanos; José Alfredo García Medina, director de Comunicación Social, y Diana Miriam Ayton, secretaria técnica de la Oficina del titular de Segob.
También fallecieron el piloto Bacio Cortés y el copiloto Pedro Ramón Escobar Becerra, el mayor de Infantería René de León y el sargento segundo de Fuerza Aérea especialista en mantenimiento de aviación, Jorge Luis Juárez Gómez.
Las investigaciones a cargo de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes avalan que las condiciones de nubosidad que prevalecían ese dia “hacen pensar, ciertamente, en la probabilidad de un accidente”.
Informe
La Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) difundió el informe de operación del helicóptero Súper Puma en el que dio a conocer las condiciones climatológicas de ese día.
Las indagaciones a cargo de la SCT avalaron el balance que el mismo día 11 de noviembre difundió el presidente Felipe Calderón, al indicar que la nubosidad era la causa probable del accidente.
De acuerdo con las investigaciones, el piloto modificó la ruta habitual para dirigirse a Morelos, para evitar el banco de niebla.
En condiciones adecuadas el trayecto del DF a Cuernavaca es por Xochimilco, pero el vuelo se fue por Tláhuac y Chalco.
“Caímos en medio de la nada”
El Día de la Santa Cruz, el 3 de mayo pasado, en Acambay, la niebla impidió el aterrizaje del helicóptero presidencial y tres unidades que lo acompañaban en el inicio de su gira por el Estado de México.
Después de un sobrevuelo de 20 minutos pudo concretarse el descenso en un punto diferente al previsto, que era el helipuerto municipal.
“Estuvo feo, ¿no?, caímos en medio de la nada”, resumió el presidente Felipe Calderón.
Y preguntó a los reporteros: “¿Sintieron miedo?”, en referencia a los momentos en que, con auxilio del sistema de radares, los pilotos de la Fuerza Aérea Mexicana (FAM) siguieron las indicaciones para el aterrizaje.
El contratiempo obligó al entonces gobernador mexiquense, Enrique Peña Nieto, según lo comentó él mismo, “a hacer fila” para que su helicóptero descendiera.
La noticia del sobrevuelo y el cambio de sitio de descenso provocaron en Twitter versiones alarmistas, trágicas e incluso chacoteras sobre el incidente, por lo que el Presidente subió a su cuenta en esa red social una aclaración: “Inauguración de carretera Atlacomulco-Querétaro. Aterricé en lugar distinto al previsto por niebla, pero no fue aterrizaje de emergencia”.
En aquel momento hubo molestia en Los Pinos por el hecho de que este percance se ventilara en los medios.
Ese día se afrontó un banco de niebla y gracias a la asistencia del sistema de radares los cuatro helicópteros pudieron aterrizar con éxito.
Sustos en Tabasco y Nueva York
En 2010, las inéditas lluvias de septiembre impidieron el aterrizaje del avión presidencial en Tabasco.
Felipe Calderón quería supervisar las acciones de apoyo a los damnificados, pero las adversas condiciones climáticas obligaron al piloto a mantenerse en vuelo durante dos horas con 35 minutos.
El TP 01 salió del hangar presidencial, a un costado de la Terminal 2, a las 13:30 horas. Una hora después, ya en Tabasco, se hizo un primer intento de aterrizaje. Imposible. Hubo una segunda maniobra, igualmente frustrada.
Cuando las especulaciones crecían fue el propio Calderón quien informó lo que sucedía.
“Estamos haciendo varios intentos ya para aterrizar en el Aeropuerto Internacional de Villahermosa, lo cual no ha sido posible porque hay una muy fuerte lluvia y en particular en la zona del aeropuerto. El piloto me ha comentado que, bueno, le he pedido que haga el esfuerzo de hacerlo, pero que tratará de hacer un patrón de vuelo esperando que mejoren un poco las condiciones”, contó.
Fueron 38 minutos de intentos infructuosos. Y ante un tercer aterrizaje abortado por las precipitaciones y la neblina, el Ejecutivo regresó con la noticia: nos regresamos a la Ciudad de México.
El piloto le había advertido que era muy arriesgado descender en tierra tabasqueña.
Calderón aprovechó para dar detalles de un deslave sucedido ese mismo día en Oaxaca. Y en ese momento se dejó sentir una sacudida que alcanzó al Presidente y lo hizo resbalar.
Turbulencia en EU
El mayor susto del sexenio se vivió a punto de aterrizar en la base militar de Newark, Nueva York, el domingo 2 de mayo de 2008, donde realizaría una visita de trabajo.
Al iniciar el descenso, fuertes ráfagas de viento hicieron que el TP 01 se desestabilizara, lo que generó en los pasajeros la impresión de que una de las alas tocaría el suelo.
Pero no era más que una intensa turbulencia.

1 comentario:

the boss dijo...

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