Reina de la Commonwealth/ Hugh
Thomas,
historiador
Publicada
en ABC, 06/02/12¿
La Reina
de Inglaterra, Isabel II, cumple hoy 60 años en el trono. Ha dominado mi
imaginación como ha dominado la de millones de personas más. Recuerdo que
estaba almorzando en 1952 con mi madre y unos primos cuando oímos la noticia de
la muerte del Rey Jorge, su padre. Tuve un buen asiento cerca de la Abadía de
Westminster para la coronación de 1953, gracias al puesto de mi padre en el
comité legislativo de la entonces colonia de la Costa de Oro, que pronto se
convertiría en Ghana. Recuerdo que la conocí en un banquete de Estado celebrado
en Windsor en 1987 en honor al Rey Juan Carlos y la Reina Sofía. Aquella noche
tuve una conversación con ella sobre el Príncipe Andrés, que entonces estaba en
Cambridge. Y fui llamado formalmente por ella a la Cámara de los Lores en 1981
como lord, y desde entonces he hecho el juramento ante ella diez veces.
En
Inglaterra, la única monarca que ha reinado durante tanto tiempo como la Reina
Isabel es Victoria, que reinó durante 64 años, entre 1837 y 1901. Jorge III
permaneció en el trono 60 años, de 1760 a 1820, pero estaba muy apagado al
final; Isabel I fue Reina durante solo 45 años, de 1558 a 1603. Isabel II
parece gozar de buena salud y espero que supere a Victoria.
La función
de la Reina ha sido ocupar la jefatura del Estado durante una serie de cambios
inesperados que habrían parecido tan improbables como indeseables en 1952.
Hemos visto el fin del Imperio Británico en su antigua forma y su sustitución
por un conjunto de naciones conocido como la Commonwealth, que tiene un fuerte
vínculo sentimental pero ninguna consecuencia para la política, a excepción del
«apartheid» sudafricano.
La alianza
con Estados Unidos y los demás países de la OTAN fue una construcción de los
años cuarenta, antes de que la Reina Isabel subiese al trono. La Unión Europea
es una colaboración inusual con los vecinos de Gran Bretaña de la que a menudo
se oye hablar de un modo muy poco amable a nuestros políticos, ansiosos por una
ronda humillantemente rápida de aplausos y a quienes todavía les gusta pensar
en los alemanes como en hunos, en los franceses como en «ranas» y en los
italianos como en «itis». Todas estas alianzas son nuevas y la Reina ha sabido
afrontarlas bien. Se ha comentado mucho que ayudó al Rey de España con buenos
consejos sobre cómo conducirse en la política.
Sin duda,
la Reina ha tenido sus favoritos entre los políticos. Churchill, para empezar,
era claramente un amigo, y también, curiosamente, lo era Harold Wilson, según
se decía, pero un secretario privado me dijo en una ocasión que sus distintos
primeros ministros le han gustado por igual, independientemente de sus
políticas. Se rumoreaba que Margaret Thatcher y la Reina no se llevaban muy
bien, pero yo no vi ninguna prueba de ello en el transcurso de los años que
trabajé para la primera ministra.
Muchas de
estas acusaciones son inventadas y se basan en rumores que no tienen ningún
fundamento real. Sí recuerdo a Denis Thatcher diciéndome que cualquier idea
relacionada con un grupo de estudio sobre el futuro de la Commonwealth
supondría dificultades con Palacio. Pero esa es otra cuestión.
La Reina
ha sido Monarca durante 60 años de declive. Muchos de nosotros todavía
recordamos que, a principios de los años cincuenta, Gran Bretaña tenía muchos
tipos diferentes de aviones que mostrar a los clientes. Pero nuestra economía
industrial ha muerto. Hubo una época en la que la idea de unas zonas «vetadas»
a la Policía habría sido descartada como algo inconcebible. Las absurdas normas
sobre sanidad y seguridad son intrusas de la última generación. Los tres
últimos primeros ministros, Blair, Brown y Cameron, han hecho daño a la Cámara
de los Lores con muchas invenciones irresponsables. Las Fuerzas Armadas
británicas siguen siendo admirables, pero son excesivamente pequeñas para
permitir que Gran Bretaña cuente demasiado en el mundo en general. La propia
Familia Real ha sufrido muchos reveses.
La Reina
seguramente diría que su logro ha sido mantener, en una época de escasos
logros, la integridad y el atractivo de la institución de la Monarquía que ella
heredó para servir, articular y dirigir. A pesar de todas las demás cosas que
han desaparecido en Gran Bretaña durante la última generación, la Monarquía no
lo ha hecho. Por el contrario, resplandece ahora con más brillo que nunca.
La
Commonwealth parece estar en auge. El legado de la Reina es el de la buena
educación, la cortesía a toda prueba y la serenidad en momentos a menudo muy
difíciles. Ha dado un ejemplo maravilloso de valor y calma que ha sido
extraordinariamente inspirador.
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