1 ene 2013

De un abismo a otro/editorial


De un abismo a otro/editorial
El acuerdo en el Senado de EE UU aplaza el debate sobre ajustes presupuestarios y deuda
EL PAÍS 2 ENE 2013 - 00:00 CET
La caída en el llamado abismo fiscal hubiera llevado a EE UU y al mundo a una nueva recesión. De ahí que el acuerdo en el Senado por una amplísima mayoría —a falta de una incierta ratificación por la Cámara de Representantes dominada por los republicanos— resulte positivo, pese a que no lo resuelve todo. Quedan otros abismos por salvar, a comenzar por el presupuestario y el de la deuda. La Casa Blanca y al menos el Senado —y era de esperar que también la Cámara saliente, dado que los republicanos tenían más que perder que ganar—, han evitado en tiempo de descuento que se aplicara de forma automática una marcada subida de impuestos y drásticos recortes de gasto público. Pero lejos han quedado las grandes visiones para encarrilar la política económica de la primera potencia mundial. De hecho, el acuerdo solo evita una subida generalizada de impuestos aplazando dos meses la negociación sobre los ajustes en el gasto público.

Estos plazos apuntan a que esta última negociación acabará mezclándose con la de un nuevo techo de deuda pública, al haber alcanzado oficialmente EE UU el existente esta Nochevieja. Con contabilidad creativa, la Administración puede ganar dos meses, pero no mucho más, y cabe recordar que en el verano de 2011 EE UU estuvo ya al borde de la suspensión de pagos, generando un enorme nerviosismo en el conjunto de la economía mundial.
Lo ocurrido refleja unas disfunciones políticas graves en la primera economía del mundo, cuando un presidente demócrata se enfrenta a un Congreso dominado por los republicanos. Pero ambas partes se han empleado a fondo para lograr un acuerdo que salvara a la vez la situación y sus respectivas caras ante lo que era consecuencia de unas rebajas de impuestos de la era Bush, y de un cambalache político sobre recortes de gastos en 2011. En el resultado hay que destacar la capacidad negociadora del vicepresidente Joe Biden en su calidad de presidente del Senado.
 Todos han tenido que ceder. Obama ha logrado que subieran los impuestos a los más ricos —las familias que ingresan más de 450.000 dólares (340.000 euros) al año— aunque se había comprometido a rebajar este límite a casi la mitad. También ha conseguido que se mantengan algunas prestaciones a los desempleados más desamparados, al programa de cobertura sanitaria y a otras políticas sociales.
En dos meses empezará la negociación sobre recortes de gastos y sobre el techo de endeudamiento para evitar caer en un abismo presupuestario y de deuda, con consecuencias dramáticas. Los republicanos están atrapados entre su deseo de reducir las partidas destinadas a programas sociales y de preservar los militares. Le tocará negociarlo a Obama tras la inauguración de su segundo mandato, y al nuevo Congreso que arranca mañana, con una carga quizás menos radical por parte de unos republicanos que, sin embargo, querrán seguir manteniendo el pulso ideológico con la Casa Blanca sobre impuestos y gastos.
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¿Qué es el ‘abismo fiscal'?
CRISTINA F. PEREDA 
El País, Washington 8 NOV 2012
La Casa Blanca y la Cámara de Representantes viven desde hace dos años un enfrentamiento en torno a las tasas impositivas y el presupuesto de programas federales que puede mantener en vilo a la economía estadounidense hasta el 31 de diciembre. El presidente Obama y la mayoría republicana en la Cámara celebraron una serie de negociaciones en el verano de 2011, cuando el déficit amenazó con bloquear el funcionamiento del país. Aquellas conversaciones terminaron en un pacto que, a pesar de aprobar algunos recortes, también prorrogó la firma de un gran acuerdo hasta después de las elecciones. Ambas partes sabrían así si las subidas de impuestos a los ricos que defiende el presidente Obama ganaban su respaldo en las urnas o si lo conseguía el modelo propuesto por los republicanos, que saldría adelante con más facilidad de haber llegado un presidente republicano a la Casa Blanca.
Qué es el ‘abismo fiscal’
Las negociaciones de agosto de 2011 para elevar el techo de la deuda aprobaron una serie de recortes en el gasto federal que también entrarán en vigor a finales de año si la Casa Blanca y el Congreso no acuerdan otra vía para solucionar el problema del déficit. El aumento de los impuestos asciende a 700.000 millones de dólares (550.000 millones de euros) y sería aplicado de manera automática, igual que un amplio paquete de recortes de gasto público.
Y según advirtió la Oficina de Presupuesto del Congreso, los cambios podrían aumentar el nivel de desempleo por encima del 9% y amenazaría la recuperación económica de Estados Unidos.
Qué entra en vigor el 1 de enero de 2013
El final de los recortes de impuestos aprobados por el gobierno de George W. Bush, por lo que millones de familias verían reducidos sus ingresos automáticamente; millones de parejas casadas y que hagan una declaración de impuestos conjunta pagarán más impuestos sobre su renta, y se eliminarán varias exenciones a pequeñas y medianas empresas.
Las familias norteamericanas con ingresos anuales entre 40.000 y 68.000 dólares (entre 31.000 y 53.000 euros) podrían pagar 2.000 dólares más al año si no se prorrogan los recortes de Bush como quiere Obama, según un informe del Tax Policy Center.
Qué propone Obama
Quiere mantener los recortes de impuestos a partir del 1 de enero, pero sólo a aquellas familias que ingresen menos de 250.000 dólares anuales. Esto reduciría automáticamente la recaudación con la que cuenta hasta ahora el presupuesto público, argumento que emplean los republicanos para criticar los recortes porque, según ellos, solo empeoraría la amenaza del déficit.
Para compensar esa reducción, Obama propone equiparar la tasa impositiva de las rentas más altas con la de la clase media porque considera que solo así se contribuirá a la recuperación económica del país. El presidente podrá defender que su victoria en las urnas constituye un respaldo de los ciudadanos a su propuesta, aunque aseguró en su discurso la noche del martes que había escuchado “a todos los norteamericanos”.
Qué proponen los republicanos
Prorrogar los recortes de impuestos de Bush que terminan el 31 de diciembre y reducir el presupuesto de varios programas sociales. El portavoz de la Cámara de Representantes, John Boehner, aseguró este miércoles en sus primeras declaraciones tras la reelección de Obama, que estaban abiertos a negociar esos impuestos, aunque no sobre las rentas más altas.
Los republicanos han trasladado al presidente esta negativa -aunque se muestran “más abiertos”- y proponen reformar el sistema para encontrar otros métodos de recaudación que, según ellos, llegará al recortar programas públicos aunque no el presupuesto de Defensa.
La oposición podría utilizar la mayoría de la que todavía dispone en la Cámara para imponer recortes en programas de salud públicos como Medicare y Medicaid, que proporcionan atención médica a personas sin recursos y de la tercera edad, cuyo coste aumenta constantemente por el envejecimiento de la población.
Qué pasó en agosto de 2011
El Congreso de Estados Unidos debe aprobar cada año cuánto dinero toma prestado el gobierno federal para financiar su gasto. El verano de 2011, meses después de que el Partido Republicano ganase las elecciones legislativas y recuperase la mayoría en la Cámara de Representantes, utilizaron esa superioridad para obligar a la Casa Blanca a hacer importantes recortes que redujeran la deuda nacional a cambio de aprobar el presupuesto.
Obama ofreció un recorte de 4 billones de dólares que incluía reducciones de presupuesto en programas federales como Medicare y Medicaid pero solo a cambio de una subida de impuestos a las rentas más altas. Los republicanos se opusieron en bloque por este último motivo y hasta el último momento.
Aquellas negociaciones obligaron a los republicanos a acceder a un recorte en el presupuesto de Defensa -que luego sería duramente criticado por el candidato a la presidencia, Mitt Romney- mientras que la Casa Blanca y el Partido Demócrata -que mantuvieron duras negociaciones internas, ya que no todos los representantes estaban de acuerdo con Obama- también aceptaron
La firma aprobaba un aumento del techo de deuda de 2,4 billones de dólares y un recorte automático del presupuesto de 900.000 millones de dólares.

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