2 mar 2013

¿Un papa joven?


Castrillón: ¿Un Papa joven? No es obligatorio
Según el cardenal colombiano no importa la edad: más bien “un hombre que pueda dar respuestas”
ANDRÉS BELTRAMO ÁLVAREZ
CIUDAD DEL VATICANO
¿Un Papa joven y fuerte? No es obligatorio. Así lo piensa el cardenal colombiano Darío Castrillón Hoyos, 84 años. Un “viejo lobo” de la Curia Romana que guió la Congregación para los Obispos del Vaticano entre 1998 y 2006. En entrevista con el Vatican Insider consideró posible la alternativa de un “Papa veterano”, que gobierne pocos años y ponga en orden los problemas urgentes. 
Benedicto XVI en Castel Gandolfo, cuando se despidió de la multitud, dijo ser un peregrino que inicia la última etapa de su vida. ¿Un testamento espontáneo?

También me emocioné mucho cuando oí esa frase, porque se corrigió diciendo “en este momento todavía soy el Papa”, aún soy el vicario de Cristo, pero más tarde seré sólo un peregrino en la última etapa de su vida. Esto es conmovedor, es algo que sale de la fe profunda de quien espera el encuentro con el maestro.
En su última reunión con los cardenales Benedicto XVI pronunció un histórico acto de sumisión anticipado a su sucesor. ¿Quiso decir que no existirá “conflicto de intereses” cuando dos Papas convivan en El Vaticano?
Debe quedar una cosa en claro y el Santo Padre se ha ocupado de ello en cada una de sus intervenciones: Nunca existen dos Papas. El Papa es uno. La misión de ser vicario de Cristo puede ser temporal o hasta la muerte. En su caso quiso que fuese temporal y terminó esa misión, no es Papa a partir del momento en que él mismo fijó voluntariamente cuando presentó la dimisión. No hay dos Papas, puede haber títulos y es muy justo que a él le demos un título de honor por lo que significó para la Iglesia su gran figura.
-Benedicto XVI renunció por falta de fuerzas físicas y espirituales. ¿Considera esto una indicación sobre cómo deberá ser el sucesor, un Papa joven y fuerte?
 -Pienso que es totalmente independiente de eso. En un acto individual él hizo el balance de sus fuerzas y delante de Dios, llevó a cabo un acto de enorme valor espiritual y de humildad como la renuncia. Pero es un problema del vicario de Cristo Joseph Ratzinger que siente el peso de la enfermedad como él mismo lo dijo, en sus últimos meses. Ahí termina esa historia.
 Lo que sigue es la historia de siempre de la Iglesia, los cardenales son libres de escoger al hombre que creen correcto según las necesidades, ya sea para un gobierno más breve que rápidamente arregle ciertas cosas urgentes o uno que pueda tener una perspectiva natural de permanencia mayor en el cargo. Aunque todos sabemos que una cosa piensa el hombre y otra cosa piensa Dios. Uno puede escoger al más saludable y media hora después puede morirse.
 -¿En qué piensan los cardenales en este tiempo de Sede Vacante?
 -Benedicto XVI nos dejó el tesoro de un magisterio riquísimo. Él trató de dar una respuesta histórica desde la fe a la vida de los hombres. Actualmente el mundo está viviendo unas situaciones cambiantes, unas realidades distintas a las del momento en que asumió Joseph Ratzinger su gobierno y en unas perspectivas que ya se pueden prever: ¿Cómo entregar la revelación a la gente inmersa en estos cambios? En esto deberán pensar los cardenales para escoger un hombre que pueda dar esas respuestas.
 -¿Para qué sirven las Congregaciones generales que comenzarán el lunes 4 de marzo?
 -Hay cardenales que han tenido mucha oportunidad de conocer a otros cardenales porque han estado en sínodos y en reuniones, han podido ver y analizar juntos las realidades de la Iglesia. Pero no todos han tenido esto. Por ello es normal que un grupo de purpurados quiera acercarse a un conocimiento un poco más preciso de los candidatos por quienes pudieran votar. Para eso son las Congregaciones generales, allí todos los miembros del Colegio cardenalicio, incluyendo los mayores de 80 años, presentarán su modo de ver el mundo en este momento, cuáles creen que son los grandes problemas y los desafíos. De allí se puede conversar sobre los candidatos, está previsto y permitido. Así se podrá ver quiénes serían, hoy por hoy, los hombres que puedan dar una respuesta al panorama que se presenta, no a la luz de la prensa sino a la luz de la fe que analiza unas realidades temporales.

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