12 may 2013

Los torcidos informes de Calderón a Washington/


Los torcidos informes de Calderón a Washington/J. JESÚS ESQUIVEL
Revista Proceso No- 1905, 12 de mayo de 2013;
  En el último tramo del gobierno de Felipe Calderón, funcionarios mexicanos de seguridad se reunieron a puerta cerrada con sus pares estadunidenses para rendir cuentas de lo hecho en la guerra contra el narcotráfico.  La Sedena y la Semar presumieron logros conseguidos gracias al apoyo de la Iniciativa Mérida y, en contraposición, el Cisen ofreció un informe alarmante sobre el descomunal poder del crimen organizado. El evidente propósito era obligar al subsecuente gobierno de Peña Nieto a continuar la guerra emprendida por Calderón.
 WASHINGTON.- Cuando el sexenio de Felipe Calderón estaba por acabar, el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) entregó al gobierno de Barack Obama la devastadora conclusión de un análisis sobre la situación de la lucha contra las drogas en México: Que el narcotráfico tiene capacidad para desestabilizar el estado de derecho en ambos lados de la frontera.

 LA  conclusión entregada al gabinete de seguridad de Obama por parte de Domingo López Buitrón, el último director del Cisen en el gobierno de Calderón, dejo atónita a Hillary Clinton, entonces secretaria de Estado del gobierno estadunidense.
 “Quisiéramos enfatizar un ángulo que es indispensable no omitir, y este es que es indiscutible la transformación evolutiva de las organizaciones criminales tanto en el territorio mexicano como sus redes trasnacionales”, dicen los documentos clasificados del Departamento de Estado que recogieron el reporte que López Buitrón presentó al gabinete de seguridad de Obama el 16 de septiembre de 2012.
 Los cárteles mexicanos del narcotráfico “han incrementado no solamente su forma de operación violenta, no solamente su expansión en ciertas instituciones a ambas partes de la frontera, sino que han avanzado con gran velocidad en mecanismos tecnológicos, en equipamiento, en disciplinas y en su potencial para poder afectar la estabilidad y el estado de derecho en ambos lados de la frontera”, se lee en los documentos.
 El informe del Cisen al gobierno de Obama incluye las conclusiones de los entonces secretarios de la Defensa Nacional (Sedena), Guillermo Galván Galván, y de Marina (Semar), Mariano Francisco Saynez Mendoza sobre su participación en la lucha antinarco.
 “Sí es, desde el punto de vista de México, indispensable continuar no solamente con la desarticulación que estamos presenciando, sino avanzar también en identificar estos modus operandi en la naturaleza y dimensión de las organizaciones en un tiempo de muy corto plazo”, concluye el informe que el entonces director del Cisen presentó al gabinete de seguridad de Obama en la reunión a puerta cerrada del Grupo Consultivo de Alto Nivel de la Iniciativa Mérida, el 16 de septiembre del año pasado en esta ciudad.
 Los documentos clasificados –copia de los cuales fue entregada a Proceso por un funcionario que participó en ese encuentro– establecen que al gobierno de Calderón le urgía entregar un diagnóstico que obligara a Washington a presionar al entrante presidente de México, Enrique Peña Nieto, para que diera continuidad a la lucha militarizada contra el narco.
 “Para entender lo que está pasando y el avance de nuestros esfuerzos, podríamos centrarnos en avances a nivel cualitativo, que son de enorme valía y de gran magnitud”, enfatiza López Buitrón, según la trascripción de los documentos.
 “Hay avances muy apreciables. Ciertamente hay un legado, no solamente para México sino también para la región”, remató el entonces director del Cisen.
 Galván y Saynez presumían
 El último informe que Galván Galván presentó al gobierno estadunidense establece el hecho de que en ese momento la Sedena tenía desplegados a 48 mil elementos en todo el país.
 Aunque breve en su intervención ante el gabinete de seguridad de Obama, el general desplegó una lista concreta de los resultados obtenidos en el sexenio de Calderón por medio de la lucha militarizada contra el crimen organizado.
 “La Sedena”, destacó, “ha destruido 94 mil 580 hectáreas de mariguana, 81 mil 975 de amapola, 9 millones 903 mil 423 kilos de mariguana, 36 mil 932 kilos de cocaína; 4 mil 981 kilos de goma de opio, 74 mil 160 kilos de metanfetamina. Ha destruido 827 laboratorios, ha detenido a 49 mil 327 personas y ha asegurado a 50 mil 686 vehículos terrestres”, añadió el general.
 Hasta ese día de septiembre de 2012, a dos meses y medio de que comenzara la gestión de Peña Nieto y con ella el regreso del PRI a Los Pinos, Galván detalló toda la lista de lo que la Sedena había logrado en la guerra contra el narcotráfico:
 Confiscación de 224 embarcaciones, 538 aeronaves, 121 mil 870 armas, más de 354 millones de pesos y más de 177 millones de dólares. “Ha habido algunos eventos relevantes que quiero resaltar”, agregó el general: “El hallazgo de un plantío de mariguana en Ensenada, Baja California, de una superficie de 120 hectáreas y un plantío de amapola en Uruapan, Guerrero (sic), con una superficie de cuatro hectáreas”.
 La lista de éxitos de la Sedena en su lucha contra los cárteles mexicanos incluyó el aseguramiento de 50 toneladas de mariguana en Coronado, Chihuahua; 134 toneladas de mariguana empaquetada en Tijuana; 759 kilos de goma de opio y 3 mil 640 litros de precursores químicos en Guerrero y más de 3 mil 104 kilos de metanfetaminas en Querétaro.
 Pero traía otra lista, la de “aseguramientos históricos”:
 En Tlajomulco de Zúñiga, Jalisco, se incautaron 14 mil 950 kilos de cocaína; en Altamira, Tamaulipas, casi 12 toneladas de armamento; en Reynosa, Tamaulipas, 424 fusiles de asalto; en Monterrey, Nuevo León, más de 28 millones de pesos y en Culiacán, Sinaloa, más de 29 millones de dólares.
 “Es menester mencionar que en la obtención de estos logros ha sido determinante la obtención del equipo que nos han transferido a través del mecanismo de coordinación de la Iniciativa Mérida y del apoyo muy valioso que nos ha proporcionado el Comando Norte”, concluyó Galván en su informe al gabinete de seguridad de Estados Unidos, encabezado por Clinton.
 El almirante Saynez Mendoza inició su reporte agradeciendo la última aportación de equipo bélico por medio de la Iniciativa Mérida: un avión militar caza para patrulla marítima.
 Saynez sostuvo, según los documentos clasificados, que los aviones caza para patrullaje marítimo desalentaban el “arribo de embarcaciones con cocaína” procedentes de Sudamérica. “Lamentamos, también”, acotó, “que esos embarques de cocaína por supuesto han sido desviados en su gran parte a países de Centroamérica, que son países un tanto más vulnerables para contener ese tráfico de cocaína”.
 El entonces jefe de la Armada manifestó al gobierno de Obama que en los últimos meses se había incrementado el aseguramiento de precursores químicos procedentes de China, sobre todo en los puertos de Manzanillo, Lázaro Cárdenas y Veracruz.
 El titular de la Semar hizo un apunte que catalogó de “importante” y se refirió a que en la lista de éxitos que desplegó la Sedena, participó la Marina. “Nosotros también hemos tenido esa participación”, dijo.
 Enfatizó que en los golpes asestados al narcotráfico y al crimen organizado fue fundamental el uso de los cuatro aviones caza para patrullaje marítimo y de los tres helicópteros Black Hawk obtenidos por el acuerdo de cooperación bilateral de la Iniciativa Mérida.
 “Me siento orgulloso de que esta colaboración y cooperación se ha fortalecido. Y sobre todo el intercambio de información de inteligencia con las agencias de Estados Unidos, y por supuesto la colaboración del Comando Norte, que ha sido determinante también para el intercambio, tanto de información como de apoyo a los programas de entrenamiento de algunas de nuestras fuerzas oficiales”, asienta Saynez en el informe.
 La trascripción de los documentos clasificados del Departamento de Estado no deja duda de que en ese momento la intención de Calderón era obligar a Peña Nieto, por los oficios de Obama, a mantener la lucha militarizada contra el narco, que a lo largo del sexenio pasado dejó más de 80 mil muertos.
 Dos meses y medio después de la sesión a puerta cerrada del Grupo Consultivo de Alto Nivel de la Iniciativa Mérida empezó el gobierno de Peña Nieto y se comenzaron a cerrar las puertas que Calderón había abierto a las agencias de inteligencia de Estados Unidos: la DEA, la CIA y el FBI entre otras (Proceso 1905).
 En la nueva era de cooperación en materia de seguridad con Estados Unidos, el gobierno mexicano pretende prescindir de la Iniciativa Mérida o remplazarla con una estructura de cooperación distinta.

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