22 oct 2013

El tema del espionaje en los medios hoy y ayer...


Primeras planas y columnas.

MILENIO: Espionaje 'agravia' a México: Calderón
El ex presidente Felipe Calderón calificó de 'agravio' a las instituciones mexicanas el espionaje que ejerció Estados Unidos en su gobierno, por lo que pidió a la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) trasmitir su “enérgica protesta” a esas acciones. El panista expresó en varios mensajes a través de su cuenta de Twitter su descalificación a esa práctica de la que fue objeto por parte de la Agencia Nacional de Seguridad estadounidense (NSA, por sus siglas en inglés) en 2010, como lo dio a conocer la revista alemana Der Spiegel con base en documentos filtrados por Edwart Snowden, ex técnico de ese organismo. Calderón señaló que estará atento a las gestiones de la cancillería y pidió que se exija al gobierno estadunidense que explique las acciones y deslinde responsabilidades.
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EXCÉLSIOR: Calderón exige investigación
El ex presidente Felipe Calderón expresó su “enérgica protesta” contra el gobierno de Estados Unidos por haber sido espiado durante su administración, como reveló el pasado domingo el semanario alemán Der Spiegal. “Más que personal, es un agravio a las instituciones del país, dado que se realizaron cuando ejercía el cargo de Presidente de la República”, aseveró el ex mandatario en su cuenta de Twitter. Por esa vía informó que solicitó al canciller José Antonio Meade que transmita su inconformidad al gobierno de Estados Unidos y dijo que estará atento a las gestiones que haga la dependencia para exigir explicaciones a Washington y el correspondiente deslinde de responsabilidades.
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LA JORNADA: Energética protesta de Calderón por espionaje de EU
El ex presidente Felipe Calderón pidió al titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), José Antonio Meade, que transmita al gobierno de Estados Unidos su más enérgica protesta por el espionaje del que fue objeto por parte de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en ingés) de ese país. En tanto, la presidenta de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, la panista Gabriela Cuevas, demandó al gobierno de Enrique Peña Nieto mayor contundencia en su reclamo al gobierno de Barack Obama por el espionaje del que han sido objetos cientos de mexicanos, entre ellos el ex presidente Calderón y el propio titular del Ejecutivo, cuando era candidato.
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LA RAZÓN: 
·      FCH condena espionaje; 'todos lo hacemos', dice EU
El gobierno de EU restó importancia a las nuevas denuncias de espionaje a México y otros países por parte de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés), al señalar que todos los países realizan operaciones de inteligencia. “Hemos dejado claro que Estados Unidos recoge información de inteligencia en el extranjero del mismo tipo de la que recogen todos los países”, indicó la vocera de la NSA, Caitlin Hayden.  Con relación al caso más reciente, la Cancillería mexicana condenó la violación de la privacidad de las comunicaciones de instituciones y ciudadanos mexicanos, y calificó esta práctica de “inaceptable, ilegítima y contraria al derecho mexicano y al derecho internacional”.


EL PAÍS:
España, bajo el ojo del Gran Hermano
Los servicios de inteligencia españoles tienen la fundada sospecha de que la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) ha rastreado millones de conversaciones telefónicas, SMS o correos electrónicos con origen o destino en España, igual que en Francia o Alemania. El consuelo es que están convencidos, como también lo está el propio Gobierno, de que la poderosa agencia estadounidense dedicada a interceptar comunicaciones a escala global no ha espiado en cambio a políticos españoles, como sí ha hecho con la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, o el expresidente mexicano Felipe Calderón.

Columnas.
BAJO RESERVA/ EL UNIVERSAL
ALTOS MANDOS de ejércitos del continente estarán reunidos hoy en México. El general Salvador Cienfuegos, secretario de la Defensa Nacional, presidirá hoy la Conferencia de Comandantes de Ejércitos Americanos. Los líderes de las fuerzas armadas continentales analizarán e intercambiarán estrategias. Entre algunos de los avances logrados por la Conferencia se encuentra el de la creación de una red de comunicaciones de voz y video que enlaza a todos los ejércitos miembros y que puede ser empleada en situaciones de emergencia y catástrofes.
EL TEMA del espionaje por parte de Estados Unidos a presidentes como Enrique Peña Nieto, de México, y Dilma Rousseff, de Brasil, ha generado ya preocupación en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Autoridades de ese organismo internacional revelaron que en los próximos meses se celebrará una sesión en la que se abordará el tema de la intervención de comunicaciones con fines de labores de inteligencia, para determinar a nivel hemisférico la conveniencia de que se establezca que es una vulneración a las garantías. Nos dicen que no se permitirá que se olvide este asunto. El tema habrá de ser analizado no sólo como un problema diplomático.

TRASCENDIÓ/Milenio
Que esta semana habrá conversaciones entre los gobiernos de México y Estados Unidos sobre el caso del espionaje telefónico y electrónico durante la administración de Felipe Calderón y al presidente Enrique Peña Nieto.
El intercambio se mantendrá a nivel diplomático, específicamente entre los embajadores Anthony Wayne y Eduardo Medina Mora, por lo que ningún funcionario federal emitirá declaraciones sobre el tema.

FRENTES POLÍTICOS/Excelsior
I.Los mirones. A los funcionarios estadunidenses les gusta meter las narices en la política interna de todas las naciones. Y esto, aunque antes quizás era un secreto a voces, hoy está perfectamente comprobado. La Agencia de Seguridad Nacional (NSA) de EU espió desde 2010 el correo electrónico de Felipe Calderón, entonces presidente de México, así como las llamadas de Enrique Peña Nieto cuando fue candidato a la Presidencia en 2012, de acuerdo con la revista alemana Der Spiegel, que citó documentos filtrados por Edward Snowden. Tan sólo en dos semanas, en junio de 2012, EU interceptó 85 mil 489 mensajes enviados entre EPN y sus colaboradores. La cancillería, a cargo de José Antonio Meade, condena la práctica y puntualizó que Barack Obama, presidente de EU, se comprometió a una investigación exhaustiva. Habrá que esperar.

II.A cuentas. La Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, que encabeza la panista Gabriela Cuevas Barrón, lamentó el nuevo caso de presunto espionaje por la NSA. Informó que, debido a ello, realizará gestiones para que los integrantes de la comisión se reúnan a la brevedad con los representantes de los gobiernos de México en EU, Eduardo Medina-Mora, y de la Unión Americana en nuestro país, Anthony Wayne. Quieren analizar el tema a fondo. Sin hipocresías.
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EL ASALTO A LA RAZÓN/Carlos Marín
Milenio;
Si es cierto que durante 15 días del año pasado el gobierno gringo interceptó 85 mil 548 mensajes en celulares del entonces candidato Enrique Peña Nieto y nueve de sus colaboradores, los espiados no deben haber podido ir ni al baño porque cada uno, en promedio, habría escrito ¡570 diarios!
Por increíble que parezca, sin embargo, parece que así fue, y uno se queda con ganas de saber por qué solo fueron curioseados un triste par de semanas.
También fueron husmeados los correos electrónicos de Felipe Calderón, quien se indigna, pero no a título personal, sino como un “agravio a las instituciones” mexicanas.
A diferencia de la mandataria brasileña, Dilma Rousseff, quien pidió a EU “una explicación”, Calderón hace lo mismo que Peña: “En tanto la cancillería cumple con su deber exigiendo las investigaciones respectivas, no haré más declaraciones”.
Impecable el razonamiento del secretario José Antonio Meade ante los senadores: de los delitos no se piden explicaciones, sino investigaciones.
Petición lógica… pero destinada a nunca ser satisfecha.
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HISTORIAS DE REPORTERO/Carlos Loret de Mola
El Universal, 22 de octubre;
El correo encriptado de Calderón
El viernes a las 7:30 de la noche una muy buena fuente, de esas que aparecen poco y fallan menos, me sorprendió con una comunicación: “pon tu reloj en el horario de Alemania y, si puedes, aprende alemán, pero no le digas a nadie”.
No pude deducir nada.
El sábado también por la noche se manifestó de nuevo y aproveché para demandarle más precisión en su alerta: “no te pierdas Der Spiegel. Si sale algo, va a ser muy duro para México y Estados Unidos. Si no sale, nos habremos salvado de una grande”, contestó.
Pasaron pocas horas más. El domingo, temprano por la mañana, el informante me despertó: “¿ya viste?”. No había visto, pero de inmediato me conecté a la página de la prestigiada revista semanal alemana, considerada la más influyente de Europa.
Una foto grande de Enrique Peña Nieto —mirando de reojo hacia la cámara, leve sonrisa, de saco sin corbata, silla grande con forro de cuadros cafés—, bajo el titular:
 “Nueva filtración sobre el espionaje de EE.UU. La NSA entró al email del Presidente de México”.
La revelación, basada en los documentos en poder del ex analista de la CIA, Edward Snowden, señala que a través de la operación Flatliquid, la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos logró hackear el correo electrónico del entonces presidente de México Felipe Calderón Hinojosa y obtuvo información calificada de “lucrativa”.
Durante el sexenio anterior, el Presidente y su gabinete emplearon fundamentalmente dos vías para comentarse información delicada: un servidor con varias cuentas de correo encriptadas y mensajes a través del sistema de Blackberry (BBM). Así se pasaban datos confidenciales, delineaban sus estrategias, levantaban alertas, compartían temores y hasta se confiaban asuntos personales.
 Operaron siempre bajo el supuesto de que nadie los estaba leyendo. Imposible saberlo… aún.
La nota de Der Spiegel expresa que la NSA reportó que “por primera vez en la historia tuvo acceso a la cuenta pública de correo electrónico del presidente (Felipe) Calderón”.
Si por “cuenta pública” se refiere a la común, a la que puede conocer cualquier mexicano con sólo ingresar a la página web de la Presidencia de la República, no tuvieron en su poder nada delicado: esa cuenta manejaba asuntos comunes y denuncias ciudadanas.
Si, en cambio, lograron entrar al correo encriptado de Felipe Calderón, la historia es diferente: tuvieron acceso a información privilegiada que les pudo dar ventaja en negociaciones, influencia en la política y multimillonarios beneficios económicos.
¿Qué cuenta de correo fue hackeada? Lo sabremos cuando se revele el contenido de los mensajes… si se revela.
Por lo pronto, la respuesta diplomática del gobierno mexicano vuelve a ser tibia frente a una flagrante violación a la soberanía nacional.
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Columna Serpientes y Escaleras/24 Horas
El siervo espiado/ Salvador García Soto 
Que Felipe Calderón ha sido el presidente que más se abrió a la relación con Estados Unidos y que más concesiones (legales y extralegales, constitucionales y no) dio a Washington, eso no está en duda. El ex presidente mexicano, como pocos de sus antecesores, se echó a los brazos del Tío Sam y, a cambio de que le guiaran en su sanguinaria lucha contra el narcotráfico, dejó que las agencias de seguridad estadunidenses -de la DEA a la CIA y del Ejército a los Marines- tuvieran como nunca injerencia en el territorio y las operaciones de seguridad nacional de México, con o sin tratados constitucionales de por medio.
No fue gratuito que a su salida de la Presidencia, después del violento periodo que significó su sexenio por las cifras de muertos, desaparecidos y golpes al narcotráfico, Calderón haya sido acogido por la principal universidad estadunidense y se haya refugiado con su familia en el vecino país, desde donde esporádicamente vuelve a México y se mantiene activo en política a través de su grupo de senadores oposicionistas y combativos que encabeza Ernesto Cordero.
Pero toda esa política entreguista y dócil hacia la Casa Blanca no evitó que el gobierno de Barack Obama, como antes el de George W. Bush, ejerciera sobre el presidente de México y sobre los principales miembros de su gabinete un espionaje descarado a través de las cuentas de correo de la Presidencia, además de la intercepción de sus llamadas de celular, en lo que constituye una práctica que quizá para los Estados Unidos podrá ser “legal” y hasta “normal”, según sus leyes y prácticas internacionales, pero que representa una abierta violación constitucional y de soberanía para las instituciones mexicanas.
Descubrir que desde Washington se espía a los presidentes de México, a través del uso de los servidores de compañías de nacionalidad estadunidense, o que la Agencia de Seguridad Nacional (ASN) haya penetrado fácilmente los servidores de la Presidencia; confirma, a partir de las revelaciones de Edward Snowden, las sospechas de que el internet y las principales compañías que manejan las redes sociales, buscadores y correos personales, colaboran con la red mundial de espionaje que tendió desde la Casa Blanca, con autorización legal de su Congreso, el ex presidente Bush y continuó la administración Obama, siempre bajo el argumento de su seguridad y la lucha contra el terrorismo.
Sólo que el espionaje realizado a Calderón, siendo presidente, no tuvo nada que ver con terrorismo, por los informes revelados por la prensa alemana, y fue más bien una intromisión en la política interna y las decisiones del gobierno mexicano. Y para colmo, la respuesta que ha recibido la cancillería mexicana, encabezada por José Antonio Meade, y el gobierno de Enrique Peña Nieto en sus protestas por el espionaje, ha sido casi una segunda burla por parte de nuestro principal socio comercial y vecino. Porque primero Obama le ofreció a Peña que investigaría la queja que personalmente le dio en la pasada reunión del G-20, según informó la Presidencia, y luego la SRE citó al embajador Antonhy Wayne a dar explicaciones sobre la intromisión en comunicaciones telefónicas de Calderón y del mismo Peña Nieto como presidente electo.
Una y otra acción del gobierno de México no obtuvieron resultados; no hay ni investigación ni explicación claras del acto de intromisión. Ahora, que se revelan las infiltraciones en los servidores mismos de la Presidencia y de las comunicaciones personales del Presidente, el tono de la protesta de la Cancillería tendría que subir y buscar otro tipo de acciones que expresen el rechazo mexicano a esas prácticas violatorias de la soberanía. Si espiaron a un presidente que se les tendió como un siervo, que otra cosa puede esperarse el actual inquilino de Los Pinos. Un gesto de dignidad no le vendría mal a la desigual y poco fiable relación con el poderoso vecino.
NOTAS INDISCRETAS… En los avances que da por todos lados el secretario José Carlos Ramírez Marín de sus investigaciones sobre funcionarios responsables de las tragedias en zonas irregulares de Acapulco se puede advertir una cosa: van sólo sobre funcionarios de segundo nivel y difícilmente acusarán a políticos o gobernantes de primera línea. Será la política del hilo y lo más delgado… ¿Qué están percibiendo los grupos delincuenciales en el Distrito Federal que ya matan a niños a mansalva o penetran descaradamente a las policías o desatan balaceras en plena vía pública y a la menor provocación? Huelen la debilidad… Se lanzan los dados. Serpiente doble.
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Aliado, no vasallo/Pascal Beltrán del Río
Excélsior, 22/10/2013 00:34
Desde el 9 de junio pasado, cuando se hicieron públicas las revelaciones de Edward Snowden sobre la NSA y su infraestructura –“que le permite interceptar prácticamente todo”–, he escuchado decenas de veces decir que sólo los ingenuos se sorprenden de que Estados Unidos haga espionaje en diversas partes del mundo, incluyendo a sus aliados.
Probablemente eso sí sea una obviedad, pero lo amplio y sistemático de las intercepciones son la novedad en este caso.
Estados Unidos ha ido más allá de lo que pudiera constituir una acción de defensa en contra de posibles ataques terroristas contra sus intereses.
De acuerdo con la información que Snowden presuntamente compartió con medios internacionales, la NSA ha espiado lo mismo a gobiernos que a ciudadanos comunes. Y ha interceptado millones de comunicaciones telefónicas y de internet no sólo con propósitos de seguridad nacional sino también económicas, como lo reveló el domingo Der Spiegel.
Una cosa es saber que los servicios de inteligencia estadunidenses –con presupuesto de 75 mil millones de dólares al año– pueden obtener información útil en cualquier parte del mundo, y otra muy distinta es aceptar dócilmente que lo espíen a uno.
Por desgracia, México ha pasado de la colaboración sumisa con los órganos de inteligencia de EU, como ocurrió el sexenio pasado con la firma de un acuerdo que autorizaba las intercepciones en territorio nacional, a una respuesta confusa frente a la revelación pública de la magnitud del espionaje.
Lo que se conoció el domingo vía el semanario alemán –la penetración de la red de internet de la Presidencia, incluyendo la cuenta de correo electrónico de Felipe Calderón–, es a todas luces indignante. Sería un error no advertir que las señales del espionaje estadunidense contra México ya eran claras desde junio, y ha habido una tardanza inexplicable para protestar como debe hacer cualquier nación soberana que se respete.
Ha hecho bien Calderón en exigir públicamente una investigación de hechos que, como él mismo dice, lo agravian, pero más aún a la nación. Pero el ex Presidente debería aclarar en qué consistió el contrato firmado entre su gobierno y el de EU en febrero de 2007 denominado Mexico Technical Surveillance System. De acuerdo con una justificación general, el programa tenía por objetivo “crear un sistema de operaciones para la seguridad en las redes de comunicaciones que permita administrar datos y contenga herramientas de análisis forense”.
El convenio, que hizo público Excélsior en julio pasado, se dio en la colaboración antidrogas entre los dos países, que después se formalizaría como Iniciativa Mérida. Duró cinco años, pues hay una actualización del contrato, el 27 de abril de 2012. De acuerdo con los documentos en poder de este diario, se permitió la instalación de 107 estaciones de rastreo, capaces de monitorear 60 llamadas telefónicas simultáneas y datos de servidores de internet. Los equipos, provistos por la empresa Verint Systems, podían almacenar hasta 25 mil horas de conversaciones.
Es válido preguntarse si alguno de esos equipos se utilizó para interceptar el correo electrónico de Calderón, a partir de 2010, así como los mensajes de texto y las llamadas del entonces candidato presidencial Enrique Peña Nieto y sus colaboradores cercanos, en la campaña de 2012. Por eso es necesario el testimonio del ex mandatario, que debería formar parte de una investigación en México para determinar el alcance del espionaje.
Las revelaciones de Der Spiegel y otros medios nada tienen de anecdóticas. Es insuficiente decir, para calmar a la opinión pública, que ya se exigió una investigación a Washington. El gobierno de EU no tiene afán alguno en reparar el daño de sus acciones.
Ayer escribí que México quizá debe llamar a su embajador ante la Casa Blanca en lo que espera resultados de la pesquisa o adoptar alguna medida drástica que dé fe de su molestia y rechazo.
El gobierno de Francia –también blanco de espionaje– convocó al embajador estadunidense Charles Rivkin al parisino muelle de Orsay, sede de su cancillería, para pedir explicaciones oficiales.
El Senado anunció que gestionaría una reunión entre la Comisión de Relaciones Exteriores y el embajador estadunidense en México, Anthony Wayne, y el embajador mexicano en Washington, Eduardo Medina Mora.
El Ejecutivo no puede quedarse atrás. Sin alterar la relación estratégica con Estados Unidos, debe dar una señal de rechazo a las acciones inaceptables de la NSA y dejar claro que México es su aliado, no su vasallo. Y debe conducir su propia investigación para conocer hasta dónde fue vulnerada la seguridad del país.
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CNNMéxico. Ante la posibilidad de ser espiados por el Gobierno de Estados Unidos, los altos funcionarios del gobierno del expresidente Felipe Calderón Hinojosa evitaban enviar documentos importantes vía correo electrónico y cuando se comunicaban por teléfono lo hacían en clave, señaló el exasesor internacional durante el sexenio calderonista, Rafael Fernández de Castro.
"Lo más importante se le daba impreso (a Calderón). Cuando tenía que sostener una conversación muy importante, lo prefería hacer caminando por el bosque de Chapultepec (…) las llamadas eran por la red federal y uno utilizaba la red para hablarle al presidente Calderón por el teléfono rojo que tienen los funcionarios de muy alto nivel ", agregó.
Quien también hizo declaraciones sobre el tema, fue el exsecretario de Trabajo, Javier Lozano, quien afirmó que funcionarios federales también tenían un “mecanismo encriptado” para enviar correos electrónicos, sin embargo, de acuerdo con las filtraciones del excontratista de la Agencia de Seguridad Nacional, Edward Snowden, dichos mecanismos fueron superados.
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Los medios hoy...21 de octubre
MILENIO: La presidencia era espiada por EU desde 2010
La Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos (NSA, por su sigla en inglés) espió desde 2010 el correo electrónico del entonces presidente Felipe Calderón como hizo también con las llamadas de Enrique Peña Nieto cuando fue candidato a la Presidencia en 2012, de acuerdo con la revista alemana Der Spiegel, que citó documentos filtrados por Edward Snowden. Además, se reveló que el espionaje del que fue víctima Enrique Peña Nieto en dos semanas de junio de 2012 permitió interceptar 85 mil 489 mensajes de texto enviados por el entonces candidato presidencial y sus colaboradores. La Secretaría de Relaciones Exteriores reiteró su “categórica condena por la violación de la privacidad de las comunicaciones de instituciones y ciudadanos mexicanos. Esta práctica es inaceptable, ilegítima y contraria al derecho mexicano y al derecho internacional”.
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EXCÉLSIOR: Calderón dio aval a espías… y lo espiaron
El gobierno de Estados Unidos espió en mayo de 2010 el correo electrónico del entonces presidente Felipe Calderón, utilizando el mismo sistema de intercepción de comunicaciones que su gobierno autorizó que se instalara en México tres años antes. Este sistema también interceptó en 2012 más de 85 mil mensajes, entre ellos los enviados por el actual mandatario, Enrique Peña Nieto, de acuerdo con filtraciones del ex contratista de la CIA, Edward Snowden, difundidas ayer por la publicación alemana Der Spiegel. El proyecto para hackear los correos de Calderón, denominado Flat Liquid, fue autorizado por personal de alto rango de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés).
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LA JORNADA: EU espió a placer al gobierno de Felipe Calderón
La Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos (NSA, por sus siglas en inglés) hackeó cuentas de correo de la Presidencia de México por años y obtuvo información interna ‘‘lucrativa’’ –en sus propias palabras– sobre toma de decisiones del sistema político mexicano, a través de su división especializada en espionaje denominada Operaciones de acceso personalizado (Tailored Access Operations, TAO), según documentos filtrados por el ex analista de la agencia Edward Snowden y revelados por la revista alemana Der Spiegel. Después de husmear sistemáticamente las comunicaciones internas del gobierno mexicano, la agencia logró finalmente descifrar las claves para ingresar al servidor de la Presidencia de la República durante el sexenio pasado. De esta forma, Felipe Calderón, el mandatario que colaboró de manera más estrecha con Washington que todos sus antecesores, fue uno de los blancos del espionaje estadunidense.
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Comunicado de la Cancillería
POSICIÓN DEL GOBIERNO DE MÉXICO SOBRE INFORMES ADICIONALES DE PRESUNTAS ACTIVIDADES DE LA AGENCIA DE SEGURIDAD NACIONAL DE ESTADOS UNIDOS
Domingo 20.10.13| México, D. F. | Comunicado 392
Ante filtraciones adicionales publicadas en medios internacionales en relación con presuntas acciones de espionaje realizadas por la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos, el Gobierno de México reitera su categórica condena a la violación de la privacidad de las comunicaciones de instituciones y ciudadanos mexicanos. Esta práctica es inaceptable, ilegítima y contraria al derecho mexicano y al derecho internacional.
El Presidente de Estados Unidos de América, Barack Obama, se comprometió en su más reciente encuentro con el Presidente Enrique Peña Nieto a realizar una investigación exhaustiva que conduzca al deslinde de responsabilidades.
Este mismo compromiso fue confirmado por el Secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, durante una reunión de trabajo sostenida en días recientes con el Secretario de Relaciones Exteriores, José Antonio Meade.
Mediante una nota diplomática, el Gobierno de México habrá de reiterar la importancia que tiene para nuestro país dicha  investigación, misma que deberá ser concluida a la brevedad.
En una relación entre vecinos y socios no hay cabida a las prácticas que se alega tuvieron lugar. Por ello, el diálogo institucional que sostienen las instancias correspondientes es fundamental para mantener su relación de confianza y respeto.

Columnas:
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Espionaje: ¿Qué hacer ante las nuevas revelaciones?/Pascal Beltrán del Río
Excélsior, 21/10/2013
El conocimiento público sobre el espionaje estadunidense de los últimos años en México y el resto del mundo no deja de crecer.
A finales de junio pasado se supo, mediante una nota del diario británico The Guardian, que la embajada mexicana en Washington había sido blanco de escuchas el sexenio pasado.
Una fuente diplomática que consulté por aquellos días me confirmó que el entonces embajador Arturo Sarukhán solía invitar a sus interlocutores a salir de su despacho cuando se trataba de hablar de asuntos delicados, pues ya sospechaba que le habían sembrado micrófonos.
Días después, en julio, Excélsior dio a conocer que el gobierno del presidente Felipe Calderón había accedido a una petición del Departamento de Estado para instalar equipo de espionaje en territorio nacional, proporcionado por la empresa Verint, para interceptar, analizar y almacenar comunicaciones telefónicas y de internet.
Las acciones de espionaje fueron pactadas por los gobiernos de México y Estados Unidos en febrero de 2007, en el marco de la cooperación antidrogas entre los dos países, que meses después sería formalizada como Iniciativa Mérida. El programa para interceptar comunicaciones incluso fue ampliado en 2012 sin que a la fecha se conozcan públicamente sus objetivos.
Posteriormente, a principios de septiembre pasado, la cadena brasileña TV Globo reveló, con base en documentos filtrados por el analista Edward Snowden, que la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos había espiado a Enrique Peña Nieto y a nueve de sus más cercanos colaboradores, durante la campaña presidencial de 2012.
Las revelaciones en Brasil también incluyeron acciones de espionaje contra funcionarios de ese país, lo cual provocó una encendida protesta en la tribuna de la Asamblea General de la ONU por parte de la presidenta Dilma Rousseff, quien además canceló por ese motivo una visita de Estado a Estados Unidos.
El día de ayer, el semanario alemán Der Spiegel fue más allá. Con base en los mismos documentos dados a conocer por Snowden, el medio hizo público que la NSA había penetrado con éxito en la red de internet de la Presidencia de la República el sexenio pasado, y que había infiltrado la cuenta de correo del propio presidente Felipe Calderón.
Asimismo, confirmó las acciones de espionaje contra Peña Nieto y sus colaboradores, al tiempo que precisó la magnitud de las intercepciones: conoció el contenido de más de 85 mil mensajes de texto.
De ser auténticos los documentos que dio a conocer Der Spiegel el día de ayer —y no hay razones para dudar de ello—, indigna la petulancia de la NSA, que se jacta de haber logrado acceder a un privilegiado punto de observación del “sistema político de México y su estabilidad interna”, mediante el espionaje sistemático a “comunicaciones diplomáticas, económicas y del liderazgo del país”.
La reacción del gobierno mexicano ante el tema del espionaje estadunidense es ya claramente insuficiente. Bastante grave es la revelación de que se interceptaron las llamadas de un candidato presidencial —que a la postre resultó ganador de los comicios de julio de 2012— como para agregar a ello la infiltración de la red de internet de la Presidencia.
Mediante el canciller José Antonio Meade, el gobierno mexicano ha dicho que exigió a Washington una investigación de las acusaciones. Lo dijo Meade en su comparecencia de la semana pasada en el Senado y lo repitió en la entrevista que le hice el mismo día en Excélsior Televisión.
Lo que ya no puede hacer el gobierno de México es esperar a que Estados Unidos concluya dicha pesquisa al ritmo que le convenga. Debe exigir resultados ya, y probablemente retirar a su embajador ante la Casa Blanca hasta que éstos se hagan públicos, o alguna otra medida drástica que haga patente la seriedad del enojo ante la intromisión.
Sería un error pecar de ingenuos. La embajada de Estados Unidos es un frente de los intereses comerciales —y económicos, en general, de ese país—; las acciones de espionaje no sólo son una afrenta política y diplomática, sino, como bien apuntó ayer la cadena RT (previamente conocida como Russia Today), seguramente dieron a Washington una ventaja competitiva en materia de inversiones.
En el conjunto de comunicaciones espiadas por la NSA, ¿qué pudo saberse en Estados Unidos? ¿Sólo la vida privada del Presidente y el candidato o datos claves de seguridad nacional que nos hagan vulnerables a todos?
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Columna EL ASALTO A LA RAZÓN/Carlos Marín
Milenio, 22 de octubre.
Calderón y Peña: objetivos lógicos
Del espionaje abundan referencias tan antiguas como las de agentes que orejeaban para Moisés, David o Josué, o la clasificación de espías que hizo Sun Tzu (siglo IV aC): “Nativo, interno, doble, liquidable, y flotante” que, “cuando están activos todos ellos, nadie conoce sus rutas”. A esto, escribió el chino en El arte de la guerra, “se le llama genio organizativo, y se aplica al gobernante…”.
Isabel Primera de Inglaterra se sirvió de su principal secretario, sir Francis Walsingham, a finales del siglo XVI para, mediante redes de agentes en toda Europa, penetrar el corazón de otras naciones (enemigas o aliadas). A este cuate se le reconoce desde entonces como “maestro de espías”: supervisaba las políticas exterior, nacional y religiosa; fue embajador en Francia y partidario tenaz de la exploración, colonización y sometimiento de Irlanda y de la unión con Escocia, así como hacer de Inglaterra la mayor potencia marítima (en una economía cada vez más globalizada). Descubrió y desactivó varias conspiraciones contra la reina y, con información de sus espías, aseguró la ejecución de María Estuardo.
Al servicio de Napoleón, Joseph Fouché (Cocinero de la conspiración, le decía Robespierre) tuvo a su cargo la Policía de Francia (que se convertiría en el temible Ministerio de Interior) y se le concede la paternidad del espionaje moderno, entendido como una prioridad de Estado. Sus artimañas para el hurgamiento fueron piedra de toque del FBI en EU o el MI-6 inglés, que se volvieron clave en el desarrollo de la Segunda Guerra Mundial (con la red Orquesta Roja trabajando para los aliados en los países ocupados).
La guerra fría fue constante duelo de espías entre las potencias, con casos tan célebres como los de Harold Adrian Russel Philby o Kim Philby (integrante del grupo estalinista Los cinco de Cambridge); los agentes dobles Blake, Ames y Penkovski, o el derribo del avión espía U-2 de 1960 por migs soviéticos y cuyo piloto, Francis Gary Powers, fue apresado y luego cambalachado por agentes rusos.
Después, la caída del Telón de Acero, lejos de acabar con el espionaje, lo reactivó, sobre todo con los atentados de 2001 para penetrar al integrismo islámico (que llevó al encuentro y asesinato de Bin Laden diez años después).
Frente a las “bondades” de su práctica como asunto de Estado, los WikiLeaks de Julian Assange (desde 2007) vinieron a ser el primer gran machetazo a caballo de espadas: filtraciones de decenas de miles de documentos secretos que el Estado gringo mantenía bajo reserva.


Y de ahí a lo de ahora (caso Snowden): la difusión de gobiernos y gobernantes espiados por la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos, entre quienes están el ex presidente Felipe Calderón y, como candidato a sucederlo, Enrique Peña Nieto.
Pues… ¡ni modo que no!
Lo sorprendente no es tanto que fueran espiados, sino que lo hubiesen sido por tan breve tiempo y, para colmo, que nada notable ni abracadabrante les hayan encontrado…
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LA TRAICIÓN A CALDERÓN
Columna Estrictamente Personal/Raymundo Riva Palacio
Ejecentral.com
Cuando se reveló el espionaje de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA, por sus siglas en inglés) en México y Brasil, el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto optó por una estrategia distinta a la que siguió la presidenta Dilma Rouseff. La cancillería brasileña protestó de manera enérgica y pública, mientras la mexicana fue por una de bajo perfil. A medir por los resultados, la mexicana fue mucho más eficaz. Tuvieron respuesta inmediata, igualmente discreta. Se entregaron las notas diplomáticas y recibieron en Washington al jefe del CISEN. Los brasileños tuvieron que subir los gritos, hasta que un mes después, finalmente, los atendieron.
Hoy, nuevos documentos filtrados por el revelador de secretos, el ex técnico de la CIA Edward Snowden, publicados por la revista alemana Der Spiegel (El Espejo) en su edición de este domingo, obligan al gobierno mexicano a modificar y elevar la calidad de su protesta. No basta pedir explicaciones al gobierno de Estados Unidos y que el presidente Barack Obama ofrezca investigar para determinar si hubo o no violación de la ley, porque en este caso, dentro del marco jurídico de esa nación, no violó nada la NSA.
La ley estadounidense, respalda por el Capitolio, le permitió a Estados Unidos, -desde el gobierno de George W. Bush-, interceptar todas las comunicaciones electrónicas. En sus reclamos personales, diplomáticos mexicanos dijeron que también habían interceptado conversaciones telefónicas, para lo cual necesariamente, argumentaban, tendrían que haber penetrado las redes de telefonía mexicana.  En previas revelaciones se identificó a la división de la NSA, “Tailored Access Operations” (TAO), responsable de este tipo de operaciones que espiaba a modo a cada país y a cada necesidad.
En los documentos analizados por Der Spiegel uno afirma: “TAO entró exitosamente al servidor principal en el dominio de la Presidencia Mexicana.., para ganar acceso de primera mano a la cuenta del correo electrónico del presidente Felipe Calderón”. El dominio, añadió la NSA en el informe, también era usado por los miembros del gabinete y contenían “comunicaciones diplomáticas, económicas y de liderazgo que continuaron proveyendo una visión privilegiada del sistema político mexicano y de la estabilidad interna”.
Esta operación llamada “Flatliquid”, no parece tener nada que ver con el terrorismo. En ninguna parte del documento se justifica la penetración de las comunicaciones de la Presidencia mexicana bajo el argumento de la lucha contra Al Qaeda y todas sus derivaciones terroristas, razones por las cuales se inició el espionaje global, ni se establecen cuáles son las razones de Estado para husmear en la política interna mexicana. Más aún, en el documento secreto, la NSA afirma que la oficina de Calderón se convirtió en “una fuente lucrativa” de información.
 “Flatquid” es la confirmación de que es imposible confiar en el gobierno de Estados Unidos y que la relación bilateral tiene que ser estrictamente a partir de la defensa de los intereses nacionales. El ex presidente Calderón cambió la naturaleza histórica de esa relación con niveles de colaboración inéditos, que sólo son proporcionales al nivel de penetración y espionaje inédito que hizo el gobierno con el que se casó incondicionalmente. Se puede argumentar que Washington se rió de él y que lo traicionaron.
Su gobierno le abrió completamente la puerta, permitió que sus agencias de inteligencia trabajaran activamente en territorio mexicano, que coordinaran operaciones de campo e interrogaran a detenidos antes que los ministerios públicos federales. Les entregó muchas de las llaves de la seguridad mexicana, facilitándoles la construcción de un enclave en suelo nacional. Pero aún así, como sucede con un país que sí entiende que la seguridad de su Estado y sus intereses van por encima de todo, no fue suficiente. Los documentos muestran que más allá de sus preocupaciones de seguridad, existían dudas sobre la estabilidad y el futuro de México. Más de 85 mil comunicaciones interceptadas del entonces candidato presidencial Enrique Peña Nieto y nueve de sus colaboradores, reveladas anteriormente, así lo ratifican.
Las dudas mexicanas sobre la legalidad del espionaje se fortalecen con las revelaciones de “Flatliquid”, operación de la cual el gobierno mexicano no ha sido informado. Este espionaje rebasa cualquier explicación y justificación previa de Washington, y es una abierta intromisión en los asuntos internos mexicanos. Exige una nueva respuesta del gobierno mexicano, pero no puede ser en los términos como se planteó. Como a Calderón en la praxis, a Peña Nieto lo han engañado y traicionado. No le dijeron que las entrañas de la Presidencia de México, para efectos de ver cómo se mueven y reaccionan, están siendo vistas por ellos. Y lo que él piensa, dice y manda, también.


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