7 mar 2014

Don Lorenzo Alvarez Gámez, in Memoriam


Don Lorenzo Álvarez Gámez, in Memoriam (1919-2004).
En un día como el de hoy 7 de marzo, pero de 20014 -hace 10 años- murió mi padre; Lorenzo Álvarez Gámez.
Dice el poeta español Alfonso Costafreda.
 “Ha muerto mi padre.
Se repite su ausencia cada día
en el hogar vacío.
Yo pregunto,
y además de la ausencia y además
de perder los caminos de esta tierra,
¿qué es la muerte?
Yo te pregunto, padre, ¿qué es la muerte?
¿Has hallado la paz que merecías?
¿Encontraste cobijo en nueva casa
o vas errante, y sufres bajo el frío
del invierno más grande, del total
desamor?"
Don Lencho nació en Baymena, Choix, Sinaloa, el 16 de febrero de 1919, murió en Los Mochis, Sinaloa el 7 de marzo de 2004, después de una larga enfermedad.
Hijo de padres mayos (yoremes), habitó por esos lugares 85 años y por ello tuvo la posibilidad de disfrutarlos intensamente.
Vivió a su manera, como dice la canción popularizada por Sinatra:
“Viví y disfruté,
no sé si más que otro cualquiera,
y si, todo esto fue, a mi manera.”
¡No fue fácil! De niño se dedicó en la sierra sinaloense a ser pastor de chivas; años después -de adolescente-, junto con sus padres dejó la montaña y bajó al Valle de El Fuerte; ahí se convirtió en ejidatario; después fue obrero y en ese tiempo vivía intensamente cantando canciones: era un bardo (guitarrero dicen por allá).
De repente cuando bebía“vino” *hablaba cahita -combinación del mayo, yaqui y tehueco- lengua que aprendió de sus tatas, y por eso cantaba sin problemas La Flor de Capomo, entre otras canciones.
¡También tenía la habilidad de contar cuentos sin saber que era un género literario!
Recuerdo que en las noches y como fondo el sonido de los grillos nos contaba historias increíbles de la revolución; además de cuentos de fantasmas: de duendes y hasta de un jinete sin cabeza que se aparecía en las noches....
Por supuesto que esas fábulas eran maravillosas y obligaban a despertar la imaginación. 
Ayudaba entonces que no había luz eléctrica ni mucha menos televisión. Por supuesto que casi todo lo inventaba, o quizás algunas eran de una realidad concreta.
¡La verdad no se!, pero Viéndolo en retrospectiva, me digo “¡qué imaginación del viejo!”
Lamento no haber escrito lo que entonces me contaba.
Hoy los recuerdos son vagos; por eso y más, lo quise justo en el momento preciso y lo recuerdo con cariño a diez años de su partida.
La sombra del Padre de uno siempre está presente siempre nos acompaña.
¡Ah! y juntó con Hildeliza Palafox -mi madre- tuvo una gran descendencia; 10 hijos, yo soy uno de ellos.
Y alguien que ha dejado una obra nunca muere, sino que vive a través de ellas.
O sea ¡Somos un chingo!
Invito a escuchar la canción en recuerdo de mi padre para que siempreviva, como dice el poeta oaxaqueño Andrés Henestrosa:
“Niña, cuando yo muera
no llores sobre mi tumba;
toca sones alegres, mi vida,
cántame La Sandunga.
Toca el Bejuco de Oro,
la flor de todos los sones;
canta La Martiniana, mi vida,
que alegra los corazones.
No me llores, no, no me llores no;
porque si lloras yo peno,
en cambio, si tú me cantas.
yo siempre vivo, yo nunca muero.
http://www.youtube.com/watch?v=Busiabe4TmY
Dice el escritor español Juan Cruz en un libro que habla del recuerdo de su Padre: 
"Un día (...) un jueves en que vivía esa desazón que a veces siento los lunes, me encontré una figura canosa y algo asustada en el espejo. Dije: 'Joder, mi padre'. Era yo!...
Uno se encuentra al fin con el padre que tuvo. Y eso no se puede contar con artificios literarios; eso lo tienes que escribir como si estuvieras escribiendo una carta en el espejo".
No le falta razón el periodista Juan Cruz la sombra del padre de uno siempre está presente siempre nos acompaña.
Hoy me beberé un trago en su recuerdo.
¿Gustan?
Por cierto, nunca lo he hecho y quiero agradecer públicamente a Miguel Mondaca Álvarez- hijo de Rosario quien pagó entonces con gusto y desinteresadamente los servicios funerarios.
¡Gracias!
* Obviamente no ingería la bebida obtenida de la fermentación alcohólica del zumo de uvas. ¡No! nuestros padresno bebieron vino lamentablemente n o estaba a a su alcance, pero ellos así le decían - y dicen aún-, a cualquier bebida fuerte como el aguardiente o bebida de agave como mezcal o tequila.
El poeta José Alfredo Jiménez en casi todas sus canciones habla también del vino cuando en realidad se refiere al tequila.

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