4 may 2014

En Michoacán, una paz mediática


–¿Dejará las armas?
–¡Menos! Las mías jamás las voy a entregar, porque sólo tengo tres armas: la razón, la verdad y la justicia. Son las armas más poderosas del mundo, con esas armas cayó la monarquía de los Luises en Francia, llegaron la independencia de Estados Unidos y la de México, con esas armas luchó Benito Juárez.

En Michoacán, una paz mediática/José Gil Olmos
Revista Proceso # 1957, 3 de mayo de 2014
Mientras las guardias comunitarias y agentes federales buscan a La Tuta –último capo original de Los Caballeros Templarios–, el líder de las autodefensas de Tepalcatepec y vocero del movimiento, José Manuel Mireles, le resta importancia a los plazos que impuso el comisionado federal Alfredo Castillo para el “desarme”. Por el contrario, anuncia la próxima toma de importantes municipios y señala que el gobierno quiere sólo una “paz mediática”: borrar el nombre de “autodefensas” porque expresa su incapacidad para garantizar seguridad y justicia a la población.
ARTEAGA, MICH.- Los abrojos son parte del pueblo donde Servando Gómez Martínez, La Tuta, nació, se educó como maestro rural y luego se convirtió en el zar de la droga de todo Michoacán. Hace unos meses nadie lo imaginaba huyendo por este monte árido, perseguido por los grupos de autodefensa que decidieron terminar con su imperio de terror y muerte.
Hoy las calles laberínticas de Arteaga son vigiladas por la Policía Federal (PF), el Ejército y los ciudadanos armados, quienes no obstante respetaron a la familia del jefe de Los Caballeros Templarios. La huella de El Profe, como también llamaban al único jefe sobreviviente del cártel, se nota en todo el pueblo y alcanza hasta el camposanto.

 A la entrada del panteón municipal se levanta un mausoleo de cemento pintado de amarillo, columnas romanas blancas y puertas de cristal con dos gallos labrados en actitud de pelea. Contiene los restos de familiares de La Tuta: su padre Luis Felipe, sus tíos Arcadio y Bolívar, y sus abuelos Felipe y María Soledad, todos en criptas de lujo, apartadas de las tumbas de tierra y piedra.
 En la parte alta del pueblo se ven las casas de la madre del capo, María Teresa Martínez Castañeda, y sus hermanos Flavio, Aquiles, Alejandra Sayonara y Luis Felipe Gómez Martínez. A diferencia del resto de las viviendas locales, cada una abarca media manzana.
 Ante la vigilancia de los civiles armados de las autodefensas y la PF, que revisa autos en la calle principal, nadie habla del exprofesor, quien ha sido señalado como coordinador operativo y uno de los líderes de Los Caballeros Templarios, junto con Enrique Plancarte Solís El Kike y Nazario Moreno, El Chayo. Al recorrer el poblado se encuentra fácilmente la escuela primaria Melchor Ocampo, donde dio clases hasta 2000, así como la Escuela Normal Rural de Arteaga, con murales de maestros enseñando a niños, misión para la cual se educó cuando era joven.
 Ahí está el Club de Gallos, donde le gustaba apostar; a un lado, el salón de fiestas El Cepillo, donde citaba a los comerciantes, empresarios, hoteleros y restauranteros para que entregaran sus “cuotas”; las casas donde vivían sus amantes y hoy ocupan las autodefensas, lo mismo que el rancho a la entrada del pueblo.
 A una semana de que cerca de 3 mil autodefensas armados tomaron el pueblo, la gente comienza a formar sus consejos para adaptarse a su nueva normalidad, sin el yugo del jefe del narco. Pero aún nadie se atreve a hablar de La Tuta.
 Todos los días hay operativos para descubrir a los cómplices del único líder sobreviviente de Los Caballeros Templarios. Pero poco o nada han logrado. Al huir, Gómez Martínez se llevó su arsenal, con el que ya contaban los grupos de autodefensa para reforzarse.
 En este pueblo de montes áridos nació Servando Gómez el 6 de febrero de 1966. Tiene dos hijos: Sayonara y Hubert Gómez Plancarte. Cree en la brujería y está convencido de que guías espirituales le dicen los nombres de los traidores y le indican los parajes donde puede ocultarse. Es la presa más codiciada por las Fuerzas Armadas y los grupos de autodefensa, los cuales a través de su vocero, el doctor José Manuel Mireles, han insistido en que no dejarán las armas hasta limpiar el estado de todas las organizaciones delictivas.
Cambio de playera
El 14 de abril, en el penal de La Ruana, el comisionado del gobierno federal, Alfredo Castillo, y los miembros del Consejo General de Autodefensas y Policías Comunitarios de Michoacán, encabezados por José Manuel Mireles, acordaron que para el próximo sábado 10 las autodefensas estarían registradas como defensas rurales y limpiarían la entidad entera de crimen organizado. A una semana de que se cumpla esta fecha, ninguno de esos propósitos parece a punto de cumplirse.
Durante los primeros días Castillo habló del desarme de las autodefensas para el Día de las Madres. Mediáticamente se estableció la idea de ese plazo  límite para que los integrantes de este movimiento armado –a decir de algunos de sus líderes, rebasan los 15 mil– entreguen todos los rifles de asalto, pistolas y fusiles de alto poder con los cuales han enfrentado a los sicarios desde el 24 de febrero de 2013.
Según los acuerdos, para entonces tendrían que estar registrados los integrantes del movimiento que deseen incorporarse a las defensas rurales, bajo el mando del Ejército, o a las policías estatales. Si siguen actuando armados, como autodefensas, serán detenidos.
Pero lo que se manejó oficialmente como desarme en los hechos quedó como “registro de armas y tomas de huella balística”, un programa permanente de la Secretaría de la Defensa prorrogado en Michoacán para que todos los autodefensas registraran sus armas y de esa forma evitar la infiltración de Los Caballeros Templarios, explicó Castillo el 3 de abril en una conferencia en las instalaciones de la 43 Zona Militar.
Luego de una reunión de tres horas con algunos representantes de las autodefensas, Castillo admitió que no se trata de un “desarme”, sino de registro de armas, y que no se cumplirían las fechas anunciadas.
Pero señaló que había buena voluntad de las partes y que para el sábado 10 se esperaba el registro de 2 mil autodefensas como defensas rurales.
 Entrevistado en Apatzingán el mismo día, Mireles alertó: “La palabra autodefensa para nosotros representa el mensaje que le damos al gobierno. Decirle: ‘¡Ey!, no estás queriendo dar justicia y no estás dando seguridad pública’. Por eso quieren desaparecer el nombre de autodefensas”.
 Mireles, quien retomó el liderazgo tras un par de meses de recuperación por el accidente aéreo que sufrió el pasado 4 de enero, precisa que su lucha contra el crimen organizado no va a terminar el sábado 10; continuará porque no se ha limpiado al estado no sólo de Los Caballeros Templarios sino de Los Zetas, el Cártel del Golfo, los Beltrán Leyva y el Cártel de Jalisco Nueva Generación, mafias “que se quieren quedar con el pastel”.
 La noche del 3 de abril, en el municipio de Jiquilpan –colindante con Jalisco–, miembros del Cártel de Jalisco Nueva Generación y Los Caballeros Templarios se enfrentaron, con resultado de cuatro muertos. En las últimas semanas ha habido varios tiroteos en ese municipio, donde nació el general Lázaro Cárdenas y donde su familia conserva su casa original.
 Según Mireles, Los Caballeros Templarios han tratado de infiltrar a las autodefensas. “Personalmente los he quitado en dos barricadas y como respuesta mataron a dos de mis escoltas”, revela a Proceso. Por eso insiste en que no dejarán las armas:
 “Lo que ellos (en el gobierno) quieren es que no salgamos con playeras que digan ‘autodefensas’, sino que digan ‘defensa rural’ o ‘policía rural estatal’. Esa es la intención. Las personas que estamos en la batalla vamos a ser los mismos, nomás que con una camiseta diferente. Pero que quede claro: muchos no nos vamos a quitar las playeras de autodefensa. Los que hicimos de este movimiento social una bandera, no nos la vamos a quitar, va a servir para que los siguientes sistemas de gobierno que tengamos los mexicanos vean que ya no va a ser fácil abandonarnos y vernos la cara de tarugos.”
Ultimátum prematuro
Mireles advierte: el ultimátum del sábado 10 es muy prematuro para “limpiar” el estado. Si en un año los autodefensas tomaron 34 poblaciones de 113, es imposible que en 30 días cubran las que faltan.
“Ganas no nos faltan –explica–. El gobierno pensaba que con su ayuda lo íbamos a lograr, pero no es así. Como ellos pusieron la fecha, yo sigo peleando los tres puntos que me quedan: limpieza total del estado, restablecimiento del estado de derecho y liberación de los integrantes de las autodefensas detenidos. Para nosotros el estado de derecho significa dos cosas: muy buena seguridad pública y la justa impartición de justicia. Mientras no haya eso, las cárceles seguirán llenas de inocentes porque su delito más grave es no haber tenido forma de pagar una buena defensa. Por eso nosotros no vamos a dejar nuestra bandera.”
–¿Dejará las armas?
–¡Menos! Las mías jamás las voy a entregar, porque sólo tengo tres armas: la razón, la verdad y la justicia. Son las armas más poderosas del mundo, con esas armas cayó la monarquía de los Luises en Francia, llegaron la independencia de Estados Unidos y la de México, con esas armas luchó Benito Juárez.
“Esas no se las pueden quitar a un ser humano, lo pueden matar pero, como decía el Che Guevara, los seres nos morimos pero los ideales no. Si hay alguien que no crea en lo que estamos haciendo y diciendo, pues la lucha va a seguir y va a ser imposible matarnos a todos.”
El vocero del movimiento considera que el gobierno federal tiene prisa por callarlos porque hay negocios internacionales muy grandes que no se pueden realizar mientras no haya una paz aparente: “La que promueven es mediática. Nosotros somos ahora el foco rojo en la nación porque todo lo que estamos haciendo es visto y oído por la comunidad internacional. Hay otros estados que están peor que Michoacán, pero la información está tan secuestrada que no puede salir de sus comunidades… entonces no hay quien voltee los ojos para allá”.
Añade que en otros estados, como San Luis Potosí, ya se están formando autodefensas armadas en comunidades campesinas e indígenas. Insiste en que el gobierno federal quiere borrar el nombre de “autodefensas” porque es emblemático del hartazgo social.
–¿Cómo ven al comisionado Alfredo Castillo?
–Personalmente veo que como individuo trae mucha energía, cree en lo que dice y hace, pero yo tengo dudas y mucha desconfianza. A mí no se me va a quitar esto porque la historia ha sido muy clara toda la vida: todos aquellos líderes de movimientos sociales que han confiado en el sistema o el gobierno han sido traicionados. Tarde temprano los ejecutan o los desaparecen.
“Pienso que esta no va a ser la excepción, pero debemos tener la conciencia de que si nos pasa algo vendrán otros que van a seguir la lucha; esto no va a terminar sólo porque el gobierno le dará un carpetazo o un discurso. No se puede ocultar lo que está pasando, Michoacán sigue en llamas y apenas están destapando la olla de lo que nosotros dijimos hace meses.”
–¿Cómo ven las autodefensas el plazo del 10 de mayo?
–Yo no lo veo tan drástico, vamos a continuar viviendo y buscando la libertad a través de la justicia en nuestras comunidades. El gobierno es el que se va a engañar solito con sus discursos. A nosotros ya no nos pueden engañar con discursos, traemos las armas en la mano y estamos enfrentando la realidad. No es lo mismo opinar detrás de un escritorio que estar en una trinchera o en un campo de batalla. Cuando te toca estar en las balaceras, un minuto bajo las balas es una eternidad, los segundos se alargan y más cuando se te acaban los cartuchos.
Afirma que tan sólo en la entidad ya fueron acreditados 675 grupos de autodefensa, pero en su opinión ese número no representa ni 10% del movimiento. Y anuncia que en las próximas dos semanas tomarán otros municipios importantes: Lázaro Cárdenas, Uruapan, Zamora, La Piedad, Zitácuaro y Ciudad Hidalgo, hasta llegar a Morelia.
Aún falta acreditar a las autodefensas en muchos municipios porque temen que sea una trampa para detenerlos por la portación de arma de uso exclusivo del Ejército, admite.
Y adelanta que participará en algunos foros en la Ciudad de México, en los cuales espera tener contacto con organizaciones que todavía no creen en su movimiento social, que lo han criticado:
“No queremos impresionar a nadie, sólo decirles lo que para nosotros es autodefendernos, porque nosotros tuvimos esa necesidad y nadie, ni los más críticos contra las autodefensas, han tenido la experiencia mínima que nosotros hemos tenido.
“Soy de los que creen que para poder hablar de las autodefensas es necesario haber vivido entre ellas, no es bueno hablar detrás de los escritorios o de las bibliotecas. Ahí no se aprende nada de la vida real, se aprende de lo que ya vivieron muchos años atrás, pero lo que estamos viviendo nosotros es nuestra realidad.”
Finalmente reconoce que La Tuta sigue presente de alguna manera en Arteaga, pues calcula que la mitad del pueblo le sigue siendo leal.

                                   

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