20 nov 2014

Ascenos de generales de territorios en jaque/ Juan Veledíaz

 Por Juan Veledíaz
Estado Mayor, 20 de noviembre del 2014
l¿Qué tienen en común el conflicto con las autodefensas de Michoacán y el caso de los 43 estudiantes de la normal rural de Ayotzinapa desaparecidos en Guerrero? Primero que ambas crisis se desbordaron este 2014, y segundo que los mandos militares responsables de esas zonas del país donde ocurrieron fueron ascendidos a generales de división, el grado máximo que otorga el ejército mexicano. Miguel Ángel Patiño Canchola, comandante de la 43 zona en Apatzingán y Alejandro Saavedra Hernández de la 35 zona en Chilpancingo, encabezan la lista de ascensos de este 20 de noviembre del 2014 junto a otros mandos militares que han estado en el foco mediático por la “guerra contra el narco” en estados como Tamaulipas, Sinaloa y Veracruz.
México, 20 de noviembre.- El fantasma de los 43 estudiantes desaparecidos de la normal rural de Ayotzinapa, envuelve el ascenso a general de división de Alejandro Saavedra Hernández, comandante de la 35 zona militar en Chilpancingo, y responsable directo del 27 batallón de infantería cuyos efectivos fueron acusados por los jóvenes de amenazarlos y amedrentarlos la noche en que sus compañeros fueron plagiados.
Saavedra Hernández forma parte de la lista de cinco generales de brigada que fueron ascendidos a generales de división como parte de la promoción 2014 del ejército, fuerza aérea y armada, que cada año se realiza el 20 de noviembre cuando se conmemora el aniversario de la Revolución mexicana. En la lista dada a conocer el pasado miércoles 19 de noviembre por la secretaría de la Defensa Nacional, aparece Miguel Ángel Patiño Canchola, comandante de la 43 zona militar en Apatzingán, el militar que se confrontó con el líder de las autodefensas José Manuel Mireles, preso en Sonora, y quien como responsable del ejército en la Tierra Caliente michoacana, fue acusado de “tolerar” a los líderes del narco.

Menos mediático el general Uribe Toledo Sibaja, comandante de la 21 zona en Morelia, Michoacán, se ganó su tercera estrella junto al escudo del águila que lo acredita como divisionario por su labor en el centro del estado en los meses previos a que el gobernador interino Jesús Reyna García, fuera detenido acusado de tener vínculos con el narco. Quienes lo conocen comentan que sus informes sobre la situación política y de seguridad en la entidad, ante el declive del gobernador Fausto Vallejo Figueroa, le granjearon puntos en su trayectoria castrense para ser recompensado.
El ascenso del general Pedro Felipe Gurrola Ramírez era uno de los dos que estaban anunciados desde hace pocos meses después de que fuera designado comandante de la doce región militar, con sede en Irapuato y jurisdicción en los estados de Guanajuato y Michoacán. Ese cargo, se decía, era para un divisionario. Y Gurrola como general de brigada ya lo tenía. El otro que también parecía tener anticipado su ascenso fue el general Germán Javier Jiménez Mendoza, quien en septiembre tomó posesión como comandante de la séptima región militar que comprende los estados fronterizos de Chiapas y Tabasco.
Narco, guerrilla, movimientos sociales, desapariciones forzadas
Comandante militar en la zona que comprende entre otros el municipio de Tixtla, donde se localiza la normal rural de Ayotzinapa, e Iguala donde desaparecieron los 43 estudiantes el pasado 26 de septiembre, el general de división Alejandro Saavedra Hernández es uno de los mandos militares cuya hoja de servicios registra cursos en “análisis de inteligencia estratégica” en el Cisen, y en política internacional y medios de comunicación por el Instituto Matías Romero de la secretaría de Relaciones Exteriores. Graduado en 1974 como oficial de artillería, año en que el ejército abatió al líder guerrillero Lucio Cabañas, Saavedra es hijo de un militar de tropa, el sargento Arturo Saavedra Veytia, y es conocido también por su mano dura contra sus subordinados.
De los militares que ascendieron a divisionarios el general Saavedra sería en este momento el que mayor problemática vislumbra en la zona que tiene a su cargo. No solo por la multiplicación de los reclamos nacionales e internacionales para que el ejército a través del comandante de la 35 zona militar de Chilpancingo, dé una explicación a fondo de su papel en las semanas previas y los días posteriores a la muerte de seis personas y la desaparición de los 43 estudiantes. Si no también por la información de inteligencia que posee y el uso que le ha dado, en torno a la red de protección política y policial de los grupos del narcotráfico en el norte y la sierra de Guerrero. Militares que han estado con puesto de mando en el estado coinciden en calificar a la zona como una “bola de estambre”, por estar enredados los hilos de la guerrilla, el narcotráfico, los movimientos sociales y ahora de nueva cuenta como en los años 70, las desapariciones forzadas.
A principio del 2014 en este blog se abordó la labor del comandante militar en Apatzingán, Michoacán. Se decía que la expectativa sobre el general Miguel Ángel Patiño Canchola era alta a principios del año 2013. Fue a partir de febrero del año pasado, al irrumpir grupos de autodefensa en Tepalcatepec, la Ruana, Buena Vista y otros municipios de la Tierra Caliente cuando su autoridad quedó cuestionada. El alto mando militar decidió enviar desde la ciudad de México refuerzos a la zona, entonces llegaron varias unidades bajo el mando del general Sergio Arturo García Aragón, cuyas tropas fueron “inmovilizadas” por la población que se negó a ser desarmada. El general sería ascendido meses después a divisionario, pese a que durante su corta estancia los grupos civiles armados se multiplicaron en más de 100 municipios.
Ante este avance el general Patiño Canchola comandante en Apatzingán, hermano mayor del general de brigada Rogelio Armando Patiño Canchola actual subjefe de doctrina militar del Estado Mayor de la Defensa, recibió la orden de negociar. Se negoció el avance de los grupos junto a personal del ejército, su objetivo fue desmantelar las redes de protección e información del narco afines a los Caballeros Templarios. Semanas después con la división de los autodefensas, el mando militar de Apatzingán se confrontó con el grupo del doctor Mireles y la relación se acabó.
De los cinco nuevos generales de división el único que ganó cierta celebridad en los medios de comunicación fue Pedro Felipe Gurrola Ramírez. Soldados bajo su mando acribillaron por estos días de noviembre pero del año 2012 en Guamúchil a la ex Miss Mujer Sinaloa, María Susana Flores Gámez. La versión oficial señaló que su muerte se debió al fuego cruzado entre pistoleros de Orso Iván Gastelum, conocido como “el Cholo Iván”, jefe de una célula del cartel de Sinaloa en esa zona del estado, y pareja sentimental de la joven con quien se encontraba en aquel momento. La versión de testigos dice que los militares le dispararon a quemarropa, después de que salió con las manos en alto en señal de rendición.
En diciembre del año pasado en este blog se publicó que el entonces general de brigada Gurrola Ramírez había llegado a Sinaloa a finales del 2011, previamente había sido comandante de la 19 zona militar con sede en Tuxpan, Veracruz. Su presencia no quedó registrada ante los medios de comunicación sinaloenses sino hasta enero del 2012 cuando fue comandante interino de la novena zona militar con cuartel en Culiacán. Gurrola se hizo cargo de la Fuerza de Tarea Sierra Madre a raíz de las operaciones que resultaron infructuosas, entre los años 2010 y 2011 por parte de un grupo especial del ejército, encabezado por el general Antonio Gurrola Calzada, quienes apoyados por los servicios de inteligencia norteamericanos buscaron atrapar en comunidades serranas a Joaquín El Chapo Guzmán.
En esa ocasión se dijo: “Discreto, de pocas palabras, pero conocedor del uso de información de inteligencia, el general Gurrola Ramírez sabía que su presencia en Badiraguato, el municipio considerado cuna del narcotráfico en México, sería analizada con lupa por los grupos de la delincuencia organizada que se sintieran afectados. Al paso del tiempo en noviembre del 2012 sus tropas chocaron en un paraje a las afueras del municipio de Guamúchil, con un comando armado que custodiaba a Orso Iván Gastelum, apodado “el Cholo Iván”, jefe de un grupo de pistoleros encargados para la organización del Chapo Guzmán de controlar el Valle del Évora, donde confluyen los municipios de Angostura, Salvador Alvarado y Mocorito. En ese enfrentamiento resultó muerta María Susana Flores Gámez, una reina de belleza sinaloense que había sido coronada meses atrás como Miss Mujer Sinaloa 2012, y quien tiempo después se corroboraría que era pareja sentimental del capo”.
Gurrola Ramírez dejó Sinaloa en diciembre pasado para viajar a Reynosa, Tamaulipas, donde asumió la comandancia de la octava zona militar en los días en que grupos al interior del llamado cartel del Golfo, se dividieron y comenzaron una pelea por los municipios y caminos aledaños a este paso fronterizo con Texas. El general dejó la zona en septiembre cuando fue enviado a Irapuato donde asumió la comandancia de la doce región militar.
El caso del general Germán Javier Jiménez Mendoza es el de un militar con experiencia en la frontera sur y Centroamérica. Ex comandante de la 26 zona militar en El Lencero, Veracruz, actualmente encabeza la séptima región militar con cuartel en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. El divisionario conoce bien éste estado, a mediados de los años 90 en la zona del conflicto fue jefe de estado mayor del agrupamiento “Aguirre”, dentro de la Fuerza de Tarea Arcoíris, como se conoció al despliegue castrense en la zona del EZLN. Años antes fue agregado militar en la Embajada de México en Tegucigalpa, Honduras.
El tufo del narco
En el rango inmediato el de los generales que pasan de brigadier a ser de brigada destacan tres casos. El primero es el de Sergio Armando Barrera Salcedo, señalado por el teniente Hermilo Martínez Vera de ser uno de sus “cercanos” al formar parte de la misma antigüedad del Colegio Militar. Martínez Vera fue dado de baja en los años 80 del ejército después de que se vinculara con capos de los droga en Sinaloa, a quienes sirvió hasta el año 2010 como enlace con altos mandos del ejército. (Estado Mayor 29 julio 2014. El publirrelacionista del Mayo Zambada).
Otro de los militares ascendidos a general de brigada es Norberto Cortés Rodríguez, célebre desde su época de coronel al quedar bajo investigación luego de que la unidad que comandaba, el batallón 65 de infantería, fuera acusado de trabajar para el narcotráfico en la zona de Guamúchil y Badiraguato, Sinaloa. El caso del general Cortés Gutiérrez se le conoció en el año 2002 como el del “narco batallón”.

Uno de los mandos militares mejor preparados e informados que tiene el ejército es el del general Martín Salvador Morfín Ruiz, quien fue agregado militar en la Embajada de México en París, Francia. Morfín quien se desempeñó el sexenio pasado como jefe de inteligencia militar, en los meses más álgidos de las disputas territoriales del narco, está considerado por sus contemporáneos como un sólido prospecto en unos años a llegar a general de división. Al interior del ejército se le ve como un hombre preparado pero con poca experiencia en el mando de tropas.

@velediaz424

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