27 mar 2016

¡Nestora libre!/ MARTA LAMAS

Revista Proceso # 2056, 26 de marzo de 20016..
¡Nestora libre!/ MARTA LAMAS
El viernes 18 de marzo la Comandante Nestora Salgado salió de la Unidad Médica de Tepepan. Afuera la esperaban sus compañeros policías comunitarios, que al verla hicieron su saludo con un: “¡A sus órdenes, mi Comandante!”. De ahí Nestora partió para el Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez, a una conferencia de prensa que estaba programada para las 11:30. Cuando llegué al Pro, a las 11 de la mañana, me impresionó la cantidad de prensa presente. También ya estaban Alejandro Solalinde, Luis Hernández Navarro, Magdalena Gómez y Miguel Concha. Poco después llegarían los compañeros de Atenco, blandiendo sus machetes y con una guitarra. Empezaron las canciones y las consignas: “Cuando una mujer avanza, no hay pueblo que retroceda”, “Nestora consciente, ni se rinde ni se vende”.

Mientras llegaba Nestora, su abogado Sandino Rivero me explicó que ella salió libre y sin cargos, que el supuesto delito de secuestro no existe, porque las detenciones que hizo la Comandante se llevaron en el marco de su actuación de policía comunitaria, y nunca tuvieron el objetivo de la obtención de un rescate. O sea, sale libre no porque “la perdonaron” de un supuesto delito, sino porque nunca cometió ese delito. El abogado Rivero me dijo que el razonamiento jurídico que se aplicó a Nestora es muy importante pues también podría aplicarse a sus compañeros encarcelados como ella.
 Luego llegó John Ackerman, que me comentó que Nestora había salido por presiones del gobierno de Obama, ya que ella tiene también la nacionalidad estadunidense. Indudablemente que debe haber pesado la resolución del Grupo de Naciones Unidas sobre Detenciones Arbitrarias, que fue informado del injusto encarcelamiento de Nestora por la Clínica Internacional de Derechos Humanos de la Universidad de Seattle. Thomas Anthiowak y Alejandra Gonza se comprometieron a fondo con el caso y esta liberación también les debe mucho a ellos.
Al inicio de la conferencia, Abel Barrera, de Tlachinollan, señaló que la Policía Comunitaria surgió cuando la policía, el Ejército y la Marina se mostraron incapaces de dar seguridad. Hizo un llamado a luchar y a organizarse, pues no sólo la Policía Comunitaria ha sido encarcelada, sino toda persona que se organiza para defender su tierra, su agua, sus animales. Por eso llamó a que no esperen a tener un familiar preso o un hijo desaparecido, como pasó con los 43. Hay que unirse y luchar. Pidió respeto a la ley 701 y abogó por los presos en Ayutla, Chilpancingo y Acapulco.
Nestora inició su discurso agradeciendo el apoyo recibido por cada uno de los presentes, “su granito de arena fue esencial”. También le agradeció a Dios, y luego señaló: “me llena de tristeza que los medios que aquí veo no llegan a los lugares. Si supieran cuántas denuncias hay, y no hay una voz para ellos, los pobres, los olvidados, los necesitados”. Habló de que pasó tiempos horribles, “los que hemos estado presos no podemos comunicar lo que es eso”.
Luego pidió la excarcelación de Arturo Campos, Samuel Ramírez Gálvez y Gonzalo Molina González, también policías comunitarios de la CRAC. Nestora los calificó de “presos de conciencia”, señaló que “nadie los voltea a ver” y exigió que el gobierno de Guerrero tome cartas en el asunto: “Mis compañeros no son delincuentes. Son padres de familia que se levantaron hartos de los asesinatos, de ser pisoteados; por la realidad de nuestros pueblos, con necesidades, dolor, miseria. A mí me pedían justicia madres con cuerpos de sus muertos sin cabeza, con el cuerpo que ya se echó a perder. No puedo describir lo que fue”.
Estudios del impacto positivo de la Policía Comunitaria, que funciona a base de responsabilidad y control social, señalan que durante los 10 meses que estuvo operando hubo una disminución de 90% en la tasa de criminalidad y ningún homicidio. Después de que se eliminó a la Policía Comunitaria, el crimen se ha incrementado y ha habido cuatro asesinatos, a pesar de la presencia de más de mil marinos y soldados, así como de las policías estatal y federal. Dicen que las fuerzas gubernamentales acosan a los organizadores comunitarios y algunas veces los amenazan de muerte, a la vez que protegen la actividad criminal.
“Nos están dejando solas a las policías comunitarias. Quiero que se comprometan con la lucha por los encarcelados injustamente. ¡Cuánta gente hay inocente! Les pido una reflexión sobre el sufrimiento de un preso político. Yo estuve encerrada, sin un libro, sin un peine. Me pasé meses sin peinar. Me miraban como un peligro para la sociedad. Es lindo sentir el apoyo y la solidaridad, que atraviesan fronteras. Pido apoyo para dignificar a la Policía Comunitaria.”
También Nestora dijo que no quiere un puesto político. “Me quitaron años de mi vida por defender a mi gente”. Pero luego señaló: “Voy a estar donde tenga que estar”, y reconoció: “Sí tengo miedo”, pero agregó: “quiero morir luchando con dignidad”.
Finalizó: “México necesita un cambio urgente. Que no nos den tanta telenovela, tanto futbol. No los tengan a los niños con sus tabletitas, adminístrenles el tiempo”. Y con más agradecimientos y unas preguntas cerró su intervención: “¿A dónde ha quedado nuestro corazón? ¿Qué está pasando con México?”.
Gracias, Nestora, por tu congruencia y valentía. l



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