Sin Rodeos / Diego Fernández de Cevallos
Milenio..., 7 de enero de 2019
Presidente: ¿cuánto vale su palabra?
Si la mentira ha sido en todas partes moneda de uso frecuente en la política, y por tanto en el ejercicio del poder público, no debiera sorprendernos que el nuevo gobierno esté ya saturado de simulaciones, engaños y falacias.
Lo novedoso es que este presidente se ha solazado en repetir exultante que él no miente; por ser esa su principal divisa.
Desgraciadamente esa afirmación es su primera y mayor mentira; después vienen las que constantemente esparce a cielo abierto con impunidad y desparpajo.
No me refiero a sus dislates, ocurrencias, bravatas, insultos y gracejadas (de las que, para mayor sandez, él mismo se ríe). Tampoco a las consultas gansito para justificar sus caprichos (que le cuestan al país muchos miles de millones de dólares), ni aludo a que sigue en campaña, olvidando que lo eligieron jefe de Estado no peje de Estado. En otra ocasión hablaré de su desprecio por la ley y por las instituciones, sustituidas por un amasijo de actos de gobierno (¿laico?) con ritos religiosos atribuidos a los llamados pueblos originarios.
Le reprocho sus mentiras puras y duras.
En vía de ejemplos, 10 preguntas al presidente:
1. Usted negó ante López-Dóriga haberse comprometido a regresar al Ejército a los cuarteles, y le exigió pruebas al respecto, cuando todo México escuchó ese compromiso. ¿Cuánto vale su palabra?
2. Peor aún: ahora resulta que después de haber acusado al Ejército de masacrar al pueblo lo pone al frente de la Guardia Nacional. ¿Cuánto vale su palabra?
3. Usted dijo que el aeropuerto en Texcoco es viable y que no se oponía a que lo hicieran los ricos con su dinero. ¿Cuánto vale su palabra?
4. Después declaró que los contratistas de Texcoco construirían el de Santa Lucía, y ahora resulta que lo hará el Ejército. ¿Cuánto vale su palabra?
5. Se comprometió a aumentar el presupuesto para universidades y centros de investigación. Primero lo redujo y después reculó para evitar la algarada estudiantil. ¿Cuánto vale su palabra?
6. Felicitó al presidente Peña “por no haber intervenido en el proceso electoral”, siendo público el uso obsceno de la PGR contra el candidato Anaya. ¿Cuánto vale su palabra?
7. Habla de “amor y paz” y simultáneamente injuria y se mofa de quienes discrepamos de usted. ¿Cuánto vale su palabra?
8. Se bajó del Jetta para entrar a Tabasco en camionetas blindadas. Su pueblo bueno se sintió engañado, lo acusó de mentiroso y le mentó la madre. ¿Cuánto vale su palabra?
9. Ofreció una consulta sobre el Tren Maya y terminó en un agujero (con alipuses, atoles y gallinas muertas) pidiéndole permiso a la Madre Tierra. ¿Cuánto vale su palabra?
10. ¿Dónde dejó su “honestidad valiente” y su “autoridad moral”?
Ostentarse pobre no implica ser honesto.
¡Solo falta que el ganso se llame Pinocho y esté redactando la Constitución Moral!
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Ego sum qui sum; analista político, un soñador enamorado de la vida y aficionado a la poesía.
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