19 oct 2020

El general en las columnas políticas, hoy

LA detención del general

https://www.facebook.com/fred.alvarez1/videos/10157983179713369/?locale=es_ES%2F

El ex secretario de Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos fue detenido el jueves 15 en el aeropuerto de Los Ángeles.; se le acusa por conspiración internacional para manufacturar, importar y distribuir narcóticos, y por lavado de dinero,

Su detención Cienfuegos cimbró la opinión pública y sobretodo todos los pasillos militares.

Por cierto, hubo falta de cortesía de su detención, que llegó al arresto de su familia, es también una afrenta y un mensaje que no podemos ignorar.

La presunción de inocencia por delante....

López Obrador deslindó este sábado a la Secretaría de la Defensa Nacional de la posible conducta delictiva de su extitular.

En la mañanera del viernes..dijo que "todos los que resulten involucrados en este otro asunto del general Cienfuegos que estén actuando en el gobierno, en la Secretaría de la Defensa, van a ser suspendidos, retirados y, si es el caso, puestos a disposición de las autoridades competentes. No vamos nosotros a encubrir a nadie, 

Empero, señaló aunque se habla de que se tienen pruebas en contra de Cienfuegos  él esperará a que se presenten las mismas porque "no se puede juzgar a priori”.

Pidió que el DEA informe del papel que ha jugado en México porque ellos convivieron con García Luna y con Cienfuegos. "También tienen responsabilidad, por ejemplo en la introducción de las armas de Rápido y Furioso, propuesta y diseño aplicado desde EU.

Eso si, el presidente señaló que las detenciones son representativas para demostrar la profundidad de la crisis y decadencia que dejó la política neoliberal en México.

Esperemos que no sea una cuestión electorera....

El gobierno actual de EU va a ser sometido el primer martes de noviembre a la prueba de las urnas...., y su candidato el sr. Donald Trump va a la baja, y hoy más que nunca necesita votos..., y el golpe que acaba de dar da voto...

Me pregunto..porque si desde la orden de captura en contra de Cienfuegos...fue emitida por un Gran Jurado en agosto de 2019..Por que esperar un año tres meses...hasta que el general fue a EU...

¿Por que no pedirlo en extradición?

Ese... es el nivel ce confianza entre Palacio Nacional y  la casa Blanca...?+

Son presidentes que se dicen amigos

Por lo pronto, altos mandos dele ejercito taren la moral caída....

Y nuetsas gloriosas Fuerzas Armadas, que han guardado silencio....; el Presidente c omo comandante supremo se los ha pedido...

Esperemos un debido proceso, con pruebas contundente..., no un espectáculo mediático...,un show.. como el que nos tienen acostumbrado..., así fue en el caso de Guzman Loera hoy condenado a cadena perpetua...y lo ha sido el caso de Genaro Garcia Luna..,por cierto un juicio que ni siquiera ha iniciado...

¿Que otras investigaciones preparar la Casa Blanca?

Muy lamentable que la aplicación de la justicia se lleve y haga  en EU::

Hay cosas raras....

Que más se ve nuestro sistema de procura de justicia; no pudimos juzgar a Guzman Loera, con 10  juicios abiertos...; no pudimos juzgar a Garcia Luna....

Confirma que en es este tema somos un país no de cuarta, de quinta, ...con todo respeto...

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Pedirá AMLO a  EU conocer 'complicidades’ del general

Afirmó que pedirá a Estados Unidos conocer las complicidades del General Salvador Cienfuegos para que con esa información la FGR pueda abrir una investigación.

¡Caray!. Y por qué no hacer una investigación propia?

"Sí, sí (se abrirá la investigación en la Fiscalía General de la República al tener la información de EU). A mí me informan, ya lo dije, hace como 15 días la Embajadora de que había una investigación en curso en EU y me menciona de que se estaba involucrando al General Cienfuegos y pues tomo nota, hay muchas investigaciones abiertas, aquí no hay, no había nada".

En conferencia mañanera comentó que no es justo que EU participe en cuestiones de México sin dar a conocer al Gobierno mexicano lo que están investigando.

Mencionó que él como comandante Supremo de las Fuerzas Armadas, será el encargado de informar sobre el caso de Cienfuegos, por lo que le pidió al actual titular de la Sedena, Luis Cresencio Sandoval, procurar no dar declaración alguna al respecto.

Ahora sí que como Comandante Supremo voy yo a ser el Vocero, porque es un asunto muy delicado y yo quiero darle seguimiento e informar para que no se preste a un golpeteo injusto contra la institución", explicó.

Y por último, agregó que no él no espera que los casos de García Luna y Cienfuegos formen parte de los discursos de campaña presidenciales de Donald Trump y Joe Biden.


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TRASCENDIÓ/Milenio Diario

Que entre los legados de Salvador Cienfuegos, el ex secretario de la Defensa en el sexenio pasado y hoy detenido en Estados Unidos por vínculos con el narcotráfico, está una base militar en Culiacán, Sinaloa, que tiene capacidad para 3 mil elementos y tuvo un costo superior a 6 mil millones de pesos. Un buen proyecto en una zona violenta salvo porque sigue sin ponerse en funcionamiento. 

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RAZONES /La Razón

Un extraño pasmo

La noticia no tan buena es que la detención del general Salvador Cienfuegos cayó como un balde de agua fría no sólo para los integrantes de la institución castrense sino para los altos círculos políticos. En una semana tan activa en los partidos, tribunales, el Senado, la Cámara de Diputados y en los distintos frentes centro-norte abiertos, el anuncio de la captura del extitular de la Defensa causó un ambiente de vacío y pesadez.

Los contendientes de la arena política se bajaron ayer del ring y las hojas de los discursos y los debates se guardaron para un mejor momento. Nos aseguran que fue una mala noticia para todos. Y se abrió también una necesidad de claridad respecto a las actuaciones que se vayan dando del caso, nos comentan.

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EN TERCERA PERSONA /Héctor De Mauleón /

 El Universal

Cienfuegos en el laberinto

Llevaba 50 años en el Ejército. ¿Qué pudo ofrecer el H2 para convencerlo de que valía la pena coludirse con él? ¿El secretario cambió mensajes alegremente con un jefe del narco?

En 2005 los hermanos Beltrán Leyva enviaron a Acapulco a un grupo de 250 sicarios a cuyo frente iba Edgar Valdez Villarreal, La Barbie. El objetivo: sacar a los Zetas del puerto.

Los Beltrán, socios aún del Chapo Guzmán, líder del Cártel de Sinaloa, compraron al subdirector operativo de la policía ministerial, Julio López Soto (un colaborador de este funcionario dijo que le habían entregado un millón de dólares para trabajar “sin problemas”) y metieron en su nómina a algunos mandos de la Agencia Federal de Investigación, que dirigía Genaro García Luna.

Los miembros del ala ejecutora de los Beltrán fueron célebres por su violencia, su prepotencia, sus excesos. Se les conoció como Los Pelones. Gobernaba el puerto el hoy morenista Félix Salgado Macedonio, a quien luego se acusó de abrir la puerta a los grupos criminales.

Tony Tormenta, jefe del Cártel del Golfo, envió a Acapulco 120 gatilleros que se infiltraron por goteo y asesinaron a López Soto. Pasaron luego el mensaje de que lo mismo iba a ocurrirle a quienes se habían repartido el millón de dólares.

La Barbie detectó a uno de los jefes de célula de los Zetas: hombres que llevaban uniformes de la AFI se lo entregaron. Su ejecución fue videograbada. Aquel fue tal vez el primer video del narco que conmocionó al país.

La investigación federal, llevada a cabo por José Luis Santiago Vasconcelos, quien luego murió en el avión en que viajaba Juan Camilo Mouriño, culminó con la detención de una docena de agentes del equipo de confianza de García Luna.

Mientras la guerra se desataba en el puerto, el recién nombrado general de División Salvador Cienfuegos fue designado comandante de la IX Región Militar, con sede en Acapulco. Cienfuegos asumió el cargo el 8 de septiembre de 2005: dijo que lo habían enviado al puerto por asuntos de “seguridad nacional”.

Permaneció allá hasta enero de 2007. En esos 16 meses, en Acapulco cundieron los “levantones”, las balaceras, las persecuciones, las bolsas de plástico con restos humanos y el hallazgo de gente a la que habían enterrada viva.

En dicho periodo La Barbie se erigió en amo y señor de Acapulco, al punto en que los Beltrán no lograban ya someterlo.

La DEA afirma que durante la estancia del general en la IX Región se tejieron los contactos que hoy han provocado su detención en Estados Unidos, bajo el cargo de usar su posición oficial como secretario de la Defensa en beneficio del grupo criminal dirigido por Juan Francisco Patrón Sánchez, antiguo operador de los Beltrán —quien se hallaba al frente de las operaciones del Cártel en Nayarit.

El último de los llamados Tres Caballeros, Héctor Beltrán Leyva, fue detenido en 2016 en Guanajuato. Murió en el penal del Altiplano un mes antes de que Cienfuegos dejara la titularidad de la Sedena (la ocupó de 2012 a 2018). Según las autoridades, El H sufrió intensos dolores en el pecho y no respondió a los intentos de animación. Llegó con vida a un hospital de Toluca, aunque no sobrevivió.

En la calle, uno de los miembros de su grupo, Juan Francisco Patrón Sánchez, El H2, operador de droga a gran escala, y aliado con uno de los mayores enemigos del Cártel de Sinaloa, Isidro Meza Flores, El Chapo Isidro, se había convertido desde tiempo atrás en uno de los narcotraficantes más pesados del Pacífico, de acuerdo con los reportes que condujeron a la Marina a su intento de detención, y posterior abatimiento.

El H2 tenía redes, contactos internacionales y una alianza con el fiscal de Nayarit, Edgar Veytia (compadre del gobernador Roberto Sandoval), quien luego fue condenado en Estados Unidos a 20 años de prisión, acusado de proteger grupos criminales.

Durante los primeros años de la gestión de Veytia —a pesar de que el Cártel Jalisco Nueva Generación intentaba meterse en el estado—, el estado vivió en relativa tranquilidad: una “pax narca” solo quebrantada por la movilización constante de hombres armados y encapuchados.

Según el Departamento de Justicia de Estados Unidos, entre 2015 y 2017, el secretario Cienfuegos —da no sé qué escribirlo— conspiró para traficar y distribuir heroína, cocaína, metanfetamina y mariguana; ayudó a evitar confrontaciones entre el cártel del H2 y los militares; persiguió bandas rivales, facilitó las operaciones del grupo criminal del H2, y alertó sobre operativos llevados a cabo por agentes estadounidenses.

Todo eso indicarían mensajes de BlackBerry interceptados por la DEA, que dio al general un nombre clave: El Padrino.

Los boletines emitidos por la Sedena en los años señalados revelan decomisos de droga y detenciones de presuntos narcotraficantes en Sonora, Guerrero, Baja California, Michoacán, Tamaulipas, Zacatecas, Durango, Chiapas, Guanajuato, Yucatán, Jalisco (sobre todo después de que un helicóptero Cougar fue derribado por el Cártel Jalisco con saldo de 18 elementos muertos), Puebla, Estado de México y Sinaloa.

Solo se localiza una incursión en Nayarit, en diciembre de 2017.

Para entonces, la Marina ya había abatido al H2, después de seguirle la pista durante tres meses, en un controvertido operativo en el que un helicóptero disparó 500 tiros por minuto. Se dice que Veytia había abandonado a su antiguo protegido, en virtud de un nuevo pacto con el CJNG. No hay indicios de que durante su investigación los marinos se hayan cruzado con el nombre del general secretario.

Cienfuegos compró un Audi a crédito al dejar el cargo. Sus declaraciones reportan que tenía en el banco un poco más de 13 millones de pesos y que había sido propietario de cuatro inmuebles cuyo precio total rondó 26 millones de pesos. Se le acusa de lavar dinero, pero ese dinero no se sabe aún en dónde está.

Llevaba 50 años en el Ejército. ¿Qué pudo ofrecerle el H2 para convencerlo de que valía la pena coludirse con él? ¿El secretario de la Defensa ignoraba que las comunicaciones pueden ser interceptadas y cambió mensajes alegremente con un jefe de la delincuencia organizada? ¿A cambio de qué decidió correr ese riesgo?

Las cantidades de droga que le acusan de traficar (“un kilo o más”, “500 gramos o más”...) resultan ridículas en vista de su jerarquía.

Cienfuegos fue oficial mayor y manejó durante años el dinero del instituto armado. Como secretario, recibió un presupuesto altísimo.

Mientras el juicio en Estados Unidos da respuesta a los cientos de preguntas que rodean su detención, las fuerzas armadas se han hundido en la crisis mayor de su historia. El golpe propinado puede terminar de rasgar un espejismo que, a pesar de repetidas pruebas en contra desde tiempos de Amado Carrillo y el general Gutiérrez Rebollo, AMLO ha edificado como columna vertebral de su gobierno: el de la supuesta incorruptibilidad del Ejército.

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SERPIENTES Y ESCALERAS /Salvador García Soto /

 El Universal

El Chapo puso al general Cienfuegos; y van por más

Preparémonos para otras posibles detenciones

La humillante detención del general Salvador Cienfuegos, exsecretario de la Defensa de México, es apenas el inicio de una serie de acusaciones e investigaciones que el gobierno de Estados Unidos tiene en curso a través de la DEA y de otras agencias federales.

Todas las acusaciones se basan en declaraciones del narcotraficante Joaquín Guzmán Loera, quien proporcionó una lista de exfuncionarios del gobierno de Enrique Peña Nieto que colaboraron y brindaron protección al Cártel de Sinaloa y a sus aliados durante el sexenio pasado.

De acuerdo con fuentes del gobierno mexicano, que han tenido acceso a la información proporcionada por las autoridades estadounidenses sobre las investigaciones que dieron pie a la captura de Cienfuegos Zepeda, el exjefe militar no es el único que estaba en la mira de la DEA; otros militares de alto rango, tanto del Ejército como de la Secretaría de Marina en el sexenio peñista también han sido involucrados por las declaraciones del Chapo Guzmán y a varios de ellos se les han abierto expedientes y también podrían ser detenidos si llegan a pisar territorio de Estados Unidos.

En esa lista, según las fuentes mexicanas, también están varios exintegrantes del gabinete del expresidente Peña que colaboraron en áreas de seguridad y en el manejo de la política interna, algunos muy cercanos al grupo mexiquense, que hoy ocupan posiciones legislativas en el Congreso mexicano, y otros que también son generales del Ejército y que estuvieron en el desaparecido Estado Mayor Presidencial en el anterior gobierno.

“Apenas unos cuantos del gabinete peñista se salvarían de estas investigaciones que abarcan lo mismo las Fuerzas Armadas, que la seguridad, Gobernación, migración, aduanas y hasta compadres de Peña Nieto. Quizás sólo dos exsecretarios peñistas podrían salvarse, Aurelio Nuño y Luis Videgaray, este último por su cercanía y sociedad con Jared Kushner”, comentó una de las fuentes.

Es decir, que con la información que le proporcionó a la DEA y a los Fiscales del Departamento de Justicia de Estados Unidos, Joaquín El Chapo Guzmán habría ejecutado su venganza contra quienes en su momento recibieron dinero por protegerlo y luego lo traicionaron, primero con su detención el 22 de febrero de 2014, cuando fue llevado al Penal de Máxima Seguridad de El Altiplano, en Almoloya, de donde escaparía un año después, el 11 de julio de 2015, quizás también pagando a funcionarios del gobierno peñista, para ser recapturado 6 meses después en Los Mochis, Sinaloa, el 8 de enero de 2016.

Así que, si la detención del ex secretario de la Defensa cimbró a las Fuerzas Armadas y sacudió a las estructuras del viejo sistema político mexicano, preparémonos para otras posibles detenciones de funcionarios del más alto nivel en el gobierno de Peña Nieto.

Desde exsecretarios de Estado hasta otros militares de cuatro estrellas y almirantes, así como exdirectores de áreas estratégicas de seguridad, aduanas y migración. Todos estarían en estos momentos en el radar del gobierno de Estados Unidos, en buena parte por las actuales campañas presidenciales en curso, pero incluso más allá de ellas.

Es de tal tamaño y de tal peso la lista de nombres que tienen en la DEA, la mayoría de ellos mencionados por El Chapo Guzmán en sus declaraciones y testimonios para la justicia estadunidense, que incluso el expresidente de la República, Enrique Peña Nieto, no podría pisar en estos momentos el suelo de Estados Unidos sin que pudieran detenerlo.

Es decir que Peña ya no podrá ir a Nueva York a los restaurantes que tanto le gustaba visitar con su nova Tania Ruiz.

NOTAS INDISCRETAS…

El primer aviso de que había una investigación en contra del general Cienfuegos lo recibió el presidente López Obrador hace dos semanas y fue la embajadora en Washington, Martha Bárcena, la encargada de darle ese primer informe al presidente.

La diplomática no tenía todos los detalles, pero sí avisó que el expediente estaba en manos de la DEA y que estaban tras la pista del exsecretario de Defensa, ya sea para solicitar una posible detención con fines de extradición o, para detenerlo, como finalmente sucedió, en cuanto pisara territorio estadunidense.

El presidente, entonces, sí sabía que irían contra el general y debió preparar el terreno con las Fuerzas Armadas…

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Cienfuegos o cuando la DEA acusó al Estado mexicano

RAZONES/JORGE FERNÁNDEZ MENÉNDEZ

Excelsior,   19 DE OCTUBRE DE 2020

Hagamos un poco de política ficción. Es el 19 de octubre del 2025, el expresidente López Obrador decide ir a visitar a su nieto a Houston. Al arribar al aeropuerto de esa ciudad es interceptado por agentes de la DEA que portan una orden de detención de la fiscalía de Nueva York. Le informan que está acusado de haber ordenado liberar el 17 de octubre de 2019, en lo que se conoció como el “culiacanazo”, a Ovidio Guzmán, el hijo del Chapo, que junto con su hermano Iván Archivaldo se han convertido en los principales proveedores de drogas sintéticas en los Estados Unidos.

En aquella ocasión, sostiene la DEA, el entonces presidente admitió en una de sus tradicionales conferencias mañaneras que él había sido el que había ordenado liberar a Ovidio. La DEA recordó que Ovidio no tenía orden de aprehensión en México, pero que iba a ser detenido para extraditarlo a Estados Unidos, la decisión del entonces presidente lo impidió. Por eso expidieron la orden de aprehensión.

Es política ficción, pero es una posibilidad real, luego de la forma en que ha actuado el Gobierno de Estados Unidos y en particular la DEA en la detención del general Salvador Cienfuegos. Todo indica que la averiguación contra Cienfuegos comenzó con la conversión en testigo protegido del exfiscal de Nayarit, Édgar Veytia, condenado en la Unión Americana a 25 años de prisión por encabezar el grupo criminal que se conocía como H2. Veytia es el que involucra a Cienfuegos, y casualmente la misma semana en que la DEA presentó su solicitud para detener al general, en agosto pasado, la defensa de Veytia presentó un escrito para que se le reduzca la pena que recibió hace poco más de un año.

La acusación tiene capítulos inverosímiles. Según esto, se descubrió que el llamado Padrino era el secretario de la Defensa porque en una llamada telefónica entre narcos interceptada por la DEA se decía que el Padrino estaba en un programa de televisión. Checaron qué funcionario estaba en ese momento al aire, y “descubrieron” que era Cienfuegos.

Se dice que el exsecretario de la Defensa trabajó con este grupo, H2 y que les proporcionó hasta transporte marítimo (¿marítimo el ejército?). Pero nunca se explica por qué con ese grupo menor, local, violento, un desprendimiento de lo que fueron los Beltrán Leyva, un cártel que fue eliminado por fuerzas militares en el sexenio anterior. Su líder, Juan Francisco Patrón Leyva, fue liquidado junto con un grupo de sicarios en 2017, precisamente por el ejército y la marina, en aquel famoso operativo en Nayarit donde se les disparó desde un helicóptero. Entonces, según la DEA, el general protegía y operaba con un cártel que su propio ejército destruyó. No tiene sentido.

La DEA y la fiscalía de Nueva York están jugando con la política y con México, aprovechando el descontrol de los días postreros de la administración Trump.

Retomemos algunos puntos. Primero, la detención se hizo sin compartir información con el gobierno mexicano, sin siquiera advertirle previamente, lo que exhibe la nula colaboración entre las autoridades de los dos países. En México no existe una sola denuncia o investigación en curso sobre relación del General Cienfuegos con el narcotráfico. Por definición un secretario no tiene capacidades operativas individuales.

El ejército es, junto con la Marina y la Fuerza Aérea, la única institución realmente transexenal en el país, cambian los mandos, pero ese movimiento no depende del presidente en turno sino del escalafón militar, de la carrera militar. Todos los mandos a lo largo de décadas han trabajado con distintos presidentes en diferentes sexenios.

Todos los generales en activo trabajaron, de una u otra forma, con el ex secretario de la Defensa, todos estuvieron bajo su mando, incluyendo los más altos mandos de la actual secretaría. Por eso mismo no es verosímil que un secretario de la Defensa se involucre con el narcotráfico sin que lo haga también la columna vertebral de toda la institución. No es un general aislado que trabaja en una zona militar específica, es el secretario de la Defensa.

En la distribución de tareas que tenían las distintas fuerzas militares y de seguridad en el sexenio pasado, cayeron desde el Chapo Guzmán hasta el Z40, pasando por Dámaso López y antes Nacho Coronel. El ejército desarticuló a los Zetas, a los Beltrán Leyva, a la Familia Michoacana y a otros grupos, incluyendo el H2. De los siete cárteles que operaban en el país, concluida su administración, quedaron solamente dos: Sinaloa y Jalisco.

Hace apenas dos años, Cienfuegos estuvo en Washington, fue recibido con honores por el general Kelly, que había sido jefe del comando Sur y era el jefe de gabinete de Trump, y homenajeado por el propio ejército estadounidense, en una junta con el jefe del estado mayor conjunto. Según la DEA en esas fechas ya investigaban al General. No tiene sentido.

En el ejército como en muchos ámbitos hay y ha habido corrupción, pero aquí estamos hablando de otra cosa. Estamos hablando de una acusación al Estado mexicano que trasciende un sexenio. Hace unos meses, Trump amenazó a México con actuar unilateralmente contra el narcotráfico en México. No sé si están atacando al narcotráfico, pero al Estado mexicano lo están vapuleando en toda la línea, y en el ambiente de polarización que vivimos no nos damos cuenta que este desafío no es coyuntural sino estratégico.

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¡La caída de Cienfuegos es fiesta para el narco!

ITINERARIO POLÍTICO/RICARDO ALEMÁN  

El Debate, 19 DE OCTUBRE DE 2020
¿En qué país y en qué Gobierno el presidente ordena dejar en libertad a uno de los mayores criminales, como Ovidio Guzmán, y al mismo tiempo ordena entregar preso –al Gobierno de Estados Unidos–, a uno de los generales que más combatió al narcotráfico?
¿Es una grave contradicción o, por el contrario, asistimos al mejor ejemplo de una “alta traición” por parte del presidente mexicano?
¿Será que al entregar a la DEA a un general de cuatro estrellas, que además fue titular de la Sedena, el presidente está “entregando la plaza” al crimen organizado?

Y obligan las interrogantes porque con la detención del general Salvador Cienfuegos y con el descrédito arrojado en el rostro de las fuerzas castrenses mexicanas, el resultado es una fiesta para los grupos criminales a los que, por décadas, combatieron militares y marinos.
Esas, entre muchas otras, son las preguntas que se hacen militares y marinos de alto rango –consultados por Itinerario Político–, para quienes no existe la menor duda que detrás de la detención del general en retiro, Salvador Cienfuegos, está la mano del presidente mexicano.
Es decir –según explicaron–, que el mismo presidente Obrador habría entregado al exsecretario de la Defensa Nacional, lo que consideran como una de las mayores traiciones a México, a la investidura presidencial y, sobre todo, a las fuerzas castrenses.
Por eso –según dijeron los militares consultados–, no existió ningún reclamo y menos una exigencia por parte del Estado mexicano, del presidente mismo, para defender a uno de los militares que era reconocido, entre mandos y la tropa, como el más exigente en la lucha contra el crimen organizado.
Lo ridículo del tema –y la verdadera tragedia–, es que en el actual Gobierno federal, es el propio presidente quien ordena liberar a poderosos narcotraficantes –como Ovidio Guzmán–, y también por orden del presidente se entrega “a la justicia norteamericana” a uno de los generales que más combatió a los criminales y a los narcotraficantes.
Por eso obliga seguir preguntando: ¿Para qué bando trabaja el presidente Obrador: para combatir al crimen o para dejar el camino libre y la plaza a criminales y narcotraficantes?
Pero tampoco ahí termina la historia.
Vale recordar que Obrador anunció una purga de todos aquellos militares –de alto rango–, que según sus “otros datos” mantienen vínculos con el general Cienfuegos, hoy convertido en “perro del mal”, a pesar de que más tarde pretendió retractarse.
Lo cierto es que, en los hechos, asistimos a la persecución y descrédito de toda una generación de militares que son aquellos que más combatieron al crimen en las últimas décadas.
¿Y qué significa esa persecución? ¿Cuál será su impacto en la lucha contra el crimen y contra los barones de la droga?
Primero, vale decir que, en efecto, se trata del mundo al revés; de los patos disparando contra las escopetas.
Es decir, que el jefe de las instituciones, el jefe de militares y marinos parece, en los hechos, el mejor aliado de criminales y narcotraficantes, a quienes –también en los hechos–, limpia el camino al llevar presos a todos aquellos militares y marinos que más lucharon contra “narcos” y matarifes.
Por eso la indignación de muchos militares y marinos que ya no ven al presidente Obrador como “el jefe máximo” de las Fuerzas Armadas.
No, a partir de lo que llaman “la traición a las Fuerzas Armadas”, muchos de esos altos mandos militares ven al presidente López como el “enemigo máximo” de las Fuerzas Armadas.
Y, segundo, resulta que al relevar de sus cargos a los mandos formados en la lucha contra el crimen organizado y el narcotráfico, se dispararán las disputas, la lucha por los territorios criminales y, por consecuencia, el número de muertos por hechos violentos.
Sí, y todos seremos testigos de ese “México al revés” en el que ya no existirá la guerra del Estado mexicano contra las bandas criminales; solo veremos la guerra entre las bandas criminales frente a un Estado ausente, claudicante y un Gobierno derrotado, atrapado por los intereses de las mafias criminales.
Al tiempo.
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El presidente y la corrupción en el Ejército

JUEGOS DE PODER/LEO ZUCKERMANN 
Excelsior, 19 DE OCTUBRE DE 2020;
La detención en Estados Unidos del general Salvador Cienfuegos es un golpe muy duro para el Ejército y el presidente. Estamos hablando de quien fue el secretario de la Defensa Nacional durante el sexenio pasado, ahora acusado de tres delitos de narcotráfico y uno de lavado de dinero. (Cienfuegos es inocente hasta que no se le compruebe lo contrario. Su juicio apenas comienza. Será muy importante ver la calidad de las pruebas de la fiscalía).
El arresto del general es, sin embargo, un duro golpe para el Ejército. Demuestra que los soldados también son de carne y hueso; que tienen tentaciones muy mundanas como el gusto por el dinero fácil. En un país donde impera la corrupción, ellos también se corrompen. Sobre todo si se sienten impunes, como lo son en México, pero no en EUA.
De acuerdo con las encuestas, las Fuerzas Armadas son la institución más respetada por los mexicanos. Su jefe durante seis años está hoy acusado de narcotráfico y lavado de dinero. Por más operaciones de control de daños que implementen, la imagen del Ejército se ensuciará.
Pero lo de Cienfuegos es también un golpe para López Obrador, aunque estemos hablando del que fue titular de la Sedena durante el Gobierno de Peña. Y es que las Fuerzas Armadas se han convertido en el principal pilar institucional de AMLO.
Nunca, en la historia reciente, se le han conferido tantas facultades y labores al Ejército como en el sexenio actual. Aparte de estar a cargo de la seguridad nacional y la atención a la población por desastres naturales, AMLO les ha encargado de lleno la seguridad pública con la Guardia Nacional. Reformó la Constitución para darles a los militares lo que querían desde el sexenio de Calderón: control total y legal. Pero además les ha ordenado la construcción del nuevo aeropuerto de Santa Lucía (que también administrarán), del aeropuerto de Tulum, de los bancos del bienestar y de tramos del Tren Maya. Son los que distribuyen las gasolinas, los libros de texto y las medicinas. También ya les dieron el control de los puertos y las aduanas del país.
l Presidente ha justificado la creciente intervención militar por su disciplina, eficacia y honestidad. Bueno, pues resulta que no era tan honestos que digamos. O eso dicen los estadounidenses.
La detención del ex secretario de la Defensa Nacional es una papa caliente para el Presidente. Por un lado, tiene que defender al Ejército y muchos de los mandos actuales que sirvieron el sexenio pasado y son, hoy, parte de su gobierno. Por el otro, no puede justificar un presunto acto de corrupción del tamaño del que se acusa a Cienfuegos.
Lo cual nos lleva a otro problema para el Presidente: la buena y fluida relación que al parecer tenía con el gobierno de Estados Unidos. Puede ser que así sea con el presidente Trump, pero no con instituciones que tienen sus propios intereses como la DEA y el Departamento de Justicia. Son ellos los que están acusando a Cienfuegos. Y son ellos los que han puesto en un aprieto al Presidente mexicano y uno de sus principales aliados: el Ejército.
Por sus primeras declaraciones, es evidente que AMLO no está sabiendo qué decir. No está fácil echar a andar un discurso antiyanqui de no intervención en los asuntos internos sin que haya reacciones adversas del otro lado del Río Bravo.
Un tercer problema para AMLO es cómo justificar su veredicto de culpable para García Luna, quien también está siendo enjuiciado en Estados Unidos, pero, al mismo tiempo, pedir no hacer juicios adelantados con Cienfuegos. El doble rasero es evidente para el Presidente. García Luna es un rufián que demuestra la corrupción del gobierno de Calderón. Pero Cienfuegos, como es del Ejército y muchos de los mandos actuales trabajan ahora para él, es inocente hasta que no se le compruebe lo contrario.
Finalmente, al Presidente se le abre otro problema por Cienfuegos. Desde que ganó, viene destruyendo instituciones so pretexto de que eran corruptas en los Gobiernos pasados. Así lo hizo con el aeropuerto de Texcoco, las guarderías infantiles, la Policía Federal, el Seguro Popular, las energías limpias y los fideicomisos. Bueno, pues ahora hay pruebas, según Estados Unidos, de corrupción en el Ejército al más alto nivel. Desde luego que, por esta razón, no va a desaparecer a las Fuerzas Armadas, lo cual comprobará la hipocresía de un gobierno que usa la corrupción para destruir instituciones pero, con sus aliadas, cierra los ojos como si no hubiera pasado nada.
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AGENDA CONFIDENCIAl/Luis Soto / 

El Heraldo de México

Imagen por los suelos

No hay que olvidar que el Ejército es parte del gobierno y es una de las instituciones nacionales.

Si el nombre, el prestigio y la  imagen de las fuerzas armadas ya estaba medio deteriorada -por la participación de algunos de sus integrantes en actividades ilícitas relacionadas con el narcotráfico y  por la violación de derechos humanos en casos como Aguas Blancas, Tlatlaya, Ayotzinapa y otros penosos casos-, después de la detención en Estados Unidos del ex secretario de Defensa, Salvador Cienfuegos, esas virtudes podrían quedar por los suelos, lo cual sería muy preocupante porque con ello se estaría atentando contra  el origen, la tradición, el presente y el futuro del Ejército Mexicano.

 Más preocupante aún, que sean nuestros vecinos quienes investiguen y nos informen sobre tan penosos acontecimientos, pues confirma que seguimos y seguiremos siendo una de las más altas prioridades en sus planes de propaganda, penetración, espionaje, manipulación, desarrollados por expertos civiles y militares de Estados Unidos.

El presidente de México Andrés Manuel López Obrador afirmó que es "muy lamentable que un exsecretario de la Defensa sea detenido, acusado por vínculos con el narcotráfico”.

Señaló que “estamos ante una situación inédita porque está detenido por la misma acusación el que fue secretario de seguridad pública de Felipe Calderón y ahora detienen al que fue secretario de la Defensa en el sexenio de Enrique Peña Nieto.

Esto es una muestra inequívoca de la descomposición del régimen. De cómo se fue degradando la función pública durante el periodo neoliberal.

Yo siempre dije que no era sólo una crisis (sino) que era una decadencia que se padecía.

Un proceso de degradación progresiva y estamos ahora constatando la profundidad de esta descomposición que se fue gestando de tiempo atrás.

Ojalá que esto sirva para comprender que el principal problema de México es la corrupción.  Y lanzó la siguiente advertencia:

"Todos los que resulten involucrados en este otro asunto del general Cienfuegos, que estén actuando en el gobierno, en la Secretaría de la Defensa, van a ser suspendidos, retirados y si es el caso, puestos a disposición de las autoridades".

Le faltó aclarar a disposición de cuáles autoridades, si las de México o de los Estados Unidos.

Más allá de lo inédito, del proceso de degradación progresiva, de la profundidad de la descomposición, de la decadencia y de la corrupción que engendraron los gobiernos neoliberales y que alcanzó a integrantes de las fuerzas armadas, al Jefe del Ejecutivo debería preocuparle, como expresamos al principio del comentario, el nombre, el prestigio, la imagen, el presente y el futuro del Ejército Mexicano.

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PLATA O PLOMO/Alejandro Hope / 

El Universal

Sobre el caso Cienfuegos

La DEA realiza intervención de comunicaciones en México, a ciudadanos mexicanos, previsiblemente sin la autorización de las autoridades mexicanas. Eso es ilegal

Como todo México sabe, Salvador Cienfuegos, secretario de la Defensa Nacional en el gobierno de Enrique Peña, fue detenido el jueves pasado en Los Ángeles, California, acusado de proteger a una banda del narcotráfico a cambio de sobornos.

Van algunos comentarios sobre el tema:

De acuerdo al documento de encausamiento presentado por la fiscalía estadounidense, el general Cienfuegos habría tenido una relación de complicidad con la organización criminal de Francisco Patrón Sánchez, alias el H2, entre diciembre de 2015 y febrero de 2017.

Eso significaría que un militar de altísimo rango, en el ápice de una larga y exitosa carrera, a menos de tres años del retiro y sin penurias en el horizonte (su pensión podría fácilmente complementarse con contratos y asesorías en el sector privado), habría decidido recibir sobornos de un narco de tercera.

Para rematar, la comunicación entre el general y el delincuente habría sido directa, por un medio electrónico no encriptado. De ser cierto, resultaría sorprendente, como mínimo.

Cierta o no, la acusación obliga a reflexionar sobre los riesgos que implica el uso creciente de las Fuerzas Armadas en tareas de seguridad pública. Tradicionalmente, la corrupción en el Ejército y la Marina ha sido menor —que en las corporaciones policiales por dos razones: 1) las características de la carrera militar (la seguridad en el empleo, el acceso a generosos beneficios sociales, la movilidad geográfica continua, etc.), y 2) una participación limitada en tareas de seguridad pública.

Lo primero persiste, pero lo segundo ha ido desapareciendo aceleradamente desde 2006. Mientras más se involucren los militares en funciones propias de la policía, mayor será su vulnerabilidad ante la corrupción.

El caso Cienfuegos también abre una oportunidad para repensar las relaciones entre civiles y militares.

A partir de los años 40, se gestó un arreglo implícito entre la clase política y las Fuerzas Armadas: los soldados dejarían de participar en política y los civiles no se entrometerían en asuntos militares. Ese equilibrio le sirvió al país durante varias décadas: nos libramos de la pesadilla de golpes de estado y dictaduras militares que asolaron a la mayoría de los países latinoamericanos. El costo ha sido tener muy débil control civil sobre el estamento militar.

En la medida en que el rol de las Fuerzas Armadas se ha expandido, la fragilidad de los instrumentos de supervisión se ha hecho cada vez más patente. Y eso nos deja con pocos instrumentos para atender problemas de corrupción o violación de derechos humanos por parte de personal militar.

Creo que es momento de revisar el arreglo vigente y avanzar en un proceso de fortalecimiento de control civil sobre las Fuerzas Armadas.

Más allá de la culpabilidad o inocencia del general Cienfuegos, hay un elemento en el caso que llama la atención: según el documento de encausamiento, el principal medio de prueba proviene de mensajes interceptados entre teléfonos Blackberry. Eso significa que agencias de inteligencia de Estados Unidos (la DEA, en este caso) realizan intervención de comunicaciones en México, a ciudadanos mexicanos, previsiblemente sin la autorización de las autoridades mexicanas.

En términos de nuestro marco jurídico, eso es ilegal. Y significa que, al menos para estos temas, el gobierno de Estados Unidos nos da trato de potencia hostil. Como mínimo, eso nos debería llevar a revisar los términos de la cooperación con los vecinos.

En resumen, esperemos a ver las pruebas antes de hacer juicios categóricos sobre la responsabilidad del general Cienfuegos. Pero eso no nos impide atender los problemas que este tema revela.

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LA FERIA /Salvador Camarena / 

El Financiero

Narcos México: El Padrino

Memorándum

Asunto: rechazo de guion por serias inconsistencias.

Queridas y queridos guionistas de la DEA:

Revisamos con atención su propuesta de historia para una nueva temporada de Narcos. Por desgracia, el proyecto que presentan no se sostiene, es un relato que ni en México (que consume sin hartarse culebrones con los mismos tres guiones) va a ser vendible.

En un principio, su guion nos entusiasmó. Hay que tener arrojo para llamar El Padrino al nuevo protagonista del narco en México. Gran idea instalar ese sobrenombre, una marca señorial mundialmente reconocida, en un país donde peligrosos criminales luego tienen apodos, digamos, pueriles: la Barbie, el Chapo, el Señor de los cielos…

Pero fuera de eso, de apelar a la existencia de un capo de capos desde lo más alto del gobierno y asignar tal rol al mismísimo secretario de la Defensa de Enrique Peña Nieto, con los detalles de la historia, como se dice en México, se les fue haciendo bolas el engrudo.

Un reto mayúsculo para nuestros guiones de narco mexicano es que en ese país todos, desde los periodistas más novatos hasta los sacerdotes de pueblo, pasando por actrices que luego se creen su personaje, se asumen como expertos en cárteles y crimen organizado. Así que si algo sobra en México son las historias inverosímiles –algunas ciertas, muchas fantasiosas– sobre narco y poder.

Pero vamos a los detalles. ¿Ustedes plantean que alguien que tuvo bajo su mando absoluto a 200 mil soldados, es decir, el cuerpo gubernamental más grande, compacto y leal de todo México, con cuarteles en todo el territorio, aviones, helicópteros, tanques y con el mayor disfrute de opacidad posible, un día decidió aliarse con el jefe de un cártel que ya vio sus mejores días en cuanto a poderío, para jugar al narco?.

 ¿Y encima en Nayarit, un estado que, all due respect, estaría mejor si fuera parte de Jalisco, o incluso de Sinaloa?

Ok, quizá para fines narrativos, El Padrino inicia coptando a un narco emergente, pero ¿por qué luego no se sentó en la mesa de los grandes capos? ¿Decide no hacerlo? ¿Quiso jugar al narco para no ser jefe de jefes? ¿Cuando ya era secretario de la Defensa ambicionaba un papel segundón? Y los cárteles rivales, ¿no iban a denunciar y repeler a ese nuevo y gran rival? Come on! Échenle ganas.

Y qué hacemos con otros huecos. Ejemplo: No necesitaba ser narco. ¿Saben cuántos millones de dólares podría ganar un general secretario por hacerse de la vista gorda? ¿Con acordar –a la antigüita– paso franco a mercancías de los grandes cárteles?.

Además, ese dinero tendría que ser mucho mayor que las tajadas de moche que con sólo rasurar el presupuesto de Sedena ($81 mil millones en 2108) pudo obtener el general secretario sin comprometer su vida en un negocio de sangre o su libertad en una cárcel gringa.

¿Qué no se acuerdan lo que nos contaron sobre un gobernador mexicano que, ufano, decía que de loco se metía con “el narco cuando podía meter las manos a las arcas”?

¿Y cómo fue que decidió en 2015 volverse narco? ¿Se hartó de ver dos años de corrupción en las casas blancas y las de Malinalco, en Gobernación con los fondos policiacos, en las estafas maestras por todos lados, de Lozoya en Pemex y dijo, “qué-haré qué-haré, ah, ya sé, pues me vuelvo narco y me apodaré Zepeda o El Padrino. Chingón”? No manchen. Hasta la Biblia hizo más creíble la conversión de Saulo en el camino de Damasco.

Otros plot twits que su guion pasa de largo negligentemente. Desde tiempos de Calderón la Marina Armada tiene fama de menos corrupta o menos coptable por el crimen organizado, como ustedes gusten. Y de profesionales.

Really? ¿Ustedes plantean que el almirante Soberón no sabía quién era Cienfuegos, su compañero de viaje sexenal, con quien daba conferencias de manera conjunta?.

Créanme, Soberón no es tonto, ¿ustedes están implicando que es corrupto o al menos omiso? Fue precisamente la Marina quien despachó al otro mundo al narco que ustedes dicen que corrompió al Padrino: ajá, y de verdad pretenden creíble que la inteligencia de la Marina no iba a descubrir que “ups, abatimos”, como dicen ellos, “al socio de mi general secretario, así que mejor nos hacemos weyes”. Jo.

Y finalmente, el Cisen. Está bien, era de Osorio, pero es el Cisen. ¿Nunca supo nada? ¿Nada? Ni México es tan chafa.

¿Y el presidente Peña? ¿Fuera de un negocio corrupto? Quién les va a creer.

Un guion funciona igual que el Jenga, puedes manosear todas las piezas que gustes mientras no quites aquellas que comprometan el equilibrio del conjunto. Al de ustedes, hasta un niño de 6 años descubriría que sin más pruebas, de corrupción o narco, nomás no se sostiene.

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Queda en vilo la seguridad bilateral

EL ASALTO A LA RAZÓN/CARLOS MARÍN  

Milenio, 19 DE OCTUBRE DE 2020

Estados Unidos maximizó su desconfianza en el Ejército mexicano y su comandante supremo.

La captura del divisionario Salvador Cienfuegos es un misilazo en la estructura del Ejército y evidencia lo ilusorio de una supuesta buena relación dizque “amistosa” entre Donald Trump y Andrés Manuel López Obrador.

Que Estados Unidos no compartiera la acusación durante catorce meses y medio es humillante para las autoridades mexicanas, porque les impidió actuar como lo hizo el zedillato con el comisionado antidrogas en funciones, Jesús Gutiérrez Rebollo, cuando el general secretario Enrique Cervantes Aguirre, de manera honrosa y soberana, anunció su detención por presumibles vínculos con El señor de los cielos.

Sin prejuzgar lo que se deberá probar en Nueva York, el suceso es de una trascendencia descomunal porque gran parte del Alto Mando militar actual fue promovido por el general Cienfuegos y, de verificarse lo que afirma la DEA, la protección a una banda criminal habría sido impensable sin la complicidad de otros generales y oficiales, incluido el hoy titular de la Defensa, que con Cienfuegos fue el jefe operativo del Estado Mayor del Ejército.

Conviene recuperar lo dicho el viernes reciente por el comandante supremo de las Fuerzas Armadas:

“Es un hecho muy lamentable que un ex secretario de la Defensa sea detenido, acusado por vínculos con el narcotráfico. Desde luego, todo esto debe probarse, no podemos adelantar vísperas, no podemos hacer juicios sumarios (…). Está detenido por la misma acusación el que fue secretario de Seguridad Pública de Felipe Calderón y ahora detienen al secretario de la Defensa durante el gobierno de Enrique Peña Nieto. Esto es una muestra inequívoca de la descomposición del régimen (…). Como en el caso de García Luna, todos los que resulten involucrados (y) que estén actuando en el gobierno, en la Secretaría de la Defensa, van a ser suspendidos, retirados y, si es el caso, puestos a disposición de las autoridades competentes. Estoy absolutamente convencido de que las Fuerzas Armadas de México (…) son tan fuertes que ni estos asuntos tan lamentables las debilitan. Le tengo toda la confianza al actual secretario de Marina y al general secretario Sandoval. Me tocó elegir a los dos (…), y los dos se caracterizan por ser incorruptibles. En el caso particular del general Luis Cresencio Sandoval González (no surge su nombramiento de los que se proponían en ese entonces por parte de la Secretaría de la Defensa), lo propuse luego de hacer una investigación a fondo.

–¿Cómo se enteró usted?

–Me informó el secretario de Relaciones Exteriores (…). La hora: 06:50 de la tarde.

– ¿Lo investiga alguna autoridad mexicana?

–No, no existe ninguna investigación en México en contra del general Cienfuegos que tenga que ver con narcotráfico. No existe (…). A mí me informó hace 15 días la embajadora de México en Estados Unidos, Martha Bárcena, que se hablaba de una investigación que se estaba llevando a cabo y que involucraba al señor general Cienfuegos, pero no había nada oficial…”.

Duro, seco golpe al encéfalo nacional.

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JAQUE MATE/Sergio Sarmiento /

 Reforma

Entre cien fuegos

"Estados Unidos representa la justicia". Donald Trump.

Parece cuando menos extraño que un colaborador de una banda mexicana de narcotraficantes, militar en retiro, haya decidido visitar Estados Unidos donde no tendría ninguna protección contra una acción penal.

Más curioso es que lo haya hecho en compañía de su familia, en plan de vacaciones.

El general Salvador Cienfuegos, secretario de Defensa en el sexenio de Enrique Peña Nieto, no parece haber tenido ni asomo de sospecha de que estaba siendo investigado o de que hubiera una orden de aprehensión en su contra en la Unión Americana.

El presidente Andrés Manuel López Obrador tampoco lo sabía. Se enteró de la detención por su canciller, Marcelo Ebrard, a quien el embajador de Estados Unidos, Christopher Landau, le informó previamente.

López Obrador declaró: "No existe ninguna investigación en México en contra del general Cienfuegos que tenga que ver con el narcotráfico, no existe", aunque también comentó:

"A mí me informó hace 15 días la embajadora de México en Estados Unidos, Marta Bárcena, que se hablaba de una investigación que se estaba llevando a cabo y que involucraba al señor general Cienfuegos, pero no había nada oficial".

El exsecretario de Defensa enfrenta tres acusaciones por conspiración para manufacturar, producir e importar narcóticos a Estados Unidos y otra por lavado de dinero.

El pliego de consignación de Richard P. Donoghue, fiscal del distrito este de Nueva York, no revela ni las pruebas, ni los montos exactos de las drogas, ni las fechas en que se produjeron los presuntos actos criminales.

La información disponible sugiere que el caso se sustenta en declaraciones de testigos protegidos, en mensajes de BlackBerry de narcotraficantes que se refieren a un personaje que llaman el Padrino y, quizá el punto crucial, en un comentario en BlackBerry de que el Padrino estaría en televisión en un momento en que el secretario de Defensa aparecía en pantallas mexicanas.

Al parecer, el general favoreció a un grupo criminal en particular, el H-2, de Nayarit.

El propio presidente López Obrador ha recomendado mantener la presunción de inocencia:

"Desde luego, todo esto debe probarse. No podemos adelantar vísperas, no podemos hacer juicios sumarios".

De confirmarse las acusaciones, sin embargo, las consecuencias serían enormes.

Dada la estructura jerárquica del Ejército, de cualquier Ejército, el secretario de Defensa no habría podido operar en favor de un grupo de narcotraficantes sin el conocimiento o el apoyo de un número muy grande de sus subordinados.

Por eso el Presidente declaró que "todos los que resulten involucrados... que estén actuando en el gobierno, en la Secretaría de la Defensa, van a ser suspendidos, retirados y, si es el caso, puestos a disposición de las autoridades competentes".

La decisión, si se aplica, podría afectar a una parte muy importante de la estructura superior del Ejército.

Si bien el actual secretario, el general Luis Cresencio Sandoval, no era cercano a Cienfuegos, sí fue subjefe operativo del Estado Mayor de la Defensa Nacional.

Desde ese cargo es difícil que no hubiera detectado una colaboración con el narcotráfico.

No es este un caso que se pueda juzgar por dogmas ideológicos.

Necesitamos pruebas.

Si realmente las acusaciones son ciertas, sería necesario hacer una limpia muy a fondo en el Ejército, y también reconsiderar la decisión del Presidente de entregar la responsabilidad de la seguridad del país a las Fuerzas Armadas.

INSTRUCCIONES

La Comisión Reguladora de Energía estaba antes integrada por expertos independientes. Ahora, en la sesión del 6 de octubre para restringir el autoabasto de electricidad, el nuevo comisionado José Alberto Celestinos Isaacs, de 91 años, mostró en su voto la filosofía de la Cuarta Transformación: "De acuerdo con seguir las instrucciones de la Presidencia de la República”.23

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Entrevista con Barry McCaffrey: El arresto de Cienfuegos fue “una acción provocadora”.

Una entrevista con quien fuera zar antidrogas del gobierno de Estados Unidos, sobre la detención del general Salvador Cienfuegos, sus recuerdos del escándalo del general José de Jesús Gutiérrez Rebollo, la corrupción en México y la política del gobierno de Andrés Manuel López Obrador.

Letras Libres on line, 

 León Krauze 19 octubre 2020

El general Barry McCaffrey es uno de los militares en retiro más condecorados de Estados Unidos. Fue pieza clave, y polémica, de la estrategia militar estadounidense en la primera guerra del Golfo. Durante la mayor parte del gobierno de Bill Clinton, McCaffrey encabezó la Oficina de la Casa Blanca de Política Nacional para el Control de Drogas, desde la que supervisó el manejo de la cooperación antinarcóticos del gobierno estadounidense con México.

Hablé con McCaffrey sobre la detención del general Salvador Cienfuegos, sus recuerdos del escándalo del general José de Jesús Gutiérrez Rebollo, la corrupción en México y la política del gobierno de Andrés Manuel López Obrador. La conversación ha sido editada y condensada para mayor claridad.

¿Le sorprendió el arresto de una figura con un perfil tan alto como el general Cienfuegos?

Sí y no. La administración Trump es el peor grupo de gente incompetente, impulsiva y fuera de la ley que hemos tenido en el gobierno de Estados Unidos, y en ese sentido nada me sorprende. El contacto que hay entre Estados Unidos y México en el ámbito de la justicia, la economía y todo lo demás es mucho más cercano que el que tenemos con Gran Bretaña o Canadá. Todos conocemos a todos. Hay un constante flujo de información, así que normalmente la Drug Enforcement Administration (DEA) sabría con quién hablar y pasar información sobre algo de esta magnitud. Tal  vez sí hubo una conversación previa con las autoridades mexicanas, pero yo habría pensado que los habríamos contactado antes del arresto y les habríamos dicho, “miren, estamos a punto de hacer esto”. Así que me pareció muy raro y muy ofensivo para las Fuerzas Armadas mexicanas, aunque tal vez tuvieron que hacerlo de esta forma. Ahora, el hecho de que un exsecretario de la Defensa de México haya estado involucrado en [el tráfico de] drogas… mi opinión es que las Fuerzas Armadas son la institución más competente y confiable de la vida pública mexicana.

-Precisamente, el Ejército mexicano ha sido considerado la única institución suficientemente limpia como para confiarle la lucha contra el crimen organizado. Se ha llegado a pensar que son incorruptibles. ¿Ha sido una evaluación errónea?

Pienso que es una evaluación correcta, sobre todo de la Armada y su Unidad de Operaciones Especiales, aunque también del Ejército. Esto no quiere decir que el crimen organizado no pueda llegar a un determinado general, ya sea por medio de amenazas, incentivos de corrupción, o ambos. [Cuando era funcionario antidrogas] yo tenía que intentar discernir en quién podía confiar dentro del gobierno mexicano. 

¿Cómo lo hacía?

Le preguntaba a nuestros servicios de inteligencia: “díganme de quién están seguros que es honesto, de quién están seguros que es corrupto, y de quién no tienen una opinión objetiva”. Y siempre había gente en la que sabíamos que podíamos confiar, gente que era realmente íntegra. Ahora, esto me trae un recuerdo doloroso: el del general José de Jesús Gutiérrez Rebollo.

Aquello fue en verdad sorprendente. Pensábamos que era el más sorprendente luchador contra el crimen de México. ¡Y lo era, pero luchaba en favor de uno de los cárteles! Le dimos la bienvenida en Washington, como todo el mundo. Y cuando lo arrestaron, todos salieron corriendo. Cuando ocurrió el arresto estábamos en medio del escandaloso proceso de certificación, que humillaba a los mexicanos cada año y no conseguía gran cosa.

La cantidad de dinero que manejan los cárteles es inconcebible. De modo que van con un teniente coronel o un general muy trabajador, le ofrecen un millón de dólares al mes y le dicen: “ah, por cierto: si no colaboras con nosotros, vamos a llevarnos a tu hijo y asesinarlo”. No creo que las Fuerzas Armadas mexicanas sean impenetrables. Pero son organizaciones altamente efectivas y bien organizadas y, en su mayor parte, tienen una gran integridad.

Pero el general Cienfuegos no era cualquier general. Fue secretario de la Defensa durante todo el sexenio de Enrique Peña Nieto. ¡Y ahora resulta que era “El Padrino”! Esto indica una descomposición más generalizada.

-Por supuesto. El secretario de la Defensa no controla personalmente los retenes, ni puede recibir bolsas de dinero y depositarlas personalmente en un banco suizo. Así que uno tiene que pensar que hay una red de personas que facilitan este proceso, y a todas ellas se les paga. Con suerte, una agencia externa que no sea corrupta podrá investigar. Con suerte, la DEA dirá: “estas son las personas que creemos que están involucradas en esta red”. Y esperemos que esto ocurra lejos de la prensa, para que el gobierno mexicano se sienta más inclinado a decir: “esto es lo que dicen que saben sobre estas personas; ahora vamos a investigar y a decidir qué hacer”. Todo esto es tan ofensivo políticamente que, si sale a la luz pública, todo mundo correrá a esconderse.

Fue un día triste, y lamenté enterarme de las acusaciones. Tengo una gran admiración por los militares mexicanos. Espero que la DEA pueda dar a autoridades mexicanas confiables la evidencia sobre otras personas involucradas.

¿Piensa que la DEA, incluso en el gobierno de Trump, hizo un arresto de tan alto perfil sin evidencia sólida? ¿Serían tan imprudentes?

-Me sorprendió mucho la noticia del arresto. Fue una acción provocadora. Así que seguramente tienen pruebas contra él, eso asumiría yo. Tal vez informaron a AMLO, o al embajador de Estados Unidos. Tal vez, aunque me parece que no lo hicieron.

Aparentemente, el gobierno mexicano no estaba al tanto. ¿Es un insulto?

Pienso que sí.

El presidente López Obrador ha decidido darle más poder a los militares en México, y ha sido criticado por ello. ¿Se equivoca?

-El que López Obrador fuera elegido con altos márgenes de popularidad fue una profunda declaración de que la situación era desesperante para los mexicanos. Siempre pensé que las probabilidades de que resultara ser un gobernante eficaz eran nulas. A todo mundo le encantan los gestos, el avión, el palacio. Todo eso es buena política y tal vez dice algo sobre su carácter, pero no creo que tenga la menor idea de lo que está haciendo. Todo el asunto de la Guardia Nacional fue ridículo. Lleva entre cinco y quince años construir una organización nueva en un país, así que simplemente sacar la varita mágica y meter a un montón de gente uniformada en una organización…

Creo que López Obrador ya entiende que está en serios problemas a causa de la violencia. Y va a acudir a las fuerzas armadas, que son valientes y organizadas. Creo que AMLO está resultando ser un desastre, y me entristece. Lo que México en verdad necesita son políticas sólidas en economía y seguridad interior, y necesita luchar contra la corrupción, y me parece a mí que lo que AMLO está haciendo es pisar la libertad de prensa y entregar contratos a sus amigos. No sé qué pasaba con el aeropuerto cancelado, pero estoy seguro de que la respuesta errónea es darle a las fuerzas armadas la responsabilidad de construir uno nuevo.

El presidente Peña Nieto me dijo en una ocasión que la corrupción en México es “cultural”; yo no estuve de acuerdo ni lo estoy ahora. ¿Usted está de acuerdo? ¿La corrupción en México es cultural?

-Usted debe entender que yo realmente quiero a México. Lo que yo le digo a los públicos estadounidenses es que las familias mexicanas y las empresas mexicanas son, por regla general, de una integridad absoluta, competentes y amables. Son confiables, no te hacen trampa. Pero cuando se habla de la vida pública, con la excepción de las fuerzas armadas, hay una cultura absoluta de impunidad y corrupción. Son las instituciones públicas las que tienden a ser corruptas, menos las fuerzas armadas que, yo sostengo, en su mayoría no son corruptas. En su mayoría.


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