Project Syndicate, Viernes, 06/Mar/2020
En septiembre de 1923, el Gran terremoto de Kanto devastó grandes partes de Tokio, principalmente por tormentas ígneas. Hubo rumores, a menudo reiterados en los principales medios de difusión, que acusaban a los coreanos —una minoría pobre y despreciada— de planear una violenta rebelión para aprovechar el desastre. Justicieros japoneses, armados con espadas, lanzas de bambú y hasta armas de fuego, se lanzaron sobre todo quien sonara o pareciera coreano. Unas 6000 personas fueron asesinadas mientras la policía miraba y, a veces, participaba.