9 nov 2023

Las columnas políticas hoy, jueves 9 de noviembre de 2023

AMLO feliz con la aprobación del presupuesto tal y como él lo pidió...;

Después de más de tres días de discusión en el pleno de la Cámara de Diputados, Morena y aliados avalaron en lo general y particular el Presupuesto 2024, sin recursos inmediatos para reconstruir Acapulco;  266 votos en favor, 204 en contra y una abstención, el Presupuesto de Egresos de la Federación para el 2024, sin un monto específico y disponibilidad inmediata para atender a los damnificados del huracán “Otis”, y la reconstrucción de Acapulco.


Morena y sus aliados también rechazaron una reserva de los diputados “marcelistas”, que proponía tomar 15% de los excedentes petroleros para crear un fondo para la reconstrucción de Acapulco, a pesar de que su coordinador, Ignacio Mier, les había prometido que sí la apoyarían.

El PEF para 2024 q fue remitido al Ejecutivo federal.

AMLO feliz en la mañanera, y la  diputada marcelista SeleneAvila, se lanzó  contra su propia bancada de #Morena;  “Son una vergüenza de bancada, me avergüenzan”, “los traidores a la patria están dentro de Morena, déjenme sin cargo, pero sin dignidad jamás”.

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Un circo San Lázaro..., la función debe continuar...

Ayer cuando se debatía - es un decir-, el presupuesto para el 2024, el vocalista del grupo Caló, Claudio Yarto, estaba hablando de ovnis; fue invitado a una audiencia encabezada por el diputado de Morena, Sergio Gutiérrez Luna y el ufólogo Jaime Maussan.

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Las columnas políticas hoy, jueves 9 de noviembre de 2023

La señorita Vilchis necesita clases de leyes

Bajo Reserva/El Universal

Es común que el presidente Andrés Manuel López Obrador comente frecuentemente que para su movimiento es de suma importancia tener la mayoría en la Cámara de Diputados, pues es el órgano legislativo con la facultad exclusiva de aprobar cada año el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF). Sin embargo, al parecer la lectora de la sección “Quién es quién en las mentiras de la semana”, Elizabeth García Vilchis, tiene otros datos. Nos cuentan que en la Mañanera de ayer la señorita aseguró que el presupuesto para 2023 había sido aprobado por el Senado y que para el programa para atender desastres naturales había destinado 17 mil 156 millones 826 mil pesos de presupuesto. Será que quien escribe los libretos de esa sección no tiene a la mano un ejemplar de la Constitución para que revise el artículo 74 en donde señala que es facultad exclusiva de la Cámara de Diputados aprobar el Presupuesto. Alguna vez, al defender a García Vilchis, el Presidente dijo: “La señorita no sabrá leer, pero la señorita no dice mentiras”. Ahora se podrá decir que la señorita tampoco sabe mucho de la ley.

El damnificado por el Tribunal Electoral

Nos cuentan que, una vez que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación ratificó el proyecto de paridad del INE, por el que los partidos deberán postular a cinco mujeres como candidatas en los nueve estados que tendrán comicios para elegir gobernador, en Morena aseguran que el principal damnificado podría ser el presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado, Eduardo Ramírez Aguilar. Las declaraciones del senador Ramírez Aguilar, respecto a que sacrificaría sus aspiraciones para apoyar el proyecto de Claudia Sheinbaum, apuntan a que se ha decidido que en Chiapas competirá una mujer; en específico, que en el estado del sureste la candidata morenista será la también senadora Sasil de León, a quien las encuestas colocan en un lugar muy competitivo.

Superan diferencias en el INE

Nos cuentan que pese a los jaloneos iniciales cuando fue elegida Guadalupe Taddei, presidenta del INE, los consejeros han encontrado espacios para procesar las diferencias y destrabar los temas complicados que se tratan en el Consejo General. Nos recuerdan el reciente episodio en que hubo escollos, cuando no se lograba aprobar el acuerdo para obligar a los partidos a postular a 5 mujeres y 4 hombres para las gubernaturas en disputa el año que viene. En una segunda sesión se logró y, pese a las protestas e impugnaciones de los partidos, ayer el tribunal electoral confirmó lo aprobado. Nos aseguran que esto ha cohesionado a los consejeros. En el equipo de doña Guadalupe hablan de su “mano suave”. ¿Será que alcanzará para que el INE no ceda ante los embates partidistas que se vienen con un proceso altamente polarizado rumbo al 2024?

Ebrard definirá su futuro hoy o mañana

Nos hacen ver que Marcelo Ebrard está en horas cruciales para definir su futuro político. Se prevé que el excanciller ofrezca, entre hoy y mañana, un mensaje en el que se espera conocer si continúa en búsqueda de la Presidencia abanderado por Movimiento Ciudadano, o permanece en la autollamada Cuarta Transformación con la promesa de tener un cargo en el Congreso. En medio de la especulación, ayer, don Marcelo salió a desmentir su supuesta hospitalización en la Ciudad de México, y afirmó que está trabajando en su asociación llamado El camino de México.

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Estrictamente Personal

El doblete de Zaldívar/Raymundo Riva Palacio

EL FINANCIERO, 

La reacción de la prensa sobre la renuncia de Arturo Zaldívar a la Suprema Corte de Justicia fue abrumadoramente negativa por la forma, y porque la acompañó su ingreso al equipo de campaña de la virtual candidata presidencial Claudia Sheinbaum 120 minutos después de difundida. La profecía autorrealizable de que era parte del proyecto del presidente Andrés Manuel López Obrador se cumplió, y pese a algunas discrepancias en el camino, Zaldívar fue un ministro orgánico del Presidente, impulsado por el Presidente y al servicio del Presidente.

Su renuncia sorprendió en la Corte, donde se enteraron de ella por su anuncio en las redes sociales, pero tampoco extrañó: estaba aislado e identificado por sus acciones como incondicional de Palacio, junto con las ministras Yasmín Esquivel y Loretta Ortiz. Zaldívar, con un protagonismo mucho más determinante que el de ellas, jugó un papel clave durante la primera mitad del sexenio, participando en juntas estratégicas en Palacio Nacional sobre casos paradigmáticos, como el crimen contra los normalistas de Ayotzinapa, o participando en las mesas de judicialización creadas por el exconsejero jurídico Julio Scherer, para definir a qué personas que le estorbaban al Presidente se iba a perseguir judicialmente.

Zaldívar justificó su salida aduciendo que su ciclo había terminado en la Corte, que en realidad acabó cuando no pudo reelegirse en la presidencia y dejó de ser cabeza del Poder Judicial. Norma Piña, quien lo relevó, realizó una purga contra todo lo que oliera a él, aumentando la mala vibra contra él en Pino Suárez por su cercanía insana con López Obrador. A Zaldívar, que siempre ha refutado estas aseveraciones, nunca pareció importarle esa percepción. Su ambición era más grande, y por los servicios prestados ahora, por partida doble, podrá cobrarlos más adelante.

El primero fue para López Obrador, que desde hace un par de semanas ordenó una estrategia para fortalecer la campaña de Sheinbaum al tiempo de buscar distractores para que la devastación de Otis en Acapulco y Guerrero saliera del escrutinio público. La renuncia logró el objetivo. La prensa se volcó a interpretar la renuncia, soslayando la desgracia. López Obrador anunció el martes que por la tarde iría al puerto con el gabinete para evaluar los trabajos de reconstrucción, de lo cual no hubo una sola fotografía ni información, y nadie reparó en ello. Al mismo tiempo, al sumarse al equipo de Sheinbaum, le inyectó adrenalina a una campaña que palidecía.

El segundo servicio se lo hizo a Sheinbaum. Aunque hará un trabajo de gabinete preparando una iniciativa de tribunal constitucional –la gran reforma al Poder Judicial que tanto anhela López Obrador–, Sheinbaum, virtual candidata presidencial, tiene en Zaldívar una ficha de negociación y presión ante el fiscal general Alejandro Gertz Manero, con quien está enfrentada. Gertz Manero no la soporta, y el sentir es recíproco. Sheinbaum ha buscado que el Presidente lo releve del cargo y que pueda iniciar su gobierno –con la confianza de que ganará la elección presidencial– con un nuevo fiscal. López Obrador la ha escuchado, pero no ha dado ninguna señal de que esté listo a ceder.

Gertz Manero se ha convertido en una figura de gran influencia en el Presidente, no tanto como fiscal, sino como un operador político que ha adquirido, por sus consejos a López Obrador y acciones, más poder. El fiscal ha blindado jurídicamente a los hijos del Presidente, por petición de él, pensando en el séptimo año de gobierno, pero también ha asumido, con el aval de López Obrador, funciones que le competen a la secretaria de Gobernación, Luisa María Alcalde.

No obstante, ahí entra la figura de Zaldívar, quien ha negado públicamente su deseo de ser fiscal general –aunque todavía en diciembre pasado en su equipo aseguraban que ese sería su destino–. La reiteración de Zaldívar de que no aspira el puesto de Gertz Manero no debe verse como algo definitivo –el exministro ha demostrado que sabe mentir–, aunque no necesariamente como un destino manifiesto. El exministro, recordemos, es experto en triquiñuelas.

Su renuncia fue inconstitucional, pues de acuerdo con el artículo 98 constitucional, sólo procede por “causas graves”. Pero la ley no importa. El Presidente la aceptó y lo turnó al Senado para su aprobación, como sucedió cuando el ministro Eduardo Medina Mora fue forzado a dimitir. Al renunciar, podría esgrimir que queda libre para ocupar un cargo público, porque no se inscribe en la prohibición del artículo 101 durante los primeros dos años de retiro. Difícilmente forzará las cosas, y podrá trabajar en el gabinete de Sheinbaum durante un año y ser encargado de despacho otro más, si la virtual candidata logra deshacerse de Gertz Manero.

Zaldívar también abrió espacios de maniobra a López Obrador y a Sheinbaum. Le regaló al Presidente una ministra más suya en la Corte, porque su periodo habría terminado el 15 de diciembre del próximo año –al igual que el del ministro Luis María Aguilar–, cuyas ternas serán propuestas por su sucesora. De esta manera, López Obrador podría incorporar en la terna a Ernestina Godoy, la fiscal de la Ciudad de México, que está enfrentando muchos obstáculos para reelegirse en el cargo, y dejar el lugar para Omar García Harfuch, en caso de que por paridad de género le quitaran la candidatura al gobierno de la Ciudad de México.

Esto no deja de ser una mera especulación, pero sirve para mostrar todos los alcances de la renuncia del exministro, que ha actuado una vez más con inteligencia estratégica. Zaldívar tiene tiempo de haber recortado su descrédito en un sector de la opinión pública, pidiendo consistentemente que lo juzguen a partir de los razonamientos en sus votos en la Suprema Corte, no por percepciones, y jugó una apuesta calculada. Al irse de la Corte, ya no participará en futuras decisiones que, casi por definición en el tribunal que encabeza Piña, enfrentarán al Presidente. Le regaló al Presidente el gran distractor que urgía para salirse de Acapulco, y a Sheinbaum le entregó un arma cargada contra el fiscal. Cierto, perdió la pensión como ministro, pero ganó viabilidad política transexenal.

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El asalto a la razón

Sofismas y coartadas de vergüenza/Carlos Marín

MIlenio, 09.11.2023;

Grave significa extremadamente malo, peligroso, dañino, perjudicial, arduo, difícil, molesto, enfadoso, y se aplica en una cosa que pesa; grande si se alude a una lesión, frecuencia baja de vibraciones en un sonido, y palabra con acento en la penúltima sílaba.

Para el ministro renunciante Arturo Zaldívar, el término plasmado en la Constitución cuando mandata (artículo 98, tercer párrafo): “Las renuncias de los ministros de la Suprema Corte de Justicia solamente procederán por causas graves…” tiene otro significado “jurídico”.

Le dijo ayer a Ciro Gómez Leyva:

“¿Qué es causa grave? No es una causa trágica, no es una causa de enfermedad, no es una causa de discapacidad, no solamente eso. Una causa grave es una causa importante, trascendente, primero a juicio de la ministra o ministro que presenta su renuncia. No hay un contenido único, es un contenido amplio, es un concepto jurídico que puede tener diversos contenidos específicos, dependiendo de las circunstancias. Entonces, causa grave es aquella causa importante a juicio del ministro” que renuncia.

“Jurídicamente”, para Zaldívar lo malo, peligroso, dañino, perjudicial, difícil o molesto significa lo que quiera un ministro que renuncia.

Pero si el idioma poco importa en la literalidad y la interpretación de la Constitución, esto que también dijo causa escalofrío:

“Otra cosa importante: estamos en un régimen de libertades, hay un nuevo paradigma constitucional de derechos humanos en México. A la luz de esto, la renuncia grave debe interpretarse en relación con los derechos humanos. En principio, la renuncia es una limitación por lo menos a dos derechos: el derecho al libre desarrollo de la personalidad, el que tenemos las personas a hacer de nuestra vida lo que nos parezca más conveniente sin dañar a los demás, y la libertad de trabajo. Consecuentemente, la renuncia debe interpretarse de manera flexible…”.

Con esa coartada, Zaldívar bien puede (como en su momento la ministra en retiro Olga Sánchez Cordero) acceder a una secretaría de Estado, a la Fiscalía General de la República, a una senaduría o diputación o litigar ante la justicia federal, pese a que la Constitución le impide ocupar esos cargos o querellar en tribunales durante dos años.

A idéntica argucia, por cierto, recurrió el sátrapa Daniel Ortega para perpetuarse en la tiranía de Nicaragua: la Constitución de ese país prohibía la reelección, pero alegó que se le limitaba en su “desarrollo de la personalidad y libertad de trabajo…”.

No sería raro que Zaldívar quiera matar tres pájaros de un tiro: a) diseñar la reforma que chatarrice al Poder Judicial de la Federación que le sirvió de trampolín, b) alzarse con alguno de los cargos que le están prohibidos y c) obsequiarle a López Obrador la oportunidad de imponer un quinto ministro en la Suprema Corte.

“Yo no estoy aquí por cargos, por puestos ni por privilegios”, decía el 6 de agosto de 2021.

“Estoy en esta Suprema Corte por valores, por principios y por convicciones…”.

cmarin@milenio.com

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La Aldea

El juez traidor/Leonardo Kourchenko

EL FINANCIERO, 

A lo largo de la historia de México hemos tenido muchos, viles y serviles jueces de toga y juzgado, magistrados o ministros que se han rendido al poder económico, o peor, al poder político.

Sometidos, presionados, jueces y ministros han caído bajo la fuerza, el peso y la amenaza del todopoderoso Ejecutivo.

Sucedía casi en automático en los tiempos del omnímodo poder presidencial, en los añorables tiempos –para AMLO– en que el PRI ejercía la más extensa y dominante hegemonía política nacional.

Cambió para bien en México, desde los años 90 y la reforma del presidente Zedillo, en que impulsó y construyó las condiciones para una Corte autónoma, independiente, de acuerdo al sueño constitucional del 17, dirían los muy legos.

Hasta la llegada de este gobierno en que una fuerza retráctil al pasado, ha querido volver al sometimiento y la presión.

Bajo la bandera tramposa de una transformación inexistente –lo que hay es una destrucción palpitante de la democracia mexicana, de sus instituciones autónomas y del traicionado equilibrio de poderes establecido en la misma Constitución–, el Ejecutivo ha atacado, amenazado, perseguido, insultado y denigrado a la Corte y al Poder Judicial en su conjunto.

Si un juez cualquiera emite fallo o sentencia en contra de una disposición gubernamental, el presidente –lo hemos visto– arremete sin pudor y con falacias para denostar al representante del Poder Judicial.

¿Existen jueces corruptos en México? Por supuesto que sí, como en cualquier otra parte del mundo.

El problema es que AMLO utiliza ese argumento concreto y específico, para generalizar en contra de la Judicatura entera y sus integrantes.

En este contexto, Arturo Zaldívar representa un componente débil, de triste memoria, con trayectoria mediana y con sumisión al Poder Ejecutivo.

Un juez, magistrado o ministro debe actuar con total independencia de las muchas presiones que en la sociedad existen –por los poderes fácticos dicen– para inclinar el no tan ciego brazo de la justicia.

Zaldívar, ejemplo de abyección sumisa, ejerció un papel de dilación en asuntos que implicaban votos contra este gobierno.

Su renuncia de estos días, no hace sino desenmascarar la funesta charada en la que pretendía actuar con autonomía.

Milita en el movimiento del presidente, se entrega ciego y feliz a un proyecto de transformación nacional, que tiene millones de seguidores indudablemente, pero también millones de detractores.

Al juez no le corresponde tomar partido, profesar fe o militancia política. Zaldívar lo hizo y actuó en consecuencia.

Temas sensibles que afectan al Poder Judicial, como la batalla por los fideicomisos, cruzan por la sospechosa connivencia del ministro con López Obrador.

Recuerde usted el intento por prolongarlo en el puesto, algo tan escandaloso como ilegal, que finalmente provocó el minúsculo pudor del señor Zaldívar y se retiró.

Lo más grave consiste, más allá de la militancia del personaje, ilegal, inconstitucional y abyecta, en que debilita a la Corte y la vulnera con una nueva designación lopezobradorista.

Zaldívar perdió la brújula, el rol y papel que corresponden a un ministro; perdió la independencia, la distancia que debe guardar con el poder político para ejercer su encargo con absoluto equilibrio.

Vaya forma indigna de concluir una carrera, donde por cierto, al principio, aparecían votos, propuestas e iniciativas de avanzada. Después, se rindió ante un gobierno que se llama progresista cuando castiga a mujeres, estrangula el sistema de salud, aniquila el sistema educativo y endeuda a la nación como nunca nadie en los últimos 30 años.

¿Esa es la transformación de vanguardia?

¡Qué vergüenza para el ministro Zaldívar! Rendirse a los pies de los políticos, por ambición personal o por fuero histórico. ¿Tendrá algo que esconder?

Tal vez lo más insultante para sus colegas y para los mexicanos, sea un ministro que atropella la ley y la Constitución que juró guardar y proteger.

Representa la expresión más vulgar para un defensor del derecho. Valerse de él, para doblar la Constitución, servir a un grupo político, inclinarse ante el poderoso, y traicionar su misión al servicio de la justicia.

No hay causa o motivo grave para dimitir como exige la Constitución, y no se trata de “cuando alguien ya no quiere hacer el trabajo en el que está”, como dijo el presidente.

No es tan sencillo. Tiene un encargo, lo juró ante la ley.

El Senado deberá evaluar con todo detalle el texto de renuncia para emitir su fallo.

Un juez traiciona a su encargo cuando no vela por la justicia, cuando pisotea principios y tiempos para favorecer al poderoso; un ministro traiciona su encargo cuando se sale por la puerta de atrás para entregarse al poder, al que sirvió y complació desde la Corte.

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Política zoom

Magaloni a la Corte/Ricardo Raphael

Milenio,

La renuncia de Arturo Zaldívar al máximo tribunal tiene como objetivo obvio la configuración de una mayoría distinta a la que domina actualmente en el pleno de la Suprema Corte. Esto no quiere decir que la autodenominada cuarta transformación aplastará con este cambio las decisiones. Sin embargo, el ingreso de una voz nueva podría ayudar a un mejor entendimiento entre poderes.

También sería una oportunidad para que las relaciones entre ministras y ministros recuperen cordialidad, serenidad y capacidad de acuerdo.

Afirmó ayer el presidente Andrés Manuel López Obrador que, después de cumplir con el trámite obligado para liberar a Zaldívar de la responsabilidad para la que había sido nombrado por 15 años, enviará una terna de mujeres al Senado.

No es políticamente lógico que esta decisión vaya a tomarse sin considerar a Claudia Sheinbaum. La propuesta de relevo, más que próxima al mandatario saliente, debería parecerle correcta a su posible sucesora.

Hace tres años, López Obrador propuso el nombre de Ana Laura Magaloni al Senado. Entonces esta abogada destacadísima perdió contra Margarita Ríos-Farjat. En agosto de este año, Magaloni expresó abiertamente su simpatía con Sheinbaum, reconociendo su capacidad para gobernar.

Sin embargo, la trayectoria de Magaloni va más allá de estos dos episodios. En 2017 fue integrante del constituyente que redactó y aprobó la Carta Magna de Ciudad de México. También coordinó el grupo de especialistas encargado de impulsar la reforma judicial de la capital y la puesta en marcha de su nueva fiscalía autónoma.

Antes, Magaloni fue fundadora de uno de los programas de licenciatura más exitosos que haya tenido el país para estudiar derecho. Como directora de la división de estudios jurídicos del CIDE transformó la pedagogía para el entendimiento de una profesión que entonces se había quedado fosilizada.

Durante casi tres décadas ha dedicado su talento como estudiosa y como docente para exigir la actualización moral y práctica del ejercicio del derecho. Es esencialmente una mujer justa, honesta, rigurosa y profesional que goza de un respeto grande dentro y fuera de su gremio.

Zoom: en esta ocasión Magaloni merece llegar a la Corte y a México le haría mucho bien contar con una mujer como ella dentro del máximo tribunal.


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