9 ene 2005

Más sobre los Etnocaceristas

Posición del escritor peruano-español Mario Vargas Llosa con respecto a los etnocaceristas del Perú:
Payasada con sangre, publicada en El País, 9-01-2005
“Aunque terminó pronto, y con pocas víctimas, lo ocurrido en Andahuaylas es muy mal indicio de lo que podría ocurrir en el Perú si las cosas siguen como están…. (Además) Fue inquietante que en muchas ciudades del Perú, como Arequipa, Tacna, Huaraz, Moquegua, Cusco, centenares de personas salieran a las calles a manifestar su apoyo al putch de Humala y que la población de la propia ciudad de Andahuaylas se dividiera, mostrando una buena parte de ella, sobre todo los jóvenes, una solidaridad entusiasta con los insurrectos.
Los hermanos Humala, dice el escritor “se hicieron famosos en las postrimerías de la dictadura de Fujimori, cuando protagonizaron también un acto insurreccional pidiendo la renuncia del dictador. Juzgados y amnistiados fundaron un movimiento ultranacionalista que, sin llegar a ser masivo, ha logrado cierto implante en los sectores más pobres y marginales, principalmente entre los varios cientos de miles de reservistas diseminados por toda la geografía peruana. Al igual que en casi todo el Tercer Mundo, en el Perú sólo han sido levados y servido en el Ejército los ciudadanos más humildes -campesinos, marginales, provincianos, desocupados-, el sector social que precisamente ha padecido más las crisis económicas derivadas de las políticas populistas, la corrupción cancerosa y la cataclísmica violencia en los casi catorce años que duró la guerra revolucionaria desencadenada por Sendero Luminoso. Los reservistas o ex soldados se cuentan entre las peores víctimas del paro, la caída de los niveles de vida, el aumento de la delincuencia, y por eso, entre ellos, es altísimo el nivel de frustración y de rechazo a todo el sistema político y legal. No es de extrañar que la prédica de los hermanos Humala haya encontrado un eco favorable entre estos peruanos enfurecidos y frustrados.

Vargas Llosa es implacablemente críticos con los Humala boys, señala:
“no sólo han tomado del nazismo el ideal de pureza racial; también la organización militar de sus adeptos, que se llaman entre sí "compatriotas", llevan uniformes, van armados y realizan públicamente maniobras y prácticas de tiro para la revolución que, en una ola de violencia patriótica, limpiará todo el Perú de sus estigmas y de malos peruanos. Sus emblemas e insignias son también hitlerianos; en lugar del águila, sus gallardetes llevan un cóndor de alas desplegadas, y en vez de la esvástica, sus banderas rojas y negras lucen una cruz incaica. Junto al pabellón nacional, en sus marchas y mítines flamean la bandera del Tahuantinsuyo, que, como nunca existió, han reemplazado por la bandera del arco iris de los gays.”
Precisa:
Todo esto puede parecer payaso, cavernario y estúpido, y sin duda también lo es, pero sería una grave equivocación suponer que, debido a lo primario y visceral de su propuesta, el movimiento etnocacerista está condenado a desaparecer como una efímera astracanada política tercermundista. Por creer esta simpleza, el Gobierno peruano dejó actuar al mayor Antauro Humala y sus ciento cincuenta secuaces la noche del año nuevo a pesar de que, se ha sabido, los servicios de inteligencia del Ejército advirtieron a las autoridades, dos días antes de la asonada, que había llegado a Andahuaylas esa beligerante formación de paramilitares. También las asonadas que protagonizaron, al principio de su vida política, el teniente coronel venezolano Hugo Chávez y el general ecuatoriano Lucio Gutiérrez parecían unas payasadas sangrientas sin mañana. Pero, ambas, a pesar de la patética orfandad de ideas y el exceso de demagogia e idioteces que exhibían, consiguieron echar raíces en amplios sectores sociales a los que la incapacidad del defectuoso sistema democrático para crear trabajo, oportunidades y la vertiginosa corrupción de la clase dirigente habían vuelto sensibles a cualquier prédica violenta antisistema. Ahora, ambos militares felones, responsables del peor delito cívico, la insumisión contra el Estado de Derecho, presiden, sin que nadie les tome cuentas, la gradual descomposición de las instituciones y el lento retorno de sus países a la antigua barbarie autoritaria.
Lo que ha puesto en evidencia esta payasada con sangre es la fragilidad de la democracia en un país como el Perú. Ni un solo partido político, ni una sola institución cívica, pensó siquiera en convocar una manifestación o hacer público un pronunciamiento a favor de la democracia, ante la bravata incivil que amenazaba con destruirla. ¿Por qué se abstuvieron? Porque sabían que, probablemente, poca gente los seguiría. Aunque los Humala y sus seguidores etnocaceristas son incapaces por el momento de arrastrar tras ellos a grandes masas de peruanos, el entusiasmo que hace cinco años celebró el retorno de la democracia al país luego de diez años de autoritarismo y cleptocracia se ha encogido también como una piel de zapa. Y ahora lo que se oye por doquier son palabras de desprecio y repugnancia por este sistema ineficiente, que abre la puerta del poder a mediocridades rechinantes y a pícaros de toda calaña, y las encuestas de opinión muestran, en los primeros puestos de la simpatía popular, ¡a Fujimori! "¿Cuándo se jodió el Perú, Zavalita?". ¿Todavía lo preguntas, imbécil? El Perú es el país que se jode cada día.”
En general tiene razón el escritor y otrora excandidato al gobierno del Perú; el movimiento Etnocacerista de los Humala Boys no se termina ahí, con la entrega de Antauro y los reservistas.
Y esta payasada puede convertirse en una pesadilla.
Pero quienes están detrás de todo esto.
Pero además ¿curioso no? Como lo plantea el escritor el gran ganador de este movimiento parecer ser Alberto Fujimori quién por la crisis del presidente Toledo se coloca arriba de las encuestas.
¡Peligrosísimo su retorno al poder!
Sólo faltará que los peruanos pidan perdón al ex jefe de los servicios de inteligencia de Perú, Vladimiro Montesinos.
Pero eso no va suceder porque afortunadamente la Fiscalía General de Colombia ordenó recientemente su captura; se trata de la investigación criminal por el tráfico de 10,000 fusiles procedentes de Jordania para la guerrilla de las FARC.
¿Y por cierto qué pasó con la CIA en esta operación?
Hay muchas preguntas sin respuesta y el asunto continúa....
Pobre Perú, pobres peruanos, la verdad ¡no se lo merecen!
Fred Alvarez

1 comentario:

Anónimo dijo...

para tener una idea completa de la compleja realidad peruana no es suficiente ser un escritor como vargas llosa conocer esta complejidad es necesario comprenderla y ser parte de ella, vivirla las veces que se pueda, no mirarla desde la ciudad o bajo las noticias,es el gran error de los nalistas politicos o sociales, fundar ideas en base a moldes extraños a nuestra realidad, el fenomeno humala ya tiene el camino abierto para detentar el poder, esto es algo dificil de comprender pero sera un hecho real. gracias

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