Acaba de publicarse una investigación periodística en forma de libro sobre el Opus Dei.
Se trata de un texto de 440 páginas; Opus Dei, una mirada objetiva detrás de los mitos y la realidad de la fuerza más controvertida en la Iglesia católica (Opus Dei, An Objective Look Behind the Myths and Reality of the Most Controversial Force in the Catholic Church, publicado en este momento ingles en EE UU y en Inglaterra, se anuncia que muy pronto saldrán traducciones a varios idiomas, incluido el español.
El autor es el periodista John L. Allen, un vaticanista de la revista National Catholic Reporter, también se desempeña como corresponsal en el vaticano de la BBC y CNN.
Para elaborar el libro Allen dedicó "más de trescientas horas" a entrevistar a personas de la Obra en ocho países principalmente Italia, España, Kenia, Estados Unidos y Perú.
Los datos que señala son los mismos que proporciona Ignacio Ruiz Velasco de la oficina de Información en México; 84 mil miembros (y 164 mil cooperadores); cuenta con 1800 sacerdotes.
La mayoría de sus seguidores son españoles; y el 10%, es decir, 8,500 son mexicanos, y 3 mil miembros se encuentran en EE UU.
El dato que aporta el autor es el de los activos totales de Opus -es decir, el valor físico de todos los recursos registrados como obras corporativas rondan en torno a los 2,800 millones de dólares.
En cuanto al poder dentro de la Iglesia es relativo ya que cuentan con sólo 40 de los más de 4,500 obispos católicos del mundo; dos cardenales (uno en España y otro en Perú) y tienen a un sólo jefe de dicasterio (Julían Herranz Casado), además de Joaquin Navarro Vals, vocero vaticano.
En México no tienen todavía a ningún obispo.
El porcentaje de crecimiento es relativamente bajo; mundialmente agregan 650 miembros por año, y en algunos lugares están prácticamente estancados; es el caso de México y EE UU.
Pero es de los grupos que tiene crecimiento; los jesuitas y otras congregaciones religiosas tienen cada día menos seguidores.
En una entrevista con el autor de la agencia católicva Zenit ( ROMA, jueves 22 de diciembre 2005), se le pregunta:
-Al leer su libro, resulta que el Opus Dei no tiene tanto poder ni influencia como parece. ¿Por qué entonces esta controversia y el aura misteriosa que se ha creado a su alrededor?
-Allen: Para mí, esta es la grande y única pregunta sobre el Opus Dei: ¿Qué hizo este grupo relativamente pequeño, con una riqueza e influencia modestas, para convertirse en el coco de la imaginación católica? Yo pienso que la respuesta es compleja y se basa al menos en cuatro factores:
1) El Opus Dei creció en la España franquista, con lo cual se le ha asociado durante mucho tiempo al fascismo español;
2) El Opus Dei y los Jesuitas entablaron una feroz «guerra de frontera» por las vocaciones jóvenes en España en los años treinta, generando una rivalidad que ha perseguido al Opus Dei dondequiera que vaya, a causa de la extensa red mundial de los Jesuitas;
3) Tras el Concilio Vaticano II, el Opus Dei se convirtió en un símbolo de los forcejeos más amplios dentro del catolicismo entre la izquierda y la derecha;
4) En la era de Juan Pablo II, el Opus Dei recibió un favor papal considerable, generando envidia en algunos sectores y la oposición ideológica en otros. En otros términos, el Opus Dei representa un tipo de «tormenta perfecta», en la que una combinación de factores históricos y políticos chocó para que se atribuyera a este grupo un status mítico que no se justifica por su perfil sociológico real.
-Si yo fuera del Opus Dei le agradecería sin duda alguna su libro. ¿Ha recibido muchos mensajes en este sentido?
-Allen: He tenido noticias de varios miembros del Opus Dei que agradecen lo que ven como un trato relativamente equilibrado en el libro. Otros, sin embargo, no están contentos con lo que ven, por considerar que me centro excesivamente en las controversias que circundan al Opus Dei. Sienten al Opus Dei como su familia, y siempre es doloroso oír acusaciones contra seres queridos, aun cuando se les dé el trato más equilibrado del mundo.
Diría que he recibido la misma reacción de los críticos del Opus Dei. Algunos sienten que el libro dio la voz justa a sus preocupaciones, mientras que otros, convencidos de que el Opus Dei es peligroso, sienten que no he ido lo suficientemente lejos a la hora de presentar sus errores.
Esta reacción ilustra desgraciadamente la fuerte polarización de buena parte de la polémica sobre el Opus Dei.
Esta reacción ilustra desgraciadamente la fuerte polarización de buena parte de la polémica sobre el Opus Dei.
-Usted piensa que personalmente no encaja en la estructura del Opus Dei: ¿se ha percatado ahora después de su investigación, o ya lo sabía?
-Allen: Como periodista, por una cuestión de principios, no formo parte de grupos dentro de la Iglesia, porque necesito conservar mi imparcialidad.
Por esa razón, nunca me he planteado seriamente la cuestión de mi adhesión al Opus Dei o a cualquier otro grupo. Las más de trescientas horas de entrevistas y viajes a ocho países que he realizado para redactar este libro me han dejado claro que, si decidiera pasar a formar parte de un grupo católico, ciertamente éste no sería el Opus Dei.
No se trata de falta de respeto o de que tenga miedo del Opus Dei; al contrario, he acabado admirando a la mayoría de las personas que he encontrado en el Opus Dei, y en general me pareció que su compañía era altamente estimulante y agradable. Sin embargo hay un «programa diario de vida» para los miembros del Opus Dei, y una serie de expectativas sobre la asistencia a acontecimientos etc. que me parecería agobiante.
Yo soy un clásico «hijo único», en el sentido de que me gusta controlar mi tiempo y mi espacio. No me gusta que nadie me ponga horarios, o que me diga cuándo tengo que rezar, o cómo.
Permítame ser claro: ésta es una cuestión de gusto personal. Admiro el compromiso que veo en los miembros del Opus Dei, y mi percepción es que la mayoría están sumamente satisfechos con sus experiencias.
Hay otra entrevista por la misma agencia a Marc Carroggio, responsable internacional de la oficina de prensa del Opus Dei.
La reproduzco completa
Los miembros del Opus Dei no somos ni ángeles ni demonios
ROMA, jueves, 22 diciembre 2005 (ZENIT.org).- El responsable de la relación con periodistas internacionales del Opus Dei en Roma, Marc Carroggio, reconoce que «está satisfecho» por el libro el periodista vaticanista John L. Allen acaba de publicar: «Opus Dei, una mirada objetiva detrás de los mitos y la realidad de la fuerza más controvertida en la Iglesia Católica», editado por el momento en inglés («Opus Dei, An Objective Look Behind the Myths and Reality of the Most Controversial Force in the Catholic Church»), portugués y coreano.
Marc Carroggio comenta con Zenit que este es el primer libro que compara desapasionadamente los «mitos» sobre la Obra (nombre con el que se conoce el Opus Dei) y la realidad.
El libro, editado por Doubleday, es un reportaje periodístico, aclara este portavoz, y afirma que «el autor ha comprendido bien la naturaleza del Opus Dei».
En esta entrevista Marc Carroggio desvela la motivación principal de los miembros del Opus Dei: «seguir un ideal espiritual que nos entusiasma» y más allá del mito que envuelve a esta organización constata: «somos gente de carne y hueso, con errores y aciertos».
-Estarán ustedes contentos, este libro desmonta todos los tópicos acerca del Opus Dei.
-Carroggio: He trabajado en la Oficina de información de Roma mientras John L. Allen escribía este libro. No puedo negar que estoy satisfecho, y no me refiero tanto al resultado como al método.
Pienso que el autor aporta muchos datos, después de invertir cientos de horas en recoger informaciones y opiniones de todo género; sitúa los datos en su contexto, de manera que se pueden entender los porqués de muchas actuaciones; ha escuchado todas las campanas y ha tratado con respeto a todos los campaneros; y, por último, deja que el lector llegue libremente a sus propias conclusiones.
Pienso que son cualidades muy apreciables en un libro de este estilo. Los tópicos son obstáculos al diálogo y al debate desapasionado.
En este sentido, cualquier esfuerzo por desmontar falsos clichés es positivo.
Las comparaciones son odiosas, pero no puedo dejar de señalar que el autor del Código Da Vinci no ha estado nunca en un centro del Opus Dei, y que yo sepa no ha hablado nunca con una persona del Opus Dei.
El retrato que pinta de la Obra en el Código existe sólo en su imaginación. Pienso que el trabajo de Allen puede servir para que muchos lectores de esa novela, que no conocen el Opus Dei de primera mano, se den cuenta de que no somos «ni ángeles ni demonios». Somos gente de carne y hueso, con errores y aciertos, con defectos y con deseos de seguir un ideal espiritual que nos entusiasma.
-El autor ha tenido acceso --y lo explica-- a documentos que no están al alcance del público. Ha estado en centros del Opus Dei para numerarios, ha entrevistado a decenas de personas de la Obra, se ha imbuido de lo que significa «ser del Opus Dei». Según usted, para comprender mejor el Opus Dei, ¿qué le faltaría?
-Carroggio: Pienso que el autor ha comprendido bien el Opus Dei, la naturaleza de su mensaje, las razones de sus propuestas, la forma de vida de sus fieles: nuestros ideales y también nuestras limitaciones.
Este libro es un reportaje periodístico, no una tesis de teología ni un tratado de historia de la Iglesia. Su enfoque es más bien sociológico, aunque presta gran atención a la dimensión espiritual. El propio autor subraya que su propósito no es explicar de modo exhaustivo el Opus Dei, sino comparar los mitos con la realidad.
En consecuencia, dedica mucho espacio a asuntos que son relativamente secundarios en la vida del Opus Dei, pero que han sido objeto de atención de los medios de comunicación, sobre todo en Estados Unidos.
En ese sentido, cabría decir mucho más sobre la experiencia espiritual que representa pertenecer al Opus Dei y sobre la motivación profunda que lleva a seguir este camino de búsqueda de la santidad en medio del mundo: la conciencia de la propia vocación cristiana, el deseo de imitar a Jesucristo precisamente en el trabajo, la familia y la vida ordinaria.
En una institución de la Iglesia, los aspectos personales, existenciales, son más importantes que los esquemas organizativos o las cuestiones de imagen.
-Para su investigación, John L. Allen ha dado voz también a antiguos miembros del Opus Dei. ¿Le parece que ha dado demasiado espacio a estos testimonios?
-Carroggio: El libro es un reportaje periodístico, no una reflexión sobre cuestiones de principio. Es el resultado de un gran número de entrevistas con personas en diferentes situaciones. En este tipo de trabajos, es el propio periodista quien determina el equilibrio entre las fuentes. Yo respeto su decisión, que me parece del todo legítima.
Personalmente, pienso que el autor explica bien que estas críticas tienen una naturaleza diferente de las que proceden, por así decir, de la fantasía de escritores de novelas. Es fácil demostrar que el Opus Dei no está detrás de las oscuras operaciones de complot que se le atribuyen (me ahorro los ejemplos, para no alargarme).
Pero cuando se trata de una persona que tiene una experiencia negativa, la cuestión cambia. Ante una herida, un dolor, un mal recuerdo, no cabe un desmentido. Ya no estamos ante un problema sólo de verdades y mentiras. Ante una experiencia negativa, es preciso expresar respeto, compartir el dolor, aunque a veces no se comparta la interpretación de los hechos.
Es cierto que los fieles del Opus Dei viven su entrega a Dios con plena libertad, y que esa entrega les ayuda a experimentar la felicidad, una felicidad relativa dentro de lo que es posible en este mundo.
Por eso, la inmensa mayoría de los hombres y mujeres que se acercan a los centros de la Obra guardan afecto de por vida. Pero no siempre es así, y no me parece negativo, al contrario, que un libro como el de John L. Allen se haga eco de esos casos que considero excepcionales.
Cuando el autor preguntó al Prelado por esta cuestión, monseñor Echevarría dijo que a las personas que no se han sentido bien tratadas, les pedimos perdón de todo corazón. Como usted puede comprender, yo no tengo nada que añadir.
-¿Le gustaría una «segunda parte» de este libro?
-Carroggio: Cada libro es único. Ésa es su fuerza, me parece. Aunque el libro de John L. Allen no es sólo un libro sobre controversias, en él pesan mucho las polémicas. En mi opinión, trata las cuestiones controvertidas de modo respetuoso y ofrece datos empíricos más que explicaciones de parte o ideológicas.
Además, el autor hace un esfuerzo por resumir algunos rasgos esenciales del Opus Dei: filiación divina, libertad, santificación del trabajo y de la vida ordinaria, etc.
Me gustaría que un futuro libro desarrollara más estos aspectos, pero precisamente en forma de reportaje periodístico: un libro que consiguiera contar con frescura la experiencia de la vida cristiana en medio del mundo. El recurso admirable que suponen la fe y la oración para la vida ordinaria, también en los trances más difíciles, como la enfermedad física o psíquica, la pérdida del trabajo o la muerte de un ser querido. Hay mucha historia que contar
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