25 ene 2006

ONGS ¿Espias?

Película de espías entre Rusia y Gran Bretaña.

Y deveras se ve que la Rusia de Vladimir Putin esta poniendo a trabajar al Servicio Federal de Seguridad (FSB, por sus siglas en ruso) dependencia sucesora del temible KGB soviético.

Esta semana Rusia trató de establecer un signo de igualdad entre ONG y espionaje contra el Estado, al revelar detalles de la implicación de cuatro funcionarios de la embajada de Gran Bretaña en Moscú en "actividades incompatibles con su estatus", fórmula inculpatoria que se aplica, en la jerga internacional, a los espías con inmunidad diplomática.

Serguei Ignatchenko, vocero del FSB compareció ante la prensa -sólo medios rusos- para corroborar las graves acusaciones contenidas en un reportaje que transmitió RTR, canal de la televisión pública, con secuencias de video grabadas con cámara oculta. Y claro el narrador es Arkadi Mamontov, periodista famoso por sus reportajes a partir de material filtrado por el FSB, explica que cuatro individuos, identificados con nombres y rangos como funcionarios de la embajada británica, frecuentaban un parque y solían pasar junto a una piedra que en realidad era un sofisticado equipo de recepción y transmisión de datos cifrados, operado desde computadoras portátiles.

De este modo -a través de la piedra- los británicos entraban en contacto con un valioso agente ruso, presumiblemente reclutado en el exterior y que ahora continúa rindiendo declaración en una prisión del FSB, según se informó.

Pero curiosamente, los hechos ocurrieron el año pasado, pero se dieron a conocer sólo meses después, casualmente el mismo día en que la llamada Cámara de la Sociedad, una instancia consultiva creada por el Kremlin, celebró su primera reunión para proponer al presidente Vladimir Putin revisar los aspectos más cuestionados de la nueva legislación que restringe el funcionamiento de las ONG en Rusia.

Ese es el quid del asunto.
¡Rusia trata de justificar la dura legislación en contra de las Ongs!

Ignátchenko, citado por la agencia Interfax dijo que actualmente se investiga "detenidamente" con qué objetivo se financiaban las ONGs, al tiempo que mostraba varias órdenes de pago en favor de ONG rusas.

Las reacciones no se han hecho esperar.

El Ministerio de Relaciones Exteriores británico (Foreign Office) declinó hacer comentarios sobre el escándalo de espionaje, pero se mostró "preocupado y sorprendido" por el intento de poner en tela de juicio su trato con las ONG en Rusia.
"Es bien sabido que el gobierno británico apoya proyectos instrumentados por ONG rusas en materia de derechos humanos y sociedad civil, y toda nuestra ayuda es facilitada de manera transparente", declaró un vocero del Ministerio británico

Ahora bien, representantes de las ONG, que figuran como beneficiarios, desmintieron que esos pagos fueran irregulares y rechazaron como "absurdas" las acusaciones de espionaje.

"En el reportaje de RTR se busca crear la impresión de que, al amparo de la oscuridad, recibíamos maletas con dinero, cuando en realidad las transferencias para financiar nuestro proyecto de apertura de periódicos en ciudades pequeñas de Rusia siempre han sido legales, se realizan a través de bancos locales y de acuerdo con la legislación de nuestro país", reviró Dmitri Surnin, de la Fundación Eurasia.

Por su parte, Liudmila Alekseyeva, presidenta del Grupo Moscovita de Helsinki, considerado una de las más influyentes organizaciones de defensa de derechos humanos en Rusia, confirmó que, hace dos años el gobierno británico otorgó a esa ONG 23 mil libras esterlinas para llevar a cabo seminarios en el interior del país y dijo que le parece irrelevante qué diplomático firmó la respectiva orden de pago.

Y es que desde hace meses el Gobierno ruso viene acusando a los países occidentales de financiar y utilizar este tipo de organizaciones para obtener información o influir en la política interna.

El jefe del FSB, Nikolai Patrushev, acusó el año pasado a las ONG de conspirar para organizar una revolución similar a las de Georgia en el 2003 y Ucrania en el 2004, por lo que la Duma (Cámara Baja del Parlamento ruso) ha aprobado una ley que obliga a registrarse de nuevo a todas estas organizaciones; la idea es controlarlas.

Pero, al contrario de lo que ocurre en la ficción, hay muchas cosas que no se saben de la piedra y los supuestos espías británicos. Las autoridades rusas no han explicado qué tipo de documentos secretos pueden haber robado. Ni tampoco se ha dicho cuáles serían sus objetivos y quién los ayudo. Ni siquiera si serán expulsados del país ("eso es una decisión política", dijo Ignatchenko).
Pero claro, es que la película todavía no ha terminado.

En Rusia funcionan miles de ONG, de las cuales sólo 92 están registradas en el ministerio de Justicia.

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