8 dic 2007

Una posibilidad



¡Por fin! y debido a presiones, el Presidente colombiano Alvaro Uribe, anunció ayer, que aceptará desmilitarizar un área de 150 kilómetros cuadrados para que delegados suyos discutan con los de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FARC) los términos en que serían intercambiados medio centenar de militares y civiles secuestrados, en algunos casos desde hace 10 años.
La propuesta de Uribe fue planteada hace días por el ex mandatario Andrés Pastrana durante una reunión de la Comisión Asesora de Relaciones Exteriores, convocada por el gobierno colombiano para estudiar la actual crisis diplomática surgida con Venezuela.
''Ahora la Iglesia Católica y la Comisión Nacional de Conciliación nos proponen una zona de encuentro. El gobierno manifiesta la disposición de aceptarla con unos puntos importantes a tener en cuenta'', anunció Uribe esye viernes 7 de diciembre, durante una ceremonia de ascensos de generales de la Policía Nacional, en Bogotá.
Dijo que el territorio que pondrá a disposición del posible canje, "debe ser de alrededor de 150 kilómetros, en zona rural, donde no haya puestos militares o policiales que sea necesario remover, preferiblemente sin población civil o con muy poca población, para no crear esos riesgos a la población civil. Esa zona tendría la presencia de observadores internacionales y allí los presentes, para definir el intercambio humanitario, no deberían estar armados''.
Para determinar la que Uribe llama ''zona de encuentro'', fue autorizado el Alto Comisionado para la Paz, Luis Carlos Restrepo, ''para que con la Conferencia Episcopal de Colombia busquen la manera de reunirse con las FARC, y dentro de las condiciones enumeradas se defina el sitio'', dijo ayer la Presidencia mediante un comunicado de prensa.
Uribe agregó que hará el canje siempre que los guerrilleros por liberar "no vuelvan a delinquir''.
Años atrás Uribe había aceptado desmilitarizar una zona del país de 200 kilómetros para negociar el canje y anunció que estaría en "un área rural de la cordillera central, en el departamento del Valle del Cauca''.
Dice El Tiempo en su edición on line de este sábado 8 de diciembre:
Así fue como Álvaro Uribe aceptó conceder zona de encuentro para acuerdo humanitario
Múltiples consultas con amplios sectores de la nación, y una férrea oposición de varios de sus consejeros, tuvo el mandatario antes de acoger la idea de la Iglesia.
Cuando el padre Darío Echeverri, secretario de la Comisión Nacional de Reconciliación, lo llamó telefónicamente el miércoles en la noche para pedirle que volviera a considerar la zona de encuentro de la que le había hablado en alguna remota oportunidad, Uribe le dijo "sí".
Apenas atinó a decir que le pondría algunas condiciones. Con todo y la fe que practica, el padre Echeverri casi no lo podía creer.
"Fue una fracesita sencilla: se le pidió que volviera a considerar la creación de una zona de encuentro para hablar sobre el acuerdo humanitario. El Presidente respondió con un 'sí', pero que añadiría algunos requisitos", reveló monseñor Luis Augusto Castro, presidente de la Conferencia Episcopal, superior jerárquico del padre Echeverri.
Esa fue una noche dura para el Presidente. Se había comenzado a desmontar de uno de los inamovibles que el país le había escuchado repetir por años y años. Por su cabeza pasaban muchas cosas: las imágenes de los secuestrados en poder de las Farc reveladas en las pruebas de supervivencia, el clamor de sus familiares, las opiniones de más de 15 presidentes de todo el mundo con quienes había hablado, pero también el pedido de millares de personas que a lo largo y ancho del país le han encarecido no abandonar la política de seguridad democrática.
Entre el miércoles y el jueves, y mientras el tema del intercambio humanitario pasaba a ser un tema de primera página en muchos diarios internacionales, Uribe hizo decenas de consultas con empresarios, líderes políticos, asesores y amigos personales, sobre la "fracesita" del padre Echeverri.
Para tomar la decisión, Uribe tuvo que controvertir horas y horas a cercanos asesores suyos que le aconsejaban que no lo hiciera.
La decisión final de aceptar la zona de encuentro la tomó Uribe el pasado jueves a eso de las 8 de la noche, en su despacho de la Casa de Nariño, luego de una reunión con varios asesores. De pronto, el mandatario se puso de pie y exclamó: ¡Hay que hacer eso!
Otros factores de decisión
Pero "todo jugó para que el Presidente tomara esa decisión", dijo una fuente palaciega. Todo: el sufrimiento de los secuestrados, el llamado de la comunidad internacional, el clamor interno; y, sobre todo, su decisión radical de recuperar el control de la situación en momentos en que dos iniciativas lideradas por mandatarios de otros países (Nicolas Sarkozy, de Francia y Hugo Chávez, de Venezuela), amenazan con copar el ámbito internacional.
EL TIEMPO conoció que si las Farc asumen con responsabilidad la nueva iniciativa, está dispuesto a ir más allá. De hecho, no exigió que la zona sea en una u otra zona del país, sino que delegó eso al acuerdo que logren el comisionado de Paz, Luis Carlos Restrepo, la Iglesia y las Farc.
El sorpresivo anuncio generó reacciones favorables, inclusive dentro de sus contradictores. El ex presidente Andrés Pastrana, quien se había enfrentado a Uribe de manera muy dura 24 horas antes, en la Comisión Asesora, por su negativa a facilitar la negociación del canje humanitario, se apuró a felicitar al mandatario. Lo mismo hizo su principal partido opositor, el Polo Democrático Alternativo.
En todo caso, tras el viraje de Uribe, las Farc quedan obligadas a responder.
Y la Iglesia Católica, una organización libre de sospechas políticas, recupera el papel de la mediación, que Uribe había descartado tras el fracaso la ayuda del presidente Hugo Chávez y la senadora Piedad Córdoba.
Ahora Uribe podrá ir a Buenos Aires, el próximo domingo, donde se encontrará con varios de sus colegas, con hechos nuevos, y dispuesto a ceder apenas el mínimo terreno a protagonistas internacionales.
No hay un punto fijo, puede discutirse
Diferencias con la propuesta de hace 2 años
En la propuesta que hicieron los Países Amigos en diciembre del 2005, se hablaba del corregimiento El Retiro, entre Florida y Pradera, que está habitado por unas 50 familias. Hoy Uribe plantea preferiblemente una zona lejos de la presencia de la población civil.
Antes, como se ve, el sitio estaba determinado. Ahora, el Gobierno deja que sea definido en medio del diálogo entre la guerrilla, el Comisionado de Paz y la Iglesia.
En el 2005 no se establece un límite de tiempo para negociar y liberar a los secuestrados. Esta vez, el Gobierno habla de 30 días. La Iglesia cree que es un tiempo suficiente para lograr la liberación.
Hace dos años se propuso una zona de negociación de alrededor de 180 kilómetros, hoy el Gobierno la delimita en 150 kilómetros, donde no requiera de despeje por parte de la fuerza pública.
Puntos comunes con la propuesta del 2005
Se mantiene la idea de que organismos internacionales sirvan de veedores en el proceso de negociación, así como la coordinación de observadores integrados por los organismos humanitarios.
Se propuso en ese entonces la participación de la Cruz Roja, que garantizaría la seguridad del desplazamiento de los negociadores. Hoy el presidente Uribe abre las puertas para que ese organismo verifique las condiciones de la zona y de los secuestrados en poder de la guerrilla.
Se planteó en ese entonces que los guerrilleros no llegaran a la zona de facilitación con armamento, hoy el presidente Uribe ratifica esa misma propuesta y anuncia que ese territorio debe estar donde no haya puestos militares o de la Policía.
Continúa la propuesta de la liberación de todos los secuestrados, incluyendo los tres norteamericanos retenidos en el 2003.
Pastrana apoya a Uribe y Polo espera respuesta positiva de las Farc
Dos días después de que protagonizaron uno de los más duros enfrentamientos que se recuerden en la Casa de Nariño, el ex presidente Andrés Pastrana le envió ayer una carta al presidente Álvaro Uribe en la que se declara "emocionado" por la decisión del mandatario de acceder a la creación de una zona de encuentro para el acuerdo humanitario.
Pastrana, según supo EL TIEMPO, le recomendó a Uribe el miércoles destinar una zona con ese propósito en donde no hubiera necesidad de mover fuerzas militares ni de policía.
"Con su determinación se da con grandeza un paso de vital importancia en el camino de la libertad de tantos compatriotas. Con esta nueva luz de esperanza ganan los secuestrados, ganan sus familias y gana Colombia", dijo el ex mandatario.
Y tras la visita que hicieron ayer al Polo Democrático el ministro del Interior, Carlos Holguín, y el comisionado de Paz, Luis Carlos Restrepo, para informar las últimas decisiones del Ejecutivo, el presidente de esa colectividad, Carlos Gaviria, señaló que el anuncio del presidente Uribe de facilitar una zona de encuentro para dialogar con las Farc y lograr por esa vía la liberación de todos los secuestrados, es una posibilidad real que se abre y de la cual las Farc deberían responder de manera "positiva".
Gobierno de Francia ya contactó a Farc
PARÍS
Así lo confirmó David Martinon, portavoz del presidente francés, Nicolás Sarkozy, quien aseguró que "agentes (de su país) entraron en contacto con las Farc", sin dar más detalles.
"Es evidente que es una misión muy difícil porque, como pueden imaginarse, eso se hace en medio de la selva y no es sencillo", dijo Martinon a los periodistas en la capital francesa.
Agregó que "esas personas son maravillosas porque toman riesgos personales y por eso hay que mantenerlas en el anonimato".
Martinon, no obstante, calificó de "prematura" la hipótesis de un viaje del presidente Nicolas Sarkozy a Colombia.
También se conoció en París que el gobierno colombiano comunicó a Francia, horas antes, la decisión del presidente Alvaro Uribe de autorizar la zona de encuentro.
El comisionado de paz, Luis Carlos Restrepo, "se comunicó temprano en la mañana (de ayer)" con el gobierno francés para informarle del anuncio que se disponía hacer Uribe, dijo a agencias internacionales una fuente de la Presidencia de Francia, que requirió el anonimato.
También se anunció que está previsto un encuentro en Buenos Aires entre el presidente Alvaro Uribe y el primer ministro francés, François Fillon, quien irá a Argentina en representación del presidente Sarkozy en la toma de posesión de Cristina Fernández de Kirchner, como presidenta de ese país.
Se dejó claro que el único tema que tratarán Uribe y Fillon será la liberación de los secuestrados.
*Con información de AFP y EFE
Editorial de El Tiempo;
Diciembre 8 de 2007
Se acaba el tiempo
La carta del presidente de Francia, Nicolás Sarkozy, a 'Manuel Marulanda' y a los rehenes y el anuncio de Álvaro Uribe de una zona de encuentro para hablar con las Farc muestran que las esperanzas de solución al drama de cientos de secuestrados, que parecían liquidadas tras el abrupto retiro de Chávez de la escena, no se han perdido del todo. A pesar de la gravísima crisis que el proceso atravesó, una nueva aunque tenue luz brilla al final del túnel.
Pero los sucesos recientes también están llevando lo del intercambio humanitario a caminar constantemente por el filo de la navaja. Con la aparición de las últimas pruebas de supervivencia, el mundo parece haberse dado cuenta de que el tiempo corre inexorablemente en contra de los secuestrados. Íngrid Betancourt y muchos de sus compañeros de infortunio están en creciente peligro de muerte. No solo por el riesgo permanente en que los pone su situación de rehenes, sino porque su salud se deteriora a ojos vistas por las espantosas condiciones en que los tienen las Farc.
Mientras tanto, los hechos se precipitan en desordenada sucesión. El presidente francés hace pública una inusitada carta de jefe de Estado a 'Tirofijo'. Hugo Chávez recibe el pedido de los familiares de continuar con su esfuerzo y, junto con Piedad Córdoba, esboza una agenda paralela para el intercambio. Por su lado, el presidente Uribe se mueve febrilmente con llamadas a once mandatarios, el frustrado envío del Alto Comisionado a París, el anuncio de un 'borrador' de acuerdo y un decreto que regula la liberación de guerrilleros en caso de intercambio. Y el viernes, en otro giro sorpresivo, el Presidente propone a las Farc una 'zona de encuentro'.
* * * *
Se dirá que sus características -'apenas' 150 kilómetros cuadrados, con las partes desarmadas y observadores internacionales- la hacen similar a la propuesta de Bolo Azul, que ya rechazaron las Farc. El Presidente, además de insistir en el 'inamovible' de que los guerrilleros liberados no deben volver a las Farc, anunció un fondo de 100 millones de dólares para premiar a guerrilleros que deserten con rehenes. Algo que bien puede incentivar fugas con ayuda de los captores, pero también volver aún más draconianas las condiciones del cautiverio.
La propuesta del Gobierno, que ha recibido amplio apoyo político (desde el ex presidente Pastrana hasta el Polo Democrático), tiene elementos nuevos. No especifica lugar: parece una oferta abierta para negociar con las Farc dónde sería la zona (¿el Yarí, el Caguán, Pradera?), y, aunque se habla de 30 días, estos podrían prorrogarse. Y, a diferencia de lo que dijo Uribe al cancelar la mediación de Chávez, el Comisionado no es el único interlocutor, y se involucra a la Iglesia, protagonista de alta credibilidad.
Las Farc no han contestado aún la carta de Sarkozy, pero le dijeron, con significativa prontitud, que 'baje el tono' en criticarlas y que acepte que, 'para recibir, hay que dar'. Y no se descarta que den pasos unilaterales en dirección a Chávez (se dice que enviarían más pruebas de vida), quien, a su vez, parece haber suspendido sus ataques a Uribe.
Esta caja de Pandora de anuncios, cartas y propuestas insinúa que la puerta del intercambio humanitario todavía está entreabierta. Y pese a que el propio Uribe llegó a decir que no habría más mediación internacional, esta parece más viva que nunca. Sarkozy escribió al saliente presidente Kirchner; el Primer Ministro italiano y el gobierno brasileño han ofrecido sus oficios; y hay expectativa por lo que discutan los involucrados, que asistirán (además de Piedad Córdoba y la madre de Íngrid) a la posesión de Cristina Fernández, mañana en Buenos Aires.
* * * *
Los desafíos de Uribe son serios. Sus iniciativas indican que es consciente de que debe buscar que la presión internacional recaiga sobre las Farc, por inhumanas, y no sobre el Gobierno, por no despejar. A eso apunta el anuncio de la 'zona de encuentro'. Y a ello contribuyen los llamados de la Defensoría y la Procuraduría para que las Farc permitan una visita humanitaria del Comité Internacional de la Cruz Roja a los rehenes.
Para avanzar, lo primero es eliminar la improvisación. Ocurrió al recurrir a Chávez sin medir los efectos políticos que afectaron la relación con Venezuela. Y pasó con el Comisionado, quien, después de anunciar su viaje a París, casi debió bajarse del avión a pedido de los franceses. Uribe debe definir qué quiere de la comunidad internacional: si facilitación, mediación, acompañamiento, o solo mantenerla informada (difícil, dado que la actividad de Sarkozy o Chávez rivaliza con la de Uribe).
Estas confusiones, que crecen con la sucesión de anuncios a veces contradictorios del Gobierno, no contribuyen a avanzar hacia el acuerdo humanitario. A la vez, convertir la negociación en un tumulto internacional de voces disonantes puede terminar jugando a favor de las Farc.
Más sustancia y coherencia, pues, son indispensables, y ojalá el anuncio de la 'zona de encuentro' sea el paso en esa dirección. Y si bien puede ser políticamente rentable para cada mandatario hacer anuncios públicos, para lo que cuenta -la liberación de los secuestrados-, lo mejor sería que todas estas propuestas, desde Colombia y el exterior, transcurrieran en la más estricta discreción, incluido lo que pase con la 'zona de encuentro'. Aquí, el Presidente y el Comisionado deben tomar la vocería exclusiva, sin otras voces de ministros o asesores. Se debe negociar con las Farc, con emisarios reservados y sin micrófonos perturbadores. Si al menos en esta discreción se ponen de acuerdo los presidentes en Buenos Aires, la luz que hoy asoma tímidamente al final del túnel quizá no se apague a la vuelta de unas semanas. No sobra recordarlo: el tiempo se acaba para los secuestrados en Colombia.

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