Columna Vida nacional/Pablo Hiriart
Chávez y las FARC
Resulta cuando menos sospechosa la petición que Hugo Chávez hizo el viernes al presidente de Colombia y “a los gobiernos del continente americano y del mundo” para que saquen a las FARC de la lista de las organizaciones terroristas y las consideren “fuerzas insurgentes”.
Las FARC no sólo son terroristas, sino que también son narcotraficantes.
Eso está más que probado. ¿No lo sabe Hugo Chávez? Cuesta trabajo creer en su inocencia.
Hace muchos años que las FARC dejaron de ser un movimiento guerrillero con fines sociales. Ahora son un grupo armado que se dedica a los dos negocios más execrables del capitalismo salvaje: el tráfico de drogas y el secuestro.
En su poder tienen a alrededor de 700 rehenes, de los cuales 650 son para extorsionar a sus familiares y obtener dinero. Cuarenta y cuatro son considerados “canjeables” para un posible “acuerdo humanitario”.
Algunos de ellos llevan diez años en cautiverio.
¿Son luchadores sociales o son terroristas?
“Pocos dudan”, expuso John Carlin en un reportaje publicado en el diario español El País, “que si no fuera por la cocaína la gasolina que alimenta la guerra colombiana, las FARC se hubieran extinguido como las demás guerrillas latinoamericanas nacidas durante la Guerra Fría.
“Lo nuevo que revelan los testimonios recogidos por este diario es lo extensa y sistemática que es la cooperación en Venezuela con la narcoguerrilla en cuanto al transporte de la droga por aire, tierra y mar; al suministro de armas y la protección sobre el terreno que reciben de sectores de las fuerzas armadas; y a la inmunidad legal de facto que les conceden elementos del Estado (venezolano)”.
Añade que “la infraestructura venezolana destinada al flujo de la cocaína ha crecido de manera exponencial, según las fuentes consultadas por El País, durante los últimos cinco años de la presidencia de Hugo Chávez, cuya decisión de expulsar a la agencia antidroga norteamericana (DEA) de su país en 2005 fue celebrada tanto por las FARC como por sus socios en los carteles de la droga convencionales. Como ha dicho Luis Hernando Gómez Bustamante, poderoso capo colombiano de la droga en manos de la policía de su país desde febrero: Venezuela es el templo del narcotráfico”.
¿Esos son los luchadores sociales a los que pide Chávez no considerar terroristas ni narcotraficantes?
¿Para ellos pide el estatus de fuerzas beligerantes, a fin de que tengan protección internacional como combatientes?
Por Venezuela explica Carlin transita 30% de las 600 toneladas de cocaína que se mueven anualmente en el orbe.
¿Ese dato concreto es pura coincidencia con la petición de Chávez para que los países “del continente y del mundo” borren a las FARC de su lista de observación?
Falta ver qué responde la comunidad internacional al planteamiento hecho por el presidente de Venezuela.
Colombia, Argentina y Guatemala ya dijeron que no.
En México sabemos que las FARC son socias del cártel de los Arellano Félix.
Así lo han informado autoridades mexicanas, colombianas, y está documentado en el libro El Otro Poder, de nuestro compañero Jorge Fernández Menéndez.
Los Arellano Félix pactaron no pagar con dinero cargamentos de cocaína que les mandaban las FARC, sino con armas.
Esa fue la propuesta de la guerrilla colombiana y en ese país se encontró un video en el que Ismael Higuera El Mayel aceptaba el trueque.
Dice Fernández Menéndez que la documentación que se le incautó a El Mayel luego de su detención, comprobaba que su relación con las FARC se remonta a 1998, cuando menos.
Ahora bien, ¿por qué Venezuela se ha convertido en santuario de las FARC?
¿Por qué las autoridades de Venezuela permiten que, además de usar su territorio como santuario, las FARC utilicen a ese país como el sendero para sacar la cocaína a islas del Caribe y de ahí a Europa?
¿Por qué Chávez quiere que a las FARC se les quite la lupa internacional de encima?
Chávez tiene la sartén por el mango en el caso de los secuestrados por la guerrilla colombiana.
Si él conmina a las FARC a liberar a los rehenes, la guerrilla no tendría más opción que aceptar el planteamiento de Chávez.
Las FARC, sin Venezuela, estarían perdidas.
Y Chávez no quiere que pierdan, como veremos mañana.
Chávez y las FARC
Resulta cuando menos sospechosa la petición que Hugo Chávez hizo el viernes al presidente de Colombia y “a los gobiernos del continente americano y del mundo” para que saquen a las FARC de la lista de las organizaciones terroristas y las consideren “fuerzas insurgentes”.
Las FARC no sólo son terroristas, sino que también son narcotraficantes.
Eso está más que probado. ¿No lo sabe Hugo Chávez? Cuesta trabajo creer en su inocencia.
Hace muchos años que las FARC dejaron de ser un movimiento guerrillero con fines sociales. Ahora son un grupo armado que se dedica a los dos negocios más execrables del capitalismo salvaje: el tráfico de drogas y el secuestro.
En su poder tienen a alrededor de 700 rehenes, de los cuales 650 son para extorsionar a sus familiares y obtener dinero. Cuarenta y cuatro son considerados “canjeables” para un posible “acuerdo humanitario”.
Algunos de ellos llevan diez años en cautiverio.
¿Son luchadores sociales o son terroristas?
“Pocos dudan”, expuso John Carlin en un reportaje publicado en el diario español El País, “que si no fuera por la cocaína la gasolina que alimenta la guerra colombiana, las FARC se hubieran extinguido como las demás guerrillas latinoamericanas nacidas durante la Guerra Fría.
“Lo nuevo que revelan los testimonios recogidos por este diario es lo extensa y sistemática que es la cooperación en Venezuela con la narcoguerrilla en cuanto al transporte de la droga por aire, tierra y mar; al suministro de armas y la protección sobre el terreno que reciben de sectores de las fuerzas armadas; y a la inmunidad legal de facto que les conceden elementos del Estado (venezolano)”.
Añade que “la infraestructura venezolana destinada al flujo de la cocaína ha crecido de manera exponencial, según las fuentes consultadas por El País, durante los últimos cinco años de la presidencia de Hugo Chávez, cuya decisión de expulsar a la agencia antidroga norteamericana (DEA) de su país en 2005 fue celebrada tanto por las FARC como por sus socios en los carteles de la droga convencionales. Como ha dicho Luis Hernando Gómez Bustamante, poderoso capo colombiano de la droga en manos de la policía de su país desde febrero: Venezuela es el templo del narcotráfico”.
¿Esos son los luchadores sociales a los que pide Chávez no considerar terroristas ni narcotraficantes?
¿Para ellos pide el estatus de fuerzas beligerantes, a fin de que tengan protección internacional como combatientes?
Por Venezuela explica Carlin transita 30% de las 600 toneladas de cocaína que se mueven anualmente en el orbe.
¿Ese dato concreto es pura coincidencia con la petición de Chávez para que los países “del continente y del mundo” borren a las FARC de su lista de observación?
Falta ver qué responde la comunidad internacional al planteamiento hecho por el presidente de Venezuela.
Colombia, Argentina y Guatemala ya dijeron que no.
En México sabemos que las FARC son socias del cártel de los Arellano Félix.
Así lo han informado autoridades mexicanas, colombianas, y está documentado en el libro El Otro Poder, de nuestro compañero Jorge Fernández Menéndez.
Los Arellano Félix pactaron no pagar con dinero cargamentos de cocaína que les mandaban las FARC, sino con armas.
Esa fue la propuesta de la guerrilla colombiana y en ese país se encontró un video en el que Ismael Higuera El Mayel aceptaba el trueque.
Dice Fernández Menéndez que la documentación que se le incautó a El Mayel luego de su detención, comprobaba que su relación con las FARC se remonta a 1998, cuando menos.
Ahora bien, ¿por qué Venezuela se ha convertido en santuario de las FARC?
¿Por qué las autoridades de Venezuela permiten que, además de usar su territorio como santuario, las FARC utilicen a ese país como el sendero para sacar la cocaína a islas del Caribe y de ahí a Europa?
¿Por qué Chávez quiere que a las FARC se les quite la lupa internacional de encima?
Chávez tiene la sartén por el mango en el caso de los secuestrados por la guerrilla colombiana.
Si él conmina a las FARC a liberar a los rehenes, la guerrilla no tendría más opción que aceptar el planteamiento de Chávez.
Las FARC, sin Venezuela, estarían perdidas.
Y Chávez no quiere que pierdan, como veremos mañana.
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