5 jun 2008

Juicio en Guantánamo




El juicio contra cinco acusados de organizar los atentados del 11-S se inició este jueves 5 de junio ante un tribunal militar de excepción estadounidense en la base naval de Guantánamo.
Khalid Sheikh Mohammed, Ramzi ben al-Shaiba, Alid Abd al-Aziz Ali, Wallid ben Attash y Mustafá al-Hawsawi, estuvieron detenidos varios años en cárceles secretas de la CIA, y corren el riesgo de ser condenados a muerte si se los considera culpables tras un proceso incierto.
Casi siete años después de los ataques que destruyeron las Torres Gemelas y parte del Pentágono, los cinco acusados se sientan por primera vez ante un juez, en lo que constituye una audiencia preliminar.
Los cinco sospechosos fueron transferidos a la base militar de Guantánamo en septiembre de 2006, tras haber permanecido detenidos alrededor de tres años en cárceles secretas.
La meta convertirse en mártires
El paquistaní Khalid Sheikh Mohammed, presunto cerebro de los ataques que provocaron cerca de 3,000 muertos, anunció al iniciarse la primera audiencia que él mismo asumirá su defensa y que quiere ser condenado a muerte para convertirse en mártir.
Invitado por el Coronel Thomas Kohlmann —que hace las veces de juez militar- a decir si aceptaba la ayuda de los abogados de oficio, Mohammed se puso de pie y comenzó a recitar versos del Corán, interrumpido sólo para traducirlos al inglés: "Dios es totalmente suficiente para mí''. "No voy a aceptar abogado, yo asumiré mi defensa'', dijo.
Durante una audiencia a puertas cerradas en marzo de 2007, de la que el Pentágono publicó parcialmente, Mohamed confesó ser el artífice de la acción terrorista del 11-S y se atribuyó también la decapitación del periodista Daniel Pearl; empero, se quejó que el testimonio arrancado por sus captores durante su internamiento previo al juicio: "Todo lo que hablamos es bajo tortura" (...). "Esto es la inquisición, no un juicio", afirmó entonces.
Cuando el juez le recordó hoy que podía ser condenado a la pena capital, Mohammed respondió: "eso es lo que quiero, hace tiempo que quiero ser un mártir''.
Otro tanto ocurrió con Wallid ben Attash, quien también dijo que se defendería por sí mismo y que deseaba convertirse en mártir. "No quiero que nadie me represente. Voy a asumir mi propia defensa. Soy un musulmán y rechazo esta audiencia''. Agregó que "ustedes mataron a mi hermano, que era más joven que yo, durante la guerra, y mi deseo es estar en vuestras manos''.
El proceso se ha visto controvertido por la polémica que rodea la detención secreta de los cinco hombres y por el hecho de que la CIA reconoció haber sometido a Mohammed a simulación de ahogamiento -waterboarding*.
La defensa alegará que las pruebas del gobierno son dudosas. Si hubo torturas, serán inadmisibles. Para otros las acusaciones son sólidas.
Tribunal de Excepción
La audiencia inicada este jueves tiene lugar en una sala nueva, esta levantada en una antigua pista de aterrizaje y está diseñada para que el juez impida al público escuchar los debates si se mencionan elementos confidenciales que afecten la seguridad nacional; ello significa que el sonido será eliminado para que la prensa reunida no escuche información sensible,
El tribunal está dotado de un sistema que permite suprimir con un botón el audio en el área de observación, donde están sesenta periodistas y algunos miembros invitados de la Sociedad civil. El sonido es transmitido con 20 segundos de retraso para que un oficial revise el contenido y pueda recomendar al juez censurarlo.
Afuera tropas estadounidenses mantienen fuertemente custodiada la sede del tribunal especial.
Los tribunales militares de excepción son particularmente cuestionados. Establecidos por el presidente George W. Bush a fines de 2001, invalidados por la Corte Suprema en 2006 y restablecidos por el Congreso, permiten el empleo de testimonios indirectos u obtenidos por la fuerza.
Tras esta audiencia, el juicio en sí comenzará el 15 de septiembre, cuatro días después del séptimo aniversario de los atentados y a menos de dos meses de las elecciones presidenciales.
*El waterboarding; la técnica del Submarino:
Es una técnica de interrogatorio conocida desde hace varios siglos.
Consiste en atar a un sospechoso a una silla o a una mesa, cubrirle el rostro con un trapo y arrojarle agua. A medida que el trapo se empapa, se va ajustando al rostro del detenido y le causa una sensación de ahogo.
El Submarino fue uno de los métodos más populares utilizados por la Inquisición en España para interrogar presuntos herejes, y era conocido como la "pena del ansia", por la angustia que causa al que la sufre.
Ese tipo de apremio físico ha sido condenado por numerosos países y está prohibido por la Convención de Ginebra, que protege los derechos de los detenidos.
El pasado mes de febrero el gobierno norteamericano reconoció públicamente por primera vez que usaba el submarino. El director de la CIA Michael Hayden, interpelado por el Congreso, reveló entonces que tres presuntos terroristas fueron sometidos a ese método: Khalid Sheikh Mohammed, Abu Zubayda y Abd al-Rahim al-Nashiri, en los años 2002 y 2003.
Al margen: ¿juicios justos y transparenes?
El Pentágono ha declarado los juicios de Guantánamo por crímenes de guerra una prioridad nacional y redoblará el número de abogados militares asignados a los acusados.
Algunos críticos argumentan que Washington pretende acelerar el proceso para influir en las elecciones presidenciales de noviembre.
El general del Ejército del Aire Thomas Hartmann, consejero legal del Pentágono, ha explicado a los periodistas que visitaron Guantánamo que en los próximos tres meses se añadirán unos 108 abogados militares uniformados a los equipos de acusación y defensa.
Hartmann ha recordado que "el Departamento de Defensa se ha propuesto muy recientemente y de manera consistente facilitar juicios justos y transparentes". "Es su obligación número uno", zanjó horas antes de la comparecencia de los cinco acusados de Al Qaeda que podrían ser ejecutados si son declarados culpables de planear los ataques del 11 de septiembre de 2001.
Los fiscales y los abogados defensores lleva años quejándose de la falta de mano de obra y recursos en el criticado sistema legal de Guantánamo, creado por la administración Bush para tratar a los operativos sospechosos de pertenecer a Al Qaeda al margen de tribunales civiles y militares.
Intromisiones políticas
Ya han pasado más de seis años desde que Estados Unidos empezara a enviar a sus presos a la base naval de la Bahía de Guantánamo en Cuba y ni uno solo de los casos ha tenido un juicio. Hay 19 casos pendientes, incluidos algunos que se han retrasado repetidamente entre las amenazas a la legalidad del tribunal de Guantánamo.
Un ex fiscal jefe del tribunal, que renunció el pasado octubre por lo que calificó de intromisiones de políticos, se quejó de que los fiscales están siendo presionados para condenar a los acusados de planear el 11-S antes de las elecciones de noviembre.
Los fiscales quieren empezar esos procesos en septiembre y un juez ha rechazado la petición de los abogados defensores de retrasar la citación del próximo jueves por no haber tenido suficiente tiempo para reunirse con los acusados.
Los abogados defensores han calificado de "vergonzoso" el hecho de que no se les haya concedido más tiempo para reunirse con sus clientes y para preparar el caso, punto en el que cuentan con el respaldo de los observadores de Derechos Humanos.

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