Retrospectiva
La Marcha ciudadana (de junio de 2004) y la pena de muerte/ FRED ALVAREZ
Comentado en junio del 2004 en la III emisión de Imagen Informativa 90.5 de FM que conduce Jorge Fernández Menéndez.
Comentado en junio del 2004 en la III emisión de Imagen Informativa 90.5 de FM que conduce Jorge Fernández Menéndez.
La manifestación de este domingo 27 de junio fue un éxito, donde los medios -sobretodo los electrónicos- jugaron un papel decisivo, y había que hacerlo, era parte de su responsabilidad social. ¡Felicidades a Imagen y todos los medios que se sumaron a este complot ciudadano!.
La manifestación ha demostrado primero que nada que la gente quiere resultados contundentes ¡ya!/ esta harta del incremento de la delincuencia y de la impunidad de los delincuentes y sobretodo a los secuestradores.
La manifestación ha demostrado primero que nada que la gente quiere resultados contundentes ¡ya!/ esta harta del incremento de la delincuencia y de la impunidad de los delincuentes y sobretodo a los secuestradores.
Los científicos sociales tiene que interpretar lo sucedido, y los gobernantes asumir su responsabilidad, un gobierno que no tiene la capacidad de dar seguridad a sus ciudadanos es un gobierno condenado al fracaso.
Uno de las exigencias ciudadanas que más llamó la atención en la marcha de este domingo fue el pedir la aplicación de la pena de muerte para los secuestradores: “muerto el perro se acabo la rabia”, rezaba el cartel de un manifestante clasemediero de alrededor de 50 años.
¡Cuidado! Esta exigencia “ciudadana” es peligrosa, la percepción de inseguridad que existe en el país en este momento no debe traducirse en medidas autoritarias que después todo lamentemos..
El paso que hemos dado hacia la democracia, el respeto a las libertades y la observancia del derecho no debe tener retorno.
Además el asunto de la pena de muerte puede partidizarse y ser punta de lanza de algunos políticos, como al parecer sucedió recientemente en las Filipinas, donde la presidenta de ese país Gloria Macapagal decidió -presionada por la comunidad chino filipina- reimplantar la pena de muerte debido la oleada de secuestros que sufrió ese país asiático; esta decisión la tomó en medio de un proceso electoral competido que quizá le permitió ganar recientemente las elecciones para gobernar por un periodo de seis años más.
Además, la inseguridad en nuestro país nos hace olvidar que apenas hace unos días aplaudimos la resolución de las autoridades de Oklahoma que decidió la conmutación de la pena de muerte a cadena perpetua a favor del mexicano Osvaldo Torres Aguilera, y con ello se marcó un precedente que favorece a los otros 50 mexicanos que están en el corredor de la muerte de los Estados Unidos
¡Más bien LO QUE HAY QUE hacer en México es darle muerte a la pena de muerte!
Uno de las exigencias ciudadanas que más llamó la atención en la marcha de este domingo fue el pedir la aplicación de la pena de muerte para los secuestradores: “muerto el perro se acabo la rabia”, rezaba el cartel de un manifestante clasemediero de alrededor de 50 años.
¡Cuidado! Esta exigencia “ciudadana” es peligrosa, la percepción de inseguridad que existe en el país en este momento no debe traducirse en medidas autoritarias que después todo lamentemos..
El paso que hemos dado hacia la democracia, el respeto a las libertades y la observancia del derecho no debe tener retorno.
Además el asunto de la pena de muerte puede partidizarse y ser punta de lanza de algunos políticos, como al parecer sucedió recientemente en las Filipinas, donde la presidenta de ese país Gloria Macapagal decidió -presionada por la comunidad chino filipina- reimplantar la pena de muerte debido la oleada de secuestros que sufrió ese país asiático; esta decisión la tomó en medio de un proceso electoral competido que quizá le permitió ganar recientemente las elecciones para gobernar por un periodo de seis años más.
Además, la inseguridad en nuestro país nos hace olvidar que apenas hace unos días aplaudimos la resolución de las autoridades de Oklahoma que decidió la conmutación de la pena de muerte a cadena perpetua a favor del mexicano Osvaldo Torres Aguilera, y con ello se marcó un precedente que favorece a los otros 50 mexicanos que están en el corredor de la muerte de los Estados Unidos
¡Más bien LO QUE HAY QUE hacer en México es darle muerte a la pena de muerte!
La pena capital aunque no se aplica desde hace muchos años esta latente. El artículo 22 de la Constitución que nos rige señala que “sólo podrá imponerse al traidor a la patria en guerra extranjera, al parricida, al homicida con alevosía, premeditación y ventaja, al incendiario, al plagiario, al salteador de caminos, al pirata y a los reos de delitos graves del orden militar”. Es decir, a muchos. Por cierto, hace unas semanas el Congreso aprobó reformas al Código de Justicia Militar derogando la pena de muerte para los delitos graves del orden militar.
Afortunadamente la iniciativa de ley en materia de Derechos Humanos, enviada por el presidente Fox, de entrada pide se suprima de manera definitiva de la constitución la pena de muerte. Esta iniciativa es una de tantas que deben ser dictaminados por los señores legisladores.
Además cada año son más los países que se suman a la derogación de la pena de muerte, México es un país democrático y una democracia que se precie de serlo debe rechazar contundentemente la pena de muerte.
Permitir la pena de muerte en un sistema democrático es tanto como retroceder en la historia.
Quizá la percepción de muchos mexicanos consideren que la pena de muerte es un salida para los secuestradores, pero esto es un error, además también durante muchos años hemos creído que la muerte no es una salida ni cultural ni religiosamente.
Afortunadamente la iniciativa de ley en materia de Derechos Humanos, enviada por el presidente Fox, de entrada pide se suprima de manera definitiva de la constitución la pena de muerte. Esta iniciativa es una de tantas que deben ser dictaminados por los señores legisladores.
Además cada año son más los países que se suman a la derogación de la pena de muerte, México es un país democrático y una democracia que se precie de serlo debe rechazar contundentemente la pena de muerte.
Permitir la pena de muerte en un sistema democrático es tanto como retroceder en la historia.
Quizá la percepción de muchos mexicanos consideren que la pena de muerte es un salida para los secuestradores, pero esto es un error, además también durante muchos años hemos creído que la muerte no es una salida ni cultural ni religiosamente.
Los mexicanos creemos que la vida es santa hasta para el peor criminal.
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