21 oct 2008

Sobre el Ingeniero Tello Peón

Columna Itinerario Político/Ricardo Alemán
Calderón: cambios en seguridad
Publicado en El Universal (www.eluniversal.com.mx) 21 de octubre de 2008;
Tello Peón, a seguridad; nueva colonia tricolor en el gobierno federal
Terminada la reforma petrolera, Mouriño aspirará a gobernar Campeche
¿Qué significa la llegada de Jorge Tello Peón al cargo de asesor de Seguridad Nacional del
presidente Felipe Calderón?
Las lecturas pueden llegar, si se quiere, al infinito. Pero son claros los indicios de que el más respetado y reputado especialista mexicano de la seguridad pública llega —a la casa presidencial— para construir un “puente de plata” en tres de los cuatro ejes sobre los que se sostiene la seguridad pública: las secretarías de Gobernación y de Seguridad Pública, y la PGR. La Secretaría de la Defensa es la cuarta institución vinculada con la seguridad, pero la Sedena se cuece aparte.
Tello Peón, como es público, era el hombre seleccionado por el entonces presidente electo Felipe Calderón para ocupar la Secretaría de Seguridad Pública —en un esquema en el que Genaro García Luna se encargaría del Cisen y Eduardo Medina Mora de la PGR—, pero rechazó el cargo debido a una “rebelión familiar”.
Pero lo que también es público es que desde el inicio del gobierno de Felipe Calderón se produjo una notoria fractura entre coordinación y colaboración en el llamado gabinete de seguridad, fenómeno que colocó en posiciones encontradas a las secretarías de Gobernación y de Seguridad Pública y a la PGR. Es decir, al faltar el eje articulador en el esquema de seguridad del gobierno de Calderón —que originalmente era Tello Peón, debido a su reconocida capacidad en la materia—, todo el esquema se fracturó y resultó cuestionada y cuestionable su eficacia.
Y si existen dudas del papel que Jorge Tello Peón desempeñará desde la poderosa Asesoría de Seguridad Nacional de Los Pinos, se debe recurrir a la exposición de motivos de la iniciativa de Ley General del Sistema Nacional de Seguridad Pública que envió al Congreso Felipe Calderón el pasado 2 de octubre.
Dice Calderón: “En el combate al crimen organizado se carece de un sistema nacional de seguridad pública articulado en una estrategia nacional, la cual ha sido una misión largamente postergada y sustituida en ocasiones por el discurso… vivimos circunstancias que se traducen en desorganización de las capacidades del Estado para hacer frente al fenómeno delictivo y el fortalecimiento del flagelo criminal”.
Pero, además, en la exposición de motivos el Presidente admite “la falta de coordinación, lógica rivalidad entre los cuerpos policiales… y se llega al extremo de no compartir la información de inteligencia para el combate al crimen”. Y advierte: “Esa dispersión orgánica implica duplicidad de funciones y dualidad de gasto, sin mencionar la pérdida gradual de la capacidad de garantizar un adecuado esquema de control de confianza, así como una total carencia de coordinación, congruencia y homogeneidad de protocolos, sistemas, formas de organización y grados de atribuciones…”. Hasta aquí la cita. ¿Qué quiere decir todo lo anterior?
Primero, que en la iniciativa de Ley General del Sistema Nacional de Seguridad Pública el presidente Calderón hace un inédito reconocimiento, no sólo a las fallas históricas en la materia, sino de su propio gobierno y de su gabinete. Y segundo, que el huésped de Los Pinos marca una ruta del rumbo que tomará su gobierno en materia de seguridad. Pero existe una pregunta fundamental. ¿Por qué Tello Peón llega como asesor y no como secretario de Estado o procurador de Justicia?
La respuesta pudiera estar en una de las dos hipótesis. Primero, que el gobierno de Calderón ofrece al PRI un adelanto del reforzado cogobierno que ya existe en espacios de poder como Pemex, pero que se podría extender al gabinete de seguridad luego de 2009. Y segundo, que la llegada de Tello Peón es el primer paso de un cambio en el gabinete de seguridad para hacer posible la coordinación y colaboración que —según Calderón en su iniciativa de reforma al Sistema Nacional de Seguridad— “van más allá de un simple reparto de funciones y distribución de competencias”. En cualquier caso —y a partir de lo que parece es—, todo indica que se avecinan cambios en materia de seguridad.
Por el momento, Tello Peón es un asesor presidencial —con todo el poder que ello significa—, pero muy pronto podría cambiar de estatus. ¿Por qué? Porque desde la casa presidencial salen versiones en el sentido de que una vez aprobada la reforma petrolera habrían terminado las labores de Juan Camilo Mouriño en Gobernación. ¿Y a dónde va Mouriño?
Desde la misma casa presidencial salen indicios sobre los gobiernos estatales que estarán en disputa en 2009. Sí, una de esas elecciones es la de Campeche, terruño de Mouriño, a quien se le encomendará ganar uno de los seis gobiernos que se ha propuesto conseguir el PAN. Mouriño lavará culpas petroleras en su natal Campeche. ¿Y qué tal si hasta la refinería se lleva? Al tiempo.
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Columna Razones/Jorge Fernández Menéndez
Tello y el sueño de la razón
Publicado en Excelsior (www.exonline.com.mx) 21/10/2008,
Este domingo, Jorge Tello Peón fue designado asesor de seguridad nacional “con el objetivo, dice el comunicado de la Presidencia, de fortalecer las tareas de coordinación entre las distintas instituciones responsables en la materia”. Tello Peón, como decíamos ayer, es quizás el hombre más respetado en estos ámbitos, también el que cuenta con mayor y mejor experiencia en ellos. Sobre la designación de Tello se han dicho algunas cosas absurdas (o ignorantes), entre éstas se recordó la fuga de Joaquín El Chapo Guzmán, en enero de 2001, del penal de Puente Grande, cuando acababa de ser designado subsecretario de Seguridad con un Alejandro Gertz Manero con el que jamás logró establecer una buena relación. Como lo ha documentado ampliamente Guadalupe Morfín, en aquellos años ombudsman del estado de Jalisco, no sólo Tello no tuvo responsabilidad alguna en esos hechos, sino que fue el único funcionario federal que tomó en cuenta las denuncias que Morfín había realizado sobre el caso y el único que intentó tomar medidas al respecto. Tello renunció casi inmediatamente después de esos hechos, lo que le ganó, en buena medida, la confiabilidad de la que hoy goza.
¿Qué piensa sobre la seguridad Tello Peón?, ¿sobre qué bases podrá actuar? Apenas este mes, en la revista Código Topo, que se publica el primer lunes de cada mes con el periódico Excélsior, Jorge Tello escribió un artículo titulado El sueño de la razón donde plasma sus convicciones sobre el tema.
Para Tello, la seguridad, en un país como el nuestro, debe ser entendida como una seguridad democrática, “un concepto dinámico que remite al presente en Occidente y que abre un horizonte viable de futuro, si y sólo si se consigue un equilibrio entre las garantías de seguridad esperada ante las amenazas, los peligros y los riesgos concebidos por la sociedad, y las condiciones de ejercicio de las libertades individuales”.
Considera que la percepción de seguridad “es al menos igual de importante que las condiciones objetivas que se puedan obtener. Hay que aceptar que es con base en la percepción individual y colectiva, como se genera el sentir, el pensar (decidir) y el actuar de cada persona y del grupo al que pertenece”. En este sentido, “los indicadores objetivos forman parte de la construcción de la ‘realidad total’, sin perder de vista que sólo son útiles para fines específicos, con frecuencia no concluyentes. Empero, y paradójicamente, una lectura de la ‘realidad total’ basada exclusivamente en elementos objetivos puede distorsionarla, llegando a situaciones extremas de psicosis, paranoia, esquizofrenia, que pueden impedir apreciar cualquier evidencia de una realidad distinta a la percibida por el sujeto…” Adicionalmente, agrega Tello en su “sueño de la razón”, “también resulta imposible disociar la ‘seguridad’ del ‘quehacer político’, como desearían los técnicos en la materia, ya que intrínsecamente posee un valor político, como cualquier otra variable que defina y se defina por la conducta social, en una relación dialéctica causa-efecto”.
La seguridad, insiste Tello, “es un asunto político porque, aun cuando se presuma proveniente de la esfera privada, inevitablemente atañe o desemboca en lo público”. En otras palabras, sostiene en su texto Tello Peón, “el discurso político triunfalista sobre los avances en el abatimiento de la inseguridad, así se base en datos duros y se apoye en estadísticas, no se convierte automáticamente en apoyo social si no tiene como sustancia de contraste el imaginario colectivo”.
¿Es el de la seguridad un escenario catastrófico fatal? ¿Hay soluciones?, se pregunta Tello, y asegura que sí, aunque no existen fórmulas mágicas. Desde una perspectiva estatal, dice, “las respuestas tácticas, entendidas como las decisiones de medidas y acciones de combate a la delincuencia en sus diferentes niveles, con predominio de la técnica, con la pretensión del golpe de efecto, se agotan en el corto plazo porque sólo alteran temporal y parcialmente sus efectos”.
Es un falso dilema, sostiene, “la creencia de que hay que elegir entre atender lo urgente y posponer lo trascendente. Aun con escasez de recursos, el despliegue necesita ser paralelo: atacar la emergencia e incidir en lo estructural, tomar decisiones y medidas que interrumpan las espirales descendentes y crear condiciones para configurar círculos virtuosos”. Sin renunciar, agrega, “a ese conjunto de tácticas, se pueden apuntar tres ejes básicos a partir de cuyo desarrollo se puede aspirar a un mayor alcance en la formulación de las políticas públicas y las estrategias para hacerlas viables: priorizar al enemigo, sancionar al traidor e impulsar un proceso de institucionalización”.
“Priorizar al enemigo implica contrastar la elasticidad social ante el abanico de temas que interpelan la seguridad de la comunidad para definir jerárquicamente los frentes de batalla, los espacios de atención, la canalización de recursos, y estar así en condiciones de dar respuestas, desde la génesis hasta las consecuencias de la inseguridad”.
La traición, dice en su texto Tello, “se expresa como resultado de la corrupción en su sentido más amplio: la corrupción al seno de la esfera de lo público, de lo privado y lo social”. El proceso de institucionalización, continúa, “tiene que ver lo mismo con la reorganización de las instancias de procuración de justicia, prevención del delito, investigación e inteligencia, que con el fortalecimiento del Estado de derecho, la creación de mecanismos de control y autocontrol, y el diálogo político con la representación plural del Congreso para contar con un marco normativo acorde al desafío y generar una corresponsabilidad de las fuerzas políticas ante un interés común, un objetivo social compartido”.
No hay soluciones mágicas, pero puede la razón también soñar. Por lo menos sobre estos ejes.
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Columna Serpientes y Escaleras/Salvaador García Soto,
El Univrsal, 21 de octubre de 2008
NOTAS INDISCRETAS... La designación de Jorge Tello Peón como asesor presidencial en seguridad nacional puede leerse de dos maneras. La oficial dice que el experto fue nombrado para resolver el grave problema de descoordinación, filtraciones y pugnas internas que se daban entre las áreas responsables de la seguridad, léase PGR, SSP o Cisen. La otra lectura sostiene que el colmilludo y experimentado policía de la época priísta vuelve —tras meses de insistencia de Los Pinos— por la ineptitud e incapacidad mostrada por los Medina Mora, los García Luna o los Valdés, a quienes el Presidente les baja el perfil y les pone “ultimátum” porque ahora el mando real en la política de seguridad lo tendrá Tello Peón, de quien por cierto varios de ellos fueron alumnos, aunque no muy destacados. ¿Usted con cuál se queda?... Los dados mandan serpiente. Tiramos de nuevo.
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Ex directores del Cisen sirven a IP
Nota de ALEJANDRO JIMÉNEZ, El Universal Martes 21 de octubre de 2008;
Tras su salida del gobierno, ahora explotan su experiencia
Un grupo importante de expertos en seguridad nacional fue separado del servicio público por desconfianza y veleidades políticas durante el sexenio pasado, mismo que fue aprovechado por el sector privado, cuyos grandes grupos corporativos se hicieron de los buenos oficios de quienes conocen a fondo las técnicas de investigación y las redes del crimen organizado.
Ex directores del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) ponen ahora al servicio de la iniciativa privada su bagaje profesional. Por ejemplo, Jorge Tello Peón, ex titular de dicho órgano de inteligencia durante el gobierno de Ernesto Zedillo, fue, hasta el viernes pasado, el encargado de la Vicepresidencia de Inteligencia Competitiva de Cemex, la empresa de Lorenzo Zambrano.
De hecho, tras salir del sector público, Tello ingresó a la Sociedad de Profesionales de Inteligencia Competitiva, (SCIP, por sus siglas en inglés), red mundial de expertos de temas de seguridad, al servicio de diferentes gobiernos que han pasado a la iniciativa privada.
Ellos aprovechan sus habilidades de recopilación y análisis de la información, no sólo para diseñar esquemas de seguridad industrial, sino sobre todo para usar la información disponible en la elaboración de prospectivas y escenarios políticos, económicos, financieros y sociales, que auxilien a las empresas.
Wilfrido Robledo, agente de inteligencia de toda la vida, trabaja ahora para Carlos Slim, en el grupo Carso, luego de que en 2002 saliera de la administración pública en el contexto de acusaciones de malversación de fondos y en medio de un relevo general de mandos de inteligencia durante la administración del presidente Vicente Fox.
Robledo trabajó en el Cisen como director de Servicios Técnicos, más tarde realizó trabajos de contrainteligencia a cargo de la Dirección de Protección en la que encabezó el grupo “antiterrorista” GAT y participó en la creación de la Policía Federal Preventiva, de la que fue el primer comisionado en los últimos años del mandato de Ernesto Zedillo.
De la PFP se fue al grupo Carso. En 2005 se sumó al equipo de campaña de Enrique Peña Nieto en el estado de México, del que fue funcionario durante la parte inicial de su gobierno y, tras algunas diferencias de operación con el gobierno estatal, hace año y medio regresó al grupo de Carlos Slim.
Otro director del Cisen (1999-2000) fue Alejandro Alegre. Con una larga trayectoria en órganos de inteligencia federales, pasó a ser el director de Seguridad del Banco de México.
En la década anterior, Federico Ponce Rojas, quien en 1991 llegó a ser subprocurador de Averiguaciones Previas de la PGR, partió rumbo al sector privado, como abogado de la presidencia de Banamex-Citigroup.
Ponce venía de una larga carrera en la Procuraduría General de Justicia del DF y dentro de la propia PGR y es medio hermano de Juan Miguel Ponce Edmonson, quien fuera titular de la Interpol en el sexenio de Zedillo; y ahora miembro del sector diplomático destacado en Uruguay, experto en las redes latinoamericanas de trasiego de drogas y lavado de dinero de los cárteles mexicanos.
Se calcula que casi 600 agentes de calidad y bien formados, tanto del Cisen como de la PFP y la AFI salieron de las instituciones federales, mismos que ahora el gobierno federal pretende reponer en el actual esquema de lucha contra la delincuencia.
Alejandro Gertz, ex titular de la Secretaría de Seguridad Pública, dice que, con las reservas que la ley establece, nada impide a un funcionario público trabajar después en el sector privado, pero que en el caso de la inteligencia nacional el problema es que ésta no ha estado al servicio de la lucha contra el crimen.
Sobre el uso de los servicios de inteligencia en el foxismo, indica que hubo una rigurosa división de funciones en la que él no tuvo nada qué ver con la inteligencia nacional en su paso por la SSP, y que él diseñaba políticas de prevención del delito y nunca de espiar a nadie.

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