Las extorsiones se disparan en el país
Carlos Benavides y Francisco Gómez, reporteros.
Carlos Benavides y Francisco Gómez, reporteros.
El Universal (www.eluniversal.com.mx) 22 de febrero de 2009;
La delincuencia ha encontrado la manera de dar con los grupos económicamente “rentables”, a los que les cobran cuotas fijas a cambio de no ser molestados, golpeados e, incluso, asesinados
El cobro de cuotas o “derecho de piso” por venta de protección para empresas, comercios, vendedores ambulantes, profesionistas e incluso en las prisiones, es la nueva modalidad de extorsión, que ya es considerada un asunto de prioridad nacional por las autoridades federales.
La delincuencia ha encontrado la manera de dar con los grupos económicamente “rentables”, a los que les cobran cuotas fijas a cambio de no ser molestados, golpeados e, incluso, asesinados.
Desde extorsionadores recluidos en un penal que fingen ser miembros de Los Zetas, hasta verdaderos sicarios de La Familia o algún cártel, se han aprovechado del temor generado por la violencia extrema del narco para intimidar, detalla la Secretaría de Seguridad Pública federal (SSP).
Esto ha obligado a empresarios y profesionistas de algunas ciudades a retirar los anuncios para ofertar sus productos o servicios, con el fin de no dar señales de éxito que los haga víctimas de extorsionadores.
Tan rentable ha resultado este ilícito para el crimen organizado, que ya es la tarea principal del cártel de Tijuana, por encima del narcotráfico. Un sicario de esa organización relata que no sólo cobran derecho de piso a narcotraficantes, también a gente dedicada a actividades lícitas.
La Familia ha hecho lo suyo en el estado de México, donde exige pagos fijos a cambio de tranquilidad. Tal fue el caso de un dueño de un aserradero, quien por denunciar, los delincuentes le advirtieron: “Por avisar a la policía, la cuota que debes pagar por esta ocasión es de 30 mil pesos y mensualmente 10 mil pesos”, de lo contrario, amagaron con asesinarlo.
De acuerdo con la SSP, en 2007 y 2008 se registraron en promedio 50 mil casos de extorsión al año, mientras que en 2002 la cifra fue de sólo 53 casos, lo que refleja el crecimiento exponencial de ese delito en los últimos años.
El cobro de cuotas o “derecho de piso” por venta de protección para empresas, comercios, vendedores ambulantes, profesionistas e incluso en las prisiones, es la nueva modalidad de extorsión, que ya es considerada un asunto de prioridad nacional por las autoridades federales.
La delincuencia ha encontrado la manera de dar con los grupos económicamente “rentables”, a los que les cobran cuotas fijas a cambio de no ser molestados, golpeados e, incluso, asesinados.
Desde extorsionadores recluidos en un penal que fingen ser miembros de Los Zetas, hasta verdaderos sicarios de La Familia o algún cártel, se han aprovechado del temor generado por la violencia extrema del narco para intimidar, detalla la Secretaría de Seguridad Pública federal (SSP).
Esto ha obligado a empresarios y profesionistas de algunas ciudades a retirar los anuncios para ofertar sus productos o servicios, con el fin de no dar señales de éxito que los haga víctimas de extorsionadores.
Tan rentable ha resultado este ilícito para el crimen organizado, que ya es la tarea principal del cártel de Tijuana, por encima del narcotráfico. Un sicario de esa organización relata que no sólo cobran derecho de piso a narcotraficantes, también a gente dedicada a actividades lícitas.
La Familia ha hecho lo suyo en el estado de México, donde exige pagos fijos a cambio de tranquilidad. Tal fue el caso de un dueño de un aserradero, quien por denunciar, los delincuentes le advirtieron: “Por avisar a la policía, la cuota que debes pagar por esta ocasión es de 30 mil pesos y mensualmente 10 mil pesos”, de lo contrario, amagaron con asesinarlo.
De acuerdo con la SSP, en 2007 y 2008 se registraron en promedio 50 mil casos de extorsión al año, mientras que en 2002 la cifra fue de sólo 53 casos, lo que refleja el crecimiento exponencial de ese delito en los últimos años.
Paga o muere: tradición de “La Familia”
El Universal (www,eluniversal.com.mx), 22 de febrero de 2009;
El Universal (www,eluniversal.com.mx), 22 de febrero de 2009;
Considerada una de las organizaciones criminales emergentes más violentas en México, La Familia tiene entre sus principales activos criminales la extorsión. En donde aparecen sus células, nadie escapa a lo que ellos llaman “protección”. Comerciantes, empresarios, vendedores ambulantes y hasta delincuentes son sometidos a diferentes formas de extorsión, mediante pagos que deben hacer a cambio de no ser golpeados o incluso asesinados.
La llegada de La Familia al estado de México detonó en diversos sitios de la entidad denuncias de extorsión. En Valle de Bravo, la presencia del grupo se dejó sentir desde hace varios meses.
Reportes de la Subdirección Operativa Sur de la Agencia Estatal de Seguridad, contenidos en el expediente PGR/SIEDO/UEIDCS/239/2008, revelan la tentativa de extorsión contra el dueño de un aserradero.
“Recibimos —indica el parte del subdirector Octavio Armando Bernal Ocampo— denuncias de distintas personas, entre éstas de René Delgado Loza, propietario de un aserradero ubicado en la comunidad de Cerro Gordo, de tentativas de extorsión de grupos armados que se hacen llamar La Familia.
“Los comerciantes de discos pirata del mercado Los Colorines, en Valle de Bravo, y los vendedores del mismo producto en Villa Victoria también se quejaron”.
Pero la queja de los afectados llegó hasta oídos de los delincuentes, que no tardaron en visitar el aserradero. A bordo de una camioneta Explorer, placas LJT-0185 de Michoacán, José Ángel Rivera Magaña, El Abuelo; Antonio González Vences, El Médico, y Rafael Méndez Valenzuela, El Chester, arribaron al negocio. “Por avisar a la policía, la cuota que debes pagar por esta ocasión es de 30 mil pesos y mensualmente 10 mil pesos”, advirtieron al dueño, o en caso contrario sería asesinado.
Sin embargo, la policía ya seguía el rastro de esta célula y justo en el momento de esa amenaza comenzó un operativo para su captura. Apenas unos kilómetros después de cometida la extorsión en el aserradero, la policía los copó en una brecha cercana del llamado cerro Colorado y fueron detenidos. Y aún ante sus captores insistieron: “Venimos en son de paz. Nosotros no somos secuestradores ni rateros. Venimos a poner orden y ayudarlos en lo que ustedes no pueden”.
La llegada de La Familia al estado de México detonó en diversos sitios de la entidad denuncias de extorsión. En Valle de Bravo, la presencia del grupo se dejó sentir desde hace varios meses.
Reportes de la Subdirección Operativa Sur de la Agencia Estatal de Seguridad, contenidos en el expediente PGR/SIEDO/UEIDCS/239/2008, revelan la tentativa de extorsión contra el dueño de un aserradero.
“Recibimos —indica el parte del subdirector Octavio Armando Bernal Ocampo— denuncias de distintas personas, entre éstas de René Delgado Loza, propietario de un aserradero ubicado en la comunidad de Cerro Gordo, de tentativas de extorsión de grupos armados que se hacen llamar La Familia.
“Los comerciantes de discos pirata del mercado Los Colorines, en Valle de Bravo, y los vendedores del mismo producto en Villa Victoria también se quejaron”.
Pero la queja de los afectados llegó hasta oídos de los delincuentes, que no tardaron en visitar el aserradero. A bordo de una camioneta Explorer, placas LJT-0185 de Michoacán, José Ángel Rivera Magaña, El Abuelo; Antonio González Vences, El Médico, y Rafael Méndez Valenzuela, El Chester, arribaron al negocio. “Por avisar a la policía, la cuota que debes pagar por esta ocasión es de 30 mil pesos y mensualmente 10 mil pesos”, advirtieron al dueño, o en caso contrario sería asesinado.
Sin embargo, la policía ya seguía el rastro de esta célula y justo en el momento de esa amenaza comenzó un operativo para su captura. Apenas unos kilómetros después de cometida la extorsión en el aserradero, la policía los copó en una brecha cercana del llamado cerro Colorado y fueron detenidos. Y aún ante sus captores insistieron: “Venimos en son de paz. Nosotros no somos secuestradores ni rateros. Venimos a poner orden y ayudarlos en lo que ustedes no pueden”.
***
Los mensajes de “La Línea”
El Universal Domingo 22 de febrero de 2009
La mañana del lunes 5 de enero, el cuerpo de José Iván Vázquez López, de 44 años, se halló enroscado en un contenedor de basura a mitad de una calle solitaria de Ciudad Juárez. Era la séptima víctima de asesinato en cinco días. Pero el suyo fue un caso que atrajo investigadores y medios de comunicación por un detalle: el depósito de los restos lucía una cartulina verde fluorescente en la que los asesinos dejaron un mensaje: “Esto les va a pasar a los que cobren cuota a nombre de La Línea”.
Vázquez, líder en una agrupación de vendedores de autos usados llamada Teto’s Car, fue secuestrado la tarde del domingo. Testigos dijeron que hombres armados discutieron previamente con él. Trató de huir pero fue herido y se lo llevaron. Afirmaron que los asesinos son sujetos dedicados al secuestro y la extorsión. Y Vázquez tendría algún grado de implicación en los delitos. “Esta persona cedió a los caprichos de un grupo y tuvo problemas con ellos”, declaró a El Diario de Juárez uno de los agremiados.
Un par de días más tarde, la dosis asesina se repitió. La policía halló el cuerpo de un hombre, al que le cortaron los brazos, y un mensaje: “Esto es para los que siguen sin creer, que andan extorsionando y cobrando cuota”. Firmaba La Línea. Mensajes parecidos se habían colocado en otras víctimas desde noviembre, dando sustento al rumor de un acuerdo entre grupos criminales y, sobre todo, al de estamentos paramilitares contratados por empresarios.
El más elocuente aviso contra supuestos secuestradores y extorsionadores ocurrió el 10 de noviembre de 2008. Un comando llegó hasta una de las sedes de la Policía Municipal para dejar un cuerpo mutilado al que habían prendido fuego. Le pusieron un par de encendedores en las manos y se dieron tiempo para colocar una manta sobre la malla del estacionamiento, en la que se leía que era “quemador de negocios y extorsionador”. Al retirarse, los policías intentaron descolgar la manta pero fueron advertidos por la frecuencia de radio: debían retirarse y despejar el camino a los medios de comunicación, o regresarían para matarlos.
La Línea fue la organización denunciada inicialmente por empresarios locales por extorsiones y secuestros, perpetrados desde finales de 2007. El nivel de acoso y atentados creció de manera exponencial en 2008, sin que hubiera una intervención decidida de las autoridades. La Cámara Nacional de Comercio en Pequeño calculó en octubre pasado que 3 mil agremiados cerraron por sentirse vulnerables, y la Canaco refirió cifras parecidas para mediados de ese año. La magnitud del despojo llevó al cierre temporal de yonkes, talleres mecánicos, consultorios médicos, constructoras, contadurías públicas, agencias aduanales y central de abasto.
En octubre, el rumor de grupos armados al servicio de empresarios alcanzó tal nivel, que el senador Ramón Galindo emitió un comunicado de prensa: “La evidente debilidad del Estado y la poca credibilidad en la ley propiciarán que los sangrientos episodios derivados de la justicia por propia mano se repitan cada vez con más frecuencia”, advirtió. “Los niveles de violencia que azotan al país han comenzado a orillar a los empresarios mexicanos a tomar las armas, pues la falta de acceso a la justicia potencia la búsqueda de ésta a través de formas alternativas altamente peligrosas”.
Tras los asesinatos de enero de este año, en una reunión de la delegación local de la Cámara Nacional de Comercio, se tocó el tema de las extorsiones. Algunos confiaron haber pagado cuota de protección durante meses, pero en enero, el grupo que los extorsionaba les notificó su conclusión. “Les dijeron que ya todo estaba arreglado y que si alguien los quería extorsionar, les llamaran; que ellos se harían cargo”, dijo un participante de la reunión.
No hay versión ni postura oficial hacia ello. La Procuraduría inclusive se reserva información sobre la cantidad de mensajes colados en personas asesinadas. “Nosotros no podemos revelar información al respecto. Lo que investigamos es el homicidio en sí… el contenido de esos mensajes y de los casos en los que se han dejado otros parecidos, no lo podemos revelar; sólo puedo decir que obra en expedientes”, dice Daniela González, vocera de la fiscalía para la zona norte de Chihuahua.
En la ciudad, sin embargo, la cantidad de extorsiones y secuestros decrece, según reportes de organismos empresariales.
El Universal Domingo 22 de febrero de 2009
La mañana del lunes 5 de enero, el cuerpo de José Iván Vázquez López, de 44 años, se halló enroscado en un contenedor de basura a mitad de una calle solitaria de Ciudad Juárez. Era la séptima víctima de asesinato en cinco días. Pero el suyo fue un caso que atrajo investigadores y medios de comunicación por un detalle: el depósito de los restos lucía una cartulina verde fluorescente en la que los asesinos dejaron un mensaje: “Esto les va a pasar a los que cobren cuota a nombre de La Línea”.
Vázquez, líder en una agrupación de vendedores de autos usados llamada Teto’s Car, fue secuestrado la tarde del domingo. Testigos dijeron que hombres armados discutieron previamente con él. Trató de huir pero fue herido y se lo llevaron. Afirmaron que los asesinos son sujetos dedicados al secuestro y la extorsión. Y Vázquez tendría algún grado de implicación en los delitos. “Esta persona cedió a los caprichos de un grupo y tuvo problemas con ellos”, declaró a El Diario de Juárez uno de los agremiados.
Un par de días más tarde, la dosis asesina se repitió. La policía halló el cuerpo de un hombre, al que le cortaron los brazos, y un mensaje: “Esto es para los que siguen sin creer, que andan extorsionando y cobrando cuota”. Firmaba La Línea. Mensajes parecidos se habían colocado en otras víctimas desde noviembre, dando sustento al rumor de un acuerdo entre grupos criminales y, sobre todo, al de estamentos paramilitares contratados por empresarios.
El más elocuente aviso contra supuestos secuestradores y extorsionadores ocurrió el 10 de noviembre de 2008. Un comando llegó hasta una de las sedes de la Policía Municipal para dejar un cuerpo mutilado al que habían prendido fuego. Le pusieron un par de encendedores en las manos y se dieron tiempo para colocar una manta sobre la malla del estacionamiento, en la que se leía que era “quemador de negocios y extorsionador”. Al retirarse, los policías intentaron descolgar la manta pero fueron advertidos por la frecuencia de radio: debían retirarse y despejar el camino a los medios de comunicación, o regresarían para matarlos.
La Línea fue la organización denunciada inicialmente por empresarios locales por extorsiones y secuestros, perpetrados desde finales de 2007. El nivel de acoso y atentados creció de manera exponencial en 2008, sin que hubiera una intervención decidida de las autoridades. La Cámara Nacional de Comercio en Pequeño calculó en octubre pasado que 3 mil agremiados cerraron por sentirse vulnerables, y la Canaco refirió cifras parecidas para mediados de ese año. La magnitud del despojo llevó al cierre temporal de yonkes, talleres mecánicos, consultorios médicos, constructoras, contadurías públicas, agencias aduanales y central de abasto.
En octubre, el rumor de grupos armados al servicio de empresarios alcanzó tal nivel, que el senador Ramón Galindo emitió un comunicado de prensa: “La evidente debilidad del Estado y la poca credibilidad en la ley propiciarán que los sangrientos episodios derivados de la justicia por propia mano se repitan cada vez con más frecuencia”, advirtió. “Los niveles de violencia que azotan al país han comenzado a orillar a los empresarios mexicanos a tomar las armas, pues la falta de acceso a la justicia potencia la búsqueda de ésta a través de formas alternativas altamente peligrosas”.
Tras los asesinatos de enero de este año, en una reunión de la delegación local de la Cámara Nacional de Comercio, se tocó el tema de las extorsiones. Algunos confiaron haber pagado cuota de protección durante meses, pero en enero, el grupo que los extorsionaba les notificó su conclusión. “Les dijeron que ya todo estaba arreglado y que si alguien los quería extorsionar, les llamaran; que ellos se harían cargo”, dijo un participante de la reunión.
No hay versión ni postura oficial hacia ello. La Procuraduría inclusive se reserva información sobre la cantidad de mensajes colados en personas asesinadas. “Nosotros no podemos revelar información al respecto. Lo que investigamos es el homicidio en sí… el contenido de esos mensajes y de los casos en los que se han dejado otros parecidos, no lo podemos revelar; sólo puedo decir que obra en expedientes”, dice Daniela González, vocera de la fiscalía para la zona norte de Chihuahua.
En la ciudad, sin embargo, la cantidad de extorsiones y secuestros decrece, según reportes de organismos empresariales.
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