7 oct 2009

Dos de octubre en el Senado

SESION ORDINARIA DE LA H. CAMARA DE SENADORES, CELEBRADA EL MARTES 6 DE OCTUBRE DE 2009.
PRESIDENCIA DEL CIUDADANO SENADORCARLOS NAVARRETE RUIZ
Señoras senadoras, señores senadores, ruego a ustedes un minuto de su atención, por favor.
Este 2 de octubre se cumplen 41 años de los acontecimientos que se sucedieron el 2 de octubre de 1968. Es un tema que sigue cimbrando la conciencia de los mexicanos después de más de cuatro décadas de haberse realizado estos acontecimientos. Por lo tanto, la Mesa Directiva del Senado ha acordado en consulta con los grupos parlamentarios abrir un espacio antes de entrar a iniciativas de los legisladores para el posicionamiento de los grupos parlamentarios, en tribuna, hasta por siete minutos sobre este tema. Y en consecuencia, doy la palabra al senador Ricardo Monreal, hasta por 7 minutos, para referirse a estos acontecimientos en representación de la bancada del Partido del Trabajo.
-EL C. SENADOR RICARDO MONREAL AVILA: Gracias, ciudadano presidente. Ciudadanos legisladores.
El 2 de octubre se ha venido olvidando intencionalmente en la memoria oficial. Paulatinamente se le baja perfil al Aniversario de este evento doloroso que fue un parteaguas en la ransformación del sistema político mexicano.
No habría habido alternancia en los gobiernos ni apertura a las fuerzas políticas de izquierda que operaban en la clandestinidad por la cerrazón del gobierno y del régimen sin la sangre vertida en Tlatelolco.
Ayer como ahora, los hechos del 2 de octubre de 1968 y el número de víctimas de ese crimen alevoso siguen en la impunidad. Ni menos de 30, ni más de 40 fue el balance frívolo, irresponsable e inhumano que de las víctimas hizo el responsable político de la matanza, Gustavo Díaz Ordaz.
A casi cuatro décadas o más de cuatro décadas de lo que hoy se calificaría y se castigaría sin titubeos como genocidio, se han aplicado más esfuerzos institucionales para olvidar ese episodio, que para superarlo. No hay justicia, no ha habido justicia, y me temo que la complicidad habrá de continuar en cubrir este crimen genocida.
¿Qué es lo que sucedió? ¿Qué es lo que pasó? Fue un crimen contra los jóvenes, un crimen que se mantiene impune. Ahora cada año lo celebramos, pero no exigimos que se castigue a los responsables. Hoy parece que la historia se repitiera con un gobierno inexperto y soberbio pretende utilizar la fuerza pública para acallar las voces de denuncias, preocupado más por mantener sus privilegios, que por resolver las demandas sociales de un pueblo que a lo largo de la historia ha sufrido el sometimiento y el atraso.
Basta tomar el ejemplo de tres jóvenes que hace apenas cinco días osaron acercarse a un cerco militar instalado para tranquilizar el pánico presente en Morelia, del señor Calderón, tres jóvenes que fueron repelidos a balazos. En el Senado, en esta Cámara de Senadores no tuvimos la oportunidad de hacer la memoria el 2 de octubre, pues muchos de los compañeros prefirieron asistir a ceremonias fastuosas de tomas de posesión de nuevos alcaldes, delegados y gobernador.
Esto provocó lamentablemente la suspensión de la sesión habiéndose logrado la duración de una hora en un momen
to tan crítico y tan difícil para el país. Para mí es una vergüenza que en un momento clave para el país, como el actual, con una crisis económica desastrosa, con un desempleo creciente, acelerado, con una sociedad cada vez más harta de los políticos, se sigan celebrando ceremonias opulentas y fastuosas cuando debiéramos manejarnos con austeridad.
¿Qué decir de la deuda en materia de derechos humanos y educación que se tiene con nuestra juventud? Casi 7 millones de jóvenes que cada año buscan nuevas oportunidades que les son negadas, como el acceso a una educación universitaria. Como consecuencia las cárceles están plagadas de jóvenes de entre 18 y 28 años de edad, que se han visto obligados por falta de oportunidades a unirse al crimen organizado y que representan el 70% de la población de los penales.
Hay 227 mil procesados y reos, incluso sobrepoblados los centros de rehabilitación social en más de 60 mil. Nada nos hace pensar que vaya a reducirse, nada nos hace pensar que no se siga criminalizando la protesta y la lucha social.
Hoy en la calle está el Sindicato Mexicano de Electricistas, frente a la soberbia y a la prepotencia de un Secretario que no escucha, él será el responsable de lo que suceda junto con su jefe político. No tienen temor, no tienen sensibilidad, no tienen cuidado de lo que están generando, una gran explosión social.
Hay una crisis sistémica que se niegan a reconocer y que se niegan a ver, ustedes serán los responsables de lo que suceda, hay una gran indiferencia, un gran desprecio por las luchas sociales reivindicatorias. Nosotros les pedimos actuar con sensibilidad y responsabilidad social en este aniversario que, repito, no recordamos, sino tardíamente por ir en tropel o en conjunto a ceremonias fastuosas que debieran quedar en el olvido.
-EL C. PRESIDENTE NAVARRETE RUIZ: Gracias, Senador Monreal. Tiene el uso de la palabra, hasta por siete minutos, en representación de la bancada del Partido Verde Ecologista de México, la Senadora Ludivina Menchaca Castellanos.
-LA C. SENADORA LUDIVINA MENCHACA CASTELLANOS: Gracias, senador Presidente.
En el 68, año de la memoria no olvida, tiempo de esperanzas y utopía, esplendor del frenesí revolucionario que logró romper con muchos paradigmas parteaguas que implicó la muerte de las viejas ideas y los viejos sistemas. Epoca en la que se soñaba con que México podía cambiar, con que se podía construir una sociedad en la que todos tuviéramos cabida: el estudiante, el campesino, la ama de casa, el obrero.
Fueron los jóvenes y su rebeldía los que rompieron esas barreras entre lo público y lo privado, fueron ellos bajo su clamor de no queremos olimpiadas, queremos revolución; quienes brindaron una batalla política y cultural férrea por romper con una sociedad autoritaria, por terminar con los gobiernos opresores.
Hoy a más de 40 años, amigos senadores y senadoras, debemos reconocer que fueron ellos quienes comenzaron en el largo camino, que como sociedad hemos transitado para tener en la actualidad nuevas formas de participación política, el respeto por las diferencias culturales, la búsqueda por igualdad entre los géneros, la búsqueda del nuevo modelo económico, etcétera.
La consigna que año con año inunda las calles y nos recuerda que el 2 de octubre no se olvida, nos da cuenta de una herida que se mantiene abierta, una herida latente, y de un recuerdo que no acalla el olvido, nos dice que el precio de la batalla que libraron a miles de jóvenes que en el 68 inundaron las plazas y las calles fue muy alto.
La sangre derramada nos obliga a rendir tributo a estos estudiantes, valientes jóvenes intelectuales e idealistas que sentaron los cimientos del México contemporáneo; fue después de la trágica noche del 2 de octubre del 68 que el Movimiento Estudiantil generó una actitud más crítica y opositora al régimen por parte de la sociedad civil su influencia fue significativa para terminar con la indolencia, con la apatía política de muchos sectores de la población; muchos intelectuales destacaron que fue el nacimiento de una sociedad civil, de una prensa, de una clase obrera que día a día lucha por mejores oportunidades de vida y de un mejor país.
Lamentablemente, compañeros, cada año que pasa el fantasma del 68 se encuentra más adormecido, parece que nadie se involucra, que nadie se interesa lo ocurrido 40 años atrás, que el 2 de octubre se ataca con indiferencia o se relaciona con actos vandálicos restándole su verdadera importancia en la construcción de México que hoy gozamos, y que lo cual es lamentable.
El movimiento social del 68 debe ser visto como una gran revolución cultural, reconozcamos que la mayor parte de los cambios que hemos emanado de ella como es el feminismo, la reivindicación, el individuo contra el Estado, la fractura del autoritarismo dentro del núcleo familiar, el tránsito de la democracia, por mencionar algunos.
Compañeros: Han pasado cuatro décadas, y este penoso hecho nos sigue recordando el gran compromiso que tenemos el pueblo y las autoridades para resolver nuestras diferencias sin atentar contra la seguridad, sin atentar contra nuestra libertad y el desarrollo general de nuestro país.
Entendamos que el verdadero legado que nos dejaron los estudiantes, los niños, las amas de casa, los obreros, los intelectuales y todo aquél que fue parte de este movimiento del 68, y que consiste en el respeto por sus vidas, sus individualidades sus particularidades y por la construcción de un país más democrático y justo donde todas las expresiones, todas las voces deben de convergir y pueden convergir.
Exigieron un Estado no represor, un Estado que respete y salvaguarde la paz y la seguridad de todos, un Estado que trabaja por el bien común de nuestra sociedad.
Reflexionemos un momento y pensemos cuántas de esas exigencias lejanas para algunos, siguen teniendo vigencia 40 años de distancia.
Reflexionemos sobre la deuda que tenemos con esa generación de jóvenes, con sus padres, con sus generaciones futuras; emprendamos acciones necesarias para crear un México más democrático, plural e incluyente, un México respetuoso por la diferencia.
Compañeras y compañeros senadores:
El 2 de octubre no puede ni puede olvidarse; el 2 de octubre debe de ser, debe recordarnos que siempre que nuestro país debe de cambiar, el 2 de octubre es el motor para que en México se respeten las libertades, los derechos y se den las oportunidades necesarias para una mejor vida, el 2 de octubre es el pretexto ideal para aprender de nuestros errores como gobierno y como sociedad para jamás repetirlos.
El 2 de octubre no se olvida. Recordemos a nuestras instituciones que el Estado, el velar sin descanso por la paz pública, y sólo debe emplear el uso de las fuerzas armadas para combatir a los grandes enemigos del país, incluida la delincuencia organizada, pero nunca para reprimir las justas demandas de la sociedad de todos aquellos grupos sociales que permanecen marginados de los beneficios de la civilización, por el predominio de un modelo económico que ha sido incapaz de generar y distribuir la gran riqueza de la nación entre todos sus habitantes.
Es un reconocimiento a esa cultura cívico-política que han adoptado los mexicanos a partir de este movimiento del 68, dialoguemos con los diferentes grupos sociales que conforman nuestra sociedad para abandonar cada día más en la construcción de una sociedad justa e incluyente con lo que soñaban nuestros jóvenes del 68.
No olvidemos que el 2 de octubre hagamos propicia esta ocasión para rendir un reconocimiento a la generación que hace 40 años defendió sus ideales y libertades anteponiendo el diálogo e incluso anteponiendo su vida.
Muchas gracias.
EL C. PRESIDENTE NAVARRETE RUIZ: Muchas gracias, senadora Menchaca. Tiene el uso de la palabra en representación de la bancada del Partido de la Revolución Democrática el Senador Pablo Gómez Alvarez.
-EL C. SENADOR PABLO GOMEZ ALVAREZ: Ciudadanas y ciudadanos legisladores: La conmemoración del XLI Aniversario de la matanza de la Plaza de las Tres Culturas obliga a rendir un elemental homenaje a los caídos en esa fecha, y a los caídos durante todo ese movimiento, para lo cual, señor Presidente, pido que la Asamblea considere guardar un minuto de silencio a la memoria de los caídos en esa fecha, y en ese movimiento.
-EL C. PRESIDENTE NAVARRETE RUIZ: Solicito a las señoras senadoras y senadores ponerse de pie para conceder la petición del Senador Gómez Alvarez.
(TODOS DE PIE)
Tiene usted el uso de la palabra, senador.
- EL C. SENADOR PABLO GOMEZ ALVAREZ: Gracias, Senador Presidente. Creo que la cuestión más relevante de la conmemoración del Movimiento del 68 debe ser, debe ser el hacer un balance del estado de nuestras libertades; no hay movimiento de la época post revolucionaria que con mayor precisión se haya pronunciado en favor de las libertades, ¿cómo están nuestras libertades? ¿en qué situación se encuentra el país?
Para mi generación es probablemente esto lo más importante, porque han sido también años posteriores de lucha por las libertades.
En México, hoy existen presos políticos, y debemos pronunciarnos en contra de la existencia de presos políticos.
El preso político no es un, solamente un preso de conciencia, como se supone, y se dice para evadir la naturaleza de la prisión política; sino presos como consecuencia de conflictos políticos, no son delincuentes, no son personas que se dedican a delinquir, son personas que han ido a la cárcel como producto de un tratamiento político de fenómenos políticos.
Creo que deben salir en libertad los presos de Atenco. Creo que el Senado debe aprobar el proyecto que yo he presentado para amnistiar a los presos del conflicto de Atenco.
Creo que deben salir en libertad los presos de los conflictos de Oaxaca, y de otros muchos estados. Creo que debemos pronunciarnos resueltamente por la liberación de todas aquellas personas que están en prisión por haber participado en algún movimiento de carácter político-social. Debemos pronunciarnos también a favor de la independencia y la libertad sindicales, decir que la autoridad gubernativa no debe intervenir en la vida interna de los sindicatos, sean éstos de cualquier tipo, corporativos o no, que solamente lo trabajadores pueden regir la vida interna de sus organizaciones y que el Secretario del Trabajo no puede ser hoy el jefe de una gestapo laboral ridícula que reconoce o no reconoce los liderazgos de los trabajadores.
Debemos pronunciarnos en contra de las prácticas que violan garantías individuales. Hace apenas unos día el nuevo procurador se estrenó con un acto legal y arbitrario de tener a una persona sin orden, catear su casa sin orden judicial, sólo por ser sospechoso, el juez que recibió la consignación, cuyo nombre hay que inscribir en algún lado, negó la apertura del proceso, porque todo el pliego de consignación era el relato de violaciones de garantías.
Debemos pronunciarnos en contra de que la policía federal detenga personas sin orden de aprehensión o con órdenes de presentación, lo que está prohibido en la Constitución de la República.
Hicimos una negociación con el Ejecutivo y se nos dijo que los casos de urgencia en que el Ministerio Público puede ordenar una detención serían estrictamente de urgencia por la falta de un juez, por la inminencia de una fuga, digamos de un sospechoso, pero no lo hacen así, hay un fraude político, acuerdos políticos con el Congreso y con las legislaturas de los estados que han aprobado este tipo de elementos bajo la idea de fortalecer la capacidad de acción de la autoridad contra la delincuencia.
Debemos resueltamente pronunciarnos por la defensa de las libertades para impedir a tiempo la creación en México de un estado de policía basado en la arbitrariedad y en la prepotencia de la autoridad y en la negación de derechos fundamentales.
Debemos considerar el próximo nombramiento del defensor del Pueblo, del Presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, con toda la responsabilidad, no debe ser esa ocasión para reciclar a personas que tomaron el camino de gobierno, puesto que es el gobierno, por lo regular la contraparte de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos.
No es la Comisión un lugar de paracaidismo, no es una embajada, debe ahí haber un Presidente que sea un militante de los derechos humanos que no haya militado justamente en la contraparte, que haya demostrado la pureza, por lo menos de su militancia en el lado de la lucha por el respeto de los derechos humanos. Ese debe ser el criterio, debemos proceder a la independencia constitucional, plena, completa del Ministerio Público, que existe en mi opinión, pero que en la opinión de la inmensa mayoría hay confusión, lagunas que no sé si son constitucionales o mentales, pero que así se considera el asunto.
Debemos proceder a limitar el abuso que hace la autoridad, el arraigo, debemos proceder a la lucha en contra de la discriminación contra los jóvenes por vestirse diferente, a la persecución de personas que consumen drogas.
Debemos defender, ante todo, un estado de libertades en contra de un estado de policía, y esa sería la mejor forma de conmemorar, con reconocimiento histórico, pleno de la generación que hizo el movimiento del 68, no sólo la matanza de la plaza de las tres culturas, sino ante todo el contenido fundamental, hoy, plenamente vigente del movimiento de masas por la democracia más importante y trascendente de la historia posrevolucionaria de México. Muchas gracias.
-EL C. PRESIDENTE NAVARRETE RUIZ: Gracias Senador Pablo Gómez.
Tiene el uso de la palabra, hasta por siete minutos y en representación de la bancada del Partido Revolucionario Institucional, el Senador Francisco Arroyo Vieyra.
-EL C. SENADOR FRANCISCO ARROYO VIEYRA: Señor Presidente, honorable Asamblea, abrimos el día de hoy un espacio de reflexión y abrimos también los caminos de la historia para memorar, para hacer una respetuosa recordación de los lamentables hechos del 2 de octubre de 1968 en la plaza de las tres culturas, Tlatelolco en México, Distrito Federal, una memoración y una recordación no sólo para escudriñar los hechos cuyos detalles se nos revelan aún hoy después de 41 años, sino también para ver cuáles fueron los motivos de una juventud en aquel entonces en el mundo y México no la excepción, sino también para ver, analizar cuál es la situación de los reclamos de entonces y cómo han evolucionado a lo largo del tiempo.
Preguntarnos si el régimen de libertades es hoy mejor que el de entonces, si los sectores productivos pueden y están en condiciones de generar condiciones para el empleo con salario digno, si la justicia social es un anhelo cumplido, si las instituciones del Estado tienen un origen más democrático
Si hemos sido capaces como sociedad de ponernos de acuerdo para tener una sociedad mejor.
Si hemos hecho a un lado la mezquindad y el protagonismo personal para entender que la sociedad mexicana nos tiene encomendados una misión que va mucho más allá del papel que podamos jugar en nuestras militancias políticas.
Nosotros en el PRI tenemos muy claro cuál es el horizonte. Sabemos que eventualmente podemos regresar al poder, pero sabemos también que la política, para fortuna de todos, y nosotros hemos contribuido, no es la misma.
Que hemos generado instituciones de transparencia, de fomento democrático, de protección a los derechos humanos, de protección a los contribuyentes, de protección a los usuarios de la banca, de protección a los consumidores; administradoras del Poder Judicial, que hemos generado instituciones, de tal suerte, de darle a la sociedad mexicana un sistema político que rompa y vaya más allá del que se generó a partir del modelo clásico y superado que heredamos de la revolución francesa.
Nosotros en el PRI sabemos que de muy poco le serviríamos a la sociedad si no podemos generarle arreglos que le permitan vivir en paz.
Si nos quedamos nosotros en la simple memoración, en el reclamo estéril y en la búsqueda de culpables de ambos lados que generaron tan lamentable incidente o hecho, matanzas que nosotros condenamos, entonces estaríamos mal, porque no podríamos salir del cascarón de la historia y no podríamos ver más allá.
Nosotros entendemos que el 68 sí fue un parteaguas, y entendemos también, que quienes ahí participaron, a lo largo del tiempo tienen hoy encomiendas que el sistema democrático les ha generado.
Nosotros entendemos, que si no aprendimos de esa lección de la historia, estamos condenados a repetirla.
Es por ello que el día de hoy, como todos los años, en representación de mi partido no puedo, sino hacer un llamado a la congruencia y madurez para que los actores de la política y los políticos hoy seamos lo suficientemente serenos, maduros, prudentes, aperturistas, audaces y hasta valientes para decir: que los protagonismos personales queden a un lado y que generemos un régimen de libertad que no se vea amenazado por un estado policiaco o que no se vea amenazado por un estado asistencial o que no se vea amenazado por un estado simplemente persecutor de los contribuyentes, pero negado a la participación de la sociedad para generar más empleos y mayor bonanza y mayor redistribución de la riqueza a través de la política fiscal.
Vengo a esta tribuna en representación de mi partido con la idea de que tenemos la encomienda necesaria para ver que la sociedad mexicana tenga estadios mejores; para que la saquemos del marasmo, de la violencia, de más de 5 mil muertos en sólo lo que va del año 2009; para que le demos a los jóvenes egresados de las universidades empleos; para que les demos a los campesinos una esperanza; para que le demos a los trabajadores mejores formas de vida.
Las momoraciones para eso sirven, no para los reclamos inútiles que nos llevan a más odio. Las momoraciones que nos sirvan hoy para ser mejores. (Aplausos).
-EL C. PRESIDENTE NAVARRETE RUIZ: Gracias, Senador Arroyo Vieyra.
-Tiene el uso de la palabra, hasta por 7 minutos, en representación de la bancada del Partido Acción Nacional, el Senador Humberto Aguilar Coronado.
-EL C. SENADOR HUMBERTO AGUILAR CORONADO: Gracias, señor Presidente.
Señoras y señores Senadores:
Todos sabemos que México ha sufrido grandes transformaciones desde aquellos años en que los universitarios de este país levantaron su voz en exigencia de libertad y de democracia, y que recibieron como respuesta de la autoridad gubernamental, el fuego de las armas y el desprecio por su vida.
Hoy, en el año 2009, es inimaginable que una manifestación pública pueda ser disuelta por las armas, y que tenga como resultado un saldo de sangre, muertes, frustración y odio. Y la diferencia está, en que en 1968 imperaba la sordera y el silencio en nuestra sociedad.
Nadie, nadie escuchaba y nadie se hacía escuchar como no fuera desde la fuerza del poder, desde la intransigencia y desde el abuso de la autoridad.
Pero a finales de la década de los 60, el mundo ya estaba cambiando. Paris y Praga se convirtieron en polos de atracción para esos jóvenes inquietos. Y mientras ellos escuchaban el sonido de los cambios, en México, el poder veía amenazas fascistas y bolcheviques, intentos, intervencionistas, boicots contra los Juegos Olímpicos, y el miedo, el miedo llegó y lo hizo reaccionar con la fiereza de una bestia acosada.
Los muertos del 68 demostraron valor y entereza para levantar la voz en un país donde el silencio y la conformidad eran condiciones de seguridad personal.
Los jóvenes estudiantes que aquel ofrecieron su trabajo, su grito y su vida, sembraron la semilla que habría de prosperar hasta cambiar de fondo el rostro de nuestro país.
Su sacrificio no puede ser lejano, ni en el tiempo, ni en el recuerdo. No importa que hoy los muchachos y las muchachas mexicanas sepan que no están amenazadas por sus ideas, ni por sus convicciones.
La muerte de los jóvenes del 68 debe perdurar en la memoria colectiva para honrarlos y para que su ejemplo ahuyente peligros y consolide respetos y tolerancia.
El México de hoy, que ha dado el salto a la democracia, aún aspira a construir un Estado de Derecho integral en donde la garantía de seguridad, paz y prosperar de todos los mexicanos, sea precisamente principio de vida.
Las amenazas de violencia y de vejación de Derechos Humanos fundamentales, no están erradicadas todavía, por lo que debemos mantenernos alertas, y debemos exigir que nuestras instituciones funcionen en un ambiente de normalidad y de paz.
Acción Nacional reitera en esta hora su compromiso por honrar la memoria de esos hombres y mujeres del 68. Levanta la voz y exige, como en su tiempo lo hizo nuestro Jefe Nacional Adolfo Christlieb Ibarriola, que la actuación de todas las autoridades, de todas las autoridades se apega al ámbito de su responsabilidad y en estricto cumplimiento a sus deberes legales.
Que en México, la libertad de expresión, de conciencia y de asociación, sean realidades inviolables y requisito de legitimidad en nuestras autoridades.
Cuando nosotros imaginamos las escenas dantescas de aquel amanecer del 2 de octubre, no se puede contener un sentimiento de rabia, de indignación, que al final, pese a la desinformación y a los trucos que se manejaban por parte de la autoridad, arraigo en la sociedad mexicana, y si es cierto que una primera reacción invita a devolver violencia a la violencia, no dejo de sorprenderme por el derrotero que tomaron esos acontecimientos.
Tenemos que reconocer que se enfrentaban a un aparato enorme y muy poderoso. Muchos de los que no perdieron la vida fueron encarcelados injustamente y procesados sin derecho, y sin embargo, se continúo en la lucha…
(Sigue 7ª. Parte)
… injustamente y procesados sin derecho. Y sin embargo, se continúa en la lucha. Se robustecieron con el dolor y el sufrimiento como maestros, esos ideales y esas causas, y sembraron la semilla de las pacíficas revoluciones, que después ha vivido nuestro país.
En Acción Nacional compartimos esa vocación pacifista, y como en su momento lo hizo Rafael Preciado Hernández, desde la tribuna de la Cámara de Diputados, hoy invitamos a que cada expresión política, cada fuerza social, cada organización de ciudadanos encauces sus luchas y sus demandas desde la fuerza del derecho y por las rutas de la institucionalidad.
Rechazamos para siempre, el autoritarismo, la intolerancia y la antidemocracia.
La dignidad y la solidaridad humana, imponen a todos la obligación de buscar los cambios que garanticen el mayor bien común para mujeres y hombres; para jóvenes y adultos; para campesinos, obreros y profesionistas; sin traducir las frustraciones y los resentimientos en tesis de violencia y de odio.
Señoras y señores senadores, muy pobre servicio le haríamos al país, si el 2 de octubre fuera sólo una fecha más que conmemorar en el calendario político.
Si lo que falló entonces fue la política, aprendamos la lección y hagamos política. Si lo que se impuso fue la intolerancia, vamos a desterrarla por completo. Si la raíz del conflicto fueron las injustas estructuras políticas, económicas y sociales, utilicemos este gran instrumento que es el Poder Legislativo, para construir el marco legal que dé cauce a las legítimas demandas de los jóvenes, de los indígenas y de todos aquellos mexicanos que por años han seguido padeciendo.
Los mexicanos están muy pendientes de los trabajos que realizamos en esta Cámara de Senadores. Están atentos a la actuación de todos y cada uno de nosotros, por lo que es nuestra responsabilidad: construir un México más justo y más democrático.
Seamos, amigas y amigos senadores, el ejemplo del buen ejercicio de la política, y recordemos, ese enorme sacrificio de aquellos muchachos, que iniciaron la construcción, de lo que hoy es el nuevo México, con una nueva esperanza y con un nuevo sentimiento de contribución para el bien de nuestro país.
Muchas gracias. (Aplausos)
-EL C. PRESIDENTE NAVARRETE RUIZ: Muchas gracias, senador Humberto Aguilar Coronado.
Le doy la palabra, hasta por tres minutos, a la senadora Irma Martínez Manríquez, para referirse al mismo tema.
-LA C. SENADORA IRMA MARTINEZ MANRIQUEZ: Gracias, senador presidente.
Le pido su consideración en el tiempo, procuraré ajustarme.
Compañeras y compañeros senadores: 1968, es un parteaguas en la historia de nuestro país. Porque detonó el despertar de la sociedad civil, como actor crítico y democratizante, que ya no volvería a aceptar un papel de pasividad, frente al poder del Estado.
A 41 años de distancia el movimiento estudiantil del 68, se ha convertido en un símbolo de insurgencia civil; con el cual, se identifican una heterogénea diversidad de grupos y sectores sociales.
En este contexto, nos es fácil olvidar que, en su origen, el movimiento surgió de las filas de jóvenes universitarios; lo que desde entonces ha puesto en el centro del debate la problemática del sistema educativo nacional.
Sin duda, una de las consecuencias del movimiento estudiantil del 68, ha sido la atención de la problemática educativa nacional. Cabe recordar, que el plan de 11 años instrumentado por Jaime Torres Bodet, no cumplió con el objetivo de alcanzar la primaria universal.
Pese a que dio paso a las más… a la más importante expansión de la educación básica.
Al término de la gestión de Gustavo Díaz Ordaz, el sistema educativo nacional atendía solamente al 78% de la población, en edad de cursar la primaria; y no sería, sino hasta mediado de la década de los 80, casi 15 años después, cuando se alcanzaría una cobertura del 98%.
Actualmente, la primaria universal es un logro del sistema educativo nacional, que con el tiempo incorporaría la obligatoriedad de la educación preescolar y la secundaria.
Sin embargo, pese a la expansión y ampliación de la educación básica, nuestro país sigue careciendo de un proyecto educativo bien definido y orientado al desarrollo nacional.
La expansión educativa ha ido aparejada de problemas asociados a la calidad de la educación. Los cuales se han manifestado en altas tasas de reprobación y de deserción. Y en un índice de eficiencia terminal, que para fines de los años 70 difícilmente alcanzaba el 50%. Y que ahora, es del 93% en primaria y el 80% en secundaria.
Por lo que respecta a la educación superior, es indudable que ésta cambió a partir de 1968, como consecuencia del movimiento, las universidades ganaron terrenos en sus mecanismos de comunicación y negociación con los gobiernos. Revaloraron la importancia de la autonomía universitaria y se ha buscado interrelacionarse entre sí.
El Estado inició la construcción de numerosas universidades estatales, y desde entonces les brinda subsidios muy superiores a los otorgados por los gobiernos.
Lo anterior contribuyó al incremento de la matrícula y abrió nuevas oportunidades a estudiantes, que hasta entonces sólo podrían realizar sus estudios en las educaciones educativas del centro del país.
Otra consecuencia positiva, fue el incremento de la matrícula en posgrado. La cual, era tan sólo de 5,763 alumnos en 1970, año en que fue creado el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, con la finalidad de incrementar el número de mexicanos con estudios de posgrado.
Pero los avances en la educación, derivados del movimiento del 68, se ven ensombrecidos por nuevos problemas.
El crecimiento del sistema educativo nacional, ha propiciado la depreciación del valor que se daba a los estudios, principalmente los universitarios.
Ha aumentado la exigencia por alcanzar niveles académicos más altos, para competir por un empleo, y es, entre los egresados de los niveles educativos superiores, donde se concentran las tasas más altas de desempleo.
Compañeras y compañeros senadores: Proponer y apoyar todo tipo de soluciones, tendientes a resolver los viejos y los nuevos problemas que afectan nuestro sistema educativo nacional en su conjunto, constituye la mejor manera de rendir homenaje a los estudiantes caídos durante los aciagos sucesos del 2 de octubre.
Para ello, es menester otorgar mayores recursos a la educación; principalmente a la educación superior; ampliar el bachillerato y a las universidades públicas, a un número creciente de jóvenes y promover un conjunto de reformas que permitan elevar la calidad educativa; convirtiendo así, a la educación en una poderosa palanca de desarrollo del país.
Debemos atender el problema del desempleo, y buscar alternativas para que los jóvenes encuentren mejores oportunidades de desarrollo laboral y profesional.
¡2 de octubre, no se olvida!
No podrá olvidarse jamás, porque fueron muchas las vidas de jóvenes que se perdieron y que pugnaron por un cambio.
Así, como no podemos olvidar el 2 de octubre, tampoco debemos olvidar las asignaturas pendientes del México democrático, que se ha construido con la sangre de los caídos.
Por su atención, gracias. (Aplausos)
-EL C. PRESIDENTE ARTURO NUÑEZ JIMENEZ: Gracias, senadora.

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