2 feb 2010

El matrimonio en la Constitución

El matrimonio se conforma de un hombre y una mujer: Felipe Calderón
En una rueda de prensa ofrecida en Japón, el presidente redujo el tema a “simplemente un debate legal” entre la Suprema Corte de Justicia de la Nación y la PGR.
La PGR interpuso un recurso ante la SCJN por la aprobación de matrimonios entre parejas de homosexuales. En consecuencia, el jefe de gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, acusó a Calderón de entrometerse en la autonomía de la ciudad.
Cuestionado al respecto, Calderón dijo ignorar los señalamientos de Ebrard y se ciñó a ofrecer colaboración con las autoridades capitalinas.
Esta fue la pregunta y respuesta textual:
PREGUNTA: -Presidente, preguntarle después de que la Iglesia Católica cuestionó la reforma legal que permite el matrimonio entre personas del mismo sexo, el Gobierno que usted encabeza ha presentado una controversia constitucional.
Quisiera preguntarle cuál fue la intencionalidad política de recurrir a este instrumento jurídico y si no se daña la relación con Marcelo Ebrard, Jefe de Gobierno del Distrito Federal, dado que él se quejó o señaló que esto era una interferencia y hasta anticipó que probablemente fracasaría esta controversia constitucional.
-Absolutamente. En primer lugar, no hay ninguna intencionalidad política en la tarea que por disposición constitucional debe cumplir la Procuraduría General de la República, que tiene la tarea, según la Carta Magna, de velar porque todo ordenamiento legal del orden Federal o local esté apegado a la Constitución.
La Constitución de la República habla explícitamente del matrimonio entre el hombre y la mujer, y ahí hay simplemente un debate legal que tiene que ser resuelto por la Suprema Corte, pero no tiene éste ninguna intencionalidad política, ni parte de ningún prejuicio.
Yo, desde luego, respeto plenamente las preferencias sexuales de cualquier persona, o las parejas integradas por personas del mismo sexo, pero la Procuraduría presenta año con año decenas de controversias constitucionales, donde hay una duda razonable sobre la constitucionalidad de una disposición de un ámbito legislativo local.
Desconozco los comentarios que usted señala, pero siempre he tenido una, mi Gobierno, una actitud de colaboración y respeto a cualquier instancia de Gobierno local, en este caso del Distrito Federal. Y trabajamos juntos en los temas que más le preocupan a la ciudadanía, trátese de la seguridad en la Ciudad de México, o trátese de la infraestructura de la Ciudad de México. Por ejemplo, en la Línea 12 del Metro, donde el Gobierno desarrolla esa obra con presupuesto de carácter Federal para aumentar la viabilidad de la ciudad.
Tenemos muchos temas en los que cotidianamente trabajamos y lo seguiremos haciendo de manera coordinada.
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ARTICULO 4o.
(...) EL VARON Y LA MUJER SON IGUALES ANTE LA LEY. ESTA PROTEGERA LA ORGANIZACION Y EL DESARROLLO DE LA FAMILIA.
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Matrimonios homosexuales y la Constitución. Carta de Carlos Monsiváis, Jenaro Villamil y Jesús Ramírez CuevasCompartir

El miércoles, 03 de febrero de 2010
Carta Publicada en El Correo Ilustrado del periódico La Jornada.
Señora directora:
Es tiempo de leer las declaraciones como si se tratara de llamadas de atención a propósito de las reformas de la Asamblea del DF, que legalizan el matrimonio entre personas del mismo sexo y la adopción, el presidente Felipe Calderón se atuvo a sus conocimientos jurídicos y, el 2 de febrero de 2010 en Tokio, afirmó sin medida ni clemencia: "La Constitución de la República habla explícitamente del matrimonio entre el hombre y la mujer, y ahí (en la demanda de inconstitucionalidad de la Procuraduría General de la República) simplemente hay un debate legal que tiene que ser resuelto por la Suprema Corte". Valdría la pena que el Señor Presidente nos proporcionara una fotocopia del ejemplar de la Constitución que usa, porque en el documento que circula su hallazgo explícito no se localiza, no se ve por ningún lado. Se habla de la familia, sin especificar, como quiere ahora el clero y seguramente la PGR, que ésta consta de padre, madre, muchos hijos, nietos y confesor, pero del matrimonio entre hombre y mujer, simplemente no hay registro. Es muy probable que esto se deba al jacobinismo ateo o a la falta de previsión de los constitucionalistas o, quizás también, a que en la Libre de Derecho, de la cual el licenciado Calderón es el jurista más ilustre, se maneja otra Constitución. La que circula en el mundo laico dice lo siguiente en el artículo cuarto: "El varón y la mujer son iguales ante la ley. Ésta protegerá la organización y el desarrollo de la familia. Toda persona tiene derecho a decidir de manera libre, responsable e informada sobre el número y el espaciamiento de sus hijos". Y en el artículo primero, en su tercer párrafo se establece: “Queda prohibida toda discriminación motivada por origen étnico o nacional, el género, la edad, las discapacidades, la condición social, las condiciones de salud, la religión, las opiniones, las preferencias, el estado civil, o cualquiera otra que atente contra la dignidad humana y tenga por objeto anular o menoscabar los derechos y libertades de las personas”. Repetimos: el hombre y la mujer. ¿De dónde se extrae la un tanto peregrina conclusión: la igualdad ante la ley del varón y la mujer es igual al matrimonio del hombre y la mujer?
A ratos, don Felipe se acuerda de que hay cientos de miles de mexicanos con otras preferencias (y otras lecturas, más textuales, de la Constitución, donde no se inventa a pedido el matrimonio entre hombre y mujer, aprovechándose mañosamente del escaso conocimiento jurídico de los periodistas japoneses). Debido a eso, con astucia que sería meritoria de no refrendar la índole de su orden a la PGR, afirma: "Respeto plenamente las preferencias sexuales de cualquier persona, así como a las parejas integradas por personas del mismo sexo". ¡Qué hábil! Las respeta siempre y cuando no se les ocurra tener derechos, y oponerse a los dictámenes de los obispos; las respeta siempre y cuando acepten que pueden vivir juntos o juntas, pero no pasear jurídicamente de la mano ante un juez.
Calderón insiste: la demanda de inconstitucionalidad no tiene fines políticos. ¿Qué acción de los gobiernos carece en primera y última instancia de fines políticos? ¿No es un fin político proceder contra los "que atentan contra la ley de Dios", a nombre de una falsa argucia jurídica? ¿No es político el igualar a un gobierno con las campañas del episcopado?
Otros expertos en la homofobia, que tan no carece de definiciones en la práctica, que involucra crímenes de odio, dramas familiares, campañas de ridiculización, despidos laborales y ostracismo, son los clérigos católicos, empeñados en ratificar la subhumanidad de los diferentes. Por ejemplo, el jefe de la prelatura Cancún-Chetumal, Pedro Pablo Elizondo, el primer obispo de los Legionarios de Cristo y, de seguro, un discípulo fiel del padre Marcial Maciel. Según el prelado (La Jornada, 2 de febrero de 2010), estas uniones no tienen madre y la Iglesia católica no es homofóbica, porque es la única institución que se ocupa de ellos cuando se están muriendo de sida. ¡Qué noble y qué generoso el Legionario! Así que su limosna es la extremaunción.
La Arquidiócesis de Guadalajara, regida por Juan Sandoval Íñiguez, no necesita modificar la Constitución a su gusto. Le basta con decir, a propósito de las adopciones: "En tal sentido, entonces deberíamos legalizar todos los asesinatos, el narcotráfico o cualquier otra actividad que ya se hizo común para muchos. ¿Para qué están las leyes? ¿Para tutelar el orden o para ponerse al servicio de lo que sucede en la calle?" Ha sido primordial la respuesta crítica de muchísimos intelectuales y juristas de primer orden que señalan para qué no están las leyes: para discriminar, para implantar la intolerancia como en los mejores tiempos del integrismo, para asegurar en donde se quiere vivir en una sociedad abierta y moderna.
Atentamente,
Carlos Monsiváis, Jenaro Villamil y Jesús Ramírez Cuevas
PD: Además, según información de Jesús Aranda, fuentes judiciales explicaron por otra parte que la demanda de la PGR carece de solidez en al menos un tema: el de la adopción, porque la reforma al Código Civil capitalino no incluyó este tema, luego entonces, la dependencia federal no puede demandar la invalidez de una norma que no fue recientemente modificada.Escrito el miércoles · Denunciar esta nota

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