2 feb 2010

Asesinato en Ciudad Juárez

Sesión de Preguntas y Respuestas en la Conferencia: México, una economía emergente. Retos internos y política exterior

Martes, 2 de Febrero de 2010
TOKIO, Japón
-PREGUNTA: -Preguntarle si la estrategia que va a instrumentar, la nueva estrategia que va a instrumentar o que se instrumentaría en Ciudad Juárez podría ampliarse a todo el país, y si ésta podría incluir el repliegue del Ejército Mexicano en las tareas de seguridad pública, como lo han solicitado incluso algunos distinguidos militantes de su partido.
-PREGUNTA: Preguntarle si la estrategia que va a instrumentar, la nueva estrategia que va a instrumentar o que se instrumentaría en Ciudad Juárez podría ampliarse a todo el país, y si ésta podría incluir el repliegue del Ejército Mexicano en las tareas de seguridad pública, como lo han solicitado incluso algunos distinguidos militantes de su partido.

-PRESIDENTE FELIPE CALDERÓN HINOJOSA: Simplemente es una estrategia integral. Me parece que el problema de Ciudad Juárez va mucho más allá de la mera acción de la policía o de las Fuerzas Armadas.
Hay una problemática de una honda raíz social que lastima y que duele a toda la Nación. Los hechos del domingo reflejan una falta elemental de sentido y de aprecio por la vida. No sabemos qué haya ocurrido ahí, si estamos en presencia de simplemente un hecho de rivalidad entre dos grupos de jóvenes, prácticamente adolescentes.
Si esto refleja una lógica de pandillas y de bandas criminales, que de suyo ya es una expresión de descomposición o de deterioro social muy preocupante. Lo que sí a mí me queda claro es que no basta la acción policíaca o del Gobierno, de las Fuerzas Armadas. Se requiere una estrategia integral de recomposición social, de prevención y tratamiento de adicciones, de búsqueda de oportunidades de empleo, de esparcimiento y educación para jóvenes.
También de una búsqueda, también, de sentido de la vida, de valores, de aprecio a la vida misma, de respeto a los demás, que por alguna razón probablemente se está perdiendo en ésta y en otras zonas del país.
Pero lo que me queda claro es, primero, que se requiere una estrategia integral en varios temas. En el frente simplemente policíaco, acelerar la recomposición de las instancias policíacas y ministeriales en Ciudad Juárez y en Chihuahua.
Porque, evidentemente, estas tareas competen fundamentalmente al orden local y el orden Federal actúa de manera supletoria y de respaldo a las autoridades locales que, evidentemente, se han visto rebasadas.
Segundo. Reclama un fuerte trabajo en materia social, que quizá sea un componente fundamental que habrá que incorporar a esta estrategia.
Tercero. Me parece que es importante que las autoridades policíacas, municipales, estatales e incluso federales, de carácter civil, puedan incorporarse de una manera mucho más rápida a asumir esta labor que las Fuerzas Armadas han tenido que tomar, precisamente dada la fragilidad de las instancias civiles, y por eso hemos de urgir a que en todos los planos pueda reconstituirse la autoridad de las policías integradas por personal eminentemente civil.
Pero ya en su momento, y próximamente, estaremos investigando este tema. Ya se está investigando lo que ocurrió el domingo, y lo que me parece enormemente triste es que se den este tipo de acontecimientos, que derivan o expresan un enorme desprecio por la vida y un enorme, enorme deterioro de carácter social y axiológico entre un sector, además entrañablemente, que duele entrañablemente, como es el sector entre jóvenes y adolescentes, en esa ciudad fronteriza de Chihuahua.
-PREGUNTA (Interpretación del Japonés al Español): -Con respecto a este asesinato, aquí en el Japón durante un año hubo mil 97 casos de asesinatos, pero según la CNN en México durante un mes se han asesinado 800 personas, y me dio muchísima sorpresa, tanta gente asesinada.
Señor Presidente. Usted qué opina sobre la buena seguridad de las calles del Japón. Y el Japón qué contribución puede hacer para mejorar la seguridad de las calles en México. Cómo podemos contribuir.
-PRESIDENTE FELIPE CALDERÓN HINOJOSA: Efectivamente, es un tema que lastima profundamente a los mexicanos.
Déjenme platicarles que concretamente en esta ciudad, Ciudad Juárez, una zona fronteriza de México, se da un grave problema de inseguridad. Y lo que hemos presenciado en los últimos años, en el último año fundamentalmente, es una cruenta lucha entre dos o más organizaciones del crimen organizado, que se disputan el control de, primero, un territorio, de una zona de tráfico de drogas hacia los Estados Unidos; y segundo, también un territorio de consumo de drogas, que ha crecido notablemente en la población joven de esta ciudad.
Esta violencia entre grupos criminales se ha extendido de una manera muy preocupante a grupos de jóvenes, asociados en bandas, en pandillas juveniles, Los Aztecas y Los Mexicas, así llamados, y que han llevado un enorme deterioro y actos de barbarie, como los que, probablemente sea el caso, se hayan presentado el domingo pasado.
Como decía yo, es un problema policíaco, sí, pero no basta eso. Creo que hay un problema mucho más de fondo que tenemos que analizar, en cuáles son los valores, cuáles son las realidades, cuáles son las circunstancias que se están viviendo entre ese tipo de jóvenes, que llegan a actos verdaderamente incalificables.
Este es un problema que afecta y duele a la sociedad mexicana, que deteriora, desde luego, la imagen de México y en el que estamos empeñados, por lo menos mi Gobierno, y estoy seguro que los gobiernos locales, en superarlo.
En el caso de Japón. Ayudaría mucho, desde luego. Primero. El poder contar con la asesoría técnica, tecnológica y policíaca que nos permita, como es el propósito de mi Gobierno, elevar los estándares de capacidades institucionales de la policía, de las autoridades de justicia en México. Ayuda también a la comprensión del fenómeno que estamos pasando.
Esa ola de violencia está invariablemente asociada a una realidad de México. Estamos justo frente, al lado del consumidor de drogas más grande del mundo, y aparte, que ese consumidor de drogas más grande del mundo no tiene el menor empacho, el menor reparo, el menor escrúpulo de vender hacia nuestro país todas las armas que puede y que llegan fácilmente a las manos de esos jóvenes, enrolados en una espiral de violencia sin sentido.
En mi Gobierno, por ejemplo, le hemos decomisado al crimen organizado más de 50 mil armas, la mayoría de ellas vendidas legalmente en Estados Unidos. Hemos decomisado 7 millones de cartuchos, casi tres mil granadas. Y eso, evidentemente asociado a estas condiciones de droga, alienación o enajenación, precisamente por el consumo de drogas y disputa de grupos, de cárteles y grupos criminales, desde las altas estructuras del crimen, hasta grupos de pandillas callejeras, lleva a una violencia sin sentido que está lastimando a la sociedad mexicana y dañando la imagen.
Paradójicamente, si uno observa las cifras de homicidios por cada 100 mil habitantes, Ciudad Juárez es una ciudad de más o menos dos millones de habitantes; lo que ahí ocurre, en ésta y otras ciudades, distorsiona o genera una percepción que impacta a todo México. Pero si se observan las cifras, por ejemplo, en México, estamos hablando más o menos de 12 homicidios, por cada 100 mil habitantes en todo el país, que es una cifra alta.
Sin embargo, comparado, por ejemplo, con Brasil, que goza de una buena reputación en este sentido, por ejemplo, en Brasil hay 25 homicidios por cada 100 mil habitantes, el doble de México.
Y en Colombia, que también está haciendo buen trabajo, la cifra de homicidios es el triple: 36 por cada 100 mil; y más arriba de ellos se encuentran: Honduras, Guatemala, El Salvador, Venezuela, otros países.
Creo que tenemos mucho que hacer nosotros en poder mejorar la eficacia de la autoridad y también la percepción sobre México; y sé que mientras sigan ocurriendo estos hechos violentos tan lamentables, será imposible hacerlo.
Pero, insisto. Para superar esta condición, no basta reforzar la operación policíaca, que tenemos que hacerlo. No basta el contar con la colaboración internacional. Se necesita mucho más. Se necesita, por un lado, parar el tráfico de armas hacia mi país, que caen rápidamente en los grupos criminales, en sus manos; reducir el consumo de drogas en Estados Unidos, vecina de esta ciudad, y también hacer una revisión profunda del tipo de valores, de ideales, de códigos de vida que estamos transmitiendo en esta sociedad hacia las nuevas generaciones, que cada día se vuelven y se involucran más en estos hechos criminales.

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