11 jul 2010

Sinaloa

Sinaloa: harakiri priista/Jorge Carrasco Araizaga
Ni la alianza PAN-PRD ni su candidato Mario López Valdez esperaban un triunfo como el que obtuvieron. De acuerdo con analistas locales, si el PRI no hubiera bloqueado la candidatura de Malova para imponer la de Jesús Vizcarra, el tricolor podría haber conseguido hasta el carro completo y hubiera mantenido su hegemonía en el estado, que ya sumaba 80 años. Entre las patas, los caballos electorales se llevaron a Enrique Peña Nieto y a sus frustrados operadores.
CULIACÁN, SIN.- En las elecciones para gobernador en Sinaloa el PRI se autoinfligió una derrota y terminó por entregarle al PAN una victoria con la que éste no contaba al principio del proceso electoral.
El conflicto entre el gobernador Jesús Aguilar Padilla y su antecesor, Juan S. Millán, llevó a Mario López Valdez (Malova) a renegar del PRI, a llevarse a una parte de los operadores del partido en beneficio del PAN y, al triunfar en el proceso electoral, contener las aspiraciones presidenciales del gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto.
El PRI no sólo perdió el gobierno del estado, sino el de la capital, pues cedió la candidatura de la presidencia municipal de Culiacán a Elba Esther Gordillo, jefa del sindicato de maestros y del Partido Nueva Alianza (Panal), a cambio de que apoyara a su candidato, Jesús Vizcarra Calderón, aliado de Peña Nieto y exalcalde de la capital del estado.
Malova está consciente de que “no se puede clavar la daga” y arremeter contra el sistema que el PRI construyó en Sinaloa durante 80 años y que a él lo hizo presidente municipal de Ahome –norte del estado– y le dio un lugar en el Senado, desde donde buscó la candidatura a gobernador por el mismo PRI.
Ahora López Valdez se presenta como el político del “cambio” en una frase que remite al gobierno de Vicente Fox, que terminó en desencanto y frustración hasta entre quienes lo apoyaron.
El triunfo de López Valdez lleva la sombra de Juan S. Millán, que de empresario ferretero lo hizo presidente municipal, lo impulsó al Senado y desde el PRI maniobró contra ese partido para catapultarlo a la gubernatura.
Formado en el sistema priista, Malova mantiene vínculos y lealtades con distintos grupos dentro del tricolor. Sin embargo, al día siguiente de su triunfo –el lunes 5– en conferencia de prensa se declaró “aliado” del gobierno de Calderón del que, dijo, será “el mejor proveedor” de su administración, que se inicia el 1 de enero de 2011.
En entrevista dice que como aliado de Calderón valora la lucha que su gobierno realiza contra la delincuencia organizada. “Pero tendría que hacerle algunas consideraciones y observaciones en su estrategia”. Sin embargo, asegura que de ser necesario aumentará la presencia del Ejército en el estado. Tampoco descarta la incorporación de militares a su gabinete.
Afirma que en Sinaloa “más que el narcotráfico, el problema es la violencia y la inseguridad”. Y precisa: “El narco de Sinaloa es un narco de alto nivel que no da problemas como el de otros estados, y en esa lucha yo tengo que ser aliado del presidente”.
Además del grupo de Millán, López Valdez contó con el apoyo de otros priistas. Entre ellos, el exgobernador, excandidato presidencial y actual senador Francisco Labastida Ochoa. El hijo de éste, Francisco Labastida Gómez de la Torre, fue uno de los principales operadores de Malova.
El propio López Valdez reconoce que se le vincula con el senador y exgobernador de Sonora Manlio Fabio Beltrones, quien podría disputarle la candidatura presidencial del PRI a Peña Nieto.
Malova dice que será un gobernador “ciudadano”, porque no tendrá partido político. Afirma que su renuncia al PRI no la trocará en militancia panista.
Triunfo inesperado
Al inicio del proceso electoral, Acción Nacional daba por descontado que el PRI arrasaría en Sinaloa, toda vez que en las elecciones intermedias de 2007 el Revolucionario Institucional se había quedado con 16 de los 18 ayuntamientos y con la mayoría en el Congreso local, luego de que en 2004 el ahora gobernador saliente, Jesús Aguilar Padilla, derrotara a Heriberto Félix Guerra.
En esa elección, el ahora secretario de Desarrollo Social se quedó casi 11 mil votos atrás del PRI, 1% de la votación. En esos comicios, el PAN carecía de un candidato fuerte, ya que Félix Guerra decidió no participar. Acción Nacional sólo contaba con el liderazgo regional de Alejandro Higuera, quien el domingo 4 ganó por tercera vez la presidencia municipal de Mazatlán.
El PAN no sólo obtuvo el gobierno del estado; se quedó con nueve alcaldías y nueve de los 24 diputados de mayoría relativa, un resultado que no figuraba en su escenario. La de Sinaloa fue la última de las alianzas que hizo con el PRD y Convergencia en el país. La alianza El Cambio Ahora es por Sinaloa estuvo en riesgo de no firmarse, comenta López Valdez.
El PAN no estaba convencido de las ventajas de unirse con el partido del sol azteca e incluso pretendió imponerle a Malova condiciones para registrarlo como su candidato. Liderazgos locales del PAN, como el del propio Higuera, el diputado federal Manuel Clouthier Carrillo y la senadora María Serrano, entre otros, tampoco querían a este abanderado.
El PAN se concentró en Sinaloa ante la creciente división en el PRI y la mella que causaban en Vizcarra los insistentes señalamientos de la oposición –salidos del entorno de Millán– sobre su nunca aclarado compadrazgo con el narcotraficante Ismael El Mayo Zambada.
En las semanas previas a la elección, Calderón envió a dos secretarios de Estado y a un subsecretario para apoyar a Malova: Félix Guerra y Alonso Lujambio, titulares de la Sedesol y de la SEP, respectivamente, así como al sinaloense Rafael Morgan Ríos, subsecretario de la Función Pública.
De acuerdo con el excoordinador de la campaña de Vizcarra, Florentino Castro, quien el jueves 8 inició un recorrido por el estado para hacer el recuento de daños, el gobierno de Calderón “derrochó recursos materiales y dinero en efectivo” a cambio del voto por Malova.
En entrevista López Valdez reconoce que fue “una elección del PRI contra el PRI en una batalla a la que se sumó el PAN. Si no hubiera habido una mala decisión, muchos analistas opinan que el PRI se hubiera llevado el carro completo”, dice Malova en alusión a la negativa de ese partido, en particular de Aguilar Padilla, para dejarlo competir por la candidatura.
Entrevistado el sábado 3, un día antes de las elecciones, y el martes 6, un día después de los comicios y ya declarado ganador, Malova dice que así como en Zacatecas hace dos sexenios Ricardo Monreal “le dio un golpe a las decisiones mal tomadas de Los Pinos, cuando ahí se nombraban candidatos para gobernador, ahora hubo casos en que se dio un golpe a los vicios que tienen los gobernadores a la hora de tomar decisiones para nombrar sucesores”.
En el caso de Sinaloa “pensaron que el estado era de ellos y que se lo podían escriturar entre socios y compadres”, dice en alusión a Vizcarra y Aguilar Padilla, quienes además de compadres son socios en el grupo empresarial Viz, del que el excandidato del PRI es fundador y accionista mayoritario.
“Mucho dinero”
Por lo que toca a la búsqueda de la candidatura del PRI al gobierno de Sinaloa, López Valdez asegura: “Yo pedí al partido que me dejara jugar en un proceso interno. Cuando vi que todo estaba procesado para hacer candidato a Vizcarra, empecé a tocar puertas para ver qué posibilidades había de que yo fuera candidato de una coalición. Así fue mi primer encuentro con (César) Nava”.
Revela que recibió ofertas políticas y económicas para que no se saliera del PRI. Evita precisar cuánto, aunque dice que se trató de “mucho, mucho dinero”.
Antes de establecer la alianza, el PAN “me quiso hacer firmar un documento de 14 puntos. El PAN y el PRD ya traían acuerdos en algunos estados. La última alianza que se aprobó fue la de Sinaloa. Estuvo en riesgo de no firmarse”, expone.
Sostiene que Juan S. Millán, quien gobernó entre 1999 y 2004, no actuó para facilitar la coalición. “Yo no soy de los que desconocen a sus amigos, a sus aliados, a su familia o a sus compadres”, suelta en una frase que repitió durante su campaña, en alusión al silencio de Vizcarra sobre su alegado compadrazgo con El Mayo Zambada.
“Aguilar y Vizcarra hubieran querido tenerlo de su lado. Es un hombre que me sirvió en esto. Tiene talento, oficio y en su momento le consultaré cosas. Pero no me anda pidiendo chambas, no le voy a dar cargos en el gobierno. Tengo muy claro que yo soy el que tiene que agarrar las riendas”, dice.
Malova siempre fue el candidato de Millán. En 2002, para la presidencia municipal de Ahome; en 2006, para el Senado. En 2010, para gobernador; pero lo detuvo Aguilar y eso provocó la división en el PRI.
A López Valdez le molesta que se piense en el exgobernador como “el poder detrás del poder” durante su gestión. “El poder va a estar delante de la gente. Y ese lo va a tener Malova”. Además, asegura, “Juan Millán se fue hace seis años de la política”.
Añade: “Yo no desgasto la figura del poder por mis miserias, en desconocer o tratar de sacudirme a hombres de peso… Los voy a tener cerca. No soy de los enanos mentales que quieren tener a puros chaparritos para crecer.
La confrontación entre Millán y Aguilar por la sucesión también tuvo efectos en la candidatura presidencial del PRI para 2012. Malova no duda en que el perdedor fue Peña Nieto. “Estuvo en un par de ocasiones visitando a Vizcarra, dándole apoyo, él y su pareja; mandó varios operadores en todo el estado. Pero la voluntad de los sinaloenses fue mayor que la influencia que pudo haber llegado desde el Estado de México”.
Elba Esther Gordillo también operó a favor de Vizcarra. En reciprocidad, el PRI le cedió al Panal la candidatura de la presidencia municipal de Culiacán. Héctor Cuén Ojeda la ganó para la profesora en alianza con el PRI y el Verde; sin embargo, se trató de un premio de consolación para el exrector de la Universidad Autónoma de Sinaloa, que aspiraba a la candidatura del PAN para gobernador.
“La profesora perdió también aquí porque iba en alianza con el PRI para ganar el gobierno y también mandó a varios operadores”, añade Malova. Precisa que el yerno, Fernando González Sánchez, originario de Mocorito, en el norte del estado, “tiene una amistad muy cercana con Vizcarra y Aguilar, y a mí me miraba muy cerca de Beltrones”.
El martes 6, ya con el triunfo en la bolsa, dijo: “No tengo relaciones con ella (Gordillo), pero me interesaría tenerlas institucionalmente, porque una de las actividades a la que voy a dar mucha importancia, como uno de los ejes de mi gobierno, va a ser la educación, y ahí ella tiene mucho que ver”.
En la pugna del PRI contra el PRI, el electorado optó por el voto cruzado: le dio el gobierno del estado al PAN y sus acompañantes, el Congreso al PRI y repartió por igual las 18 alcaldías. Las elecciones se realizaron en tranquilidad y con una participación superior a 57%.
Con el Congreso en contra, López Valdez advierte que si el PRI trata de entorpecer su gobierno: “No voy a ceder ante posiciones de intolerancia. Voy a hacer uso de los buenos oficios políticos para hacer un llamado para lo que nos debe interesar a todos, no si el PRI está débil o fuerte”.
En su primera declaración pública luego de confirmarse su triunfo –con 51.79% de los votos, contra 46.18% de su adversario– aseguró que habría borrón y cuenta nueva. “Los pleitos ya pasaron. Hay que darle vuelta a la hoja”, expresó.
Pero en entrevista matiza: “Yo no vengo a ser omiso, indolente o complaciente; ni tampoco como carnicero a derramar sangre. No vengo en una cacería de brujas, pero tampoco a ser alguien que solape o fomente la impunidad. Yo he dicho que voy a dejar caer la espada de la justicia y si alguien está debajo de ella porque cometió alguna irregularidad, tendrá que pagarlo.
Al igual que Fox, se presenta como el político del “cambio”: “Soy alguien que cambia paradigmas, que cambia la historia. Hemos cambiado 80 años de historia de un gobierno priista… No traigo una varita mágica ni proyecto de ser dirigente nacional de ningún partido, de ser presidente de la República ni de dejar sucesor. Después de ser gobernador me quiero retirar de la política y de los negocios, a los 60 años, a jugar golf.
“Mi compromiso es ser no sólo el mejor gobernador en la historia de Sinaloa, sino el mejor de los 32 del país. Ya lo hice cuando fui presidente municipal, entre más de 2 mil 500. En casi todas las cosas, lo posible lo he dejado muy cercano a lo deseable”, se ufana.

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