29 nov 2010

El error de El Universal

El error de El Universal. Jorge Medina Viedas
Milenio Diario, 28 de noviembre de 2010;
Acentos
A las dos de la mañana de este sábado 27 de noviembre, los directivos editoriales de MILENIO Diario dudaron. Les había llegado el rumor de que El Jefe Diego Fernández de Cevallos había sido liberado, y hasta que ya estaba en su casa en Querétaro, “sano y salvo”. No pudieron confirmar la noticia. Su fuente de otros episodios del secuestro no respondió; decidieron aplicar la norma del viejo manual de periodismo: no publicar la noticia sin tener fuente segura que lo confirme.
Recordaron la máxima del clásico: “Si te mientan la madre, confirma”.
A las 3.52 de la mañana, la noticia de la liberación de Diego Fernández de Cevallos estaba en la pagina de El Universal como la principal información, y con una foto desplegada del ex candidato a al Presidencia de la República. En la versión impresa del diario que circulaba desde la madrugada, una cabeza principal sin concesiones de verbo ni espacio: “Diego está libre y sano: familia”.
El comentarista de radio y articulista de El Universal José Cárdenas, a las 4:16 am soltó en Twitter: “Diego, Libre y Sano”; a las 4.24, él mismo: “CONFIRMADO: Diego está sano y salvo, en lo que cabe... Fueron 196 días de secuestro...”
El periódico El País de España estampó el link a la página del diario mexicano en su propio sitio. Misma cabeza, misma nota: “Diego está libre y sano: familia”. Muchos otros medios también se guiaron por El Universal: la agencia EFE, el diario capitalino Publimetro, otras agencias como Europa Press y Reuters, y varios más. (El Tiempo de Colombia),
A las 5.22, el mismo conductor José Cárdenas se desmintió con una declaración desde un pedestal de falsa solemnidad: “Los periodistas solemos equivocarnos. Hoy lo reconozco, FALSO... DIEGO NO HA SIDO LIBERADO...”.
Dueño de la exclusiva, vector momentáneo de la tensión informativa producida por su reportero, El Universal mantuvo la nota en todo lo alto de la página y algunos noticieros de radio glosaron la información del diario y recrearon la historia. En Radio Centro, Martín Espinoza.
A las 7.13 de la mañana, el varapalo seco de MILENIO Diario en su página, con una cabeza desafiante y contundente: “Falso, que El Jefe Diego haya sido liberado”; la entradilla, directa y al cuello del lector: “MILENIO corroboró esta mañana que son absolutamente falsas las versiones de que el ex candidato presidencial fue liberado por sus secuestradores”.
A partir de ese momento, el castillo de naipes de la exclusiva informativa se empezó a desmoronar. El Universal bajó la nota a nivel secundario en la página electrónica. Martín Espinoza leyó la información de MILENIO. El País retiró la información de su página.
Las redes reposaron y los twitteros filosofaron sobre los errores en el periodismo.
Lo cierto es que hasta este momento solamente podemos confirmar dos cosas: de acuerdo con sus familiares, Diego Fernández de Cevallos está aún en poder de sus captores, y el diario capitalino El Universal publicó un bulo.
No fue la primera vez, ni será la última, que un medio difunde una noticia falsa y basada en un rumor. Ni tampoco dejará de ser ocasión que un error de esta naturaleza incite al enjuiciamiento de los autores y salgan de por ahí más de uno a culpabilizarlos por su falta de cuidado, de experiencia y no poca impericia periodística.
Cuesta trabajo saber cuáles son los impulsos de un medio para publicar o no una información determinada. Pero también es difícil saber por qué algunos medios no reconocen sus errores. El Universal, apenas a las 13.44 del sábado, publicó el desmentido de la familia, de que El Jefe Diego había sido liberado, y aun sosteniendo en el cuerpo de la nota que tuvo una fuente familiar que le llevó a publicar la información ya desmentida.
El periodismo es como la democracia: un ejercicio lleno de imperfecciones y de seres imperfectos. No se espere de él, por lo tanto, que estén al margen las pulsiones tanto de la historia económica, social, política, cultural, como de la vida cotidiana del país.
A los medios los mueven las tensiones del entorno y están sujetos a presiones de la competencia, una competencia que es sana porque beneficia a la sociedad, deseosa de tener a tiempo la información que le interesa.
El problema es cuando a esa competencia se le añade la envidia profesional o empresarial, y peor resulta cuando en el afán de vencer a los rivales en esa batalla, se recurre a uno de los métodos enemigos del periodismo: el amarillismo, un método siempre difícil de deslindar de otro tipo de intenciones, ya sean económicas o políticas.
No obstante, la precipitación de El Universal, este sábado de noviembre, nos dio otra lección; hay un periodismo siempre dispuesto a enmendar los errores de otros, recurriendo a las normas básicas de un periodismo ajeno a quienes lo conciben sólo como un negocio.

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