15 nov 2011

Visión/ Delmira Agustini

Visión/ Delmira Agustini (1886-1914)
¿Acaso fue en un marco de ilusión,                            
en el profundo espejo del deseo, 
o fue divina y simplemente en vida 
que yo te vi velar mi sueño la otra noche? 

En mi alcoba agrandada de soledad y miedo, 
taciturno a mi lado apareciste 
como un hongo gigante, muerto y vivo, 
brotado en los rincones de la noche 
húmedos de silencio, 


y engrasados de sombra y soledad. 
Te inclinabas a mí supremamente, 
como a la copa de cristal de un lago 
sobre el mantel de fuego del desierto; 
te inclinabas a mí, como un enfermo 
de la vida a los opios infalibles 
y a las vendas de piedra de la Muerte;
Te inclinabas a mí como el creyente 
a la oblea de cielo de la hostia... 
-Gota de nieve con sabor de estrellas 
que alimenta los lirios de la Carne, 
chispa de dios que estrella los espíritus.- 
Te inclinabas a mí como el gran sauce 
de la Melancolía 
a las hondas lagunas del silencio; 
te inclinabas a mí como la torre 
de mármol del Orgullo, 
minada por un monstruo de tristeza, 
a la hermana solemne de su sombra... 
Te inclinabas a mí como si fuera 
mi cuerpo la inicial de tu destino 
en la página oscura de mi lecho; 
te inclinabas a mí como al milagro 
de una ventana abierta al más allá. 
   
¡Y te inclinabas más que todo eso!

Y era mi mirada una culebra 
apuntada entre zarzas de pestañas, 
al cisne reverente de tu cuerpo. 
Y era mi deseo una culebra 
glisando entre los riscos de la sombra 
a la estatua de lirios de tu cuerpo! 

Tú te inclinabas más y más... y tanto, 
y tanto te inclinaste, 
que mis flores eróticas son dobles, 
y mi estrella es más grande desde entonces. 
Toda tu vida se imprimió en mi vida... 

Yo esperaba suspensa el aletazo 
del abrazo magnífico; un abrazo 
de cuatro brazos que la gloria viste 
de fiebre y de milagro, será un vuelo! 
Y pueden ser los hechizados brazos 
cuatro raíces de una raza nueva: 

Y esperaba suspensa el aletazo 
del abrazo magnífico...
¡Y cuando, 
te abrí los ojos como un alma, y vi 
que te hacías atrás y te envolvías 
en yo no sé qué pliegue inmenso de la sombra!

 Delmira Agustini. Poeta uruguaya nacida en Montevideo en 1886, en el seno de una familia burguesa descendiente  de alemanes, franceses y porteños, difunta a manos de su esposo en 1914. Desde muy corta edad incursionó en el campo poético publicando su primer poemario, El libro blanco en 1907.  Luego aparecieron Cantos de la mañana en 1910 y Los cálices vacíos.
Mujer de gran sensibilidad y sensualismo, asombró a Montevideo y Buenos Aires con sus libros de versos.   Contrajo matrimonio en 1913 con Enrique Job Reyes pero por diversas desavenencias conyugales lo abandonó un mes y medio más tarde, divorciándose el 5 de junio de 1914. En julio del mismo año muere asesinada por su ex-esposo, que después se suicidó.
Su obra se caracteriza por una fuerte carga erótica. Sus poemas siguen la línea modernista y están llenos de feminismo, simbolismo, sensualidad y sexo. En 1924 se publicaron en Montevideo sus obras completas.  Entre sus títulos destacan los siguientes: El libro blanco (1907); Cantos de la mañana (1910); Los cálices vacíos (1913); El rosario de Eros (1924, póstuma); Los astros del abismo (1924, póstuma) y Correspondencia sexual (1969, póstuma)

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