26 sept 2012

Imposición de la Orden Mexicana del Águila Azteca


El Presidente Calderón en la Ceremonia de Imposición de la Orden Mexicana del Águila Azteca
Nueva York, EU., 25 de septiembre del 2012
Muy buenas tardes.
Estimada Susan Segal, Presidenta del Council of the Americas.
Muy estimado Klaus Schwab, Fundador y Presidente Ejecutivo del World Economic Forum.
Estimado Magdy Martínez-Solimán, Director Adjunto del Buró de Políticas de Desarrollo del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo.
Distinguidas Senadoras, distinguidos Senadores mexicanos.
Distinguidos invitados especiales.
Señoras y señores:
Como Presidente de México, como representante de una Nación que es fiel a sus ideales y convicciones democráticas, los hemos convocado para juntos distinguir a tres destacadas personalidades que están profundamente comprometidas con las mejores causas de la humanidad y que han prestado significativos servicios a México.
En esta ocasión, tengo el honor de entregar lo que es un símbolo de amistad, pero también, de reconocimiento y, sobre todo, de agradecimiento a quienes han dejado de una manera positiva, una huella en la vida nacional.
Hoy imponemos la Condecoración de la Orden Mexicana del Águila Azteca a tres ciudadanos del mundo: a Susan Segal, a Klaus Schwab y a Magdy Martínez-Solimán.
Como se sabe, éste es el máximo galardón que entrega el Gobierno de México a ciudadanos de otros países que, sabemos bien, llevan a México en el corazón. Ciudadanas y ciudadanos que han hecho por nuestra Nación una labor de gran trascendencia.
Ellos han mostrado que a pesar de no haber nacido en suelo mexicano, su alma lleva una buena parte de verde, de blanco y de rojo, que son los colores de nuestra Bandera.
Y permítanme compartir las significativas aportaciones de cada uno de ellos hacia a México:
En primer lugar. Quiero destacar a nuestra querida amiga Susan Segal, Presidenta y Directora Ejecutiva de la Sociedad de Las Américas, en el Consejo de Las Américas.
Susan es una mujer admirable, de firmes convicciones, de propósitos muy claros, que durante muchos años ha impulsado el talento de jóvenes, de mujeres y de empresarios, particularmente, latinoamericanos.
Ella cree fervientemente en la capacidad de los pueblos de nuestro Continente, y desde su posición alienta a las naciones de América Latina para que el alcancen el desarrollo.
Susan conoce México, sabe de nuestros problemas, sabe de la importancia de que México sea conocido en el mundo y, particularmente, en Estados Unidos en su justa dimensión. Conoce como muy pocos la realidad mexicana, y las complicadas entretelas de la relación entre México y los Estados Unidos, en particular.
Desde la Sociedad de las Américas, entonces, con su conocimiento, con su comprensión, con su labor de difusión, con su hospitalidad, también, ha sido una gran aliada de México en todo momento y, particularmente, en los momentos difíciles que en esa relación nos ha tocado pasar.
Susan ha sido una mujer muy tenaz, que en su trayectoria no acepta un: No se puede, como respuesta. La conocemos muy bien.
Su incansable trabajo, además, por el desarrollo de líderes de pequeñas y medianas empresas en el Continente Americano, ha contribuido al crecimiento de las economías de la región.
Y, también, ha sido clave su trabajo, no sólo para que México sea entendido y conocido en los Estados Unidos, sino para mejorar la comprensión que los mexicanos debemos tener de esta gran Nación.
Nuestra condecorada agrupa, dirige y lidera una de las más respetadas organizaciones de análisis político y regional en los Estados Unidos, el Consejo de las Américas.
Y estamos seguros que lo hace, porque ha sido incansable su propósito de hacer de las Américas una sola región, que se concibe a sí misma como un bloque, debiera concebirse como un bloque, en constante progreso económico, político y social.
Estimada Susan:
Por tu incansable trabajo y por construir una América Latina más equitativa, sustentable y productiva tienes toda nuestra admiración y te entregaré, en un momento, esta Condecoración en muestra de nuestro profundo agradecimiento.
Muchas felicidades, Susan.
En segundo lugar, quiero reconocer a nombre de los mexicanos, al admirado profesor Klaus Schwab, por su fundamental labor como uno de los líderes más respetados en el mundo, a través del Foro Económico Mundial de Davos, del cual él es fundador y Presidente.
El profesor Schwab ha logrado, bajo su liderazgo, hacer coincidir y converger a líderes políticos, empresariales, académicos y de la sociedad civil.
Su labor ha permitido generar ideas y encontrar soluciones a los principales retos de nuestro tiempo, como, por ejemplo, la sustentabilidad y el crecimiento económico, la competitividad, la generación de empleos, la salud, la apertura de la humanidad a los avances científicos, a la igualdad entre mujeres y hombres, a la equidad de género, a abordar desde la manera más razonable posible problemas que son fuertes para la humanidad, como la pobreza, la miseria, la destrucción del medio ambiente y muchos, muchos otros.
En particular, el profesor Schwab, siempre ha tenido abiertas las puertas para que líderes empresariales, líderes jóvenes, políticos de México puedan exponer, puedan debatir sus ideas y, sobre todo, puedan aprender de una realidad global que para muchos sectores de los mexicanos, si no fuese por el Foro Económico Mundial, sería desconocido.
Su trabajo ha sido muy importante para difundir un mayor y mejor conocimiento de México y de las oportunidades que ofrece.
Y, particularmente, en los últimos años el profesor Schwab, personalmente, y a través del Foro Económico Mundial, ha prestado un servicio invaluable para nuestro país.
Ha acompañado al Gobierno de México en la organización, por ejemplo, del G20 y, en particular, nos ha ayudado a coordinar los esfuerzos en el Business Group, en el B20, que nos permitió por primera vez, quizá, en este evento, en este summit, llevar a la mesa de los líderes más importantes del mundo las reflexiones, las aportaciones y las conclusiones de los líderes empresariales más destacados de nuestras sociedades.
Todo ello, no hubiese sido posible sin la aportación del profesor Schwab y su equipo.
Además, ha acompañado de una manera fundamental los esfuerzos de México, para mejorar los diversos factores que determinan la competitividad de nuestro país.
De manera tal, que los mexicanos, profesor, agradecemos muchísimo su gran labor y su esfuerzo, no sólo en bien de México, sino de la humanidad.
Muchísimas gracias, profesor.
En tercer lugar, también, hoy galardonamos a Magdy Martínez-Solimán. Un hombre que, sabemos, está entregado a las causas más justas de la humanidad.
En México tuvimos el honor de trabajar hombro con hombro, con Magdy, cuando fue Coordinador de las Naciones Unidas y Representante del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, en nuestro país.
Su trabajo incansable e iniciativas tan relevantes, como los Objetivos del Desarrollo del Milenio, de Naciones Unidas, y el acompañamiento que hizo a las políticas públicas que pusimos en práctica en México, para orientarlas hacia las mejores prácticas y hacia las más equitativas, han sido fundamentales para un grupo de avances que nuestro país, a pesar de las circunstancias, ha logrado en estos años.
A Magdy, le agradecemos una visión absolutamente profesional y generosa, que permitió corregir deficiencias en políticas públicas y fortalecer otras, que han permitido que en México se avance, significativamente, en la igualdad de oportunidades.
Tiene, además, Magdy Martínez una poderosa combinación, cualidades que queremos ver en todos los funcionarios internacionales, del desarrollo. Por un lado, un sólido conocimiento de los problemas sociales y, por otro, un gran compromiso que deriva de un humanismo o un idealismo pragmático, si se me permite decirlo así.
Alguna vez, después de haber acompañado a Magdy en muchos planteamientos de una gran profundidad teórica en el quehacer de políticas públicas, lo escuché el Día de las Naciones Unidas, el año pasado, citando a Oscar Wilde en una cita que comparto plenamente.
Él dijo: Un mapamundi que no incluya utopía, no vale la pena mirarse.
Así que, nosotros compartimos con el doctor Martínez-Solimán el anhelo de construir la utopía, en particular, en tierra mexicana, para que el país sea más fuerte y más justo.
Y le agradecemos al doctor Magdy Martínez-Solimán todos los años que trabajó por nuestro país a nombre de las Naciones Unidas.
Muchas gracias, doctor.
Amigas y amigos:
Quiero subrayar que la Condecoración de la Orden Mexicana del Águila Azteca, lleva, de manera significativa, el Águila Real mexicana, símbolo de nuestra identidad y de nuestra historia.
Símbolo que evoca, al mismo tiempo, al antiguo Imperio Mexica, pero al mismo tiempo, salvaguarda al México libre e independiente.
Nuestro Escudo Nacional, que es un Águila Real parada sobre un nopal y devorando a una serpiente, además de ser la imagen reconocida por los antiguos mexicas para fundar ahí, donde vieran tal imagen la floreciente Ciudad de Tenochtitlan, es, además, un emblema de valentía.
El águila representa a México y la serpiente a los desafíos, los obstáculos y los adversarios del país.
Y la actitud de combate, de lucha, significa para nosotros que México habrá de prevalecer sobre sus problemas.
Es un emblema de valor, de fuerza y de orgullo para todos los mexicanos. Es, por tanto, un símbolo que nos identifica en el mundo y nos hace sentirnos plenamente orgullosos de nuestras raíces.
A nombre del pueblo y del Gobierno de México, es un honor para mí, como Presidente de la República, condecorarles a ustedes el día de hoy con la Orden Mexicana del Águila Azteca.
Recíbanla como una muestra de gratitud que les profesa a ustedes la Nación mexicana.
Muchísimas gracias.

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