8 ene 2014

Sylvia Teresa Manríquez entrevista a Anabel Hernández


“ES MOMENTO DE ESCRIBIR DE REALIDADES”: ANABEL HERNÁNDEZ
Sylvia Teresa Manríquez entrevista a Anabel Hernández
Publicado en http://www.contactox.net, 8 Enero 2014
Anabel Hernández es periodista y escritora. Una mujer valiente que ha sufrido en carne propia las consecuencias de denunciar la corrupción en un país que cuenta con el vergonzoso record de mayor número de periodistas desaparecidos, torturados y ejecutados.
La conocí en un encuentro de escritoras realizado en Hermosillo, Sonora. Se empeña en transmitir y contagiar el mensaje de que la solución a la inseguridad de este país se encuentra en la participación valiente, solidaria y  voluntaria de todos.
 “Las mujeres somos mucho más valientes que la mayoría de los varones periodistas” expresa y agrega “creo que es una cuestión generacional. Durante mucho tiempo la mujer mexicana vivió en sometimiento al varón, con la idea de que no se tenía derecho a nada, más que a parir hijos, atender la cocina y limpiar mocos, era para lo único que se creía que servían las mujeres”.
 ¿Ya no es así?   

 “Me parece que desde hace tiempo las mujeres mexicanas entendimos que ese no es nuestro papel principal. Sin duda alguna sigue siendo hoy un papel al que no queremos renunciar, yo soy periodista, soy mujer, soy escritora y también lavo pañales y limpio mocos, estoy en la cocina atendiendo la comida, porque es un rol natural de la mujer pero sin embargo no se ve.
 “Entonces, (la mujer) está al día, se da cuenta y habla de la historia de todas estas mujeres que hoy están cambiando la historia de México con su periodismo y con su escritura.
 “Tengo 19 años ejerciendo el periodismo pero antes de ser periodista sabía que quería ser escritora, desde la secundaria. Tengo varios libros de novelas y cuentos, es una faceta de  mi vida que tengo como escondida, todavía no termina de madurar porque me he enfocado al periodismo, es algo que tengo latente, por eso me dio tanto gusto la invitación al encuentro de escritoras “Mujeres en su tinta” en Hermosillo, Sonora.”
¿Por qué escribe Anabel Hernández lo que escribe?
“Mi vida fue marcada por un historial trágico, como hoy por hoy está siendo marcada la historia de muchas familias mexicanas. En el año dos mil yo ya era periodista, era una persona combativa que denuncia la corrupción, pero nunca tanto como ahora. Y nunca tanto como ahora porque en diciembre del año dos mil mi padre fue secuestrado y asesinado y es el día y es la hora que en mi familia no sabemos qué fue lo que pasó, quien cometió este crimen. Cuando quisimos investigar recurrimos a la procuraduría del Estado de México, después llegó un grupo de judiciales a la casa de mi mamá a decir que si queríamos justicia teníamos que pagar. Hoy entiendo en mi corazón que ésta es la realidad a la que se enfrentan millones de familias en México.
 “Este hecho violento hizo que me comprometa aún más con la denuncia de la corrupción. Pareciera que es necesario sentir la injusticia en carne propia para no quererla en la puerta del vecino. Entendí que lo que había vivido como mujer, como ser humano, no quería que lo vivieran mis hijos ni los hijos de mis hijos, porque una vez que se perdió lo más querido ya no hay nada más que perder.
 “Yo perdí con mi padre lo que más amaba y quien más me ha amado en la vida. Tengo el sueño, la esperanza de que lo que yo hago como periodista pueda impedir que al final de cuentas más de este tipo de cosas ocurran en México.
 “El libro “Los señores del narco” no lo escribí para mí, lo escribí para ustedes. Las escritoras no escribimos para nosotras, no escribimos para mirarnos en un espejo y decir “que lindas estamos” o “que tristes” o “que enamoradas”.  Nuestra obligación como escritoras hoy en día, en este momento crucial por el que está pasando México, a través de nuestro talento es hacer que el otro entienda lo que estamos viviendo.”
 ¿No tienes miedo?   
 “Sí me da miedo. Todo mundo tiene miedo ¿quién no tiene miedo de que su hijo salga al antro y no saber si va a volver? la señora que va caminando por una calle y se encuentra a un policía o a un militar ¿no tiene miedo? a mí me da miedo porque ya sé que me traen en jabón ¡pero a todos nos da miedo! ¿o no? Porque no sabe uno si le van a disparar o si lo van a confundir con quien…

“Hoy en México, todos, no sólo los periodistas, vivimos con miedo, entonces enfrentemos ese miedo y movámoslo. Yo sí creo que hay esperanza, yo veo a la gente, la gente ya está cansada.”

Es imposible no preguntarte sobre tus investigaciones  ya que mencionas tu libro “Los señores del narco” ¿has encontrados mujeres importantes en el mundo del narcotráfico? 

“Fíjate que la única mujer destacada fue Enedina Arellano Félix, la hermana de los Arellano, que se quedó como pequeña jefa de plaza y ya le pasaron la aplanadora en Tijuana. Ella no se había dedicado al negocio, fue hasta que sus hermanos empezaron a caer todos que tuvo que entrar al quite pero forzadamente.”

¿Y la Reina del Pacifico?

“Sandra, dicen sus amigas y trataré de repetirlo de manera elegante, se le puede acusar de haberse acostado con todos los narcotraficantes que ha tenido este país, pero no de ser traficante. Sandra lo que hacía (o hace) fue andar con muchos narcotraficantes; recibió dinero, regalos, pero ella no traficaba droga, ella no era una ingeniera del narcotráfico aunque el gobierno cree la figura de la mujer que manejaba el negocio, no. Ella se acostaba con los narcos que es muy diferente a ejercer el negocio.”

Entonces ¿cuál es el papel de la mujer dentro del narcotráfico?

“Yo he encontrado en la biografía de los narcotraficantes que la figura materna es muy poderosa, es de una gran influencia. Las guerras entre narcos pueden desatarse o pararse si la mamá le dice a su hijo.

“El Chapo podrá ser un infame, sanguinario, violador, desgraciado, pero si su mamá le pide algo el señor lo hace. Hay episodios que narro en mi libro, como por ejemplo, cuando se enamora de una cocinera en Puente Grande, una mujer que si uno la compara con las mujeres que ha tenido parecería insignificante, porque no era guapísima, pero la mujer tenía un talento que lo hizo llorar: cocinaba las enchiladas potosinas como las hacía su mamá, y él mismo lo narra.  

“La figura de la mujer es como más materna porque como parejas sentimentales no valen nada para ellos, tienen una, dos, tres... Para  el clan de narcotraficantes la figura de la mujer tiene el ejercicio de un poder más emocional que de negocio.”

Volviendo al periodismo ¿Cuáles son los principales temas pendientes en México?

“Yo sí creo que toda esta situación de violencia que se está viviendo hoy está dejando en la oscuridad otros temas a lo mejor más importantes que la propia violencia. La inequidad social. Creo que ahora, y lo veo en las redacciones, hay más periodistas cubriendo la nota roja que cubriendo los temas sociales como educación, pobreza, marginalidad. ¿Quién está haciendo reportajes, por ejemplo, sobre los niños huérfanos de las muertas de Juárez? ¿Te imaginas la descomposición social que generan el rencor, el abandono, la pobreza a la que han de estar sometidos? ¡Nadie la ve!

“Entonces me parece que lo que hace falta en México, mucho, es periodismo social y periodismo financiero, ¿cómo está eso de que empresarios que estaban en bancarrota hace diez años hoy son dueños de periódicos, de hoteles, cadenas de televisión? Me parece que es muy pobre el periodismo de investigación en México, las redacciones están renunciando a eso, y me parece que es gravísimo.”

¿Qué hace falta para comprender la realidad de este país?

“Se requiere las plumas de mujeres que escriban esa realidad, para cumplir con ese compromiso, para hacer que el otro entienda que sin que tenga que llegar la tragedia a su casa, que se entienda que este problema que está pasando en México es problema de todos. Nuestro país es nuestro, si no lo recuperamos nosotros nadie lo va  a hacer.

“La inmovilidad mata. Lo que está matando a México, no es sólo la corrupción, no son sólo los narcotraficantes, no son ciertas autoridades, quien está matando a México es nuestra inmovilidad, es nuestro renunciar a hacer algo, es nuestra resignación absurda de pensar que si nadie nos ve gritando, protestando, actuando, no nos va a pasar nada, es al revés. Por ejemplo el hijo de Javier Sicilia, él no era activista social, ni estaba en un partido político, ni estaba apoyando a López Obrador ni estaba protestando por el narcotráfico, no; era un muchacho común y corriente que un día fue a un bar equivocado.  Esa es la historia de las tragedias que se viven en este país.

“Sí hay una parte focalizada de homicidios a luchadores sociales, de cobardes que piensan que si silencian a unos silencian a todos. Lo que tenemos que demostrarles como sociedad es que no importa cuántos maten. Yo quiero demostrar que no importa cuántos periodistas maten en México, siempre habrá uno nuevo que esté dispuesto a denunciar.

“No guardemos silencio, ocupemos nuestras plumas, ocupemos nuestro talento,  nuestra inteligencia, ocupemos el don de escribir para cambiar la historia de México.”

En este marco ¿Cuál sería el compromiso de las mujeres que estamos escribiendo?

“A mí me gusta escribir, la literatura, la poesía son hermosas. Yo creo que hay momentos para todo, hay momentos para escribir sobre ser madre, hay momentos para escribir sobre el amor, sobre las decepciones, sobre los sueños, pero hoy es un momento de escribir de realidades, a través de la poesía, de la crónica, de novelas, de cuentos.

“Hoy es el momento de escribir realidades. Creo que quienes tienen el talento de escribir, quienes tienen ese don de transmitir cosas de manera bella, dramática, dolorosa, tienen esa obligación hoy en día más que ninguna otra.”

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