10 ago 2014

Presunto colaboracionismo de EU con el Cártel de Sinaloa

Presunto colaboracionismo de Estados Unidos con el Cártel de Sinaloa/ JASON MCGAHAN, periodista independiente especializado en temas de narcotráfico.
Revista Proceso # 1971, 9 de agosto de 2014
En su presunto afán de acabar con las mafias mexicanas de la droga, el organismo estadunidense de Inmigración y Aduanas, el ICE, podría haber establecido una alianza de facto con el Cártel de Sinaloa. Según se desprende de recientes juicios en Texas contra dos personeros del Chapo Guzmán, la agencia federal les dejaba la puerta abierta para que fueran a dar información sobre sus rivales. Y si en el camino pasaban toneladas de estupefacientes, los agentes de ICE simplemente se hacían de la vista gorda.
EL PASO, TEXAS.- La sospecha de que funcionarios de Estados Unidos dieron facilidades a miembros del Cártel de Sinaloa para obtener visas surgió el pasado febrero durante el juicio de Arturo Gallegos Castrellón, uno de los líderes del grupo Barrio Azteca, al servicio del Cártel de Juárez.
Gallegos fue sentenciado en una Corte de Distrito en esta ciudad por tres homicidios: el de una empleada del consulado estadunidense en Ciudad Juárez, el del esposo de ésta y el de otra trabajadora de la misma institución. Un testigo clave en este juicio fue Jesús Ernesto Chávez, El Camello, quien estaba a las órdenes de Gallegos.
Chávez señaló el presunto motivo de los homicidios: La sospecha de que alguien en el consulado favorecía la entrada legal a Estados Unidos de miembros del Cártel de Sinaloa.
En abril David Farrington, agente de la estadunidense Oficina de Seguridad Diplomática comentó a Newsweek sus sospechas de que el jefe de seguridad del consulado en Ciudad Juárez, Gregory V. Houston, estaba implicado en el otorgamiento de visas a narcotraficantes.

 Las declaraciones de Chávez y Farrington coinciden con las vertidas por Vicente Zambada Niebla, hijo de Ismael El Mayo Zambada, durante su juicio en Chicago.
 En un documento presentado a la Corte, Zambada Niebla afirmó que el cártel encabezado por su padre tenía “carta blanca para pasar de contrabando toneladas de drogas ilícitas a Chicago y al resto de Estados Unidos, y que el gobierno de Estados Unidos también lo protegía de eventuales arrestos y procesos judiciales en su contra a cambio de recibir información sobre cárteles rivales”.
 Estados Unidos niega que se haya aliado con un cártel para enfrentar a otro, y como prueba esgrime las numerosas capturas y muertes de líderes del Cártel de Sinaloa hechas en años recientes por autoridades mexicanas con apoyo estadunidense, las cuales culminaron con la captura de Joaquín El Chapo Guzmán el pasado febrero.
 Después de revisar informes judiciales y reportes policiacos, así como testimonios de narcotraficantes juzgados en Estados Unidos y de hacer entrevistas a decenas de fuentes familiarizadas con la guerra entre cárteles, este reportero encontró evidencia de que el organismo estadunidense de Inmigración y Aduanas (ICE) otorgó los medios para entrar legalmente al país a informantes y operadores del Cártel de Sinaloa, lo cual facilitó el ingreso de grandes cargamentos de droga a territorio estadunidense. En los hechos, esa estrategia sirvió directamente a los intereses del Chapo.
 Esto sucedió en 2007 y 2008, cuando el Cártel de Sinaloa llevaba adelante una ofensiva para controlar la lucrativa plaza de Ciudad Juárez, controlada por Vicente Carrillo Fuentes.
El ICE permitió a narcos sinaloenses entrar a Estados Unidos para que éstos se reunieran con agentes estadunidenses en El Paso y les dieran información sobre la estructura del Cártel de Juárez. Al ofrecerles entrada legal, dicha oficina pudo interrogar a los informantes en condiciones de relativa seguridad en El Paso. Y según ellos mismos, aprovechaban el acuerdo para meter droga.
Informantes
Mario Núñez Meza y Fernando Ontiveros Arámbula, lugartenientes del Chapo en Juárez, podían cruzar legalmente la frontera y reunirse con personal del ICE en El Paso. Jesús Fierro y Julio Porras, expolicías que aseguraron la influencia del Cártel de Sinaloa sobre el Ejército y la Policía Estatal en Chihuahua, obtuvieron visas para residir en El Paso tras sobrevivir a sendos atentados en Ciudad Juárez.
Fierro, excapitán de la policía juarense, fue el vínculo entre el Cártel de Sinaloa, el Ejército y el ICE.
Porras, expolicía dedicado a los negocios y al narcotráfico, fue confidente de Vicente Carrillo Fuentes y su enlace con la Policía Judicial de Chihuahua hasta el inicio de la guerra por la plaza, en 2006, según el testimonio que Fierro ofreció durante el juicio contra Ontiveros en El Paso en 2010 y de acuerdo también con los señalamientos que hizo Raúl Grajeda, exsecretario de Seguridad Pública de Chihuahua, en su libro autobiográfico Seguridad pública. Callejón sin salida.
En 2010 Porras dijo a funcionarios de la Procuraduría General de la República (PGR) que seis años antes donó 3 millones de pesos –producto del narcotráfico– para la campaña del candidato al gobierno de Chihuahua, José Reyes Baeza, quien a la postre ganó las elecciones. Esto quedó asentado en la averiguación previa PGR/SIEDO/UEIDCS/313/2010.
“Entre los meses de enero y febrero de 2004, al estar seguros que José Reyes Baeza buscaría la gubernatura por parte del PRI, acordamos apoyarlo en su candidatura con la cantidad de 3 millones de pesos, los cuales aportaría yo”, declaró Porras como testigo protegido bajo el nombre de Ramiro Chávez.
En esas fechas el expolicía era dueño de una casa de cambio, una constructora y un bar en la ciudad de Chihuahua. Fierro testificó que Porras controlaba de facto a la Policía Judicial en el estado. “Antes de que la guerra empezara, Julio Porras era un personaje muy importante en el estado de Chihuahua,” asentó.
Los integrantes del alto mando de la Policía Judicial de Chihuahua eran escogidos por Porras, como afirmó Grajeda en su autobiografía, donde agregó que Reyes Baeza, ya como gobernador, le dijo que debería acatar las órdenes del expolicía.
Las cosas se descompusieron para Porras en 2006, cuando en un accidente resultó lesionado uno de los líderes del Cártel de Juárez, José Luis Ledezma, JL, lo cual desató un conflicto dentro del grupo criminal, rompiéndolo en facciones que se disputaban el poder. El exjudicial selló su destino cuando se decantó por una facción.
“El asunto –escribe Grajeda en su autobiografía–, es que JL se recupera y éstos (los líderes que le eran leales) mandan matar a Porras en la capital de Chihuahua, donde muere su escolta mientras que él escapa. Habiendo solicitado protección de la procuradora, la obtiene, con autorización del gobernador, en las instalaciones del complejo de seguridad pública, en el área de la procuraduría estatal”.
Un comando emboscó a Porras y a sus guardaespaldas en la casa del exjudicial. El chofer y dos escoltas murieron ahí. El narcoempresario huyó a El Paso, donde abrió un taller mecánico en 2007. Pertenecía a una facción del Cártel de Juárez, Gente Nueva, que se desvinculó del mismo para trabajar con el Chapo Guzmán.
Uno de sus hombres era José Esparza, cabeza de una célula que traficaba cocaína, cristal y mariguana hacia Estados Unidos vía El Paso, y quien afirma que Porras lo reclutó para ser informante del ICE. También sostiene que el expolicía trabajó para esa agencia varios años antes de que se iniciara la guerra contra el Cártel de Sinaloa en 2006.
“Julio Porras quería traer (al ICE) a miembros que habían pertenecido al cártel, así podían hablar sobre la gente de Vicente Carrillo”, dijo Esparza durante el juicio de Ontiveros en 2010. En su testimonio añadió que Porras tenía la intención de hacer que el ICE se moviera contra el brazo armado del Cártel de Juárez, La Línea.
Dos capitanes de la policía mexicana y un comandante fueron asesinados en Juárez entre el 21 y el 22 de enero de 2008. Los agresores utilizaron armas y balas de uso exclusivo del Ejército. Fuentes anónimas dijeron a El Diario de Juárez que los ataques fueron obra del Chapo.
Contacto en El Paso
La existencia de investigaciones sobre el ICE fue revelada en 2010 durante el juicio de Ontiveros Arámbula.
Éste comenzó a cooperar con el ICE al mismo tiempo que recibía cargamentos de mariguana de hasta 20 toneladas. La droga llegaba a su rancho en Ascensión, Chihuahua, vía aérea a través del Triángulo Dorado. Cuando la mercancía estaba lista para ser transportada, Ontiveros la movía a una oficina en Juárez, donde la empaquetaba en bloques de cinco kilos que metía en compartimentos secretos de diversos automóviles.
Fierro testificó que en varias ocasiones visitó a Ontiveros en su oficina de Juárez y en su rancho de Ascención. Dijo haber visto al menos tres o cuatro toneladas de mariguana durante una de sus visitas en mayo de 2008, el mismo mes en el que oficialmente comenzó a cooperar con el ICE.
El agente migratorio encargado de controlar a Ontiveros era Louie Gómez, quien afirmó que aquél ha sido el traficante mejor conectado que ha conocido en su vida. También testificó que estableció contacto con él por primera vez en junio de 2008. Se encontraron en la zona peatonal del puente internacional de Zaragoza-Ysleta, entre Juárez y El Paso. También afirma que el supervisor de grupo del ICE, José de Jesús, lo acompañó para hacerse cargo del interrogatorio.
Durante los siguientes meses Ontiveros visitó dos veces las oficinas del ICE en El Paso y también se reunió en varias ocasiones con Gómez en el estacionamiento de la heladería Baskin Robbins de esa ciudad.
Gómez testificó que sabía que Ontiveros Arámbula trabajaba para El Chapo.
Por lo menos uno de los informantes del ICE tiene sangre en las manos. Mario Núñez Meza, M-10 o Mayito, exagente de la Policía Municipal de Delicias, Chihuahua, quien desertó para convertirse en jefe de plaza del Chapo en Chihuahua y Durango. La PGR lo acusa de perpetrar cientos de homicidios. En Juárez la gente lo reconoce como el comandante de la ofensiva más violenta contra la ciudad.
Según Fierro, M-10 no sólo entraba sin problema alguno a territorio estadunidense para reunirse con agentes del ICE, sino que éste y Ontiveros Arámbula lograron que él mismo ingresara a dicha oficina sin que hubiera preguntas de por medio.
M-10 fue capturado el año pasado en Juárez durante un operativo de la Policía Estatal. En la casa de seguridad donde lo detuvieron fueron asegurados chalecos antibalas, cartuchos y 14 artefactos explosivos hechos con tovex. La PGR lo responsabilizó de 388 homicidios. Era buscado por la Interpol y en 2012 la Corte de Distrito de El Paso lo acusó de narcotráfico.
La red de informantes usada por el ICE se desmoronó el 10 de octubre de 2008. Ese día Fierro y Ontiveros fueron puestos bajo custodia federal. Agentes de la administración antidrogas (DEA) irrumpieron en la casa de Fierro en El Paso. Ontiveros fue arrestado cuando llegó a una supuesta reunión en El Paso, convocada por Gómez.
El testimonio de De Jesús sugiere que la relación del ICE con Ontiveros se terminó por decisión de las altas esferas: “Teníamos al señor Arámbula en tiempo fuera, si lo quieres llamar así, por el simple hecho de que mis superiores nos pidieron que minimizáramos el contacto con él”.
Agregó que supo del arresto de Ontiveros el día en que ocurrió. Durante el tiempo entre la captura y el juicio de Ontiveros, De Jesús fue ascendido y trasladado a la oficina del ICE en Washington.
Durante el juicio, los agentes del ICE en El Paso que trabajaron con Ontiveros se esforzaron en restar importancia a su cooperación.
Ontiveros visitó las instalaciones de dicha oficina en El Paso dos ocasiones y se reunió en privado con Gómez otras más. A veces, después de las reuniones, agentes lo escoltaban a los puestos fronterizos que quedaban a dos horas de El Paso. Un miembro del grupo de investigación del ICE, el agente Xavier Díaz, testificó que en una ocasión manejó cinco horas a fin de reunirse con Ontiveros en Nogales, Arizona. De Jesús estimó que su equipo no pasó más de 15 horas en total con el informante.
“No llegamos al punto en el que realmente nos pudiera ayudar de manera sustancial”, justificó. “Nos brindó alguna información. Básicamente durante ese tiempo lo estábamos investigando para ver qué tipo de información tenía”.
Según De Jesús, él y sus agentes no sólo querían que Ontiveros les diera información sobre el Cártel de Juárez, sino que, a través de él, también descubrieran información sobre el de Sinaloa.
La fiscalía se negó a tomar en cuenta los registros de cooperación de Ontiveros con el ICE durante todo el proceso judicial, pese a las objeciones que presentó la abogada del acusado, Martha Eskesen.
“Cooperó con el gobierno de Estados Unidos. Sin embargo el gobierno está buscando varias agravantes y peticiones de cadena perpetua, por lo que no buscará otras salidas”, apuntó Eskesen en un reporte judicial.
En un reporte distinto, la abogada asevera que la fiscalía en El Paso logró que Ontiveros obtuviera libertad bajo palabra por otro cargo de tráfico de drogas y que tuviera la prerrogativa de moverse con libertad de una frontera a otra, aunque no fuera ciudadano estadunidense. Eskesen no concedió una entrevista a este reportero.
La fiscalía procesó el caso de Fierro en Indianápolis, Indiana. Éste se declaró culpable de asociación ilícita para traficar cocaína y accedió a cooperar con las autoridades para testificar contra Ontiveros.
Fierro huyó con su familia a El Paso en 2007 tras sobrevivir a un atentado. Mientras fue informante del ICE en El Paso asistió a varias reuniones de alto nivel del Cártel de Sinaloa en sus bastiones de Guadalajara, Culiacán y Mazatlán. Esas reuniones tenían por objeto acordar medidas para debilitar al Cártel de Juárez y organizar los cargamentos de droga hacia Estados Unidos. De acuerdo con el testimonio de Fierro, a las reuniones asistieron los principales líderes del cártel. Mencionó una reunión en la que llamaron al Chapo para que autorizara un cargamento de cocaína que entraría a Estados Unidos desde Belice.
Fierro recibió una sentencia de 27 años, la cual fue reducida a ocho por haber colaborado con la fiscalía. Saldrá libre en agosto de 2016. Ontiveros Arámbula fue sentenciado a cadena perpetua sin posibilidad de libertad bajo palabra.
En lugar de disminuir la violencia en Ciudad Juárez, la operación del ICE pudo haber contribuido a su incremento. De 2007 a 2010 el número de homicidios brincó de 300 a más de 3 mil.

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