23 oct 2015

¿Qué le parece la falsa noticia sobre la salud del Papa que se difundió en estos días?

Vatican Insider, 10/23/2015
«Francisco nos mueve con el Evangelio, ciertas reacciones son naturales»
 Entrevista con el cardenal Francesco Montenegro sobre el Sínodo que está terminando: «El Pontífice nos está sacando a la calle, nos dice que encontremos al hermano cuando para nosotros sería más cómodo quedarnos en el altar»
 Texto de ANDREA TORNIELLI
«Francisco nos está diciendo el Evangelio, y nosotros nos estamos maravillando, mientras deberíamos decirle: ‘Estas cosas las vivimos’». El cardenal Francesco Montenegro, arzobispo de Agrigento, en julio de 2013 acogió a Bergoglio en Lampedusa, entre los inmigrantes, en el primer viaje italiano del nuevo Pontífice. En febrero de este año, Papa Francisco lo creó cardenal. En esta conversación con Vatican Insider habla de su primera experiencia como padre sinodal.
 ¿Qué le parece la falsa noticia sobre la salud del Papa que se difundió en estos días?
 La reacción de la mayoría creo que fue la de pensar que se trató de un intento por debilitarlo, incluso porque sucedió en un momento particular. La lectura no puede ser, ciertamente, benévola. Parece que se le quiso poner el pie, que se trata de un juego para tratar de desmoronar una figura que se ha vuelto tan significativa para todos. Pero, gracias a Dios, Papa Francisco tiene su estatura, su solidez y su fuerza. Se trató de un hecho deplorable e irresponsable.
 ¿Qué piensa sobre la carta de los trece cardenales enviada al Papa, en que se expresaban preocupaciones sobre una posible «manipulación» del Sínodo?

Se dice que el texto divulgado no es verdadero, o que lo es solo en parte. Es justo que cada quién presente las propias opiniones, el Papa siempre nos ha invitado a sentirnos libres. Pero a mí me maravilló y me dejó perplejo: había otras modalidades.
¿Usted se espanta ante las opiniones diferentes?
No, y no deberían espantar a nadie. Habría que tener miedo, más bien, si todos tupiéramos la misma idea, porque es en la diversidad en donde se camina. Cito las primeras páginas de la vida de la Iglesia: Pedro y Pablo no tenían siempre la misma opinión, pero es gracias a las ideas diferentes, integrándose, que se sale adelante. Creo que en el Sínodo se ha hecho justamente esto.
¿Cuáles han sido, en cambio, los límites?
El problema fue focalizar todo, por parte de los medios de comunicación, en un solo tema: el de la readmisión a los sacramentos de los divorciados que se han vuelto a casar. Era solo un capítulo del gran tema de la familia, no era el único motivo para celebrar dos Sínodos.
¿Cuál ha sido ue, entonces, el centro de todo este debate?
Tratamos de dar cardinalidad a la familia. Hasta ahora habíamos tenido una Iglesia que veía y ayudaba a las familias, ahora se dijo que la familia se convierte verdaderamente en un sujeto de vida eclesial. Se trata de un pasaje obligatorio, no se puede pensar en una pastoral sin tener en cuenta a las familias. Se habló mucho sobre la catequesis para los adultos, sobre acompañamiento para las parejas, sobre atención hacia las situaciones particulares. Y con un horizonte que se va ampliando poco a poco, para nada asfixiante.
¿Cómo se podría convencer a los jóvenes a que se casen?
Logrando ofrecerles el testimonio de la alegría y de la belleza de la familia. Muchos llegan al matrimonio sin preparación; se habló de ‘recorrido’ de formación, de ‘itinerario’ y no solo de encuentros para el curso pre-matrimonial. Se constató la necesidad de una preparación a la fe en la que se incluye la elección matrimonial, mientras que hoy prevalece la idea de que es prepararse a recibir el sacramento y luego acaba todo. Hay, pues, una perspectiva muy diferente que significaría un cambio de dirección en la pastoral. La exigencia de un camino en el que se encuentran los sacramentos.
En las intervenciones en el aula y en su círculo, ¿cómo se discutió la cuestión de la cercanía a las familias heridas?
El Papa nos invita a acompañar, a estar cerca. Si vemos los números, ya no existe la oveja perdida que hay que ir a buscar dejando a las otras 99 en el redil. Hoy hay 99 ovejas perdidas que están fuera, son las que hay que ir a buscar y encontrar. El contexto social nos lleva a tomar la decisión de postergar el matrimonio: no hay trabajo, se contrae el matrimonio a una edad más avanzada, se vive con los parientes, los abuelos se encargan de los hijos y de los nietos. No es fácil casarse hoy en día, no porque falte la afectividad, sino porque el aire que se respira es este. En Sicilia el desempleo llega casi al 50 % entre los jóvenes: ¿cómo es posible pensar en casarse?
¿De qué manera sigue el Papa los trabajos del Sínodo?
Francisco nos invitó a hablar con claridad, está siempre presente, salvo cuando hay una audiencia general. Se pone ahí, escucha, no ves reacciones. Es la actitud de quien sabe escuchar, recibe todo y archiva. Es cordial con nosotros, llega casi siempre antes para saludarnos uno por uno. A los que se acercan, siempre les regala una sonrisa. Muchos van a a agradecerle por este testimonio que está dando: es un hombre de paz, un hombre sereno. Y ha seguido siéndolo.
¿Cómo recibió usted el discurso del sábado sobre la Iglesia sinodal y la descentralización?
El Papa dio respuestas, explicó cómo ve a la Iglesia y su papel de pastor. Escuchó y respondió. No ofreció un marco, hizo un cuadro. Es un hombre que está haciendo lo que está haciendo y que tiene una mirada de fe.Aquel discurso provocó también reacciones preocupadas…El Papa volteó la pirámide, está sacudiendo, con su mirada evangélica, muchos modos de ser. Estas reacciones, para mí, son bastante naturales. Hay quien defiende un pasado, hay quien sueña un futuro diferente. Creo que un proverbio rumano dice: ‘Cuando la caravana parte, los perros ladran’. El hecho de que haya tantas reacciones es justamente la señal de que lo que está proponiendo es algo nuevo y fuerte. Un poco como en la época de san Francisco: corríamos el peligro de quedarnos en una Iglesia estructurada, en una fe un poco fácil, en la que logro contentar a Dios con una oracioncita y un poco de caridad.  El Papa nos está sacando a la calle, nos dice que vayamos a encontrar al hermano cuando para nosotros habría sido mucho más cómodo quedarnos en el altar. Nos pide que tengamos los ojos siempre muy abiertos cuando recemos. Nos explica que nuestra Iglesia, que quisiéramos limpia e intonsa, debe salir y tal vez ensuciarse un poco, porque está por la calle.¿Qué le sorprende de este mensaje?Una vez le dije a Francisco: ‘Le agradezco porque finalmente podemos hablar de pobres sin ponernos colorados’. Antes casi nos avergonzábamos. Nos está dando una imagen de Iglesia luminosa, incluso herida y accidentada. Una Iglesia de misericordia, porque quien tiene hambre comprende al hambriento. Una Iglesia que vive la precariedad y que sabe estar al lado de los últimos, esos que tal vez no han entrado a la Iglesia a pesar de las consignas del Concilio para acá, porque la frontera para el pobre es justamente la puerta de entrada de nuestras Iglesias. Si entra disturba la liturgia, mejor que se salga porque no ayuda a rezar. El Papa nos dice que, si queremos dar un sentido verdadero a todo lo que estamos haciendo, necesitamos el contacto con el pobre. Monseñor Tonino Bello decía: ‘La convivialidad de las diferencias no es dar de comer a los pobres, sino ponerse a comer con los pobres’. Francisco nos está diciendo el Evangelio, y nosotros nos estamos maravillando, mientras deberíamos decirle ‘Estas cosas las vivimos’. No tiene usted idea de todas las personas que me han dicho que han vuelto a la Iglesia y a los sacramentos porque las ha tocado el testimonio del Papa.

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