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MARZO 2, 2016 7:35 AM
Michael MATHES/AFP
WASHINGTON DC.
Todo
apunta a que Donald Trump y Hillary Clinton se disputarán la presidencia de
EEUU
Todo
apunta a que el republicano Donald Trump y la demócrata Hillary Clinton se
disputarán la presidencia de Estados Unidos en los comicios de noviembre. Ello
podría ser una bendición para Clinton… o su perdición, ante la tendencia del
magnate a superar las expectativas y salir indemne de toda polémica.
Analistas
y expertos reconocieron que la contundente victoria del magnate en el
“supermartes”, una jornada en la que una docena de estados votó en las
primarias demócratas y republicanas, lo ponen en camino seguro de obtener la
nominación en la convención republicana de julio.
Luego,
tendrá que vérselas con el candidato del Partido Demócrata, probablemente
Clinton, que dominó a su rival Bernie Sanders en la mayoría de los estados que
votaron el martes.
En
un año electoral tradicional, sería de esperar que la experiencia y el carácter
de una exsecretaria de Estado, exsenadora y exprimera dama inclinaran la
balanza a su favor, frente a un controversial multimillonario sin experiencia
política.
“De
seguro sería algo bueno” para los demócratas que Trump sea el candidato
republicano, señaló el experto Norman Ornstein del American Enterprise
Institute.
Una
reciente encuesta de CNN mostró que Clinton vencería a Trump 52% contra 44% en
las elecciones, un resultado similar al de otros sondeos.
Pero
una victoria de Clinton en las presidenciales de noviembre “no se puede dar por
sentado”, advirtió Ornstein. “Las divisiones en el Partido Republicano son una
buena noticia para los demócratas, pero eso no significa que si Donald Trump es
el candidato, esté destinado a perder”.
Trump
ha emocionado a las bases republicanas con sus dichos políticamente
incorrectos, pero también ha puesto a la dirigencia del partido en una posición
incómoda con su verbo hostil: ha llamado violadores a los mexicanos, ha pedido
prohibir la entrada a los musulmanes a Estados Unidos y se ha burlado de las
mujeres y los discapacitados.
En
los últimos días encendió una nueva polémica al negarse a tomar distancia de
David Duke, dirigente de extrema derecha y exjefe del Ku Klux Klan, que apoya
al magnate.
Muchos
expertos asumían que los insultos, exageraciones y burlas harían daño a Trump
de cara a las presidenciales, pero el grandilocuente hombre de negocios parece
hasta ahora inmune.
Esta
campaña ha estado marcada por la rabia de los electores contra la clase
política dominante, lo que ha jugado a favor de Trump, que por meses se ha
dedicado a criticar a Washington.
“Trump
tiene un amplio atractivo”, señaló el estratega republicano Brad Marston. “Sí,
tiene altos niveles de rechazo, pero tanto votantes de izquierda como de
derecha están cansados de que sus líderes los engañen”, dijo.
Eso
podría ser un problema para Clinton, considerada una candidata de las élites
demócratas, que no obtiene altas puntuaciones entre los votantes en materia de
credibilidad y honestidad.
Clinton
ya comenzó a dirigir sus municiones hacia su probable contrincante en las
elecciones de noviembre.
El
martes en Minnesota criticó a los republicanos que “realizan sus campañas en
base a insultos”. “No creo que eso sea apropiado en una carrera presidencial”,
dijo.
Trump
dijo estar listo para ir a la guerra contra Clinton y auguró que el
enfrentamiento será “bastante hostil”. Pero dio señales de que podría moderar su
discurso al enfocarse en la elección presidencial.
El
estratega Marston envió un mensaje a los demócratas: “No menosprecien a un
Trump candidato. Hay una alta probabilidad de que sea subestimado”, advirtió.
Algunos
demócratas ya sueñan con un mano a mano entre Clinton y Trump, pero el equipo
de la exsenadora se muestra cauto.
“Siempre
hemos tomado en serio a Donald Trump”, dijo su jefe de campaña, John Podesta.
El diario The New York Times reportó el martes que el equipo de Clinton comenzó a
dibujar una estrategia para mostrar a Trump como un hombre de negocios
desalmado, misógino y fanfarrón que no es apto para ser presidente.
David
Axelrod, el arquitecto del triunfo histórico de Barack Obama en 2008, sugirió a
los demócratas que ataquen a Trump por el lado de su desempeño como empresario
y su oportunismo, sin confrontarlo directamente por sus propuestas, en vista
del descontento de las bases de los partidos.
“Hay
muchos votantes que quisieran dar un golpe en la cara al sistema tradicional”,
dijo Axelrod. “Y Donald Trump se ha convertido en ese puño”, agregó.
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