11 sept 2016

Los ases de la información privilegiada

Revista Proceso #2080, 11 de septiembre de 2016..
 Los ases de la información privilegiada/JESUSA CERVANTES
Artífices de las reformas neoliberales fiscal y financiera desde el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, Francisco Gil Díaz y su asesor Jerónimo Gerard –cuñado del expresidente– han tenido una brillante carrera en los grandes  corporativos financieros, del sector energético y de la construcción, ya sea como intermediarios o favoreciendo a intereses privados con información gubernamental privilegiada.
Durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, su actual cuñado, el empresario Jerónimo Marcos Gerard Rivero, tejió su red de influencias políticas y privadas, se integró a grandes empresas internacionales y construyó relaciones con los más selectos fondos de inversión extranjera.
A partir de esas fechas Francisco Gil Díaz, subsecretario de Ingresos durante el salinato, tuvo como asesor a Gerard Rivero e impulsó durante dos sexenios las reformas fiscales y financieras que irían de la mano con la energética.
 Juntos desde hace varios lustros, esos personajes sirven al capital privado en posiciones estratégicas. Por sus manos pasó información gubernamental privilegiada, que es el insumo principal de las grandes negociaciones.

 Como mexicano, Gerard Rivero tuvo la prerrogativa de recibir el primer contrato para la extracción y exploración de hidrocarburos cuando su empresa Sierra Oil & Gas ganó dos licitaciones de la Ronda Uno para explorar en aguas someras en busca de hidrocarburos. Ese rubro, vedado por más de 70 años al sector privado, cambió radicalmente con la reforma energética de diciembre de 2013.
 Tres meses después de ganar el concurso, Gerard vendió su parte de Sierra Oil a uno de los fondos de inversión más grandes del mundo: BlackRock. Así, toda la exploración y extracción de hidrocarburos quedó en manos de empresas extranjeras. Aunque Sierra Oil ha negado la influencia de terceras personas en dicha licitación y sostiene que la parte de Gerard Rivero fue vendida, lo cierto es que existe un fideicomiso donde el cuñado de Salinas figura como un importante miembro del comité técnico, tanto que su asiento vale por dos posiciones.
 A su vez, el otro cuñado de Salinas de Gortari, Hipólito Gerard, sigue prosperando en el ramo de la construcción. Ganó, por ejemplo, la licitación para construir la Pista 3 del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México en consorcio con CICSA, de Carlos Slim; La Peninsular, de Carlos Hank Rohn, y Prodemex, de Olegario Vázquez Aldir.
 Y Francisco Gil Díaz, quien fue subsecretario y secretario de Hacienda, además de vicegobernador del Banco de México, se mantiene en los altos niveles ejecutivos de la iniciativa privada gracias a los beneficios de la información privilegiada.
 Primero lo hizo con Jerónimo Gerard en Telefónica. Ahora combina los sectores energético y de la construcción desde la presidencia de Avanzia, consorcio español que en los últimos años ha obtenido jugosos contratos de Petróleos Mexicanos (Pemex) y la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
 Es uno de los funcionarios federales de los cuatro sexenios que antecedieron al de Enrique Peña Nieto y saltaron del gobierno al sector privado. Entre los más conocidos, además de Gerard Rivero y Gil Díaz, está Felipe Calderón Hinojosa, quien igual que su secretaria de Energía, Georgina Kessel, ahora forma parte del consejo de Iberdrola, una de las empresas de mayor presencia en la generación de energía en México.
 Alianza de intereses
 Alejandra Salas-Porras, doctora en ciencias por la London School of Economics and Political Science y profesora titular de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM, publicó en la Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM (septiembre-diciembre de 2014) su estudio Las élites neoliberales en México: ¿cómo se construye un campo de poder que transforma las prácticas sociales de las élites políticas?
 En ese análisis afirma: “Aunque la práctica de transitar a través del aparato estatal, incluyendo el Congreso, era ya una tendencia bastante común aún antes de la administración de Salinas, a partir del sexenio de Zedillo la circulación de las élites entre espacios públicos y privados, nacionales e internacionales, se vuelve una práctica cada vez más frecuente”.
 Se refiere concretamente a 22 exfuncionarios que desde el sexenio salinista impulsaron reformas estructurales: desde las financieras hasta el Pacto por México, entre ellos a Gil Díaz, quien, egresado del ITAM y de la Universidad de Chicago, fue subsecretario de Ingresos en el gobierno de Salinas y tuvo como asesor a Jerónimo Gerard.
 Al concluir el sexenio, Gerard se fue al área de fusiones y adquisiciones y banca de inversión en Goldman Sachs & Co., en 1998, como CEO o director ejecutivo de Telefónica B2B y encargado de reestructurar las inversiones en Estados Unidos, México, España, Brasil y Argentina. En tanto, su tutor Gil Díaz continuó en el sexenio de Ernesto Zedillo como vicegobernador del Banco de México, donde impulsó la autonomía de esa institución para que la política monetaria no estuviera sujeta a los vaivenes políticos.
Cuando Gil Díaz era secretario de Hacienda y Crédito Público en el gobierno de Vicente Fox, su exasesor Gerard Rivero fue vicepresidente de Telefónica México. Después le cedió esa posición a su exjefe cuando concluyó el sexenio de Fox y Gil Díaz tuvo que renunciar “por pudor” al consejo de administración del banco HSBC.
Desde 2006 Gil Díaz se posicionó en Telefónica como presidente ejecutivo para México y Centroamérica. Pero su gran logro ocurrió después de que, en diciembre de 2013, se aprobara la reforma energética: fue designado presidente del consejo de administración del Grupo Avanzia en México en septiembre de 2014.
El 14 de julio de 2013 el español Florentino Pérez, dueño del equipo de futbol Real Madrid y de Avanzia, entre otras grandes empresas, se reunió en México con el presidente Peña Nieto y los titulares de las secretarías de Energía, de Comunicaciones y Transportes y de Medio Ambiente y Recursos Naturales. El magnate anunció que incrementaría sus inversiones en el país.
Al año siguiente las firmas Dragados Offshore, Cobra y ACS fueron aglutinadas en el holding Avanzia México. Empezaron a tener contratos desde finales del sexenio calderonista, pero a partir de 2014, cuando arribó Gil Díaz, Avanzia consiguió tantos contratos con la CFE que en sólo dos años sumaron mil millones de dólares.
Aparte están los contratos que firma cada empresa del grupo, como Dragados, Cobra o ACS, que en 2014 sumaron mil 872 mil millones de dólares. En 2013 Cobra fue seleccionada por Pemex para construir instalaciones para la producción de diésel con una inversión de 390 millones de dólares.
En diciembre de 2014 Dragados Offshore México invirtió 450 millones de dólares en la construcción de una plataforma de petróleo y gas, con la que Pemex busca fortalecer sus procesos de extracción y compresión mar adentro.
El hijo de Gil Díaz, Gonzalo Gil White, es presidente de la empresa energética Oro Negro. Un socio de esta firma es Lorenzo Bosco, representante del fondo de inversión en materia energética de Singapur, Temasek. Las filiales de Grupo Avanzia también se asociaron con firmas de Singapur como Swiber, la cual se unió a ACS y Dragados Offshore para construir un oleoducto en el Golfo de México.
 Avanzia tiene contratos con el gobierno mexicano no sólo en materia petrolera y de gas, sino también para la producción de energía eléctrica. Un ejemplo es el contrato que Gil Díaz consiguió el 26 de mayo de 2015 para construir con la CFE la Central Valle de México II, con una inversión de 425 millones de dólares.
 Intermediario
 En 2009 Jerónimo Gerard creó la empresa Infraestructura Institucional. Antes fue responsable de fondos de inversión privados en México para The Latin America Enterprise Fund y actualmente es el máximo responsable de Grupo México Retail Properties (MRP), dedicado a la adquisición y el desarrollo de propiedades inmobiliarias, como centros comerciales.
 También es consejero de la Bolsa Mexicana de Valores y miembro de varios consejos de administración en los ramos automotriz, de construcción, de finanzas y telecomunicaciones, además del Grupo Mexicano de Desarrollo.
 Infraestructura Institucional participó en proyectos gubernamentales como la autopista Tapachula-Talismán con ramal a Ciudad Hidalgo, el paquete carretero Michoacán y el Hospital Regional de Alta Especialidad de Zumpango, obra de la cual tomó parte Armando Hinojosa Cantú cuando Peña Nieto era gobernador del Estado de México.
 Aunque esa empresa de Gerard Rivero no obtuvo muchos contratos, en 2014 dio un giro para promover la creación de Sierra Oil & Gas, con una aportación inicial de 75 millones de dólares. Se le unieron dos fondos de inversión: el estadunidense EnCap Investments LP y el británico Riverstone, ambos con 225 millones.
 Sorpresivamente, el 17 de julio de 2015 Sierra Oil & Gas anunció que junto con Talos Energy LLC, de Estados Unidos, y Premier Oil PLC, de Gran Bretaña, era el primer consorcio “mexicano” que ganaba la licitación pública internacional CNH-R01-L01/2014 de la Ronda Uno de licitaciones, en sus bloques 2 y 7, para la exploración y extracción de hidrocarburos en aguas someras.
 Tres meses después Infraestructura Institucional, que formaba parte de Sierra Oil & Gas, fue adquirida el 12 de octubre por uno de los mayores fondos de inversión internacionales: BlackRock. Aparentemente, para entonces el cuñado del expresidente Salinas de Gortari ya no estaba en Infraestructura Institucional.
 Mediante un comunicado, Sierra Oil & Gas rechazó “categóricamente cualquier información que insinúa participación indebida de terceras personas en la empresa”. Añadió que cuenta con el aval de Infraestructura Institucional, “un fondo mexicano público”, como inversionista minoritario pero que recientemente había sido adquirido por BlackRock, “el fondo de capital privado más grande del mundo”.
 Sin embargo, Jerónimo Gerard figura como presidente de Infraestructura Institucional. Como la vendió tres meses después de ganar la licitación a BlackRock, parece que actuó más como un intermediario que como un empresario interesado en explorar y explotar los hidrocarburos. Y Sierra Oil ya no sería mexicana, pues BlackRock es estadunidense, con sede en Nueva York.
 Este fondo de inversión creó con Infraestructura Institucional el fideicomiso F/175992, en el cual aparece como “fideicomitente y administrador” la empresa BlackRock México Infraestructura II, S. de R. L. de CV. En el “Reporte anual al 31 de diciembre de 2015” de dicho instrumento se menciona cinco veces a Jerónimo Marcos Gerard Rivero como integrante del comité técnico y del comité de inversión. Su presencia es tan importante que en caso de dejar el cargo será considerado como “remoción de dos funcionarios claves”.
 Esta presencia de Gerard Rivero no sólo es presencial o moral. El mismo documento señala al comité técnico y al de inversión como “órganos de decisión”. Tres de las cinco posiciones del comité de inversión son de Gerard: la suya como presidente y las de José María Zertuche Treviño y Juan Alberto Leautaud Sunderland, que crearon Infraestructura Institucional.

Además, “los órganos de control para aprobación de inversiones” son el comité técnico, que puede disponer de 5 a 20%, y el de inversión, con menos de 5%.

Así, del documento del fideicomiso se desprende que Gerard Rivero, si no es dueño de parte de Infraestructura Institucional por lo menos es quien tiene la mayor capacidad de decisión.

A su vez, Sierra Oil & Gas se anuncia como la primera empresa de petróleo y gas de México, la cual “se concentra en las oportunidades upstream que surjan con la reforma energética nacional”. En el futuro puede buscar otras oportunidades de negocio en infraestructura de transporte, almacenamiento y procesamiento de hidrocarburos.

El pasado 2 de agosto Sierra Oil & Gas anunció que construirá, con TransCanadá y TMM, un ducto de 800 millones de dólares en Tuxpan, además de que se pretende edificar la terminal marítima y transportar gasolina, diésel y turbosina para aviones.

El 24 de junio de 2014 Gerard Rivero fue aceptado como consejero independiente del consejo de administración de la empresa española Acciona, que llegó a México en 2013 y se convirtió en un gigante de la construcción. Trabaja con firmas privadas, pero también se alió con Impulsora del Desarrollo y el Empleo en América Latina (IDEAL), de Carlos Slim, para construir la planta de Tratamiento de Aguas residuales de Atotonilco, en Hidalgo, para la Comisión Nacional del Agua.

Sus divisiones de construcción, ingeniería, agua, concesiones, inmobiliaria y energía le ha permitido a Acciona quedarse con contratos para edificar cuatro parques eólicos en Oaxaca y los parques Ventika y Ventika II, en Nuevo León. Según la prensa especializada, dichos parques pertenecen a un consorcio de inversiones liderado por BlackStone, hoy BlackRock, y la cementera Cemex.

En cuanto a Acciona, ha obtenido contratos con la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, Capufe, IMSS, Conagua y la CFE. Entre 2014 y 2015 sus contratos suman un monto mayor a 3 mil 200 millones de pesos. Según la página gubernamental Compranet, antes de la incorporación de Gerard Rivero en 2014 Acciona sólo había conseguido contratos por 280 millones.

Sobre las consecuencias de estas prácticas corporativas y gubernamentales, la doctora Salas-Porras dice en la reflexión final de su citado artículo: “Conforme las relaciones entre las élites estatales y las élites corporativas se volvieron más abiertas y comunes, la frontera entre lo público y lo privado se volvió difusa y, con ello, se extendieron las prácticas rentistas entre los funcionarios que procuraban sacar el mayor provecho de la información privilegiada y los recursos públicos para enriquecimiento y encumbramiento personal”.

Este semanario llamó al teléfono de Jerónimo Gerard a fin de conocer su opinión sobre el asunto y se le dejó un mensaje, pero no respondió.




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