30 abr 2017

Las columnas políticas hoy, 30 de abril de 2017...

Afortunadamente el papa regrese sano salvo. Roma, había amenaza serias de ISIS.
En el vuelo de regreso trató diversos temas con periodistas, por ejemplo la forma en la que se realizan las audiencias privadas que concede, la situación actual de Francia y Europa, entre otros.
Interrogado sobre las relaciones con los ortodoxos, los coptos y el bautismo común, el papa recordó sus buenas relaciones que tenía en Argentina con ellos. Con los ortodoxos “somos Iglesias hermanas”, dijo; señaló su gran amistad con el papa copto Tawadros II, “un gran patriarca”. Precisó que “la unidad del bautismo va adelante, la culpa es un motivo histórico”. Y que “estamos en buen camino para superar esto”. Añadió que “los ortodoxos rusos reconocen nuestro bautismo y yo reconozco el suyo”.
Señaló además que “el patriarca Elias II es un hombre de Dios”, que en este viaje “estaba también Bartolomé, los anglicanos… El ecumenismo se hace en camino con las obras de caridad, estando juntos”.
Citó también la buena amistad con el patriarca ruso Kirill, y con el arzobispo Hilarion. 
Consideró positivo que Rusia hable de la defensa de los cristianos en Oriente Medio, porque “hoy hay más mártires que en el pasado”.
Sobre Corea de Norte y las naves militares de EU: “les llamaré a trabajar para que resuelvan el problema en el camino de la diplomacia”.
Interrogado sobre si quiere encontrar al presidente Trump, dijo que “la Secretaría de Estado aún no ha informado de solicitudes, pero yo recibo a cada jefe de Estado que pide audiencia”.
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Las columnas políticas hoy, 30 de abril de 2017...
TEMPLO Mayor/Reforma
DESPUÉS de varios arranques en falso, por fin hay fecha para la 22 Asamblea Nacional del PRI: la primera quincena de agosto.
EL DIRIGENTE tricolor Enrique Ochoa anunció el cónclave priista y se puso alta la vara, pues dijo que tomaron como modelo la 14 Asamblea Nacional que fue preparada por Luis Donaldo Colosio cuando ocupó la presidencia de ese partido.
LA DUDA es si Ochoa llegará aún como presidente al aquelarre, pues queda claro que su permanencia depende de los resultados que obtenga en las elecciones de junio en el Edomex, Coahuila y Nayarit. Capaz que el organizador de la fiesta se queda sin ser el anfitrión.
VARIAS organizaciones de la sociedad civil sienten que en el Senado les dieron con la puerta en las narices con la composición del Consejo Consultivo del INAI.
ESE ORGANISMO es el encargado de supervisar la actuación del instituto, cómo ejerce su presupuesto y de revisar los criterios que apliquen para emitir resoluciones sobre acceso a la información pública.
EL ASUNTO es que se dice que a los comisionados que preside Ximena Puente les incomodaron algunos candidatos, por lo que les pidieron a los senadores sacarlos de la lista final.
Y TODO INDICA que su petición de veto prosperó, pues entre los 10 nuevos integrantes del organismo que aprobaron los senadores no quedó ni uno de los aspirantes que tenían perfiles críticos.

¿A POCO será cierta la versión de que los legisladores les siguieron el juego a los comisionados del INAI para después poder cobrarles el favor cuando alguien en el Senado quiera cubrirse con un manto de opacidad? Es pregunta que no cree en aquello del "hoy por ti, mañana por mí".
DE LO PERDIDO, lo que aparezca. Se acabó el periodo de sesiones del Congreso, no se nombró al Fiscal Anticorrupción, pero la próxima semana se conocerán los nombres de quienes aspiran a un puesto importantísimo: el de secretario técnico del Sistema Nacional Anticorrupción.
EL 10 DE MARZO, el Comité de Participación Ciudadana que encabeza Jacqueline Peschard lanzó la convocatoria para ese cargo, el registro de candidatos se cierra este martes 2 de mayo, y la designación tiene que hacerse a más tardar el 4 de junio.
POR LO QUE se sabe, son muy pocos los anotados en la lista, pero no se descartan inscripciones de última hora. Sólo queda esperar que los aspirantes a esa secretaría técnica tengan poco de secretarios y mucho de técnicos... porque vaya que el elegido tendrá un graaan poder.
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FRENTES POLÍTICOS
Frentes Políticos







30 de Abril de 2017
I. Corrupción contagiosa. Es alarmante saber que no hay oficina gubernamental que no se escape de las mordidas financieras que les dan los responsables a cargo. En otro más de los recientes escándalos, la Secretaría de la Función Pública sancionó a dos funcionarios públicos, cuya identidad no fue revelada, adscritos al Instituto Mexicano de Cinematografía (Imcine), quienes ya fueron destituidos e inhabilitados por realizar contrataciones con propósitos irregulares. Ambos serán inhabilitados por 11 y 13 años, así como sancionados económicamente por tres millones 656 mil un pesos y cuatro millones de pesos, respectivamente. ¿El cuento de nunca acabar? ¿Y qué pasa con la ley?
II. Secuelas... El panismo en Sonora quedó muy mal parado al intentar boicotear el nombramiento del fiscal anticorrupción en el estado, al parecer, el responsable es el secretario general del Partido Acción Nacional, Damián Zepeda Vidales, quien, además de formar parte del padrecismo, en su culpa lleva la penitencia, pues Ricardo Anaya, presidente del partido, le dio tremenda reprimenda por actuar más con el estómago que con la cabeza y dejar en ridículo a los panistas ante una propuesta avalada por la sociedad y aprobada en el Congreso estatal. El nombramiento del fiscal finalmente quedó en la persona de Odracir Espinoza, el mismo que integró los expedientes para que metieran a la cárcel a Guillermo Padrés.
III. Pedrada. A veces hay que pensar bien lo que se dice, eso lo debe de tener muy claro Margarita Zavala, esposa del expresidente Felipe Calderón y aspirante a la Presidencia de la República, puesconsidera que, ante los casos de corrupción y el desvío de recursos públicos por parte de exgobernadores, la política en el país ha perdido su dignidad. Aprovechando el viaje, incluyó también el comportamiento de quienes abusan desde los partidos políticos. Ahora resulta que doña Margarita, quien hasta imparte conferencias magistrales, tiene las soluciones que el país necesita. Ojalá Calderón se haya agachado, porque las pedradas iban directas a él y a su administración.
IV. Bien a medias. Muy buena noticia es que el Senado rechace la realización en México de concursos de belleza infantil, como el convocado en Hidalgo, denominado Mini Belleza Latina, por ser una clara violación a los derechos humanos y por promover la violencia de género. Qué bien que hayan aprobado 51 dictámenes, entre ellos, modificaciones a la Ley de Migración para garantizar la protección de los derechos de los migrantes, así como reformas para sancionar con hasta cuatro años de cárcel el abandono de un adulto mayor, pero aún les falta trabajo por hacer. ¿Para cuándo la Ley de Seguridad Interior y el fiscal Anticorrupción?
V. El colmo. Aldo Fasci Zuazua, vocero de Seguridad de Nuevo León, tuvo que dar la cara después del más reciente desacierto del gobierno estatal. Y es que Eduardo Bailey Elizondo, delegado de la SCT en Durango, tras ser aprehendido el pasado viernes, se les escapó. El exdirigente estatal del PRI fue llevado a un hospital por un presunto malestar y, como los delincuentes en las películas, aprovechó un descuido y huyó en una camioneta. A Bailey Elizondo se le acusa de un quebranto por 400 millones de pesos en el ISSSTELEÓN, cuando fungía como su director. Lo peor es que no son los únicos hoyos en el erario, sino que Jaime Rodríguez, el gobernador, lo sabe y calla.

La estación/GERARDO GALARZA
Excelsior
El último clavo
Es probable que los mexiquenses decidirán sus votos por aquel que les parezca el menos corrupto.
El intrascendente debate de los candidatos a gobernador del Estado de México es una pálida sombra del estado que guarda el hace algunos años anhelado sistema democrático para México, que suponía la abolición de vergonzosas prácticas, además de ilegales, entre ellas, la corrupción.
El insulso ejercicio de hacer hablar a seis candidatos frente a cámaras de televisión, por cierto, pagado con dinero de los ciudadanos, es el último clavo en el ataúd de la insepulta transición de México hacia la democracia, aquella que tuvo una breve primavera entre 1988 y el 2000, y que auguraba tiempos mejores para el país.
Hoy, México ya regresó —si es que alguna vez salió— al estado de la simulación, en el que regularmente se celebran procesos democráticos (mejores, eso sí hay que reconocerlo, que los de hace 30 años) en los que los elegidos por los votantes actúan de la misma manera que hubiesen actuado sus contrincantes derrotados: la función pública (el gobierno, pues) como la mejor forma de enriquecimiento personal, familiar y de los círculos de su amistad…
En México todos, pero, sobre todo, los actores principales de la actividad política, están muy conscientes de ello; saben que la corrupción completó su invasión, que su colonialismo consiguió formar una cultura nacional que le favorece para su existencia, crecimiento y extensión.
Lo saben todos. Eso lo demuestra el presunto debate entre los candidatos a gobernador del Estado de México. Lo saben los propios candidatos. Y se denuncian entre sí. “A ver, señor Del Mazo, explíqueme su relación con las constructoras OHL e Higa y los negocios con sus amigos políticos, incluido el Presidente de la República”; y “usted, candidata Vázquez Mota, debe responder por el dinero que el gobierno federal le entregó para tal fundación”, pero “también usted, candidata  Delfina, diga por qué como alcaldesa de Texcoco se autoasignó bonos y liquidaciones fuera de la ley y saqueó a los empleados de ese ayuntamiento con descuentos en su salario para beneficio de su grupo político”.
Ciertas o falsas las imputaciones, ninguno de los aludidos las respondió. Su lógica es muy sencilla: el corrupto es el de enfrente; me denuncian como corrupto porque yo los denuncié primero y entonces, que ellos informen, yo por qué.
¿Y no sería mejor para ese estado y para el país y su sistema democrático que alguno de ellos o, espléndidamente, los tres acudiesen a las autoridades competentes (Ministerio Público, la Fepade, la Función Pública, qué sabe el escribidor; quizás la Fiscalía Anticorrupción, ¡ah, no!, ésa todavía no puede actuar, porque no tiene fiscal), presentasen una denuncia, pruebas de sus dichos, exigieran una investigación y designasen a un grupo de abogados para darle seguimiento a sus demandas para impedir que un corrupto acceda a la gubernatura mexiquense? No vaya a ser la de malas y vaya a ocurrir como en Veracruz, Tamaulipas, Aguascalientes, Quintana Roo, Sonora… y lo que ya se había acumulado antes de ellos y se acumulará.
Imagine usted, lector, que de repente, gracias a esas hoy inexistentes denuncias, un juez determinara emitir orden de aprehensión contra cualquiera de los candidatos (sustantivo neutro que incluye a los dos géneros, según la gramática) a gobernador del Estado de México. ¡Ah, no! ¡Eso sería una acción electorera! Eso no ocurrirá nunca: nadie presentará su denuncia, y si así ocurriera, se aplicaría el nuevo fuero que son los procesos electorales, del que se escribirá aquí mismo.
Pero es necesario volver al debate, que se quería como herramienta para el desarrollo democrático. Bien, ahora resulta que después del esencial ejercicio democrático del debate entre los candidatos a la gubernatura del Estado de México, los millones de mexiquenses votantes no saben a quién entregarán sus sufragios, si a quien les prometió “salario rosa” a las mujeres que se dedican a las labores del hogar o a quien promete crear ¡un millón! de empleos y 70 escuelas de educación media superior en seis años o aquella que levantará de la nada 40 universidades públicas y afirma que resolverá el transporte público, sobre todo, en la zona conurbada con el antiguo Distrito Federal, lo que no pudo hacer ni siquiera el infalible líder de su partido.
Entonces, es probable que los mexiquenses decidirán sus votos por aquel que les parezca el menos corrupto (ojo: no el honesto, sino el menos corrupto). El escribidor celebra no ser originario ni residente en el Estado de México, lo que le permite evitar este gran dilema, aunque teme (sabe, ni modo) que será peor enfrentar la boleta de las elecciones presidenciales de 2018.
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De naturaleza política/ENRIQUE ARANDA
Excelsior
Pasos por la Vida… miles
La VI Marcha Pasos por la Vida, integrada por representantes de los más diversos sectores y credos, empresarios y políticos, concluyó con la explícita demanda de derogación de las leyes permisivas del aborto. 
Al igual que en los cinco años anteriores, miles de conciudadanos, jóvenes en su mayoría, tomaron las calles de la Ciudad de México para (literalmente) gritar su repudio a la legislación que, al amparo del silencio cómplice e irresponsable actuar del gobierno capitalino, permitió asesinar a más de 176 mil menores indefensos en el vientre de sus madres en los últimos diez años... cantidad ésta, no sobra insistir, similar a la pérdida de vidas producto de la guerra decretada por las dos últimas administraciones federales contra el crimen organizado.
Otra vez, la VI Marcha Pasos por la Vida, integrada por representantes de los más diversos sectores y credos, empresarios y políticos del Revolucionario Institucional (PRI), Acción Nacional (PAN), Encuentro Social (PES) y Verde Ecologista de México (PVEM) —la senadora Lisbeth Hernández, las diputadas Cecilia Romero Castillo y Aída Arregui Guerrero, así como el constituyente Luis Alejandro Bustos Olivares, en ese orden—, y un cúmulo de dirigentes sociales de al menos media docena de entidades, concluyó frente a la sede de la Asamblea Legislativa y con la explícita demanda de derogación de las leyes permisivas del aborto y la inmediata implementación de políticas públicas responsables y eficaces en apoyo a la mujer embarazada en situación de vulnerabilidad.
En su trayecto hacia Donceles y Allende, los manifestantes gritaron toda suerte de consignas a favor de la vida y en contra de propuestas como la que en fecha reciente hiciera la secretaria del gobierno del cuestionado no-perredista Miguel Ángel Mancera Espinosa, Patricia Mercado Castro, de elevar el plazo en que una mujer pueda solicitar la interrupción de su embarazo “por así haberlo decidido y convenir a su interés…”, dejando de lado la incuestionable, probada realidad, de que el pequeño en gestación es una persona distinta a la madre y, en consecuencia, sujeto de todos derechos… el de nacer, antes que ningún otro.
En una década, refirió el dirigente del movimiento Pasos por la Vida, Ángel Soubervielle a las puertas de la Asamblea, “sólo en hospitales públicos —porque el gobierno se ha negado a auditar lo que ocurre en los abortorios privados, o se reserva la información por así convenir a su interés— más de 176 mil niños (mexicanos) en etapa de gestación, que deberían ocupar cinco mil 800 salones de clases, han perdido la vida por las políticas criminales de gobiernos perredistas en la capital del país”. Por ellos se guardó un minuto de silencio, no sin destacar que, si se sumara tal periodo de silencio por cada uno de los menores sacrificados, “habría que callar durante 122 días completos”.
Callar, indicó, como lo hace la autoridad para no evidenciar el enorme fracaso que para sus titulares representa el que, más que avanzar en la implementación de políticas y opciones a favor de la mujer en general, y en especial de la embarazada en situación de vulnerabilidad, su consistente retroceso es más que obvio…
Y luego, como siempre también, el compromiso: “Hace cinco años, Pasos por la Vida realizó su primera marcha. Entonces prometimos volver hasta lograr la derogación de estas leyes criminales, la protección de la maternidad y la aprobación del derecho a la vida desde la concepción”.
¡Aquí estamos y volveremos cuantas veces sea necesario...! 
 ASTERISCOS
* Vaya mensaje el de la presidenta de la Asociación de Magistrados de Tribunales de lo Contencioso Administrativo de los Estados Unidos Mexicanos, A.C., Yasmín Esquivel Mossa en el sentido de que “la sociedad ya no confía en sus instituciones y mira con recelo a los funcionarios… el gobierno ha dejado de ser un instrumento socialmente útil y pareciera transformarse en una pesada, costosa y abultada estructura que sólo sirve para generar corrupción e impunidad”. Más claro, o con eso basta…

Veámonos aquí mañana, con otro asunto De naturaleza política.
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Construir humanidad/Eduardo Caccia
Reforma
El mundo padece de estrés postrumpático. Las tensiones nucleares aumentan y a momentos el botón rojo puede ser un iracundo tuit. Quino lo pintó mejor: Mafalda, junto a un globo terráqueo, le pregunta al oso de peluche que lleva en brazos: "¿Sabés por qué es lindo este mundo? ¿Eheé?", luego, la pequeña responde consternada: "Porque es una maqueta. ¡El original es un desastre!". Mafalda y su preocupación por la política mundial fue un tema recurrente en las geniales tiras del caricaturista argentino. El humor y otros escapes banales son necesarios para que los humanos podamos procesar el mundo, construir humanidad. Por eso creo que existe el boliche.
El asunto de los bolos tiene un conflicto de personalidad. Como el ajedrez, que algunos consideran juego y otros ciencia, el boliche se debate entre deportivo y lúdico. En esta bipolaridad está su magia como una actividad a la que conviene ver, de vez en cuando, no como escape absurdo de la vida, sí como respiro a la ansiedad con que vivimos y además, una forma de construir lazos. Ya que no podemos derrumbar todos nuestros problemas, algo de satisfacción se siente al lanzar una bola por una duela encerada, verla recorrer 18 metros y escuchar el inigualable sonido de una chuza.
Mis recuerdos más remotos en el boliche tienen código postal. De niño acompañaba a mi papá a su torneo sabatino en el Bol Naucalpan. La contabilidad del juego era manual. Los diestros en aritmética revisaban las marcaciones en búsqueda de algún error que diera una voltereta en el resultado final. Mis primeros torneos fueron de padres e hijos. Aprendí observando a otros y con los consejos de mi papá. No logré jugar mejor que él y en la mayoría de las veces la presión hizo que mi mano girara de más o de menos en el momento decisivo. Nunca levantamos un trofeo. Luego vendrían las ligas de la oficina y con ellas un par de medallas, aunque insisto, mi promedio ha sido regular.
Me alejé de los bolos por años y regresé con mis hijos. La sobriedad de los boliches de los setenta había sido reemplazada, al menos a ciertas horas del día, por un sitio donde los adolescentes escuchan música con volumen de reventón y las pistas se iluminan psicodélicamente mientras juegas. Por supuesto no se observan las reglas de cortesía y todos tiran simultáneamente. Nadie pierde la concentración porque nadie la busca. El ambiente se hizo más bien de relajo que deportivo. Hice a un lado la ortodoxia y en aras de la convivencia aguanté el barroquismo.
Acabo de conocer una nueva generación de boliches. Son lo mejor que he visto. Están tan ordenados que parecen dispuestos para el día de corte del listón inaugural. Las bolas se exhiben como artículos de colección y el número que indica su peso está de frente y a la misma altura que las bolas de al lado. Ninguna está despostillada. Los zapatos en renta forman una matriz que da pena descuadrar cuando te dan tu par. Las pantallas suman por ti, te dan estadísticas y consejos, te permiten subir tu foto y otros caprichos tecnológicos.
Pocas actividades tienen la nobleza de juntar a nietos, padres y abuelos, jugarse en soledad, con amigos o compañeros del trabajo. Ante la separación que da la cercanía digital, nada mejor que unas líneas en familia. Y funciona de maravilla para integrar equipos de trabajo en las empresas.
Hace poco tuve un inesperado llamado a otro torneo. Era un miércoles cualquiera, diez de la noche, pijama puesta, ganas de apagar la luz y dormir. Sonó el teléfono. Mi hijo mayor me pedía que fuera con urgencia a completarle su terna de jugadores en una competencia de la universidad, de otra forma perderían por default. Acepté a regañadientes, me vestí y en el camino caí en cuenta que hacía años que no jugaba. El desastre podría ser mayúsculo, ser la burla de mi hijo y éste de sus amigos. Llegué al lugar sin tiempo para calentar, apenas pude escoger una bola y ponerme los zapatos. Lo que sucedió después no tiene una explicación lógica. Todos los pinos que no pude tirar con mi papá cayeron ahora. Como en un escenario de realismo mágico, marqué 189 y 191, cifras superiores a mi promedio y muy arriba del resto de los jugadores. Ganamos el primer lugar.
El boliche tiene un lado incomprensible, tiras para construir.
@eduardo_caccia 
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Vaivenes del dólar/Gabriel Zaid
Reforma
El dólar con respecto al peso tuvo una serie de alzas alarmantes y, cuando se esperaba lo peor, empezó a bajar. Parece inexplicable, pero no lo es.
El retorno del PRI empezó con el dólar a 13 pesos. Un año después no había subido más que 2%. En cada uno de los años siguientes subió 12% (2014), 17% (2015) y 20% (2016). El salto de 12% no puede atribuirse a Donald Trump, que anunció su precandidatura en junio de 2015. Tampoco el de 17%, a pesar de sus pronunciamientos antimexicanos, porque entonces parecía imposible que llegara a la presidencia. La escalada parece más bien reflejar el desencanto con Enrique Peña Nieto. En febrero del 2013 tenía una aprobación del 56% y cuatro años después del 19% (El Universal).
El dólar afecta dos mercados mexicanos: los ahorros y el comercio exterior. Los ahorros son "golondrinos": se mueven con facilidad de un país a otro que les pague un poquito más. El Banco de México sube las tasas de interés para que no se vayan; con renuencia, porque eso perjudica los proyectos de inversión y el crecimiento. Un poquito más arruina los proyectos de bajo rendimiento. Un poquito menos desanima a los ahorradores, que pueden llevar su dinero a otro país o gastárselo, en vez de ahorrar.
Las inversiones y desinversiones puramente financieras son rápidas (a veces hechas automáticamente por computadoras). Las inversiones físicas toman meses o años de construcción, no permiten desinvertir y, para ser productivas, requieren que los locales construidos o los productos de la nueva fábrica tengan demanda. Abundan los elefantes blancos: construcciones y fábricas que no producen por falta de mercado.
Bajar demasiado las tasas de interés favorece la "inversión" en elefantes blancos y la fuga de capitales golondrinos. Subirlas demasiado frena la economía: se ahorra más, se invierte físicamente menos y se desanima a los consumidores que compran en abonos.
En el mercado internacional, los precios mexicanos reflejan tanto el precio interno como el precio de dólar. El mismo cuarto de hotel para un turista extranjero cuesta más o menos según a cómo esté el dólar, aunque en pesos cueste lo mismo.
El nivel general de precios internos no tiene vaivenes: sube y casi nunca baja. Si la inflación es la misma en ambos países, no afecta el comercio internacional. Pero si es del 2% en los Estados Unidos y de 4% en México, la diferencia se acumula en unos cuantos años y el precio del dólar tiene que ajustarse para no dañar las exportaciones ni favorecer las importaciones.
Hay un círculo vicioso. Si el dólar sube, los precios de los productos importados también, y eso contagia a los no importados. Pero, si todo sube, los turistas e importadores extranjeros compran menos o buscan otro país, con el resultado de que entran menos dólares y el dólar sube todavía más.
Los mexicanos que deben al extranjero pueden comprar de una vez los dólares que van a necesitar y ponerlos a ganar intereses en otro país, mientras llega la fecha. Pero esto empeora la situación.
Los ahorradores extranjeros que tienen bonos en pesos los venden, aunque rinden más (con un dólar estable), y también sacan dinero del país.
Los especuladores aprovechan para comprar dólares que no necesitan porque esperan revenderlos a corto plazo en un precio mayor. Para frenarlos, el Banco de México vende dólares de sus reservas. Mejor ha sido una solución reciente: vender coberturas cambiarias. Quien tiene que hacer un pago en dólares en el futuro se asegura comprando al Banco una promesa de que no tendrá que pagarlos entonces al precio que sea, sino a un precio predeterminado desde ahora. Con esto el Banco conserva sus reservas y el acreedor evita la incertidumbre.
Hace años el Banco de Inglaterra cometió el error de encapricharse defendiendo la libra. George Soros ganó una fortuna comprando libras baratas y revendiéndolas cuando el Banco ya no pudo aguantar. Como los ingleses, los presidentes López Portillo ("Defenderé el peso como un perro") y Carlos Salinas de Gortari (que con igual machismo convirtió los tesobonos pagaderos en pesos a pagaderos en dólares) hicieron el ridículo, desastrosamente para el país.
Las coberturas ahuyentan a los especuladores, y eso (más el aumento en las tasas de interés) explica la baja del dólar. Que puede revertirse porque la inflación ha empeorado y vienen las negociaciones del TLC y las elecciones de 2018: un gasto público excesivo para congraciarse con los votantes y candidatos que provocan incertidumbre.
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La ira: ¿pasado o futuro?/Luis Rubio
Reforma, 
Más allá de los aspirantes a la presidencia en 2018, quizá el factor crucial que determine la forma en que actúen los electores se derive de sus percepciones de la realidad actual. Según Pankaj Mishra en su nuevo libro La era del enojo, quienes no han logrado insertarse en la modernidad y ser parte de sus promesas -libertad, estabilidad y prosperidad- siempre son víctimas fáciles de demagogos, igual de izquierda que de derecha. Las realidades y las percepciones se entrelazan al punto de muchas veces acabar siendo indistinguibles: triunfa quien logra crear un entorno propicio para su perspectiva y visión.
En todo el mundo, el desquiciamiento de la vida tradicional difícilmente pudo haber sido más grande. Las telecomunicaciones han creado un universo de inmediatez; los gobiernos, antes dueños de la verdad a través del control de la información, hoy son un mero actor más en la discusión de los asuntos públicos; las fuentes de trabajo se han transformado de manera inmisericorde: parte por la competencia, parte por el cambio tecnológico. En este contexto, ya no hay anclas permanentes de estabilidad las cuales asir como fuentes de certeza. El impacto, en todo el mundo, ha sido extraordinario.
Este tipo de desquiciamientos, dice Mishra, no son nuevos en la historia: el enojo y el descontento son factores que se repiten a lo largo del tiempo cuando ocurren transiciones políticas o tecnológicas de altos vuelos. Su argumento me recuerda una afirmación lapidaria que hace Tony Judt: "Pocos hoy en día son lo suficientemente viejos como para saber qué significa ver al mundo colapsarse". En los últimos años hemos visto revueltas en el electorado de Polonia, Inglaterra y Estados Unidos. En unas cuantas semanas veremos si algo similar ocurre en Francia. Las respuestas de enojo y odio, así como la auto justificación de la violencia, no son muy distintas a los movimientos mesiánicos y revolucionarios de Europa en el siglo XIX o a los anarquistas rusos de esa era.
Algunos afirman que la creciente desigualdad es otro ingrediente explosivo en este coctel. Walter Scheidel acaba de publicar un enorme libro al respecto,* argumentando que, a lo largo de la historia, sólo las revoluciones, las epidemias, el colapso de los estados y la destrucción masiva de riqueza que lleva a un empobrecimiento generalizado, constituyen factores de igualación social, siempre hacia abajo, es decir, porque destruyen la riqueza existente. Uno de sus argumentos más importantes es que ningún país ha disminuido la desigualdad mediante reformas estructurales porque éstas son, a final de cuentas, arreglos entre quienes tienen poder. Ian Morris, un viejo estudioso de estos temas, explica por qué la desigualdad no es un factor relevante en esta era: a pesar de la desigualdad, el trabajador industrial promedio vive más años, come mejor y es más rico, libre y más educado que casi todos los seres humanos que le precedieron.
Es decir, siguiendo a Morris, en la medida en que las percepciones y expectativas de la población sean positivas -que su nivel de vida irá mejorando- los votantes no tienen incentivo alguno para modificar el statu quo de manera radical. Antes del día de las elecciones de EUA y Brexit, había muchos escenarios posibles; en ambos casos, el resultado pudo haber ido en cualquier dirección, pues ambas fueron muy apretadas. En este sentido, si bien el hecho político de quién gana y quién pierde cambia el panorama, las explicaciones sobre por qué ocurrió suelen ser excesivas: más justificatorias que analíticas.
Mi punto es que hay factores que inciden en el ánimo del votante y que todos los políticos (con excepción del presidente en México en este momento...) explotan para intentar sesgar la voluntad del electorado en cierto sentido, creando certidumbre. Nadie ha sido más hábil y virtuoso que AMLO en estas ligas.
Los cambios experimentados por México en los últimos tiempos también han sido enormes. Parte del país se ha transformado de manera impactante y parte se ha quedado atorada en el pasado. Quienes viven en el primer grupo seguramente tienen una perspectiva de futuro positiva, en tanto que aquellos que siguen en formas de vida y producción ancestral probablemente no han modificado su manera de percibir al mundo en muchas décadas. El electorado más volátil es el tercer grupo: aquel que ha visto su mundo cambiar sin encontrar un asidero y fuentes de certidumbre confiables. Parte de ello se deriva del proceso incontenible de cambio, parte de la ausencia de respuestas y soluciones a problemas cotidianos -desde la mala infraestructura hasta la inseguridad, pasando por la corrupción-, pero el conjunto arroja condiciones naturalmente propicias para la ira, el enojo y la desazón. La incertidumbre respecto al TLC ciertamente no ayuda.
Ninguno de estos elementos es novedoso en la política mexicana. Lo novedoso es la ausencia de liderazgo presidencial. Sin distingo de partido, todos los presidentes recientes intentaron encauzar los procesos de cambio para darle sentido y dirección a la población. Hoy el único que intenta ese liderazgo es el principal candidato de la oposición, por lo que no es difícil explicar su posición en las encuestas.
* The Great Leveler: Violence and the History of Inequality from the Stone Age to the Twenty-First Century.
@lrubiof
  

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