Bibbiana Belsaso entrevistó hace meses a Sayedna Chedraoui.
http://www.bibianabelsasso.com
e un hombre con notables relaciones políticas y empresariales. Fue en muchas ocasiones punto de comunicación y conciliación entre personajes y grupos.
Hace algunos meses entrevisté al arzobispo Chedraoui y platicamos de todo, de política, de religión y de la vida.
Hoy, quiero compartirles nuevamente esta plática, que relata de cierta manera una parte de la vida y del poder en México, que duró poco más de medio siglo.
BB: ¿Cómo fueron sus primeros años?
ACH: Nací y me crié en Líbano, hice mis estudios en Grecia, primero en Corinto para aprender el idioma, después en la Universidad de Atenas.
BB:¿Y a los cuántos años decide que quiere entrar a una vida espiritual?
ACH: Entré al seminario a los 13 años y pensaba: ‘Si me gusta sigo, si no me gusta me retiro’. Pero la verdad me ha gustado, porque después noté que soy una persona a la que le gusta ayudar, estar en la sociedad, trabajar en la sociedad, hacer algo.
BB: Llega a México en los 60, una época en que se llevaba cabalmente el tema del Estado laico, no lo quieren dejar entrar como obispo, le decían que entrara como profesor...
ACH: Sufrí para entrar al país porque era una nación con una política aparentemente antirreligiosa. En la embajada en aquel entonces me dijeron: ‘Si usted entra como profesor, de inmediato le damos la visa, pero como obispo no’. Y les respondí: ‘Yo no entro sino como obispo’.
Esperé cuatro o cinco meses, hasta que el yerno del presidente Díaz Ordaz, quien era de la comunidad, el difunto Salim Nasta, terminó interviniendo con su papá y me sacaron la visa, entré como obispo.
Lo chistoso fue que después de seis años me presenté para adquirir la nacionalidad y me tocó un director que me dijo: ‘Usted no puede tener la nacionalidad porque es obispo, si fuera profesor o lo que sea, hubiera tramitado la nacionalidad’.
En el 94, en tiempos del licenciado Carlos Salinas de Gortari me mandó decir: ‘Ya tiene que ser mexicano’. Para la naturalización, el mismo director que me rechazó en el 72, me tocó en el 94. Y me dijo: ‘¿Cómo?, ¿yo lo rechacé y ahora le voy a dar la naturalización?’. Pero su ayudante le dijo: ‘O firmas o te vas, la orden viene de arriba’. ( o sea de CSG).
BB: Arzobispo, usted llega a México, conocía a los Nasta, pero tenía pocos contactos, hoy es un hombre influyentísimo. Usted está metido en la política, ¿cómo se mete a este mundo?
ACH: Soy un hombre amigable. Llegué aquí y no conocía a nadie, empecé a conocer poco a poco, a juntar amistades y lo que siento lo digo de frente, no atrás. Por ejemplo, una vez escribí un artículo en un libro que sacó Gobernación sobre la situación antes de la apertura, bajo el título: Verdad o hipocresía, porque antes de la apertura vivíamos en una hipocresía, por un lado decían, no reconocemos a la Iglesia, pero debajo del agua todos tenían relaciones con la Iglesia, doy el ejemplo del difunto presidente Díaz Ordaz, quien llevó a su hija a la puerta de la iglesia el día de la boda y él no entró.
Pero cuando nació Mauricio, el primer nieto, llamó al nuncio apostólico a bautizarlo. Vino el Papa Juan Pablo II, fue el presidente al aeropuerto a recibirlo. Dijo, ‘lo voy a recibir como Jefe de Estado no como jerarca’, (no pudo recibir JLP a Juan Pablo II como Jefe de Estado ya que no teníamos relaciones con la Santa Sede, éstas llegaron en septiembre de 1992, con CSG) nosotros fuimos con sotanas, pero vino el nuncio (O sea Prigione) y dijo: ‘Por favor, quítense todo, no queremos nada que muestre que ustedes son clérigos’. Ésa es la hipocresía.
Vino el presidente, saludó al Papa y le dijo: ‘Usted está en su casa, lo dejo en las manos de la jerarquía’, y se retiró, pero estaba el aeropuerto (el hangar) rodeado de monjas, alumnos, que empezaron a gritar: ¡México católico! Ésta fue la despedida.
BB: ¿De qué presidente hablamos?
ACH: De José López Portillo, y después, el mismo presidente invitó al Papa a Los Pinos a celebrar una misa para su madre. ¡Ésa es la hipocresía! Después hubo la apertura, pero fue muy limitada.
No dieron la libertad a las iglesias al menos que trabajen, si no tenemos dinero y si tratamos de hacer algo para tener una entrada para mantenernos o poder hacer una obra, no, ése es lucro, ¿cómo uno puede trabajar sin tener dinero?, ¡no se puede! Yo ando luchando, pidiendo donaciones a fulano a mengano de la comunidad y de fuera. No puedo olvidar una vez que me invitó don Roberto González Barrera, que en paz descanse, a una comida, yo andaba construyendo la Catedral de San Pedro y San Pablo que está en Bosque Real. Ahí estaba don Olegario Vázquez Raña, también su hijo, me levanté y dije me voy a la obra a ver cómo están trabajando.
Él me dijo: ‘¿Estás haciendo una obra?, ¿no necesitas dinero? En este momento ya te tengo diez millones de pesos’. Y también donó al cardenal otros diez millones. (¿Norberto Rivera Carrera?) Construimos la iglesia. ¿Sin dinero cómo puedo construir iglesias, casas de retiro, escuelas?, ¿cómo podemos hacer esas obras que nos sirven? ¿con qué?, por eso, que suelten un poco a las iglesias, que les den libertad, estamos pagando impuestos. Tenemos que aplicar la ley, tenemos que trabajar y tener la libertad de tener una entrada para poder trabajar. Muchas veces me llega gente pobre, ¿cómo la voy a ayudar?
BB: Me imagino que debe de tener miles de historias de usted con personajes del poder. ¿Quién le ha impresionado?
ACH: Admiraba mucho a Díaz Ordaz, era un hombre de decisión, de palabra, que sabía tomar la responsabilidad. Nos veíamos de vez en cuando, aunque en secreto, a causa del parentesco con mi paisano Salim, que en paz descanse.
BB: ¿Le tocó vivir cercano a él, el Movimiento del 68?
ACH: Me acuerdo cuando hablaba del 68, en 1970, salió el señor y dijo: ‘Yo soy el responsable, nadie más’. Y tomó su decisión.
BB: ¿Y de los políticos actuales?
ACH: He tenido muchas relaciones, empezando con Salinas de Gortari, también Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y el presidente actual con quien llevo una amistad muy estrecha y me siento muy orgulloso de ser su amigo.
El señor piensa en el país aunque algunos dudan, pero créame, él lucha; pero, si todo el mundo hoy vive una situación anormal, si está volteado, no sabemos qué hacer.
Europa está en crisis, Rusia, China, todo el mundo, aparte de las guerras que causaron también las fuerzas grandes, ¿qué puede hacer México? Luchan en sus posibilidades limitadas, a mí me gusta culpar, a usted le gusta, a todo el mundo, pero debemos también mirar hacia la realidad.
Esperemos que todos juntos tratemos de levantar a México, yo creo que dijo una frase muy sabia el expresidente José López Portillo: ‘Todos somos los culpables y todos somos la corrupción’, cuando nos sentimos así, todos podemos enfrentarla juntos y llevar a México a donde debe estar. México no es para estar con esta crisis, es el país de la vida, fue creado para la vida y va a seguir viviendo y subiendo con su pueblo.
BB: Arzobispo, ¿cuál ha sido el día más feliz de su vida?
ACH: Mi cumpleaños junto a todos mis amigos, ese día, créame, ni como, ni bebo, ni nada, me siento muy feliz y muy alegre.
BB: ¿Y el día más triste?
ACH: Cuando supe que mi madre estaba enferma, fui y estuve con ella seis meses. La dejé y regresé y a los 15 días me hablaron para avisarme que falleció.
BB: Tiene también una parte muy feliz, platican que tiene una cocinera de toda la vida, Socorro, que llegó a trabajar con usted cuando tenía un bebé de cuatro meses y este bebé es su ahijado, ha trabajado con usted y hoy, el hijo de Socorro, tiene tres hijos que son prácticamente sus nietos.
ACH: Ella tiene un hijo, quien se casó después de que lo mandé a la Universidad y está trabajando como ingeniero en electrónica; tiene tres niños muy educados, muy alegres, los quiero mucho. El momento más feliz de mi vida es cuando entran los niños y me dan el beso, y cuando se van, vienen y me dan la bendición, me persignan, me dan beso.
BB: Compléteme esta frase, el arzobispo Antonio Chedraoui es…
ACH: Un servidor para mi gente. Mi gente no son los ortodoxos, son los mexicanos en general, esta puerta por la que entró estaba abierta, la única casa en México que tiene las puertas abiertas es ésta, a la hora que vengan, los teléfonos contestan las 24 horas, he recibido llamadas a cualquier hora y de amenaza también, también a nosotros nos alcanza la inseguridad.
Ego sum qui sum; analista político, un soñador enamorado de la vida y aficionado a la poesía.
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