4 dic 2017

Meade: “Enfrentar los retos con viejas recetas no va a ayudar a México”

Meade: “Enfrentar los retos con viejas recetas no va a ayudar a México”
El precandidato del PRI a la presidencia habla del momento que vive México y de su principal rival en las elecciones, Andrés Manuel López Obrador
JAVIER LAFUENTE
El País, México 2 DIC 2017 ..

José Antonio Meade, precandidato por el PRI a la presidencia, durante la entrevista. ALICIA FERNÁNDEZ
José Antonio Meade, de origen irlandés, de ahí el apellido, ha roto con la ortodoxia del gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI) al convertirse en el primer candidato a la presidencia de México que no milita en la formación. “El partido escogió la posibilidad de abrir ventanas y dejar que corra el aire”, asegura el excanciller y exresponsable de la economía del país, de 48 años, conservador, católico prácticamente, estudiante de Derecho en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) antes de cursar una maestría en el ITAM, el laboratorio de la élite del país y doctorarse en Economía por la Universidad de Yale.

El PRI, que gobernó México durante 70 años, se decantó por su perfil técnico, poco protagónico, para mitigar su desgastada imagen por los altos índices de violencia y la corrupción descontrolada durante el sexenio de Enrique Peña Nieto. Meade no quiere revelar aún cuándo le comunicó el presidente que sería el candidato, una elección criticada por el método, el dedazo propio de otros tiempos. “Entre el día 23 y el 27”, concede durante esta entrevista, celebrada el viernes en el sur de la Ciudad de México. Su nombre, no obstante, sonaba con fuerza desde agosto, cuando el PRI cambió sus estatutos para permitir que un simpatizante pudiese optar a la presidencia.
El único miembro del Gabinete de Peña Nieto que participó en el anterior Gobierno, de Felipe Calderón (PAN), se reconoce “abrumado” y consciente de que encara un proceso electoral largo y complejo hasta el 1 de julio de 2018. A la espera de que se concrete si el Frente Ciudadano por México –la coalición del PAN, PRD y Movimiento Ciudadano- llegará unido al proceso, la única certeza es que el priismo quiere convertir las elecciones en un duelo entre Meade y el líder de todas las encuestas, el dos veces candidato presidencial, Andrés Manuel López Obrador.
Pregunta. El presidente resaltó el lunes la estabilidad económica que usted ha proporcionado al país. Más allá de lo relativo a la economía, ¿qué estabilidad o confianza le puede garantizar a una población hastiada, a las víctimas, por ejemplo, de los feminicidios o de las desapariciones?
Respuesta. Vayamos problema a problema. Con diálogo y disciplina. Hay muchos retos que México ha enfrentado muy bien y muchos temas que nos duelen, en los que es evidente que aún no hemos encontrado la solución. México tiene que mover su discusión, no puede buscar reinventarse cada seis años y denostar lo que hemos construido juntos. Hay que hacer un balance de dónde estamos bien y en dónde mal, para sentarnos a corregir los errores con ideas nuevas. Enfrentar los retos con viejas recetas no nos va a ayudar. Tenemos que asegurar que podamos salir seguros a la calle y que quien violente la ley pagará las consecuencias.
P. ¿Por dónde empezaría el cambio?
R. Tenemos que seguir mejorando la economía familiar, la seguridad y justicia. No podemos ser un país donde esta depende de quién eres, dónde naces o cuánto ganas.
P. Habla de la necesidad de fortalecer las instituciones, pero ahora México, en materia de justicia, no tiene ni procurador general, ni fiscal general ni fiscal anticorrupción.
R. Ese tema nos ayuda a explicar lo que el país tiene que superar. A México le ha ido bien cuando ha dejado de discutir sobre las personas para hablar de las instituciones. Creo que si seguimos debatiendo de las personas como si de eso dependiera la solución, en vez de debatir sobre el futuro de las instituciones, no vamos a dar la solución que los mexicanos esperan.
P. En el caso de la fiscalía general, ¿ese debate se tiene que dar antes de las elecciones?
R. El país tiene que avanzar todos los días. Es mucho lo que está en juego si posponemos estos debates y los condicionamos a caprichos políticos. Ojalá encontremos la fórmula para dar a los mexicanos respuestas cada vez que podamos. Sujetar a un país al calendario electoral, pensar que el país se reinventa cada seis años, que dependa de revelaciones o profetas, es una mala idea. Este país, para ser potencia, tiene que ser un país de instituciones. Eso implica hacer primero el trabajo difícil, un buen diagnóstico y luego, a través del diálogo, llegar a consensos para que las instituciones tengan legitimidad y funcionen.
P. Se antoja una campaña larga y ruda. ¿Qué es lo que más le preocupa?
R. El reto más importante es mantenernos en el terreno de las ideas. El país se merece la posibilidad de contrastar planteamientos. Debemos alejarnos de las descalificaciones. Es fundamental que lo que presentemos sean alternativas, que en eso movamos la discusión para que el resultado sea un país en armonía, unido, reconciliado. Si caemos en una campaña de descalificaciones, de adjetivos, que haga de la división divisa, nos irá mal.
P. Usted ha ocupado cargos en dos Administraciones distintas, del PAN y del PRI, marcadas por una guerra contra el narcotráfico, casos de corrupción y altos índices de violencia. ¿Cómo va a convencer a los votantes de que es diferente de los dos presidentes con los que ha trabajado?
R. Los problemas no son de la Administración, son retos del país. Hay que asumirlos como tal y no caer en la simplificación de que son de una persona.
P. La corrupción es uno de los temas que más han dañado la imagen del país. López Obrador ha prometido que perseguirá a quienes estén involucrados en casos de corrupción…
R. No, lo que ha dicho Andrés Manuel es que [la corrupción] se va a corregir porque: “Yo soy yo”. Yo creo que lo que hay que hacer ver es dónde se falla, dónde hay opacidad para llevar transparencia y dónde falta de control para implementarlo. Con ese diagnóstico podremos cambiar las reglas del juego y asegurarnos que somos un Gobierno donde no hay un peso al margen de la ley. Eso va más allá de la voluntad de un hombre.
P. Pero, para que quede claro: ¿Usted está dispuesto a investigar casos de corrupción de esta Administración, involucre a quien involucre?
R. Es que me parece que caemos de nuevo en el planteamiento personal. Tenemos que movernos en un esquema en el que la pregunta no sea válida. Un esquema que funcione para todos, en donde el acceso a la justicia y a la rendición de cuentas sea igual para cualquier funcionario. Vamos a funcionar bien cuando la pregunta deje de tener mérito. Cuando alguien piensa: “El problema depende de” es que no entiende el problema de fondo.
P. Dice que López Obrador plantea que solo con su llegada a la presidencia se solucionará la corrupción, pero muchos han trasladado la misma idea de usted.
R. A mí me avala una trayectoria de vida congruente y consistente. Algo llama la atención si una persona sigue necesitando decir que es bueno para que alguien se lo crea.
P. El presidente dijo recientemente que la gente echa la culpa de todo a la corrupción. ¿Usted cree también que hay una percepción exagerada?
R. No. Creo que hay un reto que nos duele, que nos lastima. Donde un ciudadano sienta que hay un peso al margen de la ley tenemos que revisar qué hacer para que no suceda más.
P. Con su designación el PRI ha recuperado la cultura del dedazo, el destape, símbolos que habían quedado atrás en el imaginario mexicano. ¿Es el nuevo PRI más viejo que nunca?
R. Yo hago una interpretación distinta. Lo que el PRI ha hecho es algo que no ha hecho ningún otro partido. Se ha abierto. Eso le da a la liturgia una nueva interpretación. Es una liturgia moderna y audaz, inédita. Implica una renovación.
¡P. Usted es el primer candidato presidencial del PRI que no milita en el partido.
R. El primer candidato a la presidencia que no pertenece a un partido. Punto. No hay otro que haya invitado a este diálogo con un simpatizante. Ciertamente no se hace en Morena, donde la carta de naturaleza la da el dueño. Y en el Frente Ciudadano lo único que está fuera del proceso es el ciudadano.
P. Lo decía porque la marca del PRI está mucho más dañada que la suya . ¿Cómo se va a imponer? ¿Quién se va a comer a quién?
R. La marca que está dañada, no solo en México, sino en el mundo es una donde sociedad y gobierno, partidos y ciudadanos han puesto distancia. Lo audaz para superar la distancia es la apertura. Si las personas se dejan de hablar, de ver, de interesarse por el otro, se genera desconfianza. Lo que hoy implica un cambio es decir: “Vamos a platicar, vamos a sumar, vamos a abrirnos e implica una forma distinta de hacer política”.
P. Su candidatura ofrece al PRI la oportunidad de atraer votos tanto de la derecha del PAN como de la izquierda moderada del PRD. ¿Hacia dónde tiene que girar más el PRI?
R. El dilema no está en desdoblarse a la izquierda o a la derecha, es desdoblarse al ciudadano, para que recupere confianza porque se siente excluido. El desdoblamiento más importante tiene que hacerse hacia el diálogo.
P. ¿Cree que van a ser unas elecciones con tres contendientes –PRI, Morena y el Frente Ciudadano -, cuatro –PRI, Morena, PAN, PRD- o un mano a mano entre usted y López Obrador?
R. Más allá de que sean dos, tres o cuatro, va a terminar siendo una elección que voy a ganar yo.
P. ¿Qué le parece el Frente Ciudadano por México?
R. Me parece que cuando lo único que vincula es el afán de poder hace que la construcción de unidad se dificulte.
P. ¿Usted realmente cree que López Obrador es un peligro para México o ese discurso ya está agotado?
R. No lo creo yo. Cuando nos movemos en un mundo en el que regresamos al caudillo y a la definición unipersonal, alejándonos del que nos ha costado mucho construir, no es una buena noticia.
P. Pero yo le pregunto por lo que opina usted. ¿Lo cree?
R. La visión es lo que me parece peligrosa. Esa visión de un México dividido, de un México confrontado, que impide una reconciliación y abona desconfianza. Quien hace del "ellos y nosotros" una forma de consolidar su proyecto no le hace bien al país.
P. La posible ruptura del TLC se producirá en medio de la campaña electoral. ¿Cómo cree que puede influir?
R. El escenario central es que tenemos que ser capaces de alcanzar una solución que sea benéfica para una región norteamericana dinámica y competitiva.
P. ¿Cuáles son sus referentes internacionales?
R. México tiene la posibilidad de construir sus propias soluciones. Tenemos claro cuál es el rumbo. Somos un país con un gran pasado, un presente muy vigoroso, que está en capacidad de enseñar su futuro.
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México y el PRI: Los retos de su renovación política/ HERIBERTO M. GALINDO QUIÑONES
Meade representa un nuevo modelo de gobernanza, que le permitirá al mayor partido político mexicano cambiar para permanecer
El País, México 3 DIC 2017 -
En México la XXII Asamblea Nacional del Partido Revolucionario Institucional (PRI) decidió realizar un cambio con valor estratégico, al modificar su normatividad interna y abrir su postulación a presidente de la República a un candidato ciudadano, simpatizante y no necesariamente militante de sus filas.
Bajo la dirección del presidente del Comité Ejecutivo Nacional, el Dr. Enrique Ochoa Reza y con la inspiración política del líder real del mismo, el presidente Enrique Peña Nieto, se trazó un camino destinado a renovar al PRI ciudadanizándolo, y a crear las condiciones para una candidatura de amplia aceptación y consenso.
A la luz de lo anterior es que se aceptó como precandidato presidencial al hasta hace unos días Secretario de Hacienda y Crédito Público, el Dr. José Antonio Meade Kuribreña, un joven maduro de reconocida experiencia, con 48 años de edad, de sólidos principios y valores morales, y de acrisolada y reconocida honradez, con una larga trayectoria que lo ha llevado a ocupar, cinco veces, oficinas de la mayor importancia en el gobierno mexicano, con administraciones emanadas de partidos políticos diferentes y opuestos, como lo son el PAN y el PRI; en dependencias tales como las secretarías de Hacienda en dos ocasiones, Energía, Relaciones Exteriores y Desarrollo Social.
Para entender mejor estos hechos, es indispensable hacer y responder algunos cuestionamientos, cuyas respuestas ilustrarán más a los lectores:
¿Qué le aporta José Antonio Meade al PRI como sustento para su nominación?
¿Qué aporta el PRI a la candidatura del aspirante presidencial con más apoyo de la sociedad abierta, para la siguiente elección?
El perfil de Meade se sintetiza en que es el eje articulador de tres procesos sociales y políticos que constituyen los principales reclamos de las y los mexicanos, como ciudadanos y como electores:
 Encabeza a uno de los equipos humanos más modernos y capacitados de las últimas tres administraciones públicas federales; encarna personalmente esa experiencia, y prefigura una plataforma que funde la pluralidad democrática con la excelencia técnica.
Es un ciudadano que no arrastra el rechazo y la desconfianza que la sociedad mexicana siente respecto de los partidos políticos en la situación actual. Es más un cuadro representativo de la sociedad civil, y la representa más que cualquier otro de sus adversarios reales y potenciales.
Es un hombre en quien se reconocen probidad, honestidad y firmeza de carácter. Tiene la formación moral, académica y política para encarar los cuatro principales deficits de la transición actual: El combate a la corrupción, la erradicación de la impunidad, la generalización de las mejores prácticas del estado de derecho y la cultura de la legalidad, y el combate a la desigualdad económica y la pobreza.
Expresado de forma sumaria: Meade representa, al no ser militante, o quizá por ello mismo, una renovación estratégica y programática del PRI, así como un nuevo modelo de gobernanza que le permitirá al mayor partido político mexicano cambiar para permanecer, como preconizara su más grande ideólogo histórico, Jesús Reyes Heroles.
Merced al advenimiento de una candidatura ciudadana, tan suigéneris, es que no sorprenden las adhesiones que a escasos días de su lanzamiento formal está recibiendo de connotados hombres y mujeres que militan en organizaciones diferentes al PRI, y más aún de infinidad de personas de la llamada sociedad abierta o civil, que no milita en partido político alguno.
¿Qué le aporta el PRI a Meade como candidato presidencial y como proyecto político innovador?
Al articularse en torno a un candidato ciudadano, simpatizante, lo primero que el PRI pone en la balanza es su estructura de alcance nacional, sus cuadros operativos, su tradición de reformismo, y su conciencia de que México está cambiando, abriendo sus estructuras, su economía y su política, y que como partido está decidido a profundizar el cambio, en el marco de la globalidad y de los acelerados cambios tecnológico y político, que se viven en las naciones más modernas y evolucionadas del orbe.
El PRI no es solamente el más desarrollado y extenso partido partido político de México; es también el más consciente de que se requiere consolidar el cambio, porque la nación mexicana está llamada a ser una mayor potencia en el ámbito internacional.
Después de su más reciente asamblea nacional el PRI salió mucho más fortalecido y unido, y con una mayor capacidad para realizar los cambios y las reformas orgánicas que han de venir. Meade encuentra un partido unido y dispuesto a ejercer el poder político para iniciar una nueva era.
Por ello es significativo que, desde que se conoció su decisión de participar en la contienda presidencial, su lugar en las encuestas y en los sondeos de opinión ha subido de manera notable.
México enfrentará el primero de julio del 2018 una disyuntiva: Deberá escoger entre la modernización productiva con la generalización de la cultura de la legalidad; y la ilusión populista que ofrece todo sin saber cómo hacerlo.
La competencia del PRI y sus aliados, con su candidato presidencial José Antonio Meade, será principalmente frente a Morena y su candidato prácticamente designado Andrés López Obrador; a la que se sumarán los candidatos, aún no definidos, de los Partidos Acción Nacional, de la Revolución Democrática, y Movimiento Ciudadano; más quienes logren registrar sus candidaturas independientes.


Lo más trascendente será que las y los mexicanos salgan a emitir un voto, razonado y en forma pacífica, por la consolidación de la democracia, por la evolución de México y por la continuidad de las reformas transformadoras, de las que se esperan avances importantes para el futuro de esta gran nación.

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