9 dic 2018

Adiós al glamour del poder/JENARO VILLAMIL

Adiós al glamour del poder/JENARO VILLAMIL
Revista Proceso # 2197, 9 de diciembre de 2018
Quien hasta el mes pasado fue primera dama de México, Angélica Rivera, parece haberlo perdido todo: ya no vivirá en Los Pinos, no tiene Casa Blanca, su antiguo lugar de trabajo –Televisa– le da largas y, según diversas versiones, hasta su matrimonio con Enrique Peña Nieto llega a su fin. Ahora La Gaviota peregrina en busca de un proyecto –un libro, tal vez una serie en Netflix– que la reconcilie con un público que alguna vez la admiró.

Sin el poder de Los Pinos, sin el carisma ni la popularidad que tuvo antes y sin el respaldo de Televisa –la empresa que la promovió para ser la “imagen” del Estado de México y luego la novia y esposa de Enrique Peña Nieto–, Angélica Rivera, La Gaviota, está en busca de un guion para restaurar su dañada imagen tras el derrumbe del simulacro de romance y matrimonio con el expresidente.
Desde mediados de este año la relación entre ambos naufragaba ya entre la derrota político-electoral del 1 de julio y los rumores de divorcio. El 2 de agosto Enrique Peña Nieto redactó en sus cuentas de Facebook e Instagram este mensaje de felicitación a su esposa, mientras él vacacionaba en Punta Mita, Nayarit:
“Muchas felicidades en su cumpleaños a quien me ha regalado ya 10 años de estar juntos y de compartir muchas vivencias que dejan huella. Angélica, te deseo todo lo mejor en la vida, salud y muchas alegrías. Gracias por tu entrega y dedicación a nuestra familia. ¡Que Dios te bendiga!.”
Más que cercanía, el texto sugería una despedida. Para nadie en el entorno íntimo de Peña Nieto y Rivera era ya un secreto la distancia física, política y emocional entre la pareja.
Durante todo el sexenio la relación entre ambos fue todo lo contrario a una telenovela rosa: desencuentros políticos, diferencias entre sus hijos, el escándalo de la Casa Blanca, el despido del vocero David López –quien nunca tuvo una buena relación con la primera dama–, otro escándalo por el departamento en Miami de La Gaviota, tensión protocolaria, viajes dispendiosos al extranjero, agresiones del Estado Mayor Presidencial a mexicanos que captaron en París a la entonces primera dama.
Sus últimas apariciones fueron acartonadas, casi obligatorias, como la ceremonia del Grito de Independencia del pasado 15 de septiembre, cuando ambos aparecieron por última vez en el balcón central del Palacio Nacional, acompañados de sus hijos. 
Y el 27 de noviembre, en su brindis de despedida para el gabinete, los encargados del protocolo modificaron el plan original: se retiró la invitación a los cónyuges. Angélica Rivera estuvo ausente. 
Libro o serie de Netflix
En días recientes, distintos medios de la farándula y personajes allegados a La Gaviota han sugerido que la exprimera dama pretende escribir un libro donde “contará sus experiencias” al lado de Peña Nieto, buscará producir una serie sobre su vida en Los Pinos y tiene planes de regresar a protagonizar telenovelas en Televisa o TV Azteca, pero no en el corto plazo.
De hecho, la empresa de Emilio Azcárraga Jean la ha borrado de las pantallas y no ha vuelto a mencionar nada de quien fuera su estrella de telenovelas en los noventa. Sólo el canal de televisión de paga de Televisa que reproduce viejos melodramas anunció el reestreno de Destilando amor.
El programa Ventaneando, de TV Azteca, comentó en días pasados que Angélica Rivera ha recibido propuestas para volver a la actuación, pero “regresará cuando algo le guste”, quizá en 2021.
En su canal de Youtube, el conductor de espectáculos Pedro Solá citó una anécdota de Angélica Rivera, cuando se “escapó” del Estado Mayor Presidencial y quiso ir a “comer unos tacos en Las Lomas” de Chapultepec. “¿Cuál sería su sorpresa que al llegar a la taquería, el del trompo de los tacos al pastor, o el de la cocina, eran elementos del hoy desaparecido Estado Mayor Presidencial”, comentó Solá para ejemplificar la “prisión de oro” en la que vivió la actriz.
Rivera ha intentado “vender” su biografía como primera dama lo mismo para una casa editorial que para la plataforma de series on line Netflix. Versiones de esta compañía indican que la exprimera dama le propuso al director Manolo Caro, creador de La casa de las flores, que dirigiera una serie sobre su vida. 
Paradojas del mundo de la farándula: Manolo Caro es el mismo joven que dirigió a Verónica Castro, excuñada de Angélica Rivera, en su retorno a la pantalla con La casa de las flores, estrenada en agosto de este año, tras casi una década de “veto” a la protagonista de telenovelas mundialmente famosas, como Los ricos también lloran.
Verónica Castro dejó de aparecer en la pantalla de Televisa cuando se atrevió a cuestionar en la revista Hola! la apresurada anulación matrimonial de Angélica Rivera y su hermano, el productor José Alberto El Güero Castro. Años después, en febrero de 2016, Proceso y Aristegui Noticias documentaron la trama eclesiástica y política que le permitió a la actriz de Televisa simular una boda en la catedral de Toluca.
En esta trama, el excardenal Norberto Rivera decidió castigar al sacerdote José Luis Salinas por haber “simulado” un enlace matrimonial entre Angélica Rivera y El Güero Castro en una playa de Acapulco, pero ignoró la validez de una boda auténtica realizada en la Ciudad de México, el 2 de diciembre de 2004, en la Iglesia de Nuestra Señora de Fátima, en la colonia Roma.
El sacerdote de la orden teatina Ramón García López, quien ofició la ceremonia del sacramento del matrimonio católico entre Rivera y Castro, confirmó a Proceso que la boda de aquel 2 de diciembre de 2004 fue auténtica y, por tanto, nunca se anuló, según los distintos especialistas en derecho canónico consultados.
El simulacro llegó a tal grado que aquella “boda del año” entre Angélica Rivera y Enrique Peña Nieto, realizada en la catedral de Toluca el 27 de noviembre de 2010, en realidad sólo fue “una bendición”, según confió a sus colaboradores cercanos el obispo de Atlacomulco, Juan Odilón Martínez, quien concelebró esta misa que se hizo pasar por matrimonio.
Reina de la moda
En su más reciente edición, del jueves 6, la revista Hola! publicó un extenso publirreportaje: 20 páginas de elogios y culto al “elegante estilo” de Angélica Rivera, a quien considera parte de un selecto “club de primeras damas”, como Juliana Awada, Brigitte Macron, Melania Trump o María Clemencia de los Santos.
En el “balance de su papel institucional”, la revista Hola! ignoró las polémicas de Angélica Rivera –el escándalo de la Casa Blanca, las constantes críticas  por el dispendio de sus viajes al extranjero– para privilegiar el halago por su estilo de vestir.
Para Hola! la principal herencia de la exprimera dama no es su papel frente a las víctimas de la delincuencia o su presunto apoyo a la infancia, sino las marcas de sus diseñadores de vestuario, los “colores sobrios”, la “discreción de los escotes” y su presunto “duelo de estilo” con la reina Letizia de España.
Nada hay en el elogio de esta afamada revista de sociales que represente una mínima autocrítica o una disculpa de Angélica Rivera a la sociedad mexicana, que acabó por cuestionar los excesos y la frivolidad de este simulacro de pareja.
Según ese reportaje, la exprimera dama confundió su papel de figura pública con una pasarela de vestuario: “La confianza que depositó en la moda nacional a lo largo de estos últimos años permitió a la primera dama de México atinar la mayoría de las veces en sus estilismos (sic) durante sus viajes al extranjero con su esposo, y responder con elegancia a los ‘desafíos estilísticos’ de otras esposas de mandatarios y personalidades de la realeza”.
Operación “mea culpa”
Desde antes de dejar la Presidencia, Peña Nieto y Angélica Rivera protagonizaron los últimos momentos de “arrepentimiento” y gratitud, en medio de la documentada lejanía entre ambos.
En vísperas de su último informe de gobierno, en una entrevista con Televisa, Peña Nieto modificó su versión original del escándalo de la Casa Blanca. El 21 de agosto pidió “perdón” a la teleaudiencia por “no haber explicado con suficiencia” este caso, que provocó la salida de Carmen Aristegui y de su equipo de MVS.
En entrevista con Denise Maerker, Peña Nieto confesó que se arrepentía de “haber involucrado” a Angélica Rivera, “porque creo que a ella le dejó también un mal sabor”. La Casa Blanca fue “un tema” que ha sido “difícil superar en todo este tiempo. Sigo pensando que no hubo conflicto de interés”. 
En su duelo de halagos y disculpas públicas, Angélica Rivera afirmó el 21 de agosto, en un evento para galardonar a los creadores mexicanos por su aportación artística en la cinematografía nacional: 
“Siempre tuve el deseo de que se reconociera el trabajo de los actores y de los creadores de la cinematografía. Con este premio se está dejando un legado muy importante a las grandes trayectorias.”
Dirigiéndose a Peña Nieto, Rivera le agradeció, en medio de sonrisas congeladas de los asistentes, “por toda tu ayuda y por tu gran sensibilidad para apoyar el arte y el talento que ha dado México y que nos ha hecho sentir tan orgullosos… hasta te casaste con una actriz.
“Te agradezco que hoy nuestros actores de México tengan seguro popular”, remató Rivera, quien no ocultó su distanciamiento ante el primer mandatario, sobre todo a raíz del escándalo de la Casa Blanca, que le costó a ella toda su popularidad.
Antes de esta aparición pública ocurrió un hecho bochornoso en la avenida Montaigne, una de las zonas más exclusivas de París, a dos cuadras de la avenida Campos Elíseos. El periodista y productor Paco Cobos grabó el 6 de agosto imágenes de Angélica Rivera comiendo con sus hijas en una terraza parisina, pero fue hostigado por los guaruras de la exprimera dama, quienes lo obligaron a borrar las imágenes. Así lo relató Cobos en su cuenta de Youtube.
Al conocerse las imágenes de su estancia en París, las reacciones de muchos usuarios de las redes sociales volvieron a demostrar que la caída del sexenio de Peña Nieto estuvo acompañada con una acelerada caída del afecto y de la popularidad de La Gaviota.
La historia de esta telenovela política no tuvo final feliz ni para él ni para ella. Pero la exestrella de Televisa aún anda en busca de guion para restablecer una imagen que difícilmente pueda separarse de la tragicomedia sexenal.
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Revista Proceso # 2197, 9 de diciembre de 2018
"La Gaviota" contribuyó al desbarajuste Amiguismo, caos y dispendio en el DIF de Peña Nieto/
MARCELA TURATI
Durante el sexenio de Enrique Peña Nieto, el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia fue un desbarajuste: caos organizacional, amiguismo, conflictos de interés, gastos superfluos, frivolidades, corrupción… El DIF tuvo tres directoras –incluidas Angélica Rivera y Laura Vargas Carrillo, esposa de Miguel Ángel Osorio Chong–, innumerables acomodos de funcionarios intermedios y aviadurías. En el gobierno de Andrés Manuel López Obrador este organismo creado para atender a la población vulnerable se integrará al Sistema Nacional de Salud. 
Durante el sexenio de Enrique Peña Nieto el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) se convirtió en una central de adjudicación de empleos para cuates de Enrique Peña Nieto, su esposa Angélica Rivera y del grupo de Miguel Ángel Osorio Chong, quien fue su secretario de Gobernación hasta principios de 2018. 
El organismo rector de la asistencia social del país se caracterizó por crear puestos a modo para colocar a recomendados, familiares de contratistas, aviadores o personal que brincaba entre puestos directivos, por una altísima rotación de directivos –a un ritmo de uno por año en ciertas áreas– y por gastar el presupuesto en cosas superfluas.
Así fueron los últimos años de vida de esa dependencia –hoy a punto de perder su autonomía– creada para supervisar los derechos de los grupos más vulnerables y que durante cuatro décadas condujeron las primeras damas del país. En su último tramo la actriz casada con Peña Nieto, La Gaviota, fungió como presidenta honoraria. De 2013 a 2017 –hasta que renunció cuando se avecinaban las elecciones en el Estado de México–, la titular fue Laura Vargas Carrillo, esposa de Osorio Chong.
En los gastos del DIF bajo la dirección de Vargas Carrillo quedará un encuentro nacional de los encargados de alimentación y desarrollo comunitario en el lujoso hotel spa Now Sapphire en Cancún, Quintana Roo, con categoría de cuatro diamantes, realizado del 29 al 31 de octubre de 2017. El objetivo, según las memorias, fue hacer un análisis de “los resultados y avances de la gestión y operación de los programas de alimentación y desarrollo comunitario, en los últimos seis años, e identificar los desafíos y el fortalecimiento para los programas”. En la foto del recuerdo aparecen 109 personas.
Al final del evento, dicen quienes estuvieron presentes, una delegada del norte dijo al micrófono que se sentía incómoda por el derroche –el costo por habitación fue de 4 mil 600 pesos. Y es que sobre el DIF recae la responsabilidad de la asistencia social a ancianos, migrantes, damnificados y discapacitados, así como niños y niñas abandonados a su suerte, violentados o desnutridos.
Genealogía priista 
Por medio de tres solicitudes de información pública, de consulta hemerográfica y de entrevistas a empleados de la dependencia, Proceso pudo documentar el desorden con el que se manejó el organismo de beneficencia que no dirigirá Beatriz Gutiérrez Müller, esposa del nuevo presidente, y que está por ser incorporado a la Secretaría de Salud. 
Al revisar el organigrama de la dependencia llama la atención la frecuencia con la cual las direcciones generales o direcciones de área cambiaron de titulares durante el sexenio peñista: de cinco a siete veces. Eso significa que en algunas áreas la persona nombrada como titular cambiaba en promedio cada año, lo que seguramente dificultó dar seguimiento a programas para la población más vulnerable.
La Dirección de Desarrollo Normativo, por ejemplo, tuvo siete directores. Hubo nueve secretarios particulares en la oficina del titular del organismo; siete cambios en la subdirección de área de la casa hogar para niñas “Graciela Zubirán Villarreal”; seis en la Dirección de Desarrollo Normativo, y otros tantos en la Subdirección de Información y Seguimiento de Proyectos. 
También, 12 puestos más de diferentes direcciones tuvieron, al menos, seis cambios cada una.
Y aunque la mayor parte del sexenio Vargas Carrillo estuvo al frente del DIF, fue sustituida por la abogada Laura Barrera Fortoul el 3 de marzo de 2017.
Para algunos empleados no fue casual que la esposa de Osorio Chong hubiera sido sustituida justo durante el periodo electoral. En el cargo se quedó la economista Laura Barrera Fortoul, operadora política del PRI, colaboradora cercana de Peña Nieto, quien en el Estado de México había tenido experiencia en los ramos de turismo, mercadotecnia y publicidad. 
Según una investigación de Aristegui Noticias, Barrera está casada con Luis Ernesto Maccise, amigo de Peña Nieto y–en claro conflicto de interés– empresario que sin licitaciones fue designado para proveer de desayunos escolares al DIF nacional. 
La familia Maccise-Barrera está vinculada al PRI mexiquense. Heberto Barrera Velázquez, padre de Laura, “trabajó con al menos cinco gobernadores mexiquenses y ha sido presidente de la fundación Colosio en el Estado de México. Arturo Montiel lo nombró secretario de Desarrollo Agropecuario en su gobierno; Eruviel Ávila Villegas lo designó presidente del Consejo Estatal de Infraestructura y Desarrollo Social del estado el 22 de mayo de 2014, y el PRI estatal lo hizo presidente de la Comisión de Procesos Internos el 30 de noviembre de 2016, la cual se encargó de arbitrar la elección de Alfredo del Mazo como candidato a la gubernatura en 2017”. 
Como titular del DIF, donde estuvo exactamente un año, Barrera viajó constantemente por el país, aseguran los empleados de la dependencia. “Se dedicó a viajar a todos los estados varias veces en tiempos electorales”, sostiene uno de los funcionarios consultados. 
Tras su partida, la institución quedó acéfala tres meses hasta que fue designado Antonio de Jesús Naime Libién, el último titular de la dependencia durante el sexenio de Peña Nieto.
Nido de cómplices
Durante el sexenio de Peña Nieto, los medios criticaron en varias ocasiones al DIF.
El 9 de octubre último, por ejemplo, el sitio de noticias VICE publicó que Angélica Rivero, la última primera dama al frente del DIF, dispuso de los fondos del organismo para “celebraciones de XV años, funciones de circo, torneos de boliche, una fiesta mexicana y representantes de artistas”. 
Y agregó: “En el sexenio de Enrique Peña Nieto, Angélica Rivera no completó ni 100 apariciones públicas como presidenta honoraria del DIF y jamás presentó el plan de trabajo que le interesaba desarrollar. Mientras, el DIF operó y gastó por su cuenta millones de pesos mientras los desastres naturales azotaban y sacudían al país”.
La revisión de los contratos publicados en el portal de Obligaciones y Transparencia y la página Compranet arrojó un gasto global de 49.3 millones de pesos en eventos –desde conmemoraciones al adulto mayor, entrega de premios, reinauguración de casas de cuna o torneos de boliche–, lo que habría alcanzado para comprar más de 900 millones de cobijas para gente vulnerable, según el reportaje. 
En las respuestas a las solicitudes de información pública y el cotejo con empleados, Proceso pudo establecer que se llegó al absurdo de crear cargos de subdirección de ornato para colocar a allegados a la pareja presidencial. Es el caso de la subdirección de Gestión Estratégica, a cargo de Roberto Ambrosio Hernández, quien se coordinaba a sí mismo ya que no tenía empleados bajo su mando. Antes de ser movido a la Contraloría Social, a él le tocó el levantamiento de la encuesta sobre peso y talla que se utiliza para medir desnutrición.
Dentro de la estructura también se crearon áreas que los empleados desconocen para qué sirven. Es el caso de las llamadas Dirección General Eventual y Subdirección General Eventual, así como la Subdirección General Adjunto Eventual, donde además hay dos directores de área eventuales, un secretario privado, un secretario particular, un subdirector de área eventual y dos direcciones eventuales. Todos en la misma Unidad de Atención a Población Vulnerable.
Funcionarios acomodaticios
Un señalamiento de los funcionarios consultados –quienes pidieron el anonimato– es que no siempre conocieron a sus superiores porque, a pesar de que se hacían los nombramientos, las personas designadas no fueron vistas nunca en la oficina. Entre éstos se mencionó a Alejandro García Delgado, el director de Desarrollo Comunitario a quien ninguno de sus subalternos conoció. Luego, de 2016 a 2017, pasó a ser director de Recursos Humanos.
Otra situación que llamó la atención, y que hicieron notar las personas consultadas, es el salto de funcionarios entre las áreas de la dependencia a pesar de que requieren perfiles muy especializados. 
Es el caso de Carlos Prado Butrón, quien “siendo ingeniero ingresa al DIF como director de Rehabilitación e inmediatamente pasa a ser jefe de la Unidad de Atención a Población Vulnerable”; otro es el del “maestro en cocina” Juan Carlos Zárate Calderón, quien en 2017 pasó de ser secretario privado del titular a director general eventual y luego se instaló como subdirector de Capacitación y Vinculación Interinstitucional de la Dirección de Desarrollo Comunitario. En su perfil profesional se destaca que empezó dando talleres de envasado, panadería y pastelería en el DIF del Estado de México. También fue colaborador culinario de Televisa Toluca y gestor en el Congreso mexiquense antes de ingresar al DIF.
Uno más: Ricardo Ángel Pérez García, licenciado en administración de empresas que en 2016 fue nombrado director de Desarrollo Comunitario, aunque no tenía experiencia previa en la administración pública, posteriormente asumió el cargo de responsable nacional de la atención alimentaria en el país. 
Otra: la abogada Daniela Prieto, quien saltó de directora de Desarrollo Comunitario a la Dirección de Atención Alimentaria en el país, a pesar de su inexperiencia en el programa de desayunos escolares.
Una contratación singular: para la Subdirección de Desarrollo Comunitario, cargo que requiere de una persona experta en metodología, técnica y operación del trabajo comunitario en localidades de alta y muy alta marginación se nombró a la abogada María Isela Vargas Martínez. Los empleados señalan que su mérito era ser sobrina de Osorio Chong.
Esta abogada también saltó entre puestos. Fue jefa de departamento menos de un semestre de 2013, luego fue movida a la Dirección de Desarrollo Comunitario como subdirectora de Capacitación y Vinculación Interinstitucional hasta septiembre de 2017. Uno de sus encargos eran las intervenciones en casos de emergencia. 
“No presentó una iniciativa jurídica o social para el desarrollo, pero nunca dejó de cobrar su salario, independientemente de que registrara o no su asistencia a las oficinas, pues no era obligado hacerlo, a diferencia de los demás jefes de departamento o subdirectores”, señaló uno de los funcionarios entrevistados.
Otro de los cargos inexplicables en el organigrama es el de secretario particular y secretario privado, pues se desconoce por qué aparece duplicada esa función con nombres distintos en la lista de cargos.
El destino del Sistema Nacional del DIF, órgano benefactor creado para que las esposas de los presidentes se dedicaran a labores de voluntariado, está en el aire. Pronto pasará a formar parte del Sistema Nacional de Salud, según los planes para esa institución anunciados por el secretario de Salud, Jorge Alcocer. 
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