Ego sum qui sum; analista político, un soñador enamorado de la vida y aficionado a la poesía.
12 ene 2019
¿Por qué el nuevo gobierno de México se niega a condenar la dictadura venezolana?
Si México fuera una dictadura/Jorge Ramos Ávalos
Reforma, 12 Ene. 2019
Si México fuera una dictadura -que matara a sus críticos, que tuviera prisioneros políticos, que torturara, que censurara a la prensa y que aplastara a la oposición política- me gustaría que otros países del mundo salieran en defensa de los mexicanos. México, afortunadamente, no es una dictadura; más de 30 millones de mexicanos votaron libremente por un nuevo Presidente. Pero Venezuela sí es una dictadura -que mata, reprime, tortura, censura y aplasta.
A pesar de unas elecciones fraudulentas, el pasado 10 de enero Nicolás Maduro tomó posesión para un nuevo mandato. Pero el Grupo de Lima denunció el fraude, no reconoció a Maduro y pide nuevas elecciones democráticas. México fue el único de los 14 países del grupo que se negó a firmar la declaración.
¿Por qué el nuevo gobierno de México se niega a condenar la dictadura venezolana? El presidente Andrés Manuel López Obrador cita el artículo 89, fracción X, de la Constitución mexicana para justificar su decisión. Pero, en realidad, está violando ese artículo. La Constitución defiende la "autodeterminación de los pueblos" pero los venezolanos no se pueden autodeterminar porque tienen impuesta una dictadura. México, por lo tanto, estaría obligado por sus propias leyes a condenar la tiranía de Maduro. Y no lo hace.
Este es un retroceso de casi 100 años. La Doctrina Estrada, establecida en 1930, fue usada cínicamente durante décadas por los gobiernos priistas para evitar que otros países interfirieran en la "dictadura perfecta". Revivirla en el 2019 es un error. Los derechos humanos siempre van por encima de la supuesta soberanía de una dictadura. El planeta -globalizado, digitalizado- es muy distinto.
López Obrador, en una aparente debilidad ideológica, siempre se ha negado a calificar a Cuba y Venezuela como dictaduras. Pero ambas son unas tiranías brutales. ¿Acaso es tan difícil y radical decir que Maduro y Raúl Castro son unos dictadores? ¿Habría tenido AMLO la misma deferencia con el dictador chileno Augusto Pinochet? Una dictadura es una dictadura es una dictadura.
Si AMLO de verdad cree que el gobierno de Venezuela es legítimo, entonces ¿por qué se resistió tanto durante la campaña a que lo compararan con Maduro? Entiendo a quienes salen a defender el todavía joven gobierno de AMLO y que le quieren dar el beneficio de la duda. Ese es su trabajo. No el mío. Yo no apoyo a ningún gobierno. Como periodistas siempre debemos estar del otro lado del poder.
Estas críticas a la política exterior del nuevo gobierno de López Obrador no significan un apoyo a los salvajes regímenes anteriores. En este mismo diario he publicado decenas de artículos contra el PRI, contra el ex presidente Enrique Peña Nieto y denunciando la absurda guerra contra las drogas iniciada por el panista Felipe Calderón.
Y se equivocan quienes creen que por vivir en Estados Unidos tengo que apoyar la política exterior estadounidense y justificar su historia de invasiones e intervenciones en América Latina. Nada más lejos de la realidad.
Quienes me leen de vez en cuando o me siguen en las redes sociales saben perfectamente de mis confrontaciones públicas con Donald Trump. En su momento critiqué la invasión a Irak -donde no había armas de destrucción masiva- y me opongo a una operación militar de Estados Unidos en Venezuela o en cualquier otro país latinoamericano. Esa no es la solución. Nada solidificaría más el sangriento régimen de Maduro que un intento de invasión estadounidense.
La única salida digna que tiene México, luego de su abstención en el Grupo de Lima, es convertirse en un mediador entre el gobierno de Maduro y la oposición venezolana para una rápida transición hacia la democracia. Pero me temo que López Obrador ya decidió ceder el lugar de México como líder regional.
Es lamentable que un país que puede ejercer fuerte presión internacional como México, no salga a defender a los más débiles más allá de sus fronteras. ¿Quién se atreve a decirle en su cara a Leopoldo López, a su valiente esposa, Lilian Tintori, y a los más de 400 prisioneros políticos en Venezuela que México no quiere criticar a su tirano de turno? La neutralidad y el silencio ante las dictaduras siempre es complicidad.
Si México fuera una dictadura...
@jorgeramosnews
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